![]() ![]() MUITA LISBOA con niños ✏️ Blogs de Portugal
3 días y medio en Lisboa dan para mucho bien planificado. Leeme y descubre todo lo que puedes hacer...para que disfruten tus hijos.
Nuestro viaje y el diario está organizado casi cronológicamente a las etapas de la historia de Portugal por lo que muy brevemente contextualizo cada una. Como en otros viajes sacamos de la biblioteca una guía de viaje infantil de Lisboa para ir leyendo con los niños lo que íbamos a ver y así tenerlos más receptivos, con las explicaciones y los cómic lo reciben mucho mejor. Es muy gratificante escuchar "¿leemos lo que vamos a ver mañana?" "mira mamá, ¡la plaza del Comercio!". También iré indicando las visitas mejor valoradas por ellos; adelanto: la Quinta Regaleira, El Cristo Rei (incluye barco), y la torre de Belem.Autor: Gemmita1 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (9 Votos) Etapas 1 a 3, total 4
Comienzo apuntando que para ir a Lisboa desde Madrid no hace falta adquirir el dispositivo de peaje electrónico, pero eso si, es necesario disponer de tarjeta de crédito pues para los peajes no admite las de débito. El peaje desde que cruzamos la frontera nos costó 16,85 euros.
Llegamos a Lisboa para comer en el apartamento. Miramos el alojamiento ya tarde unas semanas antes y no encontramos nada en condiciones donde solemos por homeaway y por primera vez reservé a través de Airbnb. Se trata del Pepe Appartment https://www.airbnb.es/rooms/20490120 Tras instalarnos y comer en el apartamento nos dirigimos al metro “Colegio militar/Luz” (similar a nuestra línea 1 de Madrid y también línea azul) y fuimos hasta el final en la estación “Terreiro do Paço”. Como solo era para la tarde y no nos iba a cundir mucho por la previsión de lluvia ininterrumpida sólo adquirimos billetes de metro sencillos a 1,40 euros (válidos durante una hora) más el coste de la tarjeta de transporte 0,50. Aquí ya vemos en la decoración interior de las estaciones los típicos azulejos azules. A la salida llovía a mares y con un viento fortísimo por lo que tuvimos que esperar un poco a que aflojara. Aún lloviendo pero con menor intensidad emprendimos nuestro paseo hacia Alfama. Comenzamos retrocediendo en el tiempo hasta la época de la dominación musulmana hace unos 1300 años en que la mayoría de la población era musulmana aunque respetaban a los cristianos a los que llamaban mozárabes, y a los judíos. Como prueba tenemos este antiguo barrio de Alfama con sus callecitas estrechas, sinuosas y empinadas. Así, comenzamos por la “Casa dos bicos” para contemplar su fachada con pequeñas pirámides, empleada actualmente como centro de exposiciones. Comenzamos la subida hasta llegar a la Sé, la catedral de Lisboa, de estilo románico con un bello rosetón enmarcado por dos torres, donde nos guarecimos un poco. Al lado se encuentra la Iglesia de San Antonio pero estaban en misa y tuvimos que esperar a la bajada para poder entrar a verla. A continuación cruzando el arco de San Jorge un cartel te anuncia el barrio de Santa Cruz do castelo y llegamos al Castillo de San Jorge, que recorrimos ya sin paraguas tras pagar la entrada familiar. El castillo se alza en la colina más alta de Lisboa. Se llamaba Castelo dos Mouros (de los moros) pero tras la conquista por Alfonso Henríquez primer rey de Portugal se le cambió a San Jorge. Destaca la leyenda del cruzado Martim Moniz que puso su cuerpo en la puerta entreabierta del castillo para que no la pudieran cerrar y así poder entrar a conquistarla. Llegó a ser residencia de los reyes de Portugal hasta Manuel I que la trasladó a la plaza del Comercio. El terremoto de Lisboa de 1755 lo dañó mucho y fue reconstruido. Desde su terraza hay un mirador que permite ver casi toda Lisboa y el puente 25 de abril sobre el estuario del Tajo. Pero de toda Alfama lo que más me gustó fue el mirador de Santa Lucía, que para nuestra suerte (y desgracia) como estaba lloviendo estaba prácticamente vacío. Es un mirador en tres niveles con grandes murales de azulejos azules y jardines, una delicia. Para cuando llegamos al Panteón ya no se permitía el acceso y comenzamos a bajar retrocediendo sobre nuestros pasos para volver al mirador, ya con