![]() ![]() Tres dias en Ginebra ✏️ Blogs de Suiza
Tres días en la ciudad de Ginebra, Suiza.Autor: Ruth200es Fecha creación: ⭐ Puntos: 4 (1 Votos) Índice del Diario: Tres dias en Ginebra
Etapas 1 a 3, total 4
Mirando un día vuelos vi uno directo de Santiago a Ginebra con Easyjet por 70€ así que decidí que aunque era un poco pronto para saber qué sería de nuestras vidas (estábamos en Abril), me apetecía celebrar mi cumpleaños allí, que es en Noviembre. Yo había estado de Erasmus en esta ciudad en 2004-2005 y guardo de esa experiencia algunos de mis mejores recuerdos así que quería que mi marido la conociese. Por lo tanto compré dos billetes, del 18 al 22 de Noviembre, pues no había vuelos todos los días y los hoteles eran extremadamente caros (bueno, en realidad en Suiza no hay nada que yo conozca que sea barato…). Tras buscar alojamientos en Airbnb y en hoteles, me decanté por el Hotel Central, que estaba muy céntrico y tenía el precio más razonable, habiendo claro está truco: la habitación constaba de una litera, ducha y lavabo, con el wáter en el pasillo, y por tanto compartido. Las cuatro noches salían por unos 500€, que fue lo más barato que encontré… Lo bueno es que los turistas que reserven en alojamientos marcados se les facilita un bono de transporte gratuito para los días de viaje, por lo que este punto hay que tenerlo también en cuenta. Reservé en la web de Booking, obligándome a meter un número de cuenta para asegurar la reserva. El 5 de Junio recibí un correo de Easyjet en el que se informaba que el vuelo cambiaba de hora de vuelta, retrasándolo 30 minutos, sin problema. Si embargo el 6 de Agosto volví a recibir noticias de Easyjet diciento que nos cambiaban el vuelo de ida del 18 al 19 de Noviembre, y que por tanto me daban la opción de aceptarlo o de devolverlo, así que no nos quedó más opción que quedarnos el billete, a pesar de perder un día. Menos mal que, como había mucho tiempo, en Booking pude anular la noche de hotel, pues no se pagaba hasta dos días antes, bajando la cuenta a 365€ por tres noches. Hubo un momento en que incluso valoré en cambiar el hotel por una habitación en piso compartido en alguno de los apartamentos que se ofrecían, pero estaban todos bastante lejos y el precio, el baño no era privado y el precio era muy similar así que nos quedamos con el hotel. No tengo claro además si todos los alojamientos de Airbnb se aceptan a la hora de que la Oficina de Turismo tramite el abono de transporte gratuito, que por cierto incluye todos los buses, tranvías y barcos/mouettes de la ciudad. Si más dilación comienzo el diario de nuestro corto pero intenso viaje a Ginebra. Al final del diario os pasaré la dirección de mi web, donde podréis ver fotos del viaje y más enlaces. DÍA 1: MARTES 19/11/2025 Nuestro avión salió puntual de Santiago a las 14:30, llegando a Ginebra a las 16:30. Una vez en destino salimos del aeropuerto sin pasar ningún control y, una vez fuera de la terminal, buscamos la parada del bus 5, que ya estaba en la puerta (la verdad es que estaba todo muy bien indicado); también va al centro el tranvía número 10. Había bastante tráfico así que tardamos un poco en salir de la zona del aeropuerto, llegando a la parada de Bel Air unos veinticinco minutos después. Por cierto, el conductor nunca pide el billete, sólo si se sube un revisor es el que controla a los viajeros, y si no llevan el ticket/abono pone una multa (a mí me pasó estando de Erasmus, pues me había olvidado el abono en la habitación). De allí al Hotel Central fueron 5 minutos caminando; estaba en un edificio de viviendas con bajos comerciales, en la Rue de la Rôtisserie, paralela a la Rue du Marché, llena de comercios y bullicio. La recepción está en la planta 6ª así que allí nos entregaron la llave y la habitación estaba en otra planta, cumpliendo con lo que habíamos visto en las fotos: litera, pequeño balcón, lavabo, ducha, mesa, dos sillas, TV y un pequeño armario; el váter estaba fuera, en el pasillo, y tengo que decir que siempre nos lo encontramos limpísimo. Para tres noches fue más que suficiente, destacando lo céntrico que está, la única pega es que los colchones eran muy viejos y los somieres hacían además un ruido espantoso