![]() ![]() La ruta de las mil Kasbahs. ✏️ Blogs de Marruecos
8 días de viaje por Marruecos en coche de alquilerAutor: Antxon Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (1 Votos) Índice del Diario: La ruta de las mil Kasbahs.
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Etapas 1 a 3, total 8
La ruta de las mil Kasbahs.
Marruecos es un país diferente, un pueblo diferente con una visión del tiempo diferente. De esto nos fuimos dando cuenta poco a poco según iban pasando los días y veíamos que de la planificación que llevábamos solo cumpliríamos los principales hitos. Aquí esta nuestro Road Trip. Llegamos a Marrakech el 25 de Septiembre de 2008, Jueves, en pleno Ramadán en un vuelo de EasyJet, una hora antes de lo esperado porque no los de la compañía no tuvieron en cuenta que la diferencia horaria es de dos horas en verano. Estuvimos esperando a que llegara el coche de alquiler, nos habíamos adelantado una hora... y no llegaba... dando vueltas y vueltas al aeropuerto y buscando entre la infinidad de guías que iban llegando con sus cartelitos. El aeropuerto precioso. Una hora y pico después, teníamos delante nuestro flamante Dacia Logan blanco sin aire acondicionado (lo reservamos por Internet desde España en medloccars, 168€, 7 días seguro todo riesgo con franquicia de 100€). Era ya de noche, y la comprobación que pudimos hacer del vehículo fue escasa, lo único que vimos es que tenía rajada la luna y las ruedas un poco bajas. Llegar a Marrakech de noche y tener que conducir por allí es poco recomendable... divertido si, pero se pasa mal... no hay casi señales de trafico, ni sabes hacia donde vas… las bicis, carros, burros, peatones, ciclomotores en todas direcciones, como si de un enjambre de avispas se tratase, se conduce como si no existiesen los carriles y todo el mundo va tocando la bocina para no chocar con el de a lado. Es imposible describir el flipe cuando atraviesas tu primer cruce, una vez has llegado a como la llaman por ahí "la ciudad loca" agarras fuerte el volante y rezas para que todo el que se cruza por delante de tu vehiculo se aparte a tiempo. Al final aparcamos en la Koutobia y con las maletas nos dirigimos hacia la plaza Jemna el Fnaa desde donde teníamos el croquis que nos enviaron de la medina para poder llegar al RIAD, tras perdernos por las callejuelas con las maletas y de rechazar los asaltos de miles de guías que se ofrecían gustosamente a acompañarnos, llegamos al RIAD Dar Bennani, la comunicación costó un poco porque los propietarios no saben mas que francés y nosotros practicante solo castellano, pero el idioma de los signos, perfecionado a lo largo del viaje, siempre da buenos resultados. Dejamos todo en el hotel para ir a cenar la plaza Jemna el Fnaa. Fuimos buscando el puesto 31, el recomendado por la Lonely Planet. No lo encontramos y eso que dimos unas cuantas vueltas, así que al final nos decidimos por uno en el que sabían castellano, sobre todo porque fueron los más amables y menos agresivos… pararte allí a cenar y ver el ajetreo de la plaza desde la tranquilad de tu asiento es una gozada. Tras dar un paseo por la plaza, ver el espectáculo y comprar unas postales nos fuimos a dormir porque el día siguiente iba a ser duro, aunque no sabíamos cuanto... Etapas 1 a 3, total 8
El 26 de Septiembre de 2008, Viernes, nos levantamos sobre las 7:30 de la mañana, era ya de día y llovía a más no poder. El RIAD era precioso, las habitaciones en la planta alta circundando un patio interior, una en cada cara del patio. Tras la puerta de madera al más puro estilo marroquí de gama alta, aparecía el patio interior, el agua de lluvia chorreaba de las telas que tenían colgadas de la terraza para aplacar el sol del verano, el agua caía sobre la palmera y las plantas que formaban la decoración central del patio.
