De Burdeos a Montpellier en bici ✏️ Blogs de Francia

La etapa de hoy comienza tranquila, compramos algo para el camino en el supermercado de Montgiscard y emprendemos la marcha a buen ritmo hasta que, aproximadamente a los 20km. y después de pasar Villefranche de Lauragais, se termina lo bueno: el cómodo y perfectamente asfaltado carril bici del canal de Garona dio paso a polvorientas pistas de tierra, de anchura variable que a veces daban para poco más que meter la rueda, repletas de raíces de plataneros que ralentizaban significativamente nuestro ritmo e incomodaban la ruta con alforjas. De acuerdo con la información de la gente local, parece ser que el gobierno francés no tiene intención de mantener esta ruta ciclista, dándole prioridad al turismo fluvial de embarcaciones de recreo, y, por tanto, la ruta ciclista del Canal de Midi ha sufrido un marcado deterioro en los últimos años.

No obstante, el resto de la etapa no carece de interés. En el km. 40, llegamos a la agradable localidad de Castelnadaury (11mil habitantes) con su centro medieval. Castelnadaury tambin es conocido por su gastronomía, y por su plato típico, la Cassoulet, un guiso de alubias y embutidos, del que además, se celebraba su semana en estos días. No obstante, nos pareció un poco contundente para tomar a estas horas ya que podría peligrar el retomar la marcha después de semejante festín. Des este modo, preferimos reservarnos para por la noche y comer algo más ligero a orillas de la Grand Bassin, una gran laguna artificial con agradables zonas verdes en la y bonitas vistas al centro histórico del pueblo.

En el resto de la jornada, pedaleamos alternando el “campo a través” a orillas del canal con algún tramo a través de carreteras secundarias hasta que llegamos a nuestro destino en Carcasona.

Carcasona (46 mil habitantes), es un importante destino turístico del sur de Francia. Su centro histórico amurallado de estilo medieval es Patrimonio de la Humanidad, según la Unesco. El interior de la ciudadela es todo un museo al aire libre, entre sus edificios mediavales destacan el Castillo Condal, la Catedral y la Basílica de Saint-Nazaire. Al menos en verano, se encuentra atestado de turistas, principalmente españoles, por proximidad geográfica. El centro histórico está repleto de restaurantes donde dimos cuenta de una cassoulet.

Fuera de la Ciudadela, la ciudad nueva cuenta con un agradable centro peatonal con numerosos restaurantes.

En Carcasona nos alojamos en Logis l'Estelvin chambres d'hôtes (75 eur habitación doble con desayuno). Se trata de una impresionante casa señorial cuyo atento propietario (francés de origen valenciano) alquila una habitación enorme y sirve un sabroso desayuno con productos de la tierra. El alojamiento se encuentra en la ciudad nueva, a unos 15 minutos a pie de la ciudad amurallada.

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Salimos de Carcasona siguiendo el canal y, desde el principio, por tramos de tierra. Tras 18km. llegamos al Trebes, agradable pueblecito con un puerto fluvial, donde paramos a tomar un café al pie del canal. Continuamos el camino, alternando pista de tierra y raíces con algunos tramos por carreteras secundarias que nos daban un respiro y nos permitían aumentar la velocidad media. Paramos a comer en la localidad de Homps (km. 45) que se encontraba en plenos preparativos para sus fiestas locales y emprendemos los últimos 20 km. por carretera hasta nuestro destino en Le Somail.

Le Somail es una pequeña aldea de menos de 500 habitantes, cuenta con un pequeño puerto fluvial donde hacen noche las embarcaciones de recreo que recorren el canal entre esclusa y esclusa. Cuenta con un par de buenos restaurantes y su principal atractivo, además de su puente y su depósito de piedra, reside en que cuenta con la librería más antigua de Francia, situada en una antigua bodega y que cuenta con más de 50 mil ejemplares.

En Le Somail nos alojamos en Chambres Le Neptune (59eur, habitación doble con desayuno), una casona antigua, de estilo bohemio, junto al canal y el puente de piedra.

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Desayunamos en la terraza del hotel y abandonamos Le Somail. A los 3km. tomamos el desvio a Narbona, que nos lleva paralelos a un canal y sobre una pista asfaltada hasta Salleles d’Aude y, después, por pista de tierra a Narbona, donde paramos a hacer la pausa del café.

Para la vuelta, estabamos un poco cansados de tierra y de raíces, por lo cual optamos por tomar diversas carreteras secundarias, que nos llevan a través de campos de cultivo y atravesando las pequeñas localidades de Cuxac d’Aude y Ouvillan, hasta que nos reecontramos, tras una exigente subida, con el canal en Capestang. Visitamos el centro histórico de esta pequeña localidad (3 mil habitantes), donde destaca su Iglesia de la Colegiata y paramos a comer junto al canal.


Desde aquí, 25km hasta nuestro destino final en Beziers, donde alternamos carreteras secundarias con tortuoso camino pegados al canal.

Beziers (72 mil habitantes) es una animada ciudad con un interesante centro histórico. Se accede a través de un puente de piedra sobre el río Orb, y entre sus atractivos se encuentran la catedral de Saint Nazaire de estilo gótico, situada en la parte más alta de la ciudad y visible desde varios km. según se llega por el canal. El centro histórico, al que se accede tras una empinada cuesta, se encuentra muy cuidado y es peatonal. Además, tuvimos la suerte de que durante esta semana, la ciudad se encontraba en fiestas y había multitud de puestos de comida en las calles, así como dos escenarios en la calle principal, donde pudimos disfrutar de un par de conciertos.

En Beziers, nos alojamos en el (Hôtel Des Poètes 65eur habitación doble, desayuno 8 eur), un tanto anticuado, pero céntrico.

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