cada vez que nos movíamos. Dejamos las maletas y salimos a dar un paseo, siendo alrededor de las 17:30h; en media hora era ya de noche cerrada por lo que las dos orillas del Lago Léman comenzaron a iluminarse. Caminamos por la orilla del lago donde se encontraba nuestro hotel, para luego continuar por el Jardín Inglés, donde se encuentra el famoso reloj de flores (aunque tengo que decir que siendo de Coruña me gusta más el de mi ciudad). Por cierto, no pudimos ver durante nuestra estancia en la ciudad su conocido símbolo, el Jet d’eau, pues se encontraba en tareas de mantenimiento. Aprovechamos para entrar en un supermercado de la cadena Migros para hacer algo de compra para los desayunos y bocadillos, pagando 45’7CHF (el franco y el euro estaban muy parejos). Aprovechamos un apartado que había justo en la entrada de comida a punto de caducar, con buenos descuentos. Nos comimos en el propio supermercado, pues tienen una mesa y unas sillas en la entrada, una bandeja de sushi rebajada con un par de cafés y algunos dulces, pues estábamos desfallecidos. Continuamos por la Vielle Villle, donde se encuentra el Ayuntamiento, la plaza del Bourg-de-Four, la Catedral de Saint Pierre, la Maison Tavel, etc, trayéndome grandes recuerdos de mi época de Erasmus en la ciudad. Acabamos en un local llamado Soul Wines donde pedimos una degustación de seis vinos, tres blancos y tres tintos, con tres quesos y tres embutidos por 55CHF, casi todos los productos del país (por cierto, en Suiza, al igual que en Francia, es habitual pedir una carafe d’eau/garrafa de agua, que es gratuita). Las copas de vino eran realmente catavinos, pero bueno, para probar algo del país fue suficiente.. Eso sí, el camarero no soltaba la botellas, así que sólo pude hacer foto de las etiquetas: –[u]Cros des Calades Béline: vino blanco francés elaborado con Viognier y Roussane en la zona Ardèche-Rhône con viñas de más de 30 años, agricultura biológica, seis meses en inox tras fermentación. –Domaine de Beudon: Riesling y Sylvaner 2013, AOC Valais, viñas cultivadas bajo los preceptos de la biodinámica –Flisch and Flisch blanc de noir 2021: elaborado con Pinot Noir en Maienfeld por Weingut Schnell, en el Cantón de los Grisones –Adrians 2021: Pinot Noir elaborado en la zona suiza de Aargau –Clos des Calades ballon: Garnacha, Syrah y Cabernet Sauvignon –Cuvée Emilia 2021: elaborado con la variedad Divico, AOC Genève, con crianza en madera de roble. Al parecer esta variedad tinta es un cruce entre Gamaret y Bronner y lleva el nombre de uno de los héroes suizos de una de las tribus helvéticas que luchó contra los romanos. Se trata de un híbrido entre varias Vitis obtenido en el país en 1997, muy resistente a las enfermedades fúngicas como oidio, mildiu o botrytis. Se cultiva principalmente en el Cantón de Ginebra. Los quesos y embutidos, todos suizos, fue lo que más nos gustó, pues los vinos no nos emocionaron, pero había igualmente que probar algún producto nacional. Volvimos para el hotel dando un paseo donde acabamos de cenar alguna cosa más gracias a la compra del supermercado y algo de embutido que habíamos llevado de España. Etapas 1 a 3, total 4
MIÉRCOLES 20/11/2024 Nos levantamos a las 7 en el Hotel Central, desayunamos algo rápido en el cuarto y arrancamos hacia la parada de Bel Air, donde cogimos el 18, que nos dejó en el CERN (Centro Europeo para la investigación nuclear) tras una media hora de viaje. Cuando estuve de Erasmus en la ciudad no lo visité y, en esta ocasión, siendo además Pelayo un gran amante de la Física, no quise perdérmelo. La recepción el mismo abre a las 8 y las exposiciones a las 8:30; como no se pueden comprar las entradas con antelación quisimos llegar con tiempo por si acaso, sobre todo para reservar la visita guiada, que sólo se puede hacer desde la wifi del CERN. Entramos en la web Visit CERN y conseguimos dos plazas para la visita de las 10:30, en inglés (hay francés e inglés, y creo que alguna otra opción más sólo para grupos). Dimos una pequeña vuelta entonces por la tienda y el recinto de alrededor, donde está la llamativa cúpula del Globo de la Ciencia y la innovación (que al parecer Ginebra regaló al CERN para conmemorar el 50 aniversario de la