Cuatro días en Atenas con excursiones ✏️ Blogs of Greece

Llegamos en avión a Atenas desde El Cairo el 4 de diciembre de 2019 a las 12:20 del mediodía.

Para llegar al centro desde el aeropuerto pillamos el metro y cuesta 10 euros el trayecto. Con línea 3 (la azul) se llega desde el aeropuerto hasta la Plaza Syntagma en unos 40 minutos. El precio del metro ya en la zona centro sería por 90 minutos: 1,40€, 24 horas: 4,50€, 5 días: 9€.
Hay un bono turista de 3 días que puede ser interesante sobre todo si vas a regresar también el metro al aeropuerto (incluye viaje de ida y vuelta al aeropuerto): 22€.

Esta vez nos quedamos en un apartamento, así que el primer día decidimos disfrutar de la terraza con vistas a la Acrópolis y realizar algunas compras de comida en el Supermercado para relajar un poco los bolsillos, que ya empezaban a echar humo a estas alturas del viaje.

Teníamos pensado ir al cabo Sounión nada más llegar para ver el templo de Poseidón, pero estábamos agotadas y al día siguiente teníamos tour, así que fue un día de descanso.

Ojo con las carteristas del metro de Atenas, casi tenemos un susto nada más llegar... Luego el chico del apartamento nos dijo que era muy habitual en el metro, pero en el resto de la ciudad podíamos estar tranquilas.

Aunque no llegamos a Sounión, dejo aquí la forma de hacerlo por si a alguien le viene bien:

Metro 1 línea verde a ΣΤ.ΒΙΚΤΩΡΙΑΣ (pegado al museo arqueológico) De allí salen los autobuses para llegar a Sounión. Horarios aquí

Aunque las vistas desde la terraza eran preciosas, Atenas me resultó decepcionante como ciudad, esa fue mi primera impresión y días después lo fui confirmando. La Grecia clásica es alucinante, pero el resto... feo. Hablo de las ciudades y pueblos que visité, aunque el paisaje es maravilloso y nunca vi un mar tan azul.

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Salimos en un tour contratado a las 8 de la mañana con dirección a Corinto, Micenas y Epidauro.

En principio íbamos a alquilar un coche y hacer todo a nuestro aire, pero leímos en varios sitios que las carreteras estaban fatal y nos decantamos por los tours contratados... Fue un error garrafal. Al menos en el que nos tocó a nosotras, daban muy poco tiempo para las visitas y en cambio te llevaban a tiendas de artesanía para que compraras ahí y ellos se llevaran una comisión. También tenías opción de meter la comida en el tour (por 25 euros más) y si no lo hacías, como nos ocurrió a nosotras que ya llevábamos bocadillos, te sueltan en un pueblo feo donde no había ni bancos y tuvimos que comer al pie de la carretera... todo muy cutre. En fin, supongo que habrá otras empresas mejores, pero la nuestra es para no repetir nunca.

Las carreteras griegas están genial para alquilar un coche, al menos en la zona donde nos movimos nosotras. El tráfico relajado (era diciembre) en todas partes, menos en la entrada a Atenas que allí si que se suele pillar caravana. Por cierto, se tarda una eternidad en llegar al centro, como tres cuartos de hora, y vas pasando por polígonos industriales sin fin... Eso si, antes de meterte en los polígonos para llegar a la capital, el paisaje es precioso, el mar se junta con el cielo y las montañas y todo es de un color azul indescriptible.



Nuestra primera parada del tour fue en el canal de Corinto. El bus nos dejó pegados al puente y según llegas te parece todo bastante feo, pero en cuanto pones un pie en el puente y empiezas a caminar... Oh!


El canal de Corinto apenas se usa hoy en día, su estrechez hace que los barcos modernos no puedan pasar debido a su volumen, pero aún hay barcos que lo cruzan, sobre todo turísticos. Desde el centro del puente la visión es impresionante. Aunque la idea del canal se comenzó a fraguar sobre el siglo VII por el tirano Periandro de Corinto no fue inaugurado hasta finales del siglo XIX. El canal evita el rodeo de 400 km alrededor de la península del Peloponeso.

