Fragas do Mandeo ✏️ Blogs of Spain

El río Mandeo nace en el lugar de Marco das Pías, en el municipio coruñés de Sobrado dos Monxes, a unos 700 metros de altitud muy cerca del nacimiento del río Tambre, haciendo frontera con la provincia de Lugo.

El río recorre los municipios de Sobrado dos Monxes, Aranga, Curtis, Irixoa, Coirós, Paderne y Betanzos, con una longitud total de 56 km. Es el segundo río en importancia de las Rías Altas, por detrás del Eume. Para acabar desembocando en Betanzos, donde se une con el río Mendo para formar la Ría de Betanzos.

Sus principales afluentes son los ríos Deo y Zarzo, destacando también los arroyos (regos, en gallego) de Cambás y Mollopán.

El tramo inferiordel Mandeo está catalogado como espacio natural protegido al estar integrado en la Red Natura 2000. El estado de esta cuenca fluvial titular de un importante valor ecológico y cultural demandaba, desde hace años, actuaciones urgentes. La Diputación de A Coruña inició en el año 2009 los trámites de un programa de carácter piloto, exportable en el futuro a otras cuencas fluviales: acababa de nacer el Proyecto Mandeo.
www.riomandeo.com/ ...u&pg=4

Entre otras acciones se señalizaron 19 rutas de senderismo y cicloturismo que van de la SM-01 a la SM-19 que se reparten por diferentes zonas del Mandeo y por sus afluentes.

Voy a empezar con una de las mas espectaculares, la SM-04 Ruta Val de Cambás


Dificultad alta.
Duración aproximada de 2 horas es la duración oficial pero hay que ser muy experto para cumplir ese horario.
Longitud 6,4 Km.

Inicio: Ponte Aranga (Aranga).

Como llegar: desde la A-6, toma la saída 549-Montesalgueiro. Recorrer laAC-151 durante 5 kilómetros y tomar el desvío a la AC-1533.

GPS inicio ruta: N 43,237074 O -8,014901


Llegamos al pequeño pueblo de Ponte Aranga, la ruta comienza antes del antiguo puente que da acceso al pueblo sobre el río Mandeo, si bien recomiendo comenzar la ruta un par de kilómetros mas adelante. Estos dos primeros kilómetros transcurren por una carretera local de tránsito casi nulo que va paralela a la margen izquierda del río, el camino no es feo pero el resto del trayecto es precioso y ademas siempre por sendero por lo que creo que es aconsejable ahorrar fuerzas.

Pues bien, nosotros dejamos el coche en el comienzo del barranco da Loba, justo al lado del area de recreo que hay allí, en donde podemos dejar el coche sin problema. N 43,2225154 O -8,009692


El merendero está a la orilla del Mandeo y muy bien acondicionado, con mesas y bancos cubiertos, barbacoas y agua corriente en un entorno precioso. Si tenemos la suerte de estar en otoño nos iremos con unos kilos de castañas de allí seguro.

Dejamos el coche y caminamos sobre el asfalto unos metros, cruzamos el Cambás por primera vez y después de caminar unos metros mas pasamos un cartel que nos recuerda que estamos en el Barranco da Loba. En la siguiente curva nos encontramos un indicador que reza O Couce 4´6 kms lo que nos falta para el punto final de la ruta.

Nos introducimos en un estrecho sendero que transcurre por el margen derecho del Cambás, comenzamos a hacernos una pequeña idea de lo que nos deparará esta preciosa ruta.

Al inicio de este camino vemos una pequeña presa de piedras en el río y una valla con un paso estrecho, lo atravesamos y continuamos el sendero con cuidado porque el sendero es muy estrecho y la zona resbaladiza.

En unos pocos metros el sendero se encuentra con un pequeño arroyo y (Rego das Balsas) gira a la derecha subiendo por un monte de eucalipto, recomiendo saltarse este tramo que no tiene interés cruzando el pequeño arroyo por unas piedras que permiten hacerlo sin problemas, saldremos al mismo lugar pero evitando ese tramo,

Seguiremos el curso del río después de pasar por un viejo molino y cruzaremos un prado. Tras cambiar de orilla del río por un puente y superar el primer paso complicado cruzaremos un par de prados más siempre siguiendo el Cambás. El último de los prados está cerrado con una valla de madera que pasamos sin problema, tendremos ahora que cruzar una pequeña carretera (solo cruzarla), del otro lado de la carretera nos encontramos con un indicador que dice que las fervenzas (cataratas) están a un kilómetro rematádamente mal calculado (creo que son mas de 2 kilómetros).


