Semana de Noviembre en Islandia ✏️ Blogs de Islandia

Hoy se ha levantado un viento fortísimo. La verdad es que hasta hoy hemos tenido suerte con el tiempo, apenas ha llovido un par de ratos y el viento practicamente no ha soplado. Pero hoy la cosa cambia y se nota una barbaridad a la hora de conducir.

La idea es recorrer la península de Snaefellnes viendo lo más destacado (o al menos, lo que nos dé tiempo) para terminar en Olafsvik, donde tenemos el siguiente alojamiento. La primera parada es Ytri Tunga, para probar suerte a ver si hay focas. Según los carteles del aparcamiento, no es precisamente la mejor época, pero al llegar a la playa hay alguna nadando a pocos metros de la orilla. Se ve que le llamamos tanto la atención como ella a nosotros, porque se queda un rato asomando la cabeza mirandonos.


La siguiente parada rápida es la iglesia negra de Budir (Búðakirkja) y luego, seguimos hasta Arnastapi para visitar los acantilados. En el caso de la iglesia, es más el entorno que el propio edificio, aunque bien es cierto que destaca mucho con sus ventanas y puertas blancas.

Entre campos de lava, llegamos a Arnastapi y el viento sigue soplando fuerte. Damos un paseo por los acantilados redescrubriendo las columnas de basalto e improvisamos un picnic en el coche (es casi imposible estar fuera).


Con el frio, nos apetece algo caliente, así que aprovechamos para tomar un café en una de los restaurantes que hay justo al lado del aparcamiento. Con las pilas cargadas seguimos trayecto bordeando la península rodeando el glaciar Snæfellsjökull. Como seguro que habéis leído ya, es donde Julio Verne situaba la entrada al interior de la Tierra en su novela "Viaje al centro de la Tierra". Existe la posibilidad de hacer una excursión hasta la cima y descender para visitar la cueva de lava Vatnshellir. Ambas cosas (así como otras que hemos descubierto a la vuelta) quedan pendientes para la siguiente visita que seguro haremos.

A pocos kilómetros de Arnastapi, llegamos a uno de los puntos más fotogénicos del día de hoy, el faro de Skálasnagaviti. Dejando la carretera principal que rodea la península, nos adentramos en un campo de lava. La carretera empeora un poco, aunque sigue estando asfaltada hasta Skarðsvík, una preciosa playa de arena dorada rodeada de grandes rocas.




A partir de este punto, el camino se convierte en una pista de tierra con bastantes baches hasta llegar al faro. Salvo por los baches, no es de las peores pistas de tierra por las que hemos circulado en Islandia.


Como curiosidad, el faro tiene 2 nombres, Svörtuloftaviti si estás en el mar, Skálasnagaviti si estás en tierra. A mi personalmente me gusta mucho este sitio. Quizá no es de los más espectaculares, pero el contraste del color naranja del faro con el mar, el campo de lava...le confiere un aire especial. Además, en nuestro anterior viaje con la camper, terminamos cenando en un banco de madera que había en el lateral (esta vez no estaba). Imaginad la escena, a un lado, el sol poniéndose en el mar casi a medianoche...y al otro...Snæfellsjökull. Todo ello, bajo la mirada del faro con su color naranja intenso. Y allí estamos, otra vez, totalmente solos, aunque en esta ocasión, las nubes no nos dejan ver el glaciar. Os dejo imagen de verano para que os hagais una idea


Al cabo de un buen rato, volvemos sobre nuestros pasos cruzando de nuevo el campo de lava y continuamos por la carretera dirección a Olafsvik. Está empezando a nevar por lo que esta noche tiene pinta de que tampoco veremos auroras. Otra curiosidad : siguiendo por la carretera dirección a Olafsvik y poco antes de llegar a Hellisandur, podremos ver la antena de radio , que con 412 metros es una de las estructuras más alta de Europa (la sexta según la wikipedia). Inicialmente pertenecía al ejército de Estados Unidos, pero ahora se utiliza como antena de radio y televisión.

Por fin llegamos a Olafsvik y empieza a nevar de verdad. Mañana terminaremos de recorrer la península de Snaefellnes y nos volveremos a Reikiavik.

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Empieza la penúltima etapa de nuestro viaje : volvemos a Reikiavik. Por el camino empiezo a notar la misma sensación de la primera vez que nos volvimos de Islandia : no quiero volver. Pero aún nos queda un día para intentar disfrutar algo.