gente porque ha escampado, poder entrar en la Iglesia de San Antonio y aterrizar en la Plaza del Comercio. La plaza del Comercio es una enorme explanada donde se ubicaba el palacio real del que hablamos anteriormente y que fue quedó destruído por el terremoto. Después el marqués de Pombal al reconstruir la ciudad diseño esta magnífica plaza. Rectangular, con la estatua del rey José I a caballo en el centro, la plaza está flanqueada a ambos lados por soportales y banderas, abierta al río Tajo en un extremo (por donde llegaban los navíos de América), y al frente por el Arco del Triunfo para celebrar la reconstrucción de la ciudad que da acceso a la rúa Augusta, nuestra calle Preciados de Madrid, una agradable avenida peatonal comercial. En uno de sus locales gastronómicos hicimos nuestra primera cata de bacalao, un buñuelo relleno de bacalao con queso. Recorrimos la calle hasta desembocar en la Plaza Rossio o de Dom Pedro IV, donde destaco su maravilloso suelo, mosaico haciendo un precioso efecto óptico con sus formas onduladas alternadas en blanco y negro. Tiene dos fuentes separadas por la columna con la estatua de Pedro IV, primer emperador de Brasil. Continuando llegamos a la siguiente Plaza, la de Restauradores, donde cogimos el metro ya de vuelta (de nuevo con billete sencillo). Etapas 1 a 3, total 4
Nos vamos a la era de las exploraciones, hace unos 600 años, la época en que los comerciantes buscaban nuevas rutas hacia los países donde se encontraban las especias, y en Portugal destaca el Infante Don Enrique conocido como “el navegante” porque funda escuelas para marineros de las que surgen muchos de los viajes. La expedición de Vasco da Gama intenta llegar a la India rodeando África y consigue pasar el cabo de Buena Esperanza navegando por el océano Índico hasta llegar a India. Tras el descubrimiento de América por Colón los portugueses se lanzan a conquistar nuevas tierras descubriendo así Brasil. Tanto es el afán de los peninsulares (Castilla y Portugal) que tienen que firmar el tratado de Tordesillas para dividirse el mundo que queda por descubrir entre los dos.
Llegamos a Belém en coche a las 9:30 y aparcamos en el parking. Al salir del parking nos encontramos con que están celebrando el día de la Defensa Nacional y hay una carrera popular además de la banda militar tocando y una exposición de vehículos de guerra y armas. Nos ponemos en la cola de la Torre de Belem que aún no ha abierto y esperando nos cae un buen chaparrón. Cuando abren entramos y sacamos la entrada conjunta con el monasterio de los Jerónimos (por cierto, aunque es domingo nada es gratis como tenía leído). La Torre de Belem fue construída en esta época de descubrimientos, estaba completamente rodeada de agua en la desembocadura del Tajo al mar y permitía hacer fuego cruzado sobre los piratas desde la otra fortaleza, de modo que su misión era defensiva por lo que es un edificio militar (razón por la que realizan allí los actos militares). En la decoración de la fachada encontramos escudos, cuerdas, elefantes e incluso un rinoceronte en recuerdo de uno que trajeron de la India. Consta de la torre y un baluarte. A los niños les encantó esta visita, aviso que es una gran idea. A continuación nos dirigimos al monumento a los Descubrimientos, espectacular construcción con forma de carabela donde encontramos en los laterales a los personajes que hicieron posibles los descubrimientos precedidos por Don Enrique el Navegante. Se puede subir en un ascensor por 5 euros donde se obtienen desde la terraza vistas a la Torre, los Jerónimos y el Tajo. Tras ello nos alegramos mucho de haber sacado la entrada del Monasterio de los Jerónimos en la Torre porque la cola es impresionante y nosotros pasamos directamente. Está construído sobre una capilla que hizo edificar Enrique el Navegante y donde se cuenta, Vasco de Gama y su tripulación rezaron antes de viajar a la India. Su nombre se debe a que en sus primeros años fue residencia de los monjes de la Orden de San Jerónimo, aunque desde el siglo XIX, tras el desmantelamiento de las órdenes religiosas, es patrimonio del Estado. Su claustro de estilo manuelino (renacimiento portugués) a dos alturas y con