![]() ![]() 10 días en Rumanía ✏️ Blogs de Rumania
Viaje a casa de unos amigos rumanos con los que recorremos la parte sur del país.Autor: Ruth200es Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (1 Votos) Índice del Diario: 10 días en Rumanía
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Etapas 4 a 6, total 10
DOMINGO 19 MAYO 2019 Nos levantamos a las 8, muertos de sueño. Tras el desayuno cogimos el coche de Daniel y Diana y nos dirigimos a la Catedral Ortodoxa, aparcando justo enfrente. Diana puso unas velas en una caseta que hay en el exterior de la catedral, que está separada en dos partes: una para colocar velas a los vivos y otra para los muertos. Me pareció muy organizado. Entramos entonces un momento a la misa, que al parecer dura 2-3 horas. Se trataba de un servicio cantado, en donde intervenían alternativamente el coro y los sacerdotes (que también cantaban, y de hecho alguno tenía una voz increíble). Al parecer hay un sacerdote jefe que dirige el evento y los demás le acompañan. Llamó nuestra atención la disposición de los fieles en la iglesia, pues las mujeres se colocan a la izquierda y los hombres a la derecha; además la mayoría de las mujeres llevaban la cabeza cubierta. Había algunas monjas participando en la misa, diferenciándose muy bien del resto porque iban con vestimentas largas y de color negro. Aquí podéis ver unos minutos de la ceremonia. Tras observar un rato el servicio religioso abandonamos la Catedral y nos dirigimos al Mercado de Abastos, en donde también aparcamos justo al lado de la puerta. Se ve que en Galați no hay problemas de parking… Vimos puestos de fruta y verdura (donde compramos unos cherrys por 13Leu/2’75€, lácteos, harinas y pan, miel, flores, especias, pescado, carne, medicina natural, etc. Diana compró unos Bretzel y unos buñuelos rumanos (llamados gogoașă) en un local que se llamaba Cofetarie Bun. Yo hice numerosas fotos y, al parecer, en algún puesto contado no les pareció bien, pero Daniel salió a defenderme diciéndoles que es un lugar público. Según Daniel en Galați no están demasiado acostumbrados al turismo… Visitamos después Rasta Barista, una de las tiendas que frecuenta Daniel, tanto para beber como para comprar café. El que tomamos ese día era concretamente de Ruanda, elaborado en Chemex, pagando 13’5Leu/2’85€ por tres expresos (pues Diana no quiso). Retornamos a su casa pero por el camino recogimos a Roxana, la cuñada de Daniel. Las chicas se quedaron en el piso mientras Daniel, Pelayo y yo nos acercamos a un 24 horas para comprar algo de vino (32’8Leu/7€). Resulta que se llamaba Lacrima lui Ovidiu, muy dulce y de mucha graduación. Leyendo la etiqueta en casa resulta que se elaboraba en Alicante y se embotellaba en Rumanía, vaya tela… Al rato apareció Ciprian, el hermano de Daniel, comprobando que físicamente se parecen bastante. Roxana y Ciprian probaron los quesos asturianos y el chorizo, que les encantó (alucino que a todos les ha encantado el Cabrales, cosa que en España no es tan común). Además comimos ensaladilla, embutido y tarta de Lori, la hermana de Diana. Apareció también al rato Gabi, el padrastro de Diana, con dos enormes ramas de rosas silvestres, una para Roxana y otra para mí. Nos moríamos de la risa porque no se le ocurrió coger unas cuantas flores, sino que arrancó las rama enteras, ¡es mundial! Tras la comida dormimos un rato y luego nos preparamos para celebrar el cumpleaños de Lori. Habían reservado una mesa para las 20 horas en la terraza del lounge café del Hotel Faleza, a orillas del Danubio. Acudimos Lori, sus dos hijas (Ioanna y Eva), Roxana, Adriana (una de las hermanas gemelas de ellas), Diana, Daniel, Pelayo y yo. Pedimos unos entrantes variados para compartir de primero y luego cada uno un plato: -Tostas variadas de primero para compartir entre todos -De segundo cada uno pidió un plato, aquí están algunas de las fotos: Espaguetis a la carbonara, Carne, Salmón con salsa (para mí el plato más rico), Salmón ahumado, Risotto La comida fue correcta, de hecho había mucha variación de un plato a otro (mi plato de salmón ahumado no me convenció, por ejemplo, pero el de salmón en salsa me pareció delicioso). Para beber pedimos refrescos, cócteles y dos botellas de vino: –Purcari blanco, elaborado con