creación de este centro de investigación), hasta que abrieron las exposiciones. El Globo estaba en obras así que había poco expuesto en su interior. El edificio que alberga el museo, diseñado por el arquitecto Renzo Piano, consta de dos llamativos tubos que sobrevuelan la carretera, con tres exposiciones fijas y varias temporales. Antes de nuestra visita guiada nos dio tiempo a ver el primer tubo. Hay muchos puestos donde van explicando cómo funciona el CERN, materiales, misiones, etc, bastante interactivo. Me gustaron especialmente los vídeos de los propios trabajadores del CERN, que en cada sala explican curiosidades, cómo hacen su vida en el centro y muchas más cuestiones. A las 10:30 comenzó en la recepción nuestra visita, con un señor mayor, físico jubilado que antiguamente trabajaba en el CERN. Era muy amable pero para mi gusto hablaba muy bajo así que había que acercarse mucho y estar en silencio total para entenderlo todo o casi todo. Primero visitamos el Sincrotrón de protones, que fue el primer acelerador del CERN, funcionando desde 1957 hasta 1990, hasta donde nos acercamos caminando y pasamos el control con el guía. Por lo que nos explicó estuvo cerrado durante años para finalmente abrirlo a las visitas, pudiendo ver el aparato, objetos de la época, fotos de los físicos relacionados, etc. Luego acudimos a otra parte con acceso restringido donde pudimos ver Atlas, uno de los cuatro medidores del LHC, el Gran Colisionador de Hadrones, que es el acelerador de partículas más potente y grande del mundo. Se encuentra en territorio suizo y francés, consistente en un túnel subterráneo de 27km de longitud, consigue acelerar las partículas a una velocidad cercana a la de la luz. Todo ello se consigue con imanes superconductores, cuyo funcionamiento es explicado en el museo, una parte de la exposición permanente que me pareció realmente interesante. Los haces de partículas, en direcciones opuestas, chocan dentro del túnel en puntos específicos donde están los detectores, siendo Atlas uno de ellos. Uno de sus principales descubrimientos del CERN fue el Bosón de Higgs en 2012 (hay un emocionante vídeo en el que se ve de la comunicación del descubrimiento). Tras la visita guiada continuamos con los interesantes vídeos del Auditorio, que se proyectan constantemente, y el segundo tubo del edificio. A las 14h estábamos bastante cansados así que fuimos hasta el comedor, donde compramos unas bebidas y comimos los bocadillos que llevábamos. Hay cafetería con menús y más cosas, no pintaba mal, aunque a precio de Suiza claro. Tras comer vimos la tercera sala, que alberga la exposición temporal, la que menos nos gustó, aunque también podría ser del cansancio acumulado de estar todo el día caminando a ritmo de museo, que en mi caso me rompe la espalda. Cogimos entonces el 18 de vuelta a Ginebra y luego otro bus hasta el Parque de la Perle du Lac. He de decir que la visita al CERN me encantó, y eso que yo no soy una especial amante de la física, la recomiendo si pasáis por la ciudad y tenéis un rato para dedicarle. Intentamos coger el barco/mouette M4 pero no fuimos capaces de atinar con el embarcadero, pues había varios. Llamé por teléfono a información de transportes de la ciudad y un señor muy amable me dijo que la línea funcionaba perfectamente y que el embarcadero estaba cerca del Restaurante Perle du Lac, que era justo donde nos encontrábamos, pero allí no aparecía ningún barco… Dimos mientras un pequeño paseo por el parque y finalmente vimos de repente al barco de las 17:30 saliendo de otro embarcadero que estaba más lejos (pasaba cada media hora), llamado Chateubriand, así que nuestro gozo en un pozo… Echamos entonces a caminar por el barrio de Pâquis, donde yo viví durante mi época Erasmus, concretamente en el Foyer Saint Justin, donde me hizo Pelayo una foto en la puerta. Es el barrio más multicultural de la ciudad, lleno de pequeños locales y restaurantes de múltiples orígenes. Cogimos entonces un bus hasta un restaurante llamado La Limite, que recomendaban vivamente, y donde yo había llamado durante el mediodía para reservar mesa a las 20:00. Aprovechamos para hacer algo de compra, esta vez en el supermercado Coops, otra de las conocidas