![]() ![]() Una semana por la Costa Vicentina (Portugal) ✏️ Blogs de Portugal
Una escapada por la costa Vicentina y la Sierra de MonchiqueAutor: Volandovengo Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (4 Votos) Índice del Diario: Una semana por la Costa Vicentina (Portugal)
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Etapas 7 a 8, total 8
![]() Monchique. Pico Foia. Caldas. 6º día. Sábado: 12 de septiembreDía dedicado a Monchique, Pico Foia y un senderismo corto por la sierra. Despedirnos de Caldas con un buen pollo al piri piri El desayuno incluido del alojamiento, no podía ser más bueno, aunque yo no pudiera comer lo que más me apetecía: un biscocho casero de zanahoria con una pinta de “cómeme” y unos “pateis de Belen”, que se veían recién hechos. El pan también era de los buenos. Yo me conformé con mi pan sin gluten que siempre intento llevar, aceite y mermelada, huevo duro y jamón york. Disfruté viendo como mi marido sí que comía la dulcería y confirmaba que estaba exquisita, al igual que el pan.
Salimos hacia Monchique, donde nos paramos en el mirador del parque de San Sebastián, desde donde se divisa una buena vista del pueblo, parte de la sierra, y del abandonado Convento de Nuestra Sehnora del Desterro, lamentablemente en estado ruinoso, aunque sabemos que hay personas viviendo en él. ![]() La plaza estaba muy animada, y allí nos paramos a tomar una bica. Su caserío aún guarda casas tradicionales blancas con las típicas chimeneas, pero se ve algo abandonado en relación a otras veces que habíamos venido. La iglesia principal dedicada a la Inmaculada Concepción, estaba cerrada. Su bella portada de estilo manuelino nos permitió disfrutar de ella, no así su interior. Esta iglesia se construyó en el siglo XVI, los rasgos manuelinos se encuentran tanto en la portada principal, decorada con motivos vegetales y en el óculo sobre ella, como en una portada lateral. Le afecto el terremoto de 1755, por lo que tuvo que remodelarse. Nuestro interés por ver sus retablos barrocos y la bóveda de la capilla de Santísimo Sacramento, que no fue afectada por el terremoto, revestida de azulejos dieciochescos, tendrá que esperar a otra ocasión, la abren de lunes a viernes por la mañana. La rodeamos resultándonos muy curiosos los volúmenes que generan los contrafuertes redondeados de la parte posterior. ![]() Paseamos hasta el mercado, que está remodelado pero parece que sin función, nos dijeron que no se utilizaba ya, como ocurre con otros muchos mercados, las compras se realizan en las tiendas que nos fuimos encontrando, y así se va perdiendo un patrimonio no sólo industrial, sino también de vida. De vuelta a la plaza, donde ya estaban abiertas las tiendas, compramos, como no, aguardiente de madroño y alguna que otra cosa. Nos dirigimos al pico Foia, la cumbre más alta del Algarve, con 902 msnm, y desde donde en los días claros se puede ver la costa hasta el cabo de San Vicente. Este pico era el primero que veían los marineros que venían de las conquistas de ultramar, avisándolos que llegaban a casa. Nos paramos en un mirador antes de llegar, y a pesar de que había algo de bruma se veía la desembocadura del río Arade, los contornos de la costa y la silueta de los edificios de Portimao, todo lo demás quedaba en brumas. Hay un aparcamiento y muchas antenas que chocan en el paisaje, un bar, una tienda de artesanía y recuerdos donde compramos otro aguardiente esta vez con miel y unas velas muy curiosas. Había subido la bruma y se veía algo menos, pero se distinguía la costa y envuelta en niebla la zona del cabo. ![]() Hicimos parte del sendero de los trillos, y volvimos al coche para acercarnos al cruce que en la carretera lleva al sendero de la Cascada de Barbelote. Con pesar observamos en algunos lugares los restos de