Pinot Gris en Moldavia –Issa rosado, elaborado con Pinot Noir en Transilvania por la Bodega Crama La Salina; nos gustó más éste que el blanco La cuenta fueron de unos 770Leu/163€, es decir, sobre 18€ por persona. Fue una bonita velada en familia. Tras la cena volvimos todos para casa de Daniel y Diana para que Lori probase los quesos y chorizo, que le encantaron. Ella nos trajo por su cumpleaños unos vasitos con cheesecake riquísimos. Tiene mucha mano con los dulces y es que, aparte de su trabajo, vende constantemente tartas y demás dulces para eventos y fiestas, a través de Facebook (Lori’s sweets). La tarta que nos hizo de bienvenida es de las más ricas que he comido nunca, podría comer sin parar porque no empalagaba en absoluto. Etapas 4 a 6, total 10
LUNES 20 MAYO 2019 A partir de este día teníamos la intención de hacer una ruta en coche, al menos hasta el Jueves (por tanto 4 días) para ver algo más de Rumanía. Nos levantamos entonces a las 8 con la intención de dirigirnos a Brașov como primer destino y por tanto adentrarnos en la famosa zona de Transilvania. La ruta en coche desde Galați hasta el destino nos mostró diferentes paisajes: llanuras, montañas y bosques, principalmente de pinos y abetos. Atravesamos un puente, en la región de Vrancea (concretamente en Lungaci), que data de la Primera Guerra Mundial y al parecer es el más estrecho del país. A lo largo de la ruta pudimos observar numerosas casas construidas en madera, otras en tierra, muy tradicionales, de una tremenda belleza. Daba pena que muchas de ellas estaban semiderruidas y abandonadas. Había otras también nuevas que eran preciosas. Atravesamos una zona llamada Târgu Secuiesc, de origen magiar y por tanto de habla húngara, de hecho los carteles estaban en ambas lenguas (rumano y húngaro). Hicimos una parada en la Catarata de Putnei, en Lepsa, donde hicimos unas cuantas fotos y vídeos. Aprovechamos para comprar un Kürtoskaláçs (10 Leu/2€) al borde de la carretera, pues al parecer son típicos de esta zona y por tanto aquí es donde mejor sabor tienen. En esta ocasión llevaba nueces, riquísimo. Por cierto, por la zona había preciosas puertas de madera talladas, aquí os muestro una. Al poco rato de pasar la catarata nos encontramos un oso parto tumbado en un lateral de la carretera, tan pancho, lo que nos llenó de alegría. Paramos el coche a cierta distancia e hicimos unas cuantas fotos. Era la primera vez que cualquiera de los cuatro veía un oso pardo en libertad en Rumanía, ¡nuestros amigos incluidos! Llegamos a Brașov sobre las 14, dirigiéndonos al apartamento que había reservado Daniel a través de Booking, llamado Old Center Apartment, en Strada Postavarului. Comprobamos que entrando él en el Booking rumano y yo en el español, los precios eran siempre más bajos en el rumano, así que siempre reservó él los alojamientos. El apartamento estaba en la zona peatonal, a pocos minutos caminando de la plaza principal, así que tuvimos que dejar el coche fuera (pero que estaba a 5 minutos andando del centro, pues Brașov no es muy grande). Pagamos por el aparcamiento de día completo en la calle unos 2’5€, una ganga (hizo el pago Daniel por SMS, pero también se puede pagar en parkímetro). Una vez en la puerta del apartamento había un buzón cerrado con un candado, cuya clave nos envió la dueña por WhastApp. Dentro del buzón estaban las llaves así que abrimos la puerta y dentro nos esperaba un patio al que daban varias viviendas, muy chulo, además desde allí se veía estupendamente el famoso cartel de Brașov que hay en la montaña. El apartamento era el número ocho, contaba con dos habitaciones, una cocina-salón bastante grande y un baño. El cuarto que da a la calle dispone de un sofá cama, pero no os preocupéis porque apenas hay ruido (eso sí, es un poco duro); el cuarto del patio interior dispone de cama pero, por lo que nos dijeron Daniel y Diana, el colchón era viejísimo y durmieron bastante mal. Como llegamos pronto todavía tenían que limpiar el apartamento así que solamente dejamos las maletas y el dinero de una noche en la encimera de la cocina para que los recogiese la dueña (180 Leu/38€) y marchamos. Fuimos en coche hasta el Hotel Belvedere, recomendación de nuestro amigo Vasile, que es de la zona, y regenta el estupendo restaurante