Por lo visto ha estado nevando bastante esta noche y las cimas de las montañas amanecen blancas. (La noche anterior, todas las montañas que aparecen al fondo estaban sin nieve)


Nos ponemos en marcha y llegamos a Kirkjufell (la montaña de iglesia), sin duda, una de las estampas más reconocibles de Islandia. A pesar de llegar pronto, ya hay bastante gente por lo que no podemos aparcar en el aparcamiento principal frente a la montaña y lo hacemos cruzando el puente para luego ir andando bordeando la pequeña laguna que hay junto a la carretera, lo cual nos permite jugar un poco con los reflejos


Obviamente, aprovechamos también para hacer la foto más típica que se puede hacer en Islandia.


Tras deleitarnos con los colores que va tomando el cielo con las primeras luces del día, seguimos por la carretera número 54 hasta enganchar con la carretera número 56 dirección Bogarnes. Aquí paramos frente al campo de lava y el lago Selvallavatn. Aquí comprobamos que ha nevado bastante y ambos lados de la carretera están blancos. Además, podemos comprobar que los pequeños charcos o lagunas que se ven desde la carretera están totalmente helados.



En un par de horas nos plantamos en Reikiavik y aprovechamos para dar una vuelta por el centro. Aprovechamos que es temprano y nos dirijimos al puerto para intentar comer en un local en el que nos fue imposible hacerlo en nuestra anterior visita : Sægreifinn. Especialidad en sopa de langosta y brochetas de pescado. Buenisimo todo, totalmente recomendable.

Nos volvemos al centro para terminar de hacer las compras de los típicos recuerdos y merendar algo antes de ir al apartamento. Empieza a llover y a soplar más fuerte el viento.

Finalmente, nos vamos al apartamento para intentar descansar un poco y preparar todo las maletas para volver al día siguiente.

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Islandia enamora. A mi al menos me tiene totalmente ganado. Creo que pocos lugares en la Tierra ofrecen tanto a los amantes de la naturaleza y con esta diversidad, y uno de ellos es Islandia. Esperemos que sepan lidiar con la masificación y el turismo descontrolado que desde hace unos años se les está viniendo encima. Y desde aquí os pido que si vais a ir, intentéis hacer un turismo responsable (siempre). Entre todos tenemos que cuidar este tipo de destinos especialmente. No sé al resto, pero a mi, ver envoltorios de patatas, servilletas o incluso colillas, en medio de la naturaleza, me entristece mucho.

Es cierto que la primera vez que visitamos la isla y la recorrimos con la camper, pudimos hacer muchas más cosas y rutas de senderismo, pero el motivo del viaje no era el mismo esta vez. Principalmente queríamos visitar alguna cueva de hielo y ver auroras. Y cumplimos ambos objetivos.

En cuanto a las cuevas de hielo, personalmente me ha gustado mucho. La sensación de estar en el glaciar y pasear entre el hielo rodeado de ese azul intenso, es única. Ya en su día hicimos el trekking por la superficie y me pareció una maravilla, así que estar dentro...

Y las auroras qué decir...por segundo año consecutivo hemos tenido suerte (el año pasado pudismo disfrutarlas en Tromso) y sigo diciendo lo mismo, es algo que todos deberíamos poder ver alguna vez en nuestra vida. Al menos, intentarlo.

Por lo demás, ya digo, no puedo ser imparcial

En cuanto al viaje en sí, contabamos con la ventaja de haber estado ya, por lo que conocíamos los sitios y sabíamos movernos. Me hubiera gustado visitar algún sitio más que no conociésemos, pero al ir con gente que visitaban la isla por primera vez, nos adaptamos y fuimos haciendo de guías. Da igual, Islandia cambia por completo entre estaciones y ofrece colores y luces distintas.

Para viajes de 1 semana o menos, sin duda recomendaría hacer la parte sur de la isla, llegando hasta Jokulsarlon o Hofn dependiendo de la época y las horas de luz, e incluyendo Snaefellnes si vemos que es posible. Para recorrer los fiordos o incluso plantearse darle la vuelta a la isla, creo que no dedicaría menos de 10-15 días.

El clima es algo que nos preocupaba bastante viendo los precedentes en Octubre y finales de Septiembre, pero finalmente, se comportó y tuvimos una semana con un tiempo increible. Los propios islandeses estaban sorprendidos. Eso si, el día de vuelta, se retrasaron todos los vuelos debido al temporal y salimos con cerca de 3 horas de retraso.

Precios y coste del viaje. Es cierto que es un destino caro para nuestros bolsillos, pero siempre hay trucos para intentar ahorrar algo. Alojarse en apartamentos o bungalows (hay muchos que las fotos de los distintos portales no les hacen justicia en absoluto), comprar en supermercados, cocinar en los alojamientos o incluso comer de bocadillos sobre la marcha. Eso si, Skyr que no falte.

Volveremos sin duda porque tenemos muchos rincones pendientes. Y lo haremos las veces que hagan falta.

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