Descendemos hacia el río ayudándonos de una pasarela de madera. Estamos ante el portal de entrada de la Fraga das Barbudas, una espesa y oculta fraga de bosque caducifolio de 50 hectáreas que ha sobrevivido gracias a lo abrupto del terreno a la invasión del eucalipto. Aquí comienza la parte más bonita de nuestra ruta.

La morfología de la ruta cambia totalmente, de caminar a través de prados nos internamos en un misterioso bosque húmedo, en donde dominan robles, abedules, fresnos, acebos, avellanos y en el que la húmedad los musgos y helechos nos hacen pensar por momentos que nos encontramos en un bosque tropical.


El camino está tapizado de piedras resbaladizas y raices que hacen que no podamos despistarnos ni un momento para no dar un tropezón y la consiguiente caída. Pasarelas de madera nos ayudan a salvar los pasos mas complicados, hasta llegar, tras un kilómetro de caminata a una pequeña central hidroeléctrica.


A partir de aquí el camino asciende por veces por la ladera de la montaña y vuelve a descender hacia el río, estamos en el tramo más complicada de la ruta, algunos de los pasos sobre las piedras húmedas son bastante complicados, las pasaralelas y pasamanos ayudan pero no vendría mal alguno más en puntos concretos. Ayudando a los niños superamos los obstáculos,


Seguimos deambulando por un auténtico paraiso, en donde la luz del sol (estamos en el mes de octubre pero la temperatura ha llegado a los 25º) apenas se filtra entre las copas de los árboles. Pese a la temperatura no sentimos calor. Una garza real levanta el vuelo a nuestro paso, multitud de ranas se lanzan al agua al sentir nuestra cercanía.


Llegamos a un punto en donde el Cambás confluye con otro arroyo que aparece a nuestra derecha, el Rego da Palanca, aquí podemos optar entre seguir recto hasta llegar a la fervenza de Castro Rodicio, son apenas 300 metros pero este tramo se considera muy peligroso al tener que caminar incluso por el cauce del arroyo y superar una zona de derrumbe con miles de rocas resbaladizas por la increíble humedad. Eso sí, la cascada aunque pequeña, está en un entorno precioso.



Si optamos por la segunda opción, siguiendo las marcas de la ruta debemos de cruzar el río Cambás por su cauce, en esta zona es bastante sencillo salvo que sea una época de fuertes lluvias, nada mas cruzar volvemos a ascender por un tramo corto pero muy empinado, ayudados de una pasarela.

Caminamos por un antiguo canal de agua que va seco a unos metros de altura desde el cauce del rio, que ya no es el Cambás, sino su afluente el Rego da Palanca.



Este tramo termina en una profunda una vaguada en donde pasamos junto a una minicentral hidroeléctrica abandonada y semioculta por la espesa vegetación.


La vegetación es si cabe más frondosa en este punto que elegimos para comer los bocatas y descansar un rato, nos sentamos en un pequeño promontorio rocoso, detrás la primera de las cascadas de la ruta.


Tras un merecido descanso afrontamos el último tramo de la ruta que comenzamos con una potente subida a través de escalones de piedra y unos cuantos zig-zag. Son unos 200 metros, hasta un promontorio rocoso que nos permite tener una visión amplia de la fraga. Si echamos la vista atrás vemos el vergel del que venimos.


Sólo nos quedan 300 metros por un sendero que recorre la ladera a media altura, a nuestra derecha aparecerá la espectacular fervenza do Salto da Palanca, el arroyo se precipita desde una altura considerable en un salto en dos tramos precioso. Antes el sendero que vemos a la derecha permitia acceder a la terraza intermedia entre los dos tramos de la cascada, pero un reciente derrumbe impide el acceso, ya que el sendero se corta a media ladera.


El sendero continua hacia la aldea de O Couce, pero no vale la pena seguir el ascenso porque pronto abandonaremos la fraga para internarnos en un eucaliptal, si podemos subir unos pocos metros para poder tener una mejor perspectiva de la fervenza.


Aquí decidimos darnos la vuelta, queda desandar el camino andando, con mas cuidado todavía que el de la ida porque las piernas están cansadas.


Eso sí, no podemos irnos sin una buena bolsa de castañas.


Espero que os haya gustado.

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