Nos tomamos un café y pusimos rumbo a Micenas.
La entrada al recinto y museo cuesta 6 euros por el invierno, en temporada baja reducen el precio creo que un 50% en casi todos los sitios para promocionar el turismo. Nosotras fuimos en diciembre, que por cierto, no nos llovió ni un solo día y llegamos a pasar calor. Increíble!

En primer lugar nos fuimos al museo arqueológico, que se encuentra a los pies de la acrópolis. A la entrada te encuentras con una maqueta de Micenas. El museo expone una serie de piezas procedentes de las excavaciones del centro arqueológico y de otros lugares cercanos. Tienen una réplica de la máscara de Agamenón, pero la original deberás ir a verla al museo arqueológico nacional de Atenas, de obligada visita si vas a la capital.

Tras la visita al museo nos fuimos a explorar Micenas La entrada por la puerta de los leones es una auténtica delicia. Con un poco de apurón por parte de la guía (apenas te da tiempo a subir a la cima con calma) el bus nos llevó al Tesoro de Atreo, donde casi nos dejaron 10 minutos para verlo! Grrrr



Y de allí nos fuimos al alucinante Teatro de Epidauro, el teatro de la antigüedad con mejor acústica del mundo. Impresionaba ponerse en el centro y escuchar tu voz ... Hay que vivirlo, pero es como si te envolviera en un eco que llega de todas partes. Una locura, y eso en un tono de voz normal...
El teatro de Epidauro tenía un aforo para más de 14.000 espectadores.
La entrada reducida por el invierno es de 6 euros.


De vuelta a Atenas ya era de noche, cenamos con pan de pita (rico, rico) vino griego y a dormir, que al día siguiente tocaba Delfos.

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A las 8 de la mañana nos fuimos en el tour contratado dirección a Delfos.

Te das cuenta que estás llegando cuando ves el monte Parnaso... y la emoción te puede (al menos a mi)


La entrada cuesta 6 euros en invierno (también reducido) e incluye el museo.

A la llegada empiezas el ascenso al oráculo por la vía sacra pasando por el monumento (en muy mal estado) a la primera pitonisa, la esquina que tocaban los esclavos para convertirse en hombres libres, la columna serpentina (aunque es una copia, la original se encuentra en Estambul), etc.


Y a su lado te encuentras con el templo de Apolo, el Oráculo de Delfos. Que no hay que confundir con el Tholos o templo circular dedicado a Atenea que se encuentra al otro lado de la carretera cuando subes a Delfos y que sale en la mayoría de las fotografías cuando se habla del famoso Oráculo...
Aquí era donde se ponían tibios de efluvios y se hacían las consultas a la pitonisa


Tuvimos la suerte de poder visitar el Estadio de Delfos, que se encuentra en la zona más elevada del conjunto arqueológico. Normalmente está cerrado, pero lo estaban restaurando y alguien se dejó la puerta abierta... o eso nos dijo la guía

La subida es tremenda y al bajar, no sé si porque aún siguen saliendo los vapores de las plantas o por el hambre que tenía, me encontré en trance pidiéndole a la pitonisa que fuera capaz de terminar con salud el viaje

Tras la visita al centro arqueológico nos fuimos al museo dando un pequeño paseo y allí, entre otras muchas maravillas, nos estaba esperando el famoso Auriga de Delfos.


Escultura realizada en bronce a tamaño natural para conmemorar la victoria del tirano Polizalo de Gela en la carrera de cuadrigas de los Juegos Píticos 474 a.C.

Comimos el bocadillo que llevábamos, esta vez sentadas en un pequeño muro a la entrada del Restaurante donde los demás se ponían finos y tras la comida regresamos a Atenas.

Nos pilló una manifestación, así que tardamos un siglo en llegar al hotel. Cena griega-asturiana y para la cama pues al día siguiente nos esperaba al fin... La Acrópolis!

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