cadenas de la ciudad. A pesar de que eran las 19 nos presentamos igualmente en el local, pues estábamos molidos y teníamos hambre. Nos sentaron en una mesa grande, compartida con un grupo de señores muy graciosos con los que entablamos rápidamente conversación. Hablamos principalmente con uno suizo, de 86 años, y otro de Guinea Conakry, que al parecer son clientes habituales. El restaurante es muy conocido y hay que reservar obligatoriamente porque debe de ser de los pocos de la ciudad con precios razonables y buenas raciones, de hecho el cocinero es español, concretamente de Salamanca, y eso se nota. Se fue llenando poco a poco, estando a reventar, y rellenando una mesa rápidamente con más gente en cuanto quedaba vacía. Pedimos una fondue y un entrecot de carne de caballo de 210 gramos, que son dos de las especialidades de la casa, eligiendo como acompañamiento patatas y ensalada. Estaba todo riquísimo. Además ponen un plato de jamón de aperitivo GRATIS, ¡¡lo nunca visto en Suiza!! Para beber tomamos un vino elaborado con Pinot Noir, AOC Genève, Domaine de la Planta, bastante correcto, la garrafa de agua gratuita y un café, pagando por todo 77’5€, una ganga para Suiza. Los camareros fueron muy amables y la velada estupenda, gracias en parte a nuestros vecinos de mesa, pero también a la comida y el ambiente del local. Nos gustó tanto que decidimos reservar mesa para el día siguiente pero desgraciadamente la camarera nos dijo que estaba todo completo, una pena… Cogimos un bus de vuelta al hotel y a dormir, pues yo además me encontraba con algo de mal cuerpo: dolor de cabeza, mocos, malestar… Todo apuntaba a un resfriado o gripe… Etapas 1 a 3, total 4
JUEVES 21/11/2024[u] Por fin se cumplía mi sueño de celebrar mi cumpleaños en Ginebra!! Me desperté sobre las 9 en el Hotel Central, mejor de lo que me acosté, probablemente gracias al paracetamol que me había tomado antes de acostarme. Desayunamos en el cuarto y luego fuimos a dar un paseo por la ciudad, concretamente por las diversas islas, hasta que llegamos a La Jonction. Es una zona agradable, con bares, grafitis, tiendas de alquiler de piraguas, zona boscosa de descanso, orilla del río para bañarse, etc. Sin embargo, al ser noviembre, estaba prácticamente todo cerrado y en obras. En este punto se juntan los dos ríos que pasan por Gienbra, el Arve y el Ródano, que se nota por la diferencia de colores. El mejor punto para verlo está en un puente pero nos quedaba lejos y además no sé si era peatonal, pues sólo vimos trenes atravesar por el mismo. Volvimos caminando hacia el centro, pasando por el Cementerio des Rois, en Plainpalais, donde están enterrados Calvino, Jorge Luis Borges y toda una serie de personajes ilustres que algo tuvieron que ver con el país. Continuamos hasta el Parc des Bastions, en pleno corazón de la ciudad, que alberga el famoso Monumento de la Reforma. Además allí seguían los tableros de ajedrez pintados en el suelo para que la gente juegue, con grandes fichas de plástico, que tanto llamaron mi atención en 2004. Aproveché para hacerme fotos en UniDufour, el edificio administrativo de la Universidad Cantonal de Ginebra, donde había estado durante mi período de Erasmus. Enfrente está el Grand Théâtre de Genève, el Monumento de Henri Dufour en Place Neuve, el Museo Rath, etc. Nos adentramos en la Vieille Vile, entrando a ver el patio del Ayuntamiento, y caminamos hasta Rive. Allí cogimos el bus 6 hasta el embarcadero de Genève Plage, donde queríamos coger un barco hasta la otra orilla pero volvimos a perderlo… Resulta que salía de un pequeño embarcadero que está cerca del monumento de Port Noir, a las y cuarto y a las menos cuarto así que finalmente cogimos el M4 hasta Chateaubriand a las 12:45. Una vez en el otro lado del lago tomamos un bus hasta Appia, pues teníamos entradas reservadas para visitar la ONU a las 14:30, con guía en español. Estas entradas fueron las únicas que compré online con cierta antelación, pues se suelen agotar (el 15/11 para el 21/11), pagando 42’4CHF por las dos. Recibí los códigos QR por correo, que hay que mostrar en la entrada, de hecho recomiendan estar media hora antes del inicio de la visita, con el fin de poder pasar los controles de