![]() ![]() Una semana por la Costa Vicentina (Portugal) ✏️ Blogs de Portugal
Una escapada por la costa Vicentina y la Sierra de MonchiqueAutor: Volandovengo Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (4 Votos) Índice del Diario: Una semana por la Costa Vicentina (Portugal)
Total comentarios: 3 Visualizar todos los comentarios
Etapas 4 a 6, total 8
![]() Megalitismo, Cabo, ermita y Playa. 3º Día, miércoles, 9 de septiembreDía de combinar visitas de enclaves interesantes en la zona de Vila do Bispo, Raposeira y Sagres con las Playas de la zona: Ingrina, Salema, Burgau Tras el buen desayuno con un oleaje que escuchábamos bravo, nos dirigimos a ver los menhires que indicaban en la zona de Raposeira de Vila do Bispo. Cogimos la carreterita que lleva a la playa de Ingrina y paramos donde vimos una indicación de megalitismo, pero no vimos nada, así que seguimos por el camino hasta que paramos junto a una casa que se llamaba casa del menhir, y allí muy cerca estaba el menhir de Padrâo, y, ¡vaya magnífico ejemplar! Nos bajamos, lo abrazamos para sentir su fuerza, y fotografiamos. Parece increíble que este monumento, que está datado del 4.000 al 3.000 a.n.e. época neolítica, siga en pie en la zona que ha sido considerada el confín del mundo durante muchísimo tiempo, y que otros hombres y mujeres habitaron hace tanto tiempo dejando su huella. Aunque indica un conjunto megalítico, nosotros dimos un paseo pero sólo encontramos otro caído en la tierra, pero con los visto nos dábamos por satisfechos.
![]() Nos acercamos a la playa de Ingrina, pequeña y solitaria a esa hora. Nuestro objetivo era llegar a la Batería de Zabial y allí nos dirigimos continuando por la misma carretera y desviándonos por un camino sin asfaltar hasta cerca del acantilado donde se encontraba. Las vistas a los acantilados y la costa eran fascinantes, el oleaje golpeaba con fuerza creando formas con la espuma que sobrevolaban las rocas en las que rompían. Un pescador se afanaba en un promontorio porque su anzuelo no le volara. De la Batería quedan pocos restos, pero nuestra curiosidad quedó saciada por lo visto. ![]() Aunque apetecía mucho quedarse en Ingrina, nos dirigimos al cabo de San Vicente a visitarlo de día, que junto al Cabo de Gata son nuestros preferidosy porque ir al antiguo confín del mundo no es cualquier cosa. No había mucha gente y pudimos recorrerlo bien. El faro, farol en portugués se encuentra en una Fortaleza que defendía la costa, y como el cercano Fuerte de Beliche, también fue saqueada por el pirata Francis Drake y sufrió el terremoto de 1756. Posteriormente fue reconstruida y el faro es de 1846. Hay tiendas de regalos y hermosas vistas sobre los acantilados y el Océnao. ![]() Ya de vuelta, nos desviamos por Vila do Bispo a visitar la Ermita de Nuestra Señora de Guadalupe. Esta ermita de estilo gótico, se encuentra en lo que era la ruta de la peregrinación medieval a San Vicente. No se sabe bien su fecha de construcción puede ser del siglo XIV cuando se popularizó la devoción a esta virgen, y la tienen asociada a D. Enrique el Navegante de quien dicen que venía aquí a rezar. De ese tiempo, siglo XV, son parte de los adornos, por lo que seguramente sería remodelada en ese siglo. Es de una sola planta, y son muy interesantes los antropomorfos de los capitales del portal, la bóveda gótica del presbiterio, con unas claves con figuras antropomórficas y zoomórficas de la leyenda de la Virgen y los capiteles del arco toral, relacionados con la liberación de prisioneros. Cercana a la Ermita se encuentran pozos de agua, lo que nos indica que tuvo que ser un lugar de asentamiento. En la construcción cercana, seguramente de un uso agropecuario, se expone un pequeño museo dedicado a la figura de D. Enrique el Navegante, los viajes a ultramar y algunas de las semillas traídas. ![]() Ya sí que nos volvimos a Salema, donde nos dimos unos buenos baños a pesar del oleaje, que estaba bravo, pero que a veces nos daba una tregua. Comimos junto a la playa en el “Restaurante Atlántico”, comida que no pasará a la historia, y era una pena porque con las buenas sardinas que hay no estaban bien hechas, teniendo tan buenas grelhas en Portugal, estas eran de plancha eléctrica, y las habían quemadao por fuera y dejado crudas por dentro, una ensalada de pulpo que estaba seca y un rape con azafrán que tampoco era nada del otro mundo. Unos 55€, caro para la poca calidad, y no lo recomendamos nada, aunque se esté viendo el mar. Una siesta en el apartamento, y posterior baño, muy agradable, en la piscina, un paseo hacia la zona que baja a la playa por escalera, que tenía una luz muy bonitay nos fuimos a ver atardecer a la cercana Burgau, que mi marido no la conocía. En el camino nos desviamos a la Praia de Boca do Rio, donde nos gustó mucho el entorno con la