incendios que ha sufrido esta sierra. Dejamos el coche y tomamos el sendero que indicaba que la cascada estaba a unos 3 km. Muy atentos a las señales para no desviarnos por la vía algarviana que también atraviesa esta zona, cuando ya llevábamos más o menos unos 3-4 km, encontramos una flecha que dirigía a una bajada indicando “cascada Barbelote, 200 metros”. Bajamos la cuesta donde al final había un banco y otra bajada más estrecha hacia otro banco, pero no se veía nada. Le preguntamos a una pareja que estaba sentada en el primer banco y nos dijeron que ellos habían bajado y buscado y que allí no estaba la cascada. Como donde estaba la flecha también había una indicación de sendero hacia la izquierda volvimos a subir y nos desviamos siguiendo las marcas, pensando que se había podido mover la dirección de la indicación. Cuando llevábamos unos 2 km de subidas y bajadas con piedrecitas insidiosas que ya me habían ocasionado un culetazo, empezamos a desconfiar si íbamos por buen camino, el calor apretaba y ya teníamos ganas de comer y descansar, pero no había ningún sitio para hacerlo. Dónde estábamos había cobertura así que buscamos en geogle maps y nos mandaba hacia el lugar de donde veníamos. De nuevo en el cruce volvimos a bajar y donde estaba el banco, google maps nos indicaba que habíamos llegado a nuestro destino. Miramos y no había nada de agua, ni rastro de cascada alguna, pero decidimos sentarnos en esa sombra y comer los bocadillos que traíamos. En esa estábamos cuando llegó otro grupo que ya debía conocer el sitio y comentaron entre ellos que era una pena que la cascada era inexistente porque no había agua con la sequía que habían tenido. Miramos la zona de rocas secas que estaban enfrente, que era por donde debía haber estado la cascada, nos sentamos en el banco a tomarnos el bocadillo y nos dio la risa tonta por el misterio de la cascada desaparecida, y la tontuna de no haber caído en la posibilidad de que no hubiera agua. La visión de los robles, alcornoques, eucaliptos y pinos nos compensó la ruta, así como unas moras jugosas que se nos ofrecieron en el camino. ![]() Llamamos a la Tasca do Petrol, un lugar del que hablan muy bien, para reservar la cena pero ya estaba completo, así que nos fuimos a nuestra Albergaría donde nos dimos un baño en la agradable piscina para destensar músculos. Nos quedamos como nuevos, el agua debe ser termal porque quedó la piel y el pelo muy suave, y en el paseo por el bonito jardín en terraza nos gustó especialmente una salida de agua en una gruta. ![]() Una siesta y a las 8 ya estábamos arreglados y listos para buscar un sitio para comer, aunque no teníamos ganas de coger el coche. Volvimos al Parque de la Fuente del Amor para verlo con más luz y subiendo, subiendo, escuchamos en un lateral, hablar y unas luces en la zona que sale a la carretera de Monchique, subimos ese tramo de escaleras y nos encontramos con la terraza de un restaurante que estaba lleno, pero en el que aún quedaba una mesa que estaba libre. “Piri Monchique” donde sólo ponían frango al piri piri, que nos pareció una opción estupenda. Un pollito para los dos que estaba buenísimo, bien grelhado, más una gran fuente de patatas caseras y jugosas y una abundante ensalada a la algarvia, bien rico todo. Cerveza, vino, un postre de tarta de almendra, con un orujo cortesía de la casa, por 30€. ![]() Muy contentos y satisfechos, optamos por volver a Caldas por el parque, donde dimos una última vuelta a la plaza, entrando en el atelier de joyas de diseño que ayer estaba cerrada pero que ahora se encontraba abierta con el artesano trabajando. Sus piezas son preciosas y también tiene collares y pendientes de “Ciento2”, un taller de diseño de joyas en vidrio que está en Sevilla, donde ha estado este artesano viviendo un tiempo y trabajando con ellos. Recomendamos sus exquisitas obras: Nuno López, www.facebook.com/NunoLopesJoyas/ Ya sí que quedaba irse a dormir que mañana era la vuelta. [/align] Etapas 7 a 8, total 8