Triana de Cambados. El hotel, además de buenas vistas, dispone de cocina moderna. Como Diana no quería comer nada, pedimos tres menús degustación: uno de carne, otro de pescado y otro vegetariano, para probar un poco de todo. Cada menú incluía, por 159Leu/34€ cinco platos y postre. Pido disculpas si confundo alguna foto entre un menú y otro. 1.Menú de carne 2.Menú de pescado 3.Menú vegetariano Los platos estaban en general bastante ricos, con muchos ingredientes en cada preparación. Para beber pedimos Regno Recas, elaborado con Riesling por Cramele Recaș, muy bueno (110Leu/24€), además de refrescos y cafés. Finalmente pagamos 667Leu/150 por todo. Por cierto, Daniel apenas probó el vino, pues en Rumanía el límite de alcoholemia que pueden dar los conductores es cero. Tras la comida fuimos en coche hasta la montaña, hasta un punto desde donde se divisaba todo el pueblo de Brașov. Continuamos hasta más arriba con el objetivo de ver la Iglesia de Poiana, que está totalmente construida en madera, en lo alto de la montaña. tuvimos suerte porque cuando llegamos había un servicio religioso por lo que nos quedamos un rato para ver en qué consistía. Alrededor de la Iglesia hay viviendas para los monjes, de hecho vimos varios en el interior del templo. Después continuamos hasta la estación de esquí Poiana-Brașov que, por lo que vimos en los carteles, es más bien pequeña. Retornamos hacia el centro del pueblo pero justo antes paramos en Torre Blanca, construcción defensiva cuyos primeros cimientos datan del siglo XV. Desde su parte trasera hay, quizás, las mejores vistas de Brașov. Volvimos al centro histórico y dejamos el coche aparcado en el mismo sitio. Dimos entonces un paseo por el centro: Piaţa Sfatului o Plaza del Ayuntamiento (en el centro de la ciudad, preciosa, el antiguo Ayuntamiento se ha convertido en un Museo), Biserica Neagră o Iglesia Negra (gótica, construida entre el siglo XIV-XV), etc. Como dato curioso, atravesamos el llamado Callejón de la Cuerda (o Strada Sforii en rumano), utilizado en su momento por los bomberos, y que al parecer ostenta el título de ser una de las calle más estrechas de Europa con 1’11 metros. Une Poarta Schei con la calle Cerbului, y hoy en día se ha convertido en un espacio de arte callejero, donde los jóvenes artistas locales pintan las paredes, casas y ventanas. Aprovechamos para tomar después un café en un local llamado Kaffehaus, que era la antigua casa del Sacristán de la Iglesia Negra, reformada de un modo muy moderno, un sitio digno de visitar. Pedimos dos cafés de V60 y un té, pagando 28 Leu/6€. Al salir del local empezó a llover bastante así que decidimos entrar en una de las vinotecas que recomendaban, Le Sommelier. El local era bonito, bien decorado, con un montón de botellas expuestas en los laterales y sofás en el centro para sentarse. Nos atendió un camarero muy agradable llamado Eugen, quien nos fue recomendando a lo largo de la velada una serie de vinos locales, según los gustos de cada uno, que nos encantaron: –Serafim 2016, tinto elaborado con Fetească Neagră por Licorna Wine House, DOC Dealu Mare (zona de Prahova). –Bristena 2018, rosado elaborado con la variedad Busuioacă de Bohotin por la bodega Budureasca, en Prahova. –Domenii 2015, blanco de guarda, elaborado con Fetească Alba, DOC Cotnari. –Avincis 2014, tinto elaborado con Pinot Noir por Vila Dobrușa, DOC Drăgășani. –Alira 2016, tinto elaborado con Fetească Neagră por la Bodega Alira, en Constanza. Fue el vino que más me gustó de todos los que probé en Rumanía. –Liliac 2017, tinto elaborado con Fetească Neagră por Bodega Liliac en Transilvania. Estos no lo probamos pero nos los recomendó también: –Avancis 2014, vino tinto elaborado con Negru de Drăgășani por Vila Dobrușa, DOC Drăgășani. –Balla Geza 2012, vino tinto elaborado con Fetească Neagră y Cabernet Franc por la Bodega Balla Geza, DOC Miniș. Pedimos además unas tostas para cenar: cuatro de tomate y cuatro de aguacate, pagando por todo 142 Leu/30€. De allí caminamos hasta el apartamento y a dormir. Etapas 4 a 6, total 10