luz del atardecer y queda pendiente de visitar detenidamente en otro viaje. Hay en ella restos de actividad romana y musulmana, con mosaicos, almacenes, necrópolis, y los restos de una fábrica de salazón de pescado. El valle por el que se accede, una zona semi pantanosa, que sería seguramente una antigua marisma, ofrecía bellas tonalidades, surcado por el río donde al parecer se pueden ver nutrias. En la subida para ir a Burgau desde Boca, bellísimas vistas de la playa y de la costa. ![]() Ya en Burgau, sí que note más el cambio. Este pueblecito tan encantador, sigue teniendo sus calles empedradas con casas tradiciones y una playita muy bonita en marea baja, pero el aparcamiento junto al puertecito y algunos bares han desdibujado la pequeña placita que miraba al mar. ![]() Paseamos por la playa ya con la última claridad y nos tomamos una cerveza en una terraza. Quedaba volver y descansar. [/align] Etapas 4 a 6, total 8
Hoy tocaba Lagos a la que hacía tiempo que no veníamos. Habíamos reservado a través de TripAdvisor el paseo en barca por los acantilados de la Ponta da Piedade, con la empresa “Lagos Grotto Trips”, un recorrido de 1h 15’ por 18€ cada uno. Elegimos la salida de las 10h porque la habíamos visto recomendada en el diario de “Comiviajeros”, y fue todo un acierto porque la hicimos solos. Es una experiencia totalmente recomendable que no la había hecho anteriormente por considerar que era muy turística, y claro que lo es, pero también es muy hermosa y te permite contemplar los bellos y variados acantilados, donde las rocas calizas toman extrañas formaciones creando arcos y columnas que recuerdan figuras de animales y humanas., entrando en todas las cuevas, al ser una barca pequeña. ![]() La hora nos permitía fotos eludiendo el sol y tuvimos un tiempo inmejorable. Nuestro barquero-guía, Pedro, nos explicó detenidamente la historia del lugar, la morfología y todos los accidentes rocosos que nos íbamos encontrando con sus leyendas y los nombres que se les dan. Un gustazo total que ya repetiremos en otra ocasión al atardecer. ![]() Tras la excursión que nos volvió a dejar en el puerto de donde salimos, dimos un paseo por Lagos. En primer lugar en el magnífico mercado con una gran variedad de pescados y mariscos. Nos encantan los mercados, aunque progresivamente vamos viendo que están disminuyendo por el aumento de las compras en supermercados e hipermercados. La planta alta está dedicada a productos típicos de la zona: higos, almendras, miel… Nos conformamos con comprar piri-piri y frutos secos, porque no nos atrevimos con los pescados que tendrían que estar todo el día en el coche. ![]() El buen museo de Lagos estaba cerrado por restauración, pero sí entramos en la barroca iglesia de San Antonio donde se aloja. Esta iglesia del siglo XVIII impresiona por su barroquismo, en las tallas de madera doradas, angelotes y animales fantásticos. Un paseo por las calles del centro hasta las murallas, que son de origen romano y fueron rebestidas por árabes y cristianos, quedando los restos del Castillo de los Gobernadores, con la ventana manuelina. Al final nos esperaba la Fortaleza de Ponta da Bandeira del siglo XVII construida para proteger el puerto. Tocaba parar con una cervecita en la plaza junto al que fue el primer Mercado de esclavos, en el siglo XV. ![]() Nos dirigimos hacia Meia Praia, que nos había recomendado Pedro, y nos alegramos muchísimos. Es un extenso arenal de unos 5 km entre el puerto deportivo de Lagos y la ría de Alvor. Hay distintos aparcamientos y tras pasar las vías del tren unas pasarelas te dejan en la playa. Hay diversos restaurantes en los accesos a la playa. Hoy llevábamos bocadillos y los frutos secos del mercado. El mar estaba bastante calmo con lo que fue un día playero de disfrute total. En nuestro paseo hacia el este nos encontramos que había una zona donde se estaba practicando nudismo y nos sorprendió porque normalmente dejan lugares de difícil acceso, así que es bueno tenerlo en cuenta a la hora de dejar el coche, sería por la zona de los campos de golf. Nos encantó darnos un buen baño. ![]() Al atardecer recogimos los bártulos y camino de Salema, paramos en un Pingo Doce, que es nuestro super preferido en Portugal, y allí sí que nos compramos unas lubinas, vino, queso que no probé, unos langostinos cocidos y ensaladas, que esta, nuestra última noche en Salema, nos íbamos a dar un homenaje en nuestra terracita.[/align] ![]() Etapas 4 a 6, total 8
![]() Salema y Caldas de Monchique. 5º día, viernes: 11 de septiembreDía de playa en Salema y traslado a Caldas de Monchique en la Sierra Nuestro último día en Salema. Cuando reservamos el alojamient, no había apartamentos libres para el fin de semana, y decidimos pasar el fin de semana en la sierra de Monchique, donde hacía años que no íbamos.