![]() Portimao. Ferragudo. 7º día. Domingo, 13 de septiembre. VueltaNuestro último día en Portugal, se lo dedicamos al centro y puerto de Portimao y a comer en la villa de Ferragudo. ¡No quedaba más remedio que volver!. Hoy en el desayuno había huevos y bacón, además de los embutidos, queso y la bollería dulce, a la que no pude resistirme a tomar una pequeñísima porción de un pasteis de nata, que me supo a gloria. El desayuno en el patio rodeado de plantas es muy agradable, pero teníamos que terminar de recoger y pedir nuestra pequeña nevera con los quesos comprados para regalar y los enfriadores para la vuelta. Nos despedimos de Caldas de Monchique con la idea de volver para ir a sus termas cuando sea posible. El alojamiento muy recomendable. El día estaba nublado y no parecía día de playa, el parque megalítico de Alcalar que ya conocemos y al que no nos hubiera importado volver estaba cerrado, así que decidimos ir a Portimao pueblo donde nunca habíamos estado, aunque sí en la Praia da Rocha. www.monumentosdoalgarve.pt/ Como es habitual en fin de semana tanto la oficina de Turismo, como el antiguo Colegio de Jesuitas con el Museo de pintura Diego Gonzalves, y la Iglesia matriz de Nossa Senhora de la Concepción, estaban cerradas. Hicimos fotos de la fachada gótica de la matriz, resto que queda de la primitiva del XV, puesto que el famoso terremoto de 1755 obligó a reconstruirla y nos dirigimos por algunas de sus calles peatonales con casas que aún guardan sabor tradicional. ![]() La plaza “1º de Dezembro”, nos gustó con sus bellos paneles de azulejos que explican los acontecimientos importantes de la Hª de Portugal. Esta plaza está presidida por el palacete Sárrea Garfía, de estilo neoclásico, precedido por una escalinata con dos bellas estatuas de estilo art decó. El palacete fue rehabilitado y convertido en Teatro Municipal, donde en su fachada informaban de un concierto que homenajeaba a la gran fadista Amalia Rodríguez por los 100 años de su nacimiento, para el que estaban todas las entradas agotadas. Recorrimos la plaza deteniéndonos en los azulejos y en una fachada con un colorista mural pintado que representa las antiguas calles portuarias. Nos gustó mucho el proyecto gráfico de 2019, del Colegio "Manuel Teixiera Gomes", que cubre los registros telefónicos de las calles con diversas impresiones. ![]() Salimos a la rivera del Arade con una bella perspectiva de frente de la población de Ferragudo y su antiguo puente en el que se soportaban antes de la autopista largas colas. Una bica para reposar lo que se estaba viendo y continuamos paseando por el puerto con una interesante exposición de esculturas de artistas de distintas partes del mundo. El paseo del puerto está salpicado por las casetas que venden los paseos hasta Silves, Cuevas de Benagil o la costa, y nuestro objetivo era visitar el Museo de la Ciudad en una antigua Fábrica de sardinhas del XIX, ampliado desde su inauguración en 2008. ![]() El Museo es muy recomendable, con una exposición de referencia: “Territorio e Identidade”, que muestra el origen y la evolución de esta comunidad, su territorio y de los aspectos que han marcado su historia industrial y marítima. La entrada es libre los domingos. www.museudeportimao.pt/ Se comienza el recorrido por el núcleo del río Arade, donde se exponen objetos de la prehistoria, como ídolos placas, romanos relacionados con la pesca, la conservación de salazones y árabes. Otra zona se dedica a la construcción naval en madera que era traída por el río Arade desde la cercana sierra de Monchique. Su paso de actividad agraria a la marítima