profusa decoración tanto en los fustes como en los capiteles de las columnas es una obra maestra. En la Iglesia destaca su portada, denominada Portada del Mediodía, paralela al Tajo, de estilo manuelino. La figura de Nuestra Señora de Belém preside esta portada lateral, donde también encontramos escenas de la vida de San Jerónimo. Al oeste se encuentra la puerta principal, a la que se accede desde la nave de la Iglesia de Santa María de Belém, en la que destacan las seis columnas talladas que sostienen una impresionante bóveda nervada. A los pies de la Iglesia se encuentran las tumbas de Vasco de Gama y Luis de Camoes. Tras esta visita nos fuimos a comer un bacalao a brás que consiste en un revuelto de bacalao desmigado con patatas paja y cebolla, y que ofrecen en muchos restaurantes. En la misma calle unos locales más adelante hicimos la parada obligada en la pastelería Belém para comprar los Pasteis de Belem a 6,50 euros la caja de 6 unidades. De vuelta al coche nos hacemos unas fotos con los vehículos militares y con la torre ahora rodeada de agua por la subida de la marea. Nos dirigimos a Cascais donde tenemos que pagar 1,35 euros de peaje. Primero paramos en la Boca do inferno, un acantilado que cuenta con una cueva fruto de la erosión donde rompen las olas del mar. Cuando llegamos al centro de la villa damos un agradable paseo de una hora y media por el paseo marítimo, las avenida principal comercial hacia el centro donde paramos en una placita con terrazas, la plaza frente a la playa y el puerto deportivo ya buscando el parking (7,70 euros el parking). Desde allí fuimos a Estoril, donde aparcamos en un lateral de pago (una hora 2 euros) y atravesamos el parque frente al Casino para verlo de cerca, solo yo entré a echar un vistazo a la zona de entrada donde exponían un ferrari rojo (lo siento pero no permiten fotos en el interior de casino), la zona de las tragaperras y los baño, donde en cada cabina incluye un bidé. A continuación bajamos a la arena de la playa de Tamariz paseando y jugando hacia el Chalet Barros un edificio que parece un castillo medieval, estilo historicista del s. XIX. En resumen, un relajante paseo. [/size] Etapas 1 a 3, total 4
El día de Todos los Santos, el 1 de noviembre de 1755, se produce el gran terremoto de Lisboa de derriba casi todos los edificios. Muchos se dirigen a la costa para huir cuando les sorprende un tsunami que invade Lisboa, y además se produce un gran incendio que termina de asolar la ciudad. El marqués de Pombal se encarga de la reconstrucción de la ciudad diseñando largas avenidas rectas que terminan en grandes plazas.
Esta introducción es importante porque vamos a ver todo el centro y la Lisboa reconstruida. Cogemos nuestro metro a las 9:30 en la estación Colegio Militar/Luz y nos sacamos el billete de las 24 horas por 6,30 euros. Bajamos en “Parque”, ya que vamos a iniciar nuestro itinerario por el parque Eduardo VII, el punto más alejado hacia en centro. El Parque Eduardo VII, se ubica en pleno centro, y se divide en estufas o invernaderos. Desde arriba en el monumento obtenemos una buena panorámica hacia abajo.Nosotros no accedimos a la famosa Estufa fría, algo así como un jardín botánico porque era de pago (3,50 euros) y no pretendíamos hacer una visita extensa, de modo que no nos compensaba. Al lado está el lago con cisnes y carpas y justo después el parque con columpios y una tirolina donde dejamos a los niños entretenerse unos minutos. Tras dejar el parque llegamos a la plaza Marqués de Pombal con su estatua en homenaje en una rotonda, de hecho le llaman la Rotunda. Tomamos la avenida da Liberdade que suele compararse con los campos Elíseos de París, pero nosotros barriendo para casa nos recuerda al paseo del Prado y Recoletos de Madrid. En el paseo, a la altura de la embajada de España, se encuentra el monumento a los caídos en la Gran Guerra. Llegamos hasta la amplia plaza de Restauradores cuyo obelisco en el centro conmemora la independencia de Portugal de La Monarquía Hispánica en 1640. Continuando al poco llegamos a la preciosa Plaza Rossio o de Dom Pedro IV, donde, como dije en la primera etapa, destaco su maravilloso suelo, mosaico haciendo un