Tras despedirnos del alojamiento, donde habíamos estado tranquilos y cómodos , nos fuimos a la playa de Salema donde tuvimos un día maravilloso. La mar estaba calma, como regalándonos ese último día, con aguas transparentes en las que nos bañábamos rodeados de peces de un tamaño considerable, ese no era día para los surfistas. ![]() Vimos llegar dos barcas, ayudadas para salir a la manera tradiciona,con un tractor. Hoy venían cargadas de pulpos que fueron desembarcando y seleccionando en el lugar que hace de pequeña lonja, y donde una furgoneta esperaba para llevárselas. ![]() ![]() Para este día habíamos reservado en el Restaurante que estaba en una calle, camino de los apartamentos, que desde el primer día nos había dado muy buena pinta, y ¡vaya si era bueno!. Restaurante “O Lourenco”, nos ofreció unos percebes que estaban de escándalo, grandes y jugosos, una ensalada de pulpo tierna y sabrosa, que no tenía nada que ver con la que nos habían puesto en el restaurante de la playa, y unos pescados, cabras o perlón, a la grelha que nos habían ofrecido en la bandeja de la pesca del día, que fue un remate total, las bicas de café pusieron la sobremesa. Unos 60€ de la mejor comida de este viaje. viladobispo.eu/ ...-lourenco/ ![]() Una siesta en la playa bajo nuestra sombrilla, y más baños y baños, sin ningunas ganas de irnos, pero a las 18:30 no nos quedó más remedio que recoger los bártulos de la playa y marcharnos de Salema con el regustillo de volver cuando podamos. ![]() Caldas de Monchique, donde se viene a tomar las aguas curativas, que ya los romanos utilizaban e imagino que también desde antes por quienes aquí habitaron, nos recibió en un ambiente apacible de villa termal que no se altera con el tiempo. Nuestro alojamiento “Albergaría Lageado”, está en la carretera que se desvía a Caldas, y en ella nos recibieron algunos huéspedes que estaban sentados en la acera viendo pasar la tarde. Nos acomodamos en una habitación que mira a la plaza, con buena y cómoda cama y una botella de 1 l. de agua de Monchique como cortesía de la casa. Una buena ducha e improvisación de un tendedero de bañadores lavados, antes de salir a dar un paseo por Caldas. Caldas es una aldea pequeña, los Hoteles termales normalmente se encuentran en la Rua Caldas de Monchique, desvió de la carretera N266. Tiene una placita muy agradable, donde hay un restaurante, y otra a continuación que da acceso al parque de la Fonte del amor, con un par de tiendas, de regalos y de joyas, y un bar. Nosotros subimos desde nuestro alojamiento hasta la capilla de Santa Teresa, que se encuentra en un parque natural con zonas para comer, lo que aquí le llaman “parque de merendas”. Estaba cerrada por lo que nos quedamos sin conocer sus paneles de azulejos, del siglo XVIII, que cuentan la vida de la santa. ![]() Ya en la plaza nos adentramos en el parque de “Fonte dos amores”, que va subiendo entre árboles y merenderos a ambos lados de las balsas de agua que bajan de un arroyo y de un manantial con una gran alberca que estaban limpiando. Al caer la noche bajamos hasta la placita central a tomarnos en el restaurante una cerveza y una tónica, aún estábamos llenos de la comida del mediodía. Caldas es pequeña y silenciosa, y tras un pequeño paseo por la zona de la piscina del Hotel Villa Termal nos fuimos a nuestro alojamiento a descansar. [/align] Etapas 4 a 6, total 8
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 5 (4 Votos)
![]() Total comentarios: 3 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |