![]() ![]() Ruta nómada en coche por los Castillos del Loira (Agosto 2022) ✏️ Blogs de Francia
Ruta nómada en coche desde España, durmiendo cada día (o casi) en una nueva ciudad. Subiendo por Burdeos y bajando por Tarbes, incluye un poco de Aquitania y otro de Occitania.Autor: Esth Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (2 Votos) Índice del Diario: Ruta nómada en coche por los Castillos del Loira (Agosto 2022)
01: Madrid - Burdeos
02: Saint-Émilion, La Rochelle, Trentemoult
03: Nantes
04: Clisson, Béhuard, Angers
05: Plessis-Macé, Plessis-Bourré, Montgeoffroy, Cunault-Trèves-Chênehutte, Saumur
06: Montreuil-Bellay, Fontevraud, pueblos trogloditas, Montsoreau, Candes y Chinon
07: Richelieu, Rivau, Azay-le-Rideau, Ussé, Langeais, Villandry, Tours
08: Forteresse de Montbazon, Chédigny, Loches, Montrésor, Montpoupon, Amboise
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Etapas 4 a 6, total 8
Para ir adentrándonos poco a poco en los encantos de la Ruta, empezamos por el precioso pueblo de Clisson.
Llegamos muy temprano, tanto, que aún las tiendas no estaban abiertas, por lo que pudimos ver el pueblo con toda tranquilidad. Lo primero que vimos fue el castillo. Lo rodeamos por fuera y pudimos así apreciar el encanto que le da su estado semiruinoso y su ubicación al lado del río. Río en el que, además, había varios grupos haciendo kayak. ![]() Cruzamos por el puente y llegamos al Domaine de la Garenne Lemot, siguiendo el camino entre el verdor y sus esculturas y "caprichos" diseminados, hasta llegar al edificio principal, donde había una exposición de pintura. Todo ello gratuito. ![]() Al volver hacia el coche, dimos un paseo por el casco antiguo, con su mercado cubierto de origen medieval. Nos quedó pendiente el Templo de la Amistad, situado en el cementerio, nada lejos del castillo. Nuestra siguiente parada fue Béhuard, un pequeñísimo pueblo enclavado en una isla en medio del Loira, que durante unos días al año acoge a los peregrinos que acuden allí el 15 de agosto. Como nosotros fuimos antes, simplemente nos encontramos varios grupos de voluntarios católicos preparándolo todo. Además, era la hora de comer y estábamos en el pico de una ola de calor, por lo que lo visitamos prácticamente solos. Las casas y calles eran todas muy pintorescas, pero más curiosa aún es su iglesia de Notre-Dame, tan pequeñita y construida sobre la roca. Fue una buena parada para estirar las piernas. ![]() Fuimos hasta Savennières, que está al lado, para darnos un paseo por allí y ver su antiquísima iglesia, pero, para cuando llegamos hacía tanto calor (íbamos en un coche sin aire acondicionado) que se nos quitaron las ganas y no duramos ni cinco minutos en la calle ni, por supuesto, hicimos fotos. Por fin llegamos a Angers, donde nos dirigimos directamente al hotel para poder refrescarnos. Aunque, como no son habituales esos calores por esas latitudes (aunque cada vez lo serán más, por desgracia) la habitación sólo disponía de un ventilador. Aprovechamos para descansar un poco mientras dejábamos pasar el resto de las horas de sol fuerte y hasta que no cayó la tarde, no salimos. Dimos un paseo por la orilla del río hasta la la catedral de San Mauricio (¡vaya escaleras!) ![]() y seguimos bajando y subiendo cuestas hasta el resto del casco histórico medieval (incluyendo la Maison d'Adam, claro). Volvimos al paseo del río y así pudimos rodear las murallas ajardinadas del castillo con la luz del atardecer. Fue una muy buena suerte coincidir allí a esas horas, porque, al estar en alto respecto del resto de la ciudad al otro lado del río, las vistas eran preciosas. ![]() Muy recomendables son Colegiata de San Martín y la Galería David d'Angers, que no visitamos por falta de tiempo. ![]() Etapas 4 a 6, total 8
De nuevo, comenzamos el día muy temprano, tanto que, sin querer, nos colamos en el primer castillo al que entramos. Y es que llegamos al Château du Plessis-Macé, vimos la puerta entreabierta y pasamos. Buscamos la taquilla, pero no había nadie, estaban como de labores de limpieza, pero no había nadie. Así que visitamos los jardines solos y gratis. En nuestra ingenuidad, pensamos que los jardines serían de acceso libre y sólo habría que pagar para entrar a los edificios. El caso es que nos ahorramos 7€ por persona.
No encantó la mezcla de estilos en los edificios, según sus épocas constructivas. Por fuera es bonito, pero por dentro lo es más y encima, diferente. ![]() ![]() Seguimos con el Château du Plessis-Bourré, que sólo vimos desde fuera porque entrar a todos es muy caro y para castillos sobre el agua ya entraríamos a Chenonceau. Eso sí, la paradita merece la pena y enfrente había unos campos de girasoles que no podían hacer el sitio más bucólico. ![]() Haríamos muchas de estas paraditas durante la Ruta, para estirar las piernas, dar una vuelta por los alrededores y sacar unas fotitos. De hecho, a veces eran paradas programadas para ir haciendo altos en el camino a lo largo de la Ruta y que no se hiciera pesado tanto coche tan seguido, y otras veces nos encontrábamos con ellos al pasar con el coche y parábamos. Así nos pasó, por ejemplo en Feneu. En el Château de Montgeoffroy fue una paradita programada y, aprovechamos para verlo por fuera y comer de picnic (todos los días comeríamos así, que es lo que acostumbramos a hacer para no perder demasiado tiempo en restaurantes y, con ello, horas de luz y de apertura de los sitios). ![]() En cambio, el Château de Salvert fue un poquito decepción, pues, para empezar, nos costó dar con él y, para continuar, aunque las verjas estaban abiertas, nos pareció tan privado que sólo nos atrevimos a verlo desde lejos. Siguiendo el Loira, llegamos a Cunault, aparcamos frente al río y vimos su château, eso sí desde fuera y tras su muro. Pero aquí lo bonito era seguir el paseo del río, porque había sido una sucesión de casitas, edificios relevantes, bodegas, etc. Todo dispuesto a lo largo del río, de tal forma que el municipio lo conforman varios pueblitos: Cunault-Trèves-Chênehutte. Así, encontramos la Prieurale Notre Dame de Cunault, ya en Trèves, la iglesia de Saint-Aubin y los restos de una torre y, en Chênehutte, la iglesia de Notre Dame de la prée des Tuffeaux. ![]() Y ya por fin, nos dirigimos a Saumur, donde haríamos noche. La verdad es que Saumur es bonito y tiene varias cosas para ver, pero es que, encima, celebraban una fiesta del vino y estaba todo el centro y el paseo del río lleno de ambiente. Eso sí, antes de que se fuera la luz decidimos ir a visitar la ciudad: atravesamos el puente sobre el Loira, subimos hasta el castillo y contemplamos las vistas panorámicas, volvimos a bajar hacia el centro de la ciudad y pasamos por la iglesia de Saint-Pierre y el Hôtel de Ville. Dimos un par de vueltas por el centro a rebosar y nos animamos a acercarnos a la fiesta, con las indicaciones que nos había dado el anfitrión de nuestro alojamiento. Bebimos un par de copas de vino, bailamos con la música en directo. Y terminamos el día encantados de la vida y las sorpresas que siempre surgen en los viajes. ![]() Etapas 4 a 6, total 8
Comenzamos el día visitando Montreuil-Bellay. Aparcamos al otro lado del río y así, al acercarnos, contemplamos la estampa del castillo en lo alto de la colina sobre el río Thouet. Subimos hacia allí por entre las casas más pegadas a la muralla y que llevan a un parquecito a la orilla del río donde encontramos unos aseos públicos que nos vinieron muy bien. Desde allí, seguimos subiendo hasta llegar al castillo, que, si bien estaba abierto, tan solo visitamos por fuera.
![]() De camino a nuestro siguiente destino, nos desviamos brevemente para ver el Château de Brézé. Nuestro siguiente punto clave fue Fontevraud, donde dimos una vuelta por las muy bien conservadas casas construidas en torno a la Abadía e intentamos ver lo máximo posible desde fuera, hasta el punto de que incluso callejeamos buscando un punto más elevado y acabamos en el monte más cercano. ![]() Continuamos nuestra ruta hacia Souzay-Champigny, donde visitamos las caves que nos parecieron chulísimas con tanta construcción subterránea diferente (y fresquitas en pleno mes de agosto) y el château de la reina Marguerite d'Anjou. ![]() En nuestra siguiente parada, Turquant, descubrimos bodegas excavadas también en la roca y hasta un hotel. Muy pintoresco. También había una galería de arte y fuimos viendo las obras de artista diseminadas por todo el paseo que hicimos desde abajo, donde aparcamos el coche, hasta lo alto del promontorio, siguiendo los paneles informativos que explican las tradiciones de la zona, entre ellas las "pommes tapées". ![]() Nuestra siguiente destino no estaba nada lejos, y es que visitamos el pueblo de al lado: Montsoreau. Con su castillo al borde del río Loira y un pequeño casco urbano medieval. ![]() De nuevo remontando el río y en el pueblo de al lado, hallamos nuestra siguiente parada: Candes.Saint-Martin, donde llegamos justo a tiempo para visitar su inconfundible iglesia fortificada: la Église-Collegiale de Saint-Martin. Desde allí, bajamos por las preciosísimas calles hasta el panorama sobre el río y el valle. Por último, ese día dormiríamos en Chinon, adonde tocaba ya dirigirse. Aparcamos en un aparcamiento público al lado del río y, al ser verano, los días eran largos y nos dio todavía tiempo a pasear varias veces por sus calles medievales y quedarnos admirados de la silueta tan única de su castillo. Miráramos donde miráramos había un edificio que te transportaba a la Edad Media o una calle tremendamente fotogénica. ![]() Etapas 4 a 6, total 8
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