El desayuno lo servían en la terraza donde por suerte tenían un espacio cubierto que nos resguardaba de la lluvia, la cual parecía que disminuía su intensidad un poco. El desayuno impresionante. Té a la menta, mantequilla, mermelada, zumo de naranja, una especie de tostadas típicas de allí, pan… de todo, todo buenísimo, y además, rodeados por los olores, acentuados por la lluvia, de las plantas de la terraza. Una maravilla. Al terminar el desayuno ya no llovía así que salimos con el coche dirección las cascadas de Ousouz. Encontrar la dirección correcta no era fácil, ya que la señalización escasea. Cada cruce y cada rotonda un pequeño infierno. Cuándo llegas un cruce, de una carretera de un solo carril te encuentras en una línea de cuatro coches en paralelo y el primero que mete el morro es el que pasa, parece mentira que no haya más accidentes, aunque haberlos haylos. Empezó a llover de nuevo. Después de un par de horas conduciendo bajo la lluvia llegamos a Ousouz. Al llegar había vuelto la calma y ya no llovía. Casi no había turistas porque entre que el día había amenazado malo y que era Ramadán éramos de los poquitos que se habían atrevido a ir. Esta fue, a posteriori, la tónica de todo el viaje, como comprobaríamos después, y tuvo su parte buena y su parte mala, ya que allá a donde fuéramos éramos prácticamente los únicos huéspedes y teníamos todas las atenciones, pero por otra, todos los buscavidas timadores y demás andaban todo el día detrás nuestro dando el coñazo. Y Ousouz no fue una excepción, nada más bajar del coche teníamos una horda de guías en paro esperando al turista despistado para ofrecerle gentilmente o no tan gentilmente sus servicios. Tal fue el agobio aquí, rechazando los servicios de todos ellos, (amigo yo guía, yo enseño macacos, yo enseño cascada, amigo, amigo, amigo,…) que decidimos rechazar también los que pudieran venir en el resto del viaje e ir buscándonos la vida nosotros mismos. Finalmente emprendimos el descenso a la cascada por nuestra cuenta. Muchos de los puestos estaban cerrados, así que, el descenso sí que fue mucho más tranquilo. Las cascadas son impresionantes, el mirador que se encuentra justo sobre ellas también, un salto de agua de no se cuantos metros, un montón. El agua cae en una especie de poza y de ahí otro salto, precioso, de las cascadas mas bonitas que haya visto nunca, y como no, a mitad de descenso, empezó, no a llover, sino a diluviar, a mala leche… Menos mal que Nerea está en todo y había llevado un paraguas al viaje… que suerte! Y yo que había pensado, ¿para qué querremos un paraguas en el desierto? Menos mal! Aguantamos lo que pudimos bajo aquella manta de agua hasta que al final nos dimos media vuelta para irnos, y allí arriba, al principio prácticamente del camino… los vimos. Estaban allí... un montón de macacos. Con y sin crías a la espalda saltando de las rocas a los árboles y de rama en rama… Están en el camino. No es necesario un guía. Nuestro planning iba sobre ruedas, pasado por agua pero sobre ruedas. Salimos de Ousouz sobre la una del medio día, camino a Demnate y a la R307 para llegar al alto atlas y dormir en Ifoulou. Un pueblo perdido en mitad del atlas que cuenta únicamente con una Gite d'Etape. Un pueblo sin apenas turismo, auténtico, al que van de pasada únicamente las personas que quieren hacer trekking y llegar hasta Megdaz. Nosotros lo descubrimos gracias a la ONG Acción Geoda que intenta levantar la economía del valle. Si no recuerdo mal, pasamos por Demnate sobre las 14:30 y comenzamos la R307 un poco despistados porque el mapa de la PDA no lo teníamos del todo bien calibrado y no sabíamos si íbamos en la dirección correcta. Como la carretera estaba asfaltada supusimos que íbamos bien. Todo iba sobre el planning, a las 7:30 llegaríamos a dormir a Ifoulou. El Alto Atlas es fantástico, pueblos de roca en las laderas más escarpadas. Las nubes ocultando los picos mas altos. Rayos de sol filtrándose entre ellas para iluminar valles imposibles,… merece la pena la paliza. Al cabo de dos horas, conduciendo a 30 km/h, en algunas de las curvas descendiendo uno de los puertos de montaña empezamos a ver desprendimientos… estos se iban intensificando paulatinamente… ahora un poco de gravilla, ahora un peacho de chusco en mitad de la carretera, y la cosa cada vez de ponía un poco peor en la siguiente curva… empezamos a ir todavía mas despacio y a empezar a sudar en cada curva. Dieron las 6 y media y todavía nos quedaba un gran trecho para llegar… empezaba a anochecer… y todo aquello no tenía pinta de mejorar. Como si de un cuento se tratase, solo sabíamos que nuestro destino estaba allí donde se cruzaba el camino con el río… a donde llegamos en la más oscura de las noches, sobre las 8 más o menos. En este punto sabíamos que teníamos que seguir un camino de arena, pasar un pueblo y un mercado y veríamos el cartel de la Gite, pero, el camino estaba también derrumbado. Acercamos el coche al camino para alumbrarlo con los faros y salimos a verlo. Eran todo rocas y chuscos y no se veía ni a un palmo de distancia… Dos personas aparecieron de la nada, de la mitad de la oscuridad! Qué susto! Nos ofrecían dormir no se donde… pero de dónde carajo habían salido?? Nos dijeron que no fuéramos a Ifoulou porque el camino estaba muy mal, y más con y un Dacia Logan sin tracción total. 