precioso efecto óptico con sus formas onduladas alternadas en blanco y negro. Tiene dos fuentes separadas por la columna con la estatua de Pedro IV, rey de Portugal y primer emperador de Brasil. Llegamos a Santa Justa con la intención de tomar el elevador para subir al Barrio Alto. Se trata de un ascensor dentro de una torre vertical de hierro de 45 metros para comunicar con el Barrio Alto. El estilo del armazón de hierro recuerda al de la torre Eiffel por lo que se piensa que fue diseñado por un alumno de Eiffel. Hoy día más que un medio de transporte habitual es una atracción turística, ya que las colas para cogerlo y subir al mirador pueden ser de dos horas, que fue lo que nos dijo que el chico del chaleco encargado de gestionar la fila, y como no nos compensaba la espera dejamos la fila a los 15 minutos y emprendimos andando la subida por la rua Garret a Chiado, que pasamos de largo hasta arriba. Ya volveremos sobre nuestros pasos para conocerlo. Subiendo las cuestas hasta el mirador Pedro de Alcántara noté contacto a mi espalda (llevo un bolso estilo mochila con cierre de seguridad), me giré y vi una pareja ascendiendo; como era una calle estrecha continué y al instante volví a notar movimiento en mi espalda, eché la mano atrás y la señora me había abierto de par en par el bolso, me giré y grite “me han abierto el bolso”, ella ni se inmutó y de hecho seguía como si nada. Delante de ellos, porque iba acompañada de un tío mazas, mi marido me dijo que revisara si me faltaba algo, pero no les había dado tiempo a sacar nada. Entonces si se dieron media vuelta y se fueron en dirección contraria. Hay carteles que advierten del peligro de los carteristas en los tranvías, pero mucho cuidado en toda Lisboa. Desde ese momento, aunque tuviera el cierre de seguridad llevé la mochila por delante. Llegamos al mirador Pedro de Alcántara pero no lo disfruté mucho porque aún tenía mal cuerpo del incidente. Allí había varios puestos vendiendo comida con mesas tipo merendero, muy agradable. De vuelta paramos en el museo arqueológico do Carmo que antes habíamos pasado de largo e hicimos la cola. Si queremos ver una muestra de lo devastador que fue el terremoto tenemos que entrar en el museo arqueológico do Carmo que ocupa el lugar donde estaba el convento del mismo nombre. El terremoto y el posterior incendio derribaron el techo y todo el interior, pero podemos observar el encanto de las columnas y arcos que aún siguen en pie en el claustro de entrada. El museo es privado y pertenece a un grupo de arqueológico por lo que no aplican algunas reducciones, en el museo podemos ver los restos de lápida y la tumba de Fernando I. Tras la visita nos paramos a comer en un restaurante de la misma plaza en Chiado, esta vez el bacalao com nata, un bacalao mezclado con patatas y cebolla con una bechamel, algo similar al día anterior pero más ligado. Debo decir que el que yo hago está mucho más rico, preguntad a mi marido. Después de comer ya recorremos Chiado, entramos en la Basílica dos Martyres y llegamos sólo hasta plaza Luis de Camoes ( no fuimos más al norte, lo veríamos más tarde en el recorrido del tranvía 28). Bajando de nuevo por la rua Garret además de todas las tiendas de moda está el café A Brasileira, un emblemático lugar que fue punto de reunión de artistas, entre ellos el poeta Fernando Pessoa en cuyo recuerdo hay una estatua en la terraza donde te puedes sentar al lado y hacer una foto con él. Ya abajo de nuevo aterrizamos en la Plaza del Comercio que describí en la primera etapa, pero para dar coherencia a este recorrido vuelvo a mencionar: la plaza del Comercio es una enorme explanada donde se ubicaba el palacio real y que fue quedó destruído por el terremoto. Después el marqués de Pombal al reconstruir la ciudad diseño esta magnífica plaza. Rectangular, con la estatua del rey José I a caballo en el centro, la plaza está flanqueada a ambos lados por soportales y banderas, abierta al por el río Tajo en un extremo (por donde llegaban los navíos de América), y al frente por el Arco del Triunfo para celebrar la reconstrucción de la ciudad que da acceso a la rúa Augusta, nuestra calle Preciados de Madrid, una agradable avenida