MARTES 21 MAYO 2019 Nos levantamos a las 8 con la intención de desayunar en un local, llamado Old Jack, que nos había recomendado Eugen, el camarero que nos atendió la noche anterior en Le Sommelier. Al parecer él trabajaba allí de vez en cuando, así que seguimos su consejo. El local estaba en plena plaza mayor de Brașov, por lo que nos llevó escasos cinco minutos desde nuestro apartamento. Nos sentamos en la agradable terraza y pedimos tres desayunos ingleses, tres cafés, un refresco y un agua con gas. En la terraza había varias mesas ocupadas que habían llegado antes que nosotros y que todavía no habían sido servidas. Total, que estuvimos esperando cincuenta minutos de reloj hasta que nos trajeron los desayunos. Yo aproveché entonces para comprar en una librería que había en la Plaza Mayor un libro que me había encargado una amiga (El Principito en rumano, 12 Leu/2’5€) y algo de ropa interior en un outlet (25 Leu/5’3€). Por fin llegó el desayuno, que estaba bastante bueno, pagando 113 LEu/24€ por todo. Después volvimos al apartamento y sobre las 11 salimos en dirección a Râșnov con la intención de ver su Ciudadela. Esta localidad se encuentra en lo alto de los Cárpatos, a unos quince minutos en coche de Brașov. Al llegar dejamos el coche en el parking y un tractor nos subió en un remolque adaptado para turistas hasta la Ciudadela (20 Leu/4’25 los cuatro viajes de ida y vuelta). No dejan acceder a vehículos particulares hasta la parte alta así que las opciones son: caminar por la cuesta o coger el tractor. El viaje en tractor duró unos pocos minutos pero fue divertido. Una vez en la entrada de la Ciudadela pagamos las entradas en la taquilla (12 Leu/2’53€ por persona, 6/1’3€ Leu para estudiantes). Entramos entonces a la bonita fortaleza, que recuerda ligeramente a Juego de Tronos. La Ciudadela es una fortaleza medieval de los siglos XIV-XVII, erigida por los sajones para posteriormente pasar a manos húngaras. Tras numerosas incursiones turcas se entregó la fortaleza al burgo. Durante el Siglo XVI se da el momento de máxima ocupación, llegando a construirse muchas viviendas, una capilla, una escuela, una fuente (de 140 metros de profundidad), etc. Al parecer a partir del Siglo XVIII las fronteras de Transilvania están ocupadas por militares, controlando los asedios, por lo que la población empieza a abandonar la Ciudadela y desciende a las zonas bajas, donde se encuentra la actual Râșnov. Esto significa que la Ciudadela comienza a deteriorarse hasta la actualidad, de hecho es una pena que no esté totalmente restaurada. Dimos un paseo por entre sus callejuelas y casas, hoy en día ocupadas algunas por tiendas de recuerdos; además hay buenas vistas del paisaje desde los puntos más altos de la construcción. Dentro de uno de los edificios hay un hombre llamado Gheorghe Samoila que expone numerosos objetos, entiendo que de su propiedad, para que los turistas los vean y firmen en su Libro de Visitas. Tras la visita volvimos en tractor al parking y pusimos rumbo al famoso Castillo de Bran, el lugar más turístico de Rumanía (¡¡y vaya cómo se nota!!). Dado que se relaciona con Drácula, leí la novela de Bram Stoker unos meses antes de nuestro viaje a Rumanía (y que por cierto me encantó, os la recomiendo). Drácula, publicado en 1897, fue la obra más conocida de este escritor irlandés quien, al parecer, nunca estuvo en Rumanía. Sin embargo, a la hora de construir el personaje, se inspiró en el príncipe de Valaquia (actualmente al sur de Rumanía) Vlad Drăculea III, alias El Empalador, quien vivió en el siglo XV (Vlad Tepeș en rumano). Al parecer Vlad era famoso por empalar a sus prisioneros y enemigos, de ahí el nombre. Pero en el folclore rumano también aparecían los vampiros, los strigoi (almas de los muertos que salen por la noche de sus tumbas cuando hay luna llena, que se matan mediante estacas) y otros personajes mitológicos que probablemente ayudaron a la creación del personaje. En el libro no se concreta la localización exacta del castillo, sin embargo esta fortaleza se ha utilizado para películas basadas en la novela de Drácula; la cuestión es que Vlad tampoco vivió en el castillo (parece que sólo estuvo unos días encerrado el mismo). He leído en alguna web que la relación de este castillo con Drácula pudo proceder de la invención del famoso dictador rumano, Ceaușescu, con el fin de explotar el turismo en el país, pues realmente Vlad vivió en el castillo de Poienari, mucho peor conservado. El castillo