8:30 de la noche, en mitad del Alto Atlas, con desprendimientos y sin poder llegar a nuestro destino… Las cosas empezaban a torcerse… ¿Qué hacemos? Nos preguntábamos. Al final decidimos terminar de cruzar el alto Atlas hasta El Kelaa M'Gouna. Ya llegaríamos, antes o después. Sin prisa. Nos dio muchisima pena... tenímamos unas ganas locas de conocer el pueblo y a su gente... autentico, para lo bueno y para lo malo... pero no podía ser... pero seguimos nuestro camino. Un poco tristes, la verdad. Así que, seguimos nuestro camino. Como intuíamos y confirmamos más adelante, en esa zona, la semana anterior, había habido lluvias torrenciales y se lo habían llevado todo por delante. El camino estaba cada vez peor. La carretera estaba totalmente destrozada, derrumbamientos, ríos cruzando por encima de la carretera, en muchas ocasiones el agua se había llevado carriles completos de carretera.... en otras la carretera directamente no existía y había que cruzar el socavón por la ladera del monte. Un infierno. De todo, creo que el peor momento fue el que había que atravesar el río que pasaba sobre la carretera. Qué miedo! Y si nos hubiese arrastrado la corriente? No lo quiero ni pensar. A eso de las 11:30 de la noche terminamos de cruzar el alto atlas y llegamos a unas carreteras largas y rectas, lo habíamos conseguido, habíamos llegado, al final, sanos y salvos, y ni siquiera habíamos pinchado al pasar sobre todas esas rocas de puntas como cuchillos. De verdad que por momentos temimos por nuestra seguridad en aquellas serpenteantes curvas llenas de peligros. Encontramos refugio en las acogedoras habitaciones de la Kasbah de la familia Ben Moro. Una Kasbah preciosa a lado de la carretera, perfectamente restaurada con unas habitaciones impecables. Creo que nos dormimos antes de caer sobre la cama. Etapas 1 a 3, total 8
Nos levantamos en aquel castillo el 27 de noviembre de 2008, Sábado. Por la mañana, de día, la Kasbah de Ben Moro era aún más bonita. Una pasada. Construida aparentemente de barro y paja, adobe o como se llame... Disfrutamos de un nuevo opíparo desayuno con los huesos descansados. Tras la Kabbah se levanta un palmeral increíble, y esta vez si, el día acompañaba. Es una gozada pasearse entre las huertas salpicadas de palmeras datileras. Llegamos, tras rechazar a múltiples guías, a un río tras el cual se levantaba una verdadera Kabbah habitada, una maravilla. Tras pasar un rato más paseando entre las luces y sombras, entre sembrados y palmeras, decidimos dirigirnos hacia las gargantas del Dades.
Es difícil describir estos pasajes tanto en Dades como en el resto del viaje, son tan diferentes tan impactantes e impresionantes… la carretera discurre por las laderas de la garganta de tal manera que vas entre los muros marrones de la misma con un precioso palmeral a uno de los lados. Las laderas van variando en formas y tonos ahora lisas ahora como cuchillos, ahora como nubes de algodón, es impactante como la roca va cambiando de formas, no puedes dejar de mirar aquellas líneas. Una pasada. Sobre el planning íbamos a llegar a Dades "mañana por la noche" por lo que teníamos apalabrado una habitación en un albergue de las gargantas, sin embargo, estábamos en la puerta a eso de las 11:30 de la mañana y decidimos seguir sobre la marcha aprovechando las horas de luz. Así que, seguimos adelante por la garganta hasta subir un pequeño puerto donde la carretera serpentea como una culebra con curvas de 180 grados, arriba, en un mirador impresionante hay un bar con terraza. Qué gozada, tranquilidad, vistas, un poco de música y dos Cocas… que mas se puede pedir? Creo que nunca habíamos disfrutado tanto de una Coca. Después de un rato, de parar a comer y de intentar parar en alguno de los pueblos del camino, que al no ser tan turísticos no es tan pesado… llegamos a las gargantas de Todra. A nuestros pies, a bastantes metros bajo nuestros pies se extiende un gran oasis, completamente verde que termina bruscamente en los naranjas de las casas y de las paredes de la garganta. Para entrar en lo profundo de las gargantas hay que dejar el vergel y seguir el camino, todo empieza a ser más árido, las paredes crecen y se hacen gigantescas. Es bonito, muy bonito, pero si tuviera que elegir, me quedo con Dades. La espectacularidad de los acantilados estaba mermada tras nuestras aventuras por el Alto Atlas, pocos acantilado pueden sorprendernos después de aquello, y respecto al oasis, el de Dades nos pareció mucho más bonito. Los pueblitos del camino de Dades mucho más cuidados y auténticos. En Todra todo parece más comercial y más turístico. Llegamos a un punto donde se termina la carretera y comienza la pista pero como nos informaron, en días anteriores había llovido mucho y era un barrizal, por lo que no nos aconsejaban adentrarnos por allí con un turismo, así que dimos media vuelta y se empezó a hacer de noche. Anochece prontísimo, es una lástima, pero también amanece prontísimo y se desaprovechan muchas horas de luz, para ellos mejor claro, como decía era Ramadán y en Ramadán no pueden ni comer ni beber de día, así que, cuanto menos tiempo dure el día mejor. Se hizo de noche y buscamos alojamiento, para cenar tajin de carne de vaca y couscous de verduras… El couscus estaba aceptable pero el tajin… bueno, hemos comido cosas mejores. Como al día siguiente queríamos aprovechar las horas de sol de la mañana, preguntamos en el hotel si era posible desayunar a las 6 de la mañana, no tuvimos problema porque esa noche era la Fiesta, bueno, la primera de las dos fiestas que hacen en Ramadán y por lo tanto se quedarían despiertos hasta muy tarde, hasta las 5 o más. Etapas 1 a 3, total 8
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