peatonal comercial. En esta ocasión en vez de atravesar el Arco para salir disfrutamos un rato de su embarcadero a pie del río y las gaviotas. Después y empezando a llover salimos de la plaza por la derecha recorriendo la ribera del río hasta Cais do Sodré donde se encuentran las dársenas para tomar las embarcaciones. Allí sacamos los billetes ida y vuelta a Cacilhas (12 euros los dos adultos incluyendo la expedición de la correspondiente tarjeta) para llegar al santuario del Cristo Rei. Cogemos el barco de las 15:05. Hay buena frecuencia de barcos. Es un paseo corto en barco que solo aprovechamos mi pequeño y yo para subir a la cubierta bajo la lluvia un momento antes de empaparnos). Al llegar a la otra orilla hay que dirigirse a la izquierda al intercambiador de autobuses y buscar la parada del 101 que lleva al santuario. Los autobuses pasan cada media hora a “y 25” y a “menos cinco” y cuesta 1,45 el viaje ( no nos vale el de 24 horas porque es otra empresa de transporte). Llegamos al santuario y mientras mi marido y los niños suben en ascensor hasta el pie del Cristo yo me acerco al mirador para contemplar como desde ningún otro sitio el emblemático puente de 25 de abril, de color rojo. La participación de Portugal en la primera guerra mundial acrecienta la miseria en que se sumía la ciudad y un golpe de estado fascista da comienzo al Estado Novo, una dictadura opresora que termina cuando el 25 de abril de 1974 la Revolución de los claveles iniciada por militares sublevados le pone fin. Se denominó así porque las vendedoras de flores de la plaza del comercio regalaron claveles rojos a los soldados que los colocaron en sus fusiles. El monumento del Cristo Rey se erigió como copia del Cristo Redentor de Río de Janeiro tras una visita del Cardenal de Lisboa a esa ciudad y quedar impresionado. Aun así se tardó 25 años en construir y simboliza la gratitud a Dios por mantener a Portugal al margen del horror de la Segunda Guerra Mundial. Pocas palabras puedo expresar en referencia a la sensación que proporciona encontrarse a sus pies ante su brazos abiertos con sus 28 metros de altura sobre un pedestal de otros 75 metros. Cuando volvemos a la otra orilla de Lisboa, son las 17:30. Si queréis hacer esta excursión contad con que os llevará de dos horas a dos horas y media (y no tuvimos que esperar los barcos), pero si vais con niños es imprescindible: mis hijos la colocaron entre las tres primeras en su ranking de visitas del viaje, tanto por el barco como por el ascensor a las vistas y magnificencia que no deja indiferente ni a los más pequeños. Tras un infructuoso paseo dando vueltas buscando una parada del tranvía 28 que no tuviéramos que esperar colas llegamos a la Plaza Martin Moniz donde nos resignamos a esperar un hora. La frecuencia de paso era de 4 a la hora, sin embargo el segundo tardó en llegar más de media hora y luego fueron dos seguidos, creo que tomamos el tercero y justo fuimos los últimos de ese tranvía en tener asiento, y curiosamente nos habían dejado ¡los de delante! Este paseo fue otra emoción para los niños ya que además desde nuestro sitio podíamos anticipar la calle y la gente iba saludando con la mano. Nos subió por Alfama y nos permitió ir recorriendo nuestro itinerario del primer día, tras bajar sube a Chiado y tras pasar la plaza de Luis de Camoes nos lleva a descubrir la zona que hay más allá, por lo que podemos ver la Basílica da Estela hasta el cementerio. Allí nos indican que hay que bajar y esperar al siguiente para hacerla vuelta. En este nuevo recorrido pasamos por delante del Parlamento o la Asamblea de la República, muy blanca, y de nuevo nos hacen desalojar esta vez en la Plaza Luis de Camoes. Desde allí ya andamos hasta el metro Restauradores para volver en la línea azul a casa. La verdad es que ha sido un día muy aprovechado. De la ciudad de Lisboa nos faltó la zona más actual correspondiente a la exposición universal de 1998 conmemorando el 500 aniversario del viaje a la India de Vasco da Gama: el parque de las naciones. Como siempre se dice que hay que dejarse algo para volver, ahí tenemos nuestra excusa. Etapas 1 a 3, total 4
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