se levanta en una roca de 200 metros de alto y se trata en realidad de una vivienda medieval, construida a finales del siglo XIV por orden de Luis I de Hungría, en la frontera de su reino, con el fin de controlar las invasiones. Tras la Primera Guerra Mundial, Transilvania pasó a pertenecer a Rumanía y Brașov regaló el castillo a la Reina María, quien ordenó restaurar y dotar de modernidades a la construcción. Durante la época comunista se expropió pero, tras su fin, se devolvió a sus legítimos herederos, quienes lo administran hoy en día. Pagamos 40 Leu/8’5 por la entrada de Pelayo y 25 Leu/5’3 por la mía, con el descuento de la tarjeta universitaria. La visita nos llevó alrededor de una hora, paseando por las numerosas estancias, escaleras, pasadizos, etc. Drácula ha dado una gran fama al castillo y al lugar, lleno de chiringos turísticos, pero he de confesar que la visita me gustó. Hay numerosos carteles informativos sobre historia, muebles, armaduras, cuadros y demás objetos que se exponen. Además hay dos salas que se pagan aparte pero que no visitamos: -sala de tortura (10 Leu) -visita del túnel y antigua cisterna mediante un moderno ascensor (20 Leu) Al salir de la fortaleza vimos los chiringos, donde se vende toda una serie de objetos tradicionales y, como no, recuerdos de todo tipo haciendo alusión a Drácula. Hay una zona que reproduce un antiguo poblado con dos partes, una de pago (restaurada) y otra de visita libre (con mucho encanto pero sin restaurar). Aprovechamos para tomar un zumo de granada de uno de los puestos, que lo pagamos a precio de oro (35 Leu/7’4€) y después buscamos un lugar para comer que nos había recomendado Vasile, nuestro amigo el dueño de la Taberna Triana, en Cambados. El local se llamaba La Cristi y estaba construido en madera, de estilo tradicional (se encuentra saliendo del castillo, a pocos metros, a la derecha). Pedimos tres sopas de cerdo ahumado con habas, servido en pan, al estilo tradicional, que resultaron deliciosas. Ciorba de fasole cu afumatura in paine Pagamos 82 Leu/17’5 por todo, refrescos incluidos. De camino al coche nos encontramos una tienda de kürtőskalács y no pudimos resistirnos a comprar dos de postre (30 Leu/6’5). Nos dirigimos entonces a Busteni, en donde Daniel había reservado un alojamiento llamado Casa Bucegi, con dos habitaciones muy amplias y bonitas, dos baños (uno en cada cuarto) y terraza con barbacoa por 300 Leu/64€ la noche. Se puso a llover bastante por el camino y no paró hasta varias horas después. Cuando llegamos al alojamiento nos recibió la dueña, que vivía en el segundo piso del edificio. Le pedimos información para ir al día siguiente a la Esfinge y la Cruz de los Héroes Nacionales, en el Parque Natural de Bucegi, así que nos organizó una cita con un conductor (pues al parecer hay que subir en 4×4) en el bar de al lado, que también debe de ser de ella porque cuando entramos estaba detrás de la barra. El conductor resultó ser su hijo, quien nos comunicó que la zona estaba todavía nevada, a pesar de ser Mayo, así que no se permitía el paso sin ir bien equipados por lo que tuvimos que declinar la idea, muy a nuestro pesar… Como había parado de llover, y para recuperarnos del disgusto, decidimos hacer una barbacoa para cenar. Nos acercamos entonces al Lidl, que estaba muy cerca del apartamento, donde compramos comida para cenar esa noche y desayunar el día siguiente (222 Leu/47€). Entre Pelayo y Daniel prepararon la barbacoa, echándonos unas risas. Como apenas había menaje en el apartamento tuvimos que pedirle algunas cosas a la dueña. El menú fue el siguiente: -Verduras en salmuera -Champiñones con queso -Ensalada de tomate, pepino, cebolla y queso -Solomillo de cerdo -Tiramisú Cenamos estupendamente los cuatro en la terraza hasta bien entrada la noche. Estos fueron los vinos que bebimos: –Purcari rosé 2018, rosado elaborado con Cabernet Sauvignon, Merlot y RaraNeagră, IGP Ștefan Vodă, Moldavia. –Cervus Magnus Monte 2017, tinto elaborado con Fetească Neagră por la Bodega Ceptura, DOC Dealu Mare, en Prahova. –Eclipse 2015, vino tinto elaborado con Cabernet Sauvignon, Merlot y RaraNeagră por la Bodega Basilescu, DOC Dealu Mare, en Prahova. Etapas 4 a 6, total 10
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