e industrial, explicando la transformación de los higos y su comercialización. También se explica la vida de Manuel Teixiera Gomes,( 1860-1941) nacido en Portimao, artista, literato, industrial, viajero y político que llegó a ser el 7º Presidente de la República Portuguesa. Dimitió de su cargo y terminó exiliándose a Argelia donde falleció, por su oposición al régimen de Salazar. ![]() Muy interesante es la bajada a la cisterna del siglo XIX, de la antigua fábrica donde se recogían y conservaban las aguas pluviales para los tanques de salmuera y las calderas de la fábrica. De nuevo en la planta se exponen diversas maquetas de barcos, pescados que traían, así como unos interesantes paneles y mobiliario donde se explicaban los espacios sociales de la Fábrica, lugares donde los hijos bebés de las operarias podían ser atendidos, lo que permitía que las mujeres pudieran traer a sus hijos mientras trabajaban. En otro gran espacio se visitan todas las zonas dedicadas a la transfrmación del pescado, desde su llegada, el destripado y descabezado, limpieza, salado y enlatado con las tapas impresas y litografiadas. Las tapas eran los emblemas de las fábricas. Nos acompañaba en todo momento el sonido de fondo de la sirena que marcaba el comienzo y fin de la jornada al personal que aquí trabajaba. ![]() En la planta alta dedicada a exposiciones temporales había una conmemorativa dedicada los 25 años del grupo “O teatro de la Caverna” de la Escuela Secundaria “Manuel Teixeira Gomes”. Recomendamos su visita, donde no pudimos dejar de comprar unas latas de sardinas “Rosa”. Con el buen sabor de boca de los visto, nos fuimos paseando hasta el coche, disfrutando de las pinturas en la calle sobre la actividad pesquera. Lo que pegaba y nos apetecía era irnos a Ferragudo a comer, por supuesto, ¡sardinas! Preferimos aparcar antes de pasar el puente para pasear por la zona del puerto que es tan marinera y no está alterada como en otros lugares. Comimos en “Borda do Cai”, donde había una mesa libre que además miraba a la cercana Portimao y a la desembocadura del Arade. Unas almejas muy buenas, y una ración de sardinas cada uno, riquísimas y bien hechas a la grelha, que la dominan como nadie, acompañadas de fuentes de verduras y patatas bien cocidas. Una tarta de algarroba que no tiene ni lácteos ni trigo y estaba de rechupete, cerveza y 1 copa de vino que luego hay que conducir, y unas bicas, por unos 60€, pero el sitio y la materia prima aunque es barata merecía la pena. El paseo hasta el coche con sabor a despedida, nos hacía sentir el tener que dejar nuestro país vecino. ![]() ¡Até em breve Portugal! Nos queda mucho para volver: Ir a la playa de Amado, subir de nuevo a Odeseixe, repetir lugares y sitios en otra estación, volver… Atasco en la autovía de Huelva a Sevilla, sobre todo en la salida de Bollullos/Almonte, y a las 20:30, hora española, llegamos a casa. “EL VIAJERO VUELVE AL CAMINO. No es verdad. El viaje no acaba nunca. Sólo los viajeros acaban. E incluso éstos pueden prolongarse en memoria, en recuerdo, en relatos. Cuando el viajero se sentó en la arena de la playa y dijo: “No hay nada más que ver”, sabía que no era así. El fin de un viaje es sólo el inicio de otro. Hay que ver lo que no se ha visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en primavera lo que se había visto en verano. ver de día lo que se vio de noche, con el sol lo que antes se vio bajo la lluvia, ver la siembra verdeante, el fruto maduro, la piedra que ha cambiado de lugar, la sombra que aquí no estaba. Hay que volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado. Hay que comenzar de nuevo el viaje. Siempre. El viajero vuelve al camino. José Saramago, “Viaje a Portugal” [/align] Etapas 7 a 8, total 8
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