seguridad con tiempo suficiente y no llegar tarde. Como aún faltaba algo de tiempo aprovechamos para entrar en el Museo de la Cruz Roja, que está justo enfrente, y tomar algo en la cafetería, pues comenzó a nevar. La verdad es que el comedor tenía buena pinta, había bastante gente. Este museo, del que me han hablado bien, me queda todavía pendiente de visitar. Cuando fue la hora nos acercamos hasta Naciones Unidas, donde pasamos el control de documentación y el de seguridad, para luego esperar a que nos viniesen a buscar las guías. Una vez dentro del edificio de reuniones nos repartieron en dos grupos; nosotros tuvimos la suerte de hacer la visita con Mónica, una guía mejicana que nos hizo gozar con la visita, nos pasaron las dos horas volando, es excepcional. Nos explicó el origen de la ONU, nos mostró varias de las salas que estaban libres, obras de arte que regalan los países, etc. La pena es que la parte más antigua, de la que yo guardaba un gran recuerdo, no pudimos verla, pues estaba en reformas, que es donde además se encuentra la Gran Sala de reuniones que siempre aparece en la TV. Sin embargo sí que pudimos ver la Sala XX o de los Derechos Humanos y de la Alianza de las civilizaciones, pintada por Miquel Barceló, también llamada la Capilla Sixtina de la ONU. Al parecer se basó en el mar y cuenta con numerosas estalactitas de pintura (en total se usaron casi 35.000 kilos), polémica en su momento por el gran gasto que supuso. Una vez que desgraciadamente acabó la visita y nos despedimos de Mónica, visitamos la tienda, donde Pelayo compró una gorra (19 CHF) para él y una sudadera para mí (69 CHF). Yo cogí una pequeña navajita llavero (7CHF) que pasó por el control del aeropuerto, a la vuelta, sin problema. Una vez fuera del recinto cogimos el bus 20 justo delante de la ONU, bajando en Bastions. Dimos una vuelta por la Vielle Vile para ver la Catedral de Saint Pierre y callejuelas de alrededor. Nos acercamos también al hotel para dejar las bolsas y aprovechamos para comer algo en el cuarto, pues no habíamos comido nada desde el desayuno. Para la noche había reservado mesa en La Gruyeriène, gracias a la camarera que nos atendió por teléfono, pues me dijo que si íbamos de 18:30-20:00 nos daba mesa, pero que luego tendríamos que marchar porque estaba todo completo. Como eran las 18h nos dirigimos ya para el restaurante, que iba a ser más merienda que cena, pero no había otra opción y tampoco nos importaba, después del desgaste del día. La joven que nos atendió por teléfono fue la que luego también nos sirvió en el restaurante, de origen africano, extremadamente amable, así que le agradecimos mucho el gesto. Otro de los camareros que nos atendió, portugués, era también muy majo, y nos recomendó muy bien. Pedimos una fondue con boletus, que venía con patatas cocidas, y además un steak tartar porque no les quedaba entrecôte. De postre tomamos unos merengues con doble crema de Gruyère. Todo estaba muy rico, siendo acompañado por un vino elaborado a base de Pinot Noir, de la zona de Fribourg, jarra gratuita de agua y dos copas de Ruinart para celebrar mi cumpleaños. Estaba todo muy rico pero pagamos 151’6CHF, es decir, el doble que en La Limite (sólo las copas de Champagne fueron 30CHF). Antes de las 20 abandonamos la mesa, como nos habían solicitado. Pelayo quiso tomar algo después de la cena, pues la verdad es que aún era temprano para el horario español, así que entramos en un local muy animado, llmaado Katrépices, donde probamos varias copas de vino: -Celler des Chartreux by Sebastian Chebal 2023: vino rosado elaborado a base de Garnacha por un antiguo jugador de rugby), 7CHF -Domaine Creuze Noire St-Amour 2022: Beaujoulais (Gamay), 10CHF -Domaine Creuze Noire St Véran 2022: Chardonnay elaborado en Borgoña, 10CHF -Dom Cottebrune transhumance 2021, de Faugères, Languedoc-Roussillon, 9CHF La verdad que había muy buen ambiente en el local y disfrutamos las copas de vino, pagando por todo 37CHF. Volvimos dando un pequeño paseo hasta el hotel, cuya zona ya estaba menos transitada y animada que durante el día, sólo quedaba abierto algún que otro restaurante suelto. Etapas 1 a 3, total 4
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