![]() ![]() CRUCERO POR EGIPTO Y TIERRA SANTA (12-19/4/2010) ✏️ Blogs de Mediterráneo
Crucero en el Zenith, de Pullmantur, por Grecia, Alejandría, El Cairo, Jerusalén, Belén, Chipre, Rodas y Atenas.Autor: Oreto Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (3 Votos) Índice del Diario: CRUCERO POR EGIPTO Y TIERRA SANTA (12-19/4/2010)
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Etapas 4 a 6, total 8
DIA 4º. EL CAIRO
Este día tuvimos que madrugar mucho: a las 5,30, pues la salida estaba prevista para las 7, pero antes había que desayunar y como había pleno para la excursión, pues el restaurante y el buffet estaban de bote en bote. Éramos 26 autobuses. La distancia desde el puerto a El Cairo es enorme, más de 3 horas y eso que no paramos ni una sola vez pues íbamos en un convoy protegidos por soldados armados en jeeps y motos que nos escoltaron todo el viaje y que tenían cortadas todas las intersecciones de modo que no tuvimos que detenernos en ningún cruce. La carretera a pesar de ser de peaje era bastante irregular (yo eché el desayuno). Por fin llegamos a El Cairo y lo primero que hicimos fue visitar la Fortaleza de Saladino, la Mezquita de Mohammed Alí y una panorámica de la ciudad. A continuación fuimos hacia el Nilo, donde embarcamos en un buque fluvial y nos pasearon por el río mientras comíamos; la comida de buffet, pero aceptablemente buena, la bebida, agua mineral y opcionalmente cerveza (de pago), el café o té estaban incluidos. Nos amenizaron la sobremesa mientras navegábamos con una “odalisca” que nos bailó la danza del vientre y una orquestina típica: algunas señoras bailaron. Después de esto desembarcamos y nos condujeron en el autobús a las célebres Pirámides. A primera vista son espectaculares, pero de cerca dejan ver el deterioro que sufren, algunas zonas están derruídas, pero creo que durarán unos cuantos miles de años más, salvo desastre… Lo más desagradable es el acoso al que te ves sometido en cuanto pones pié en tierra por parte de un ejército de vendedores ambulantes de baratijas, que no se rinden fácilmente. A continuación nos llevaron en el autobús a un alto en la llanura de Giza, desde donde se tiene una panorámica muy de postal. Después, también en autobús, a la Esfinge, que se encuentra en un estado de ruina muy apreciable, de hecho está cercada para que no se pueda acceder hasta su proximidad. Tiempo libre en cada parada para que cada uno hiciera lo que le apeteciera… Luego, de nuevo a El Cairo, esta vez a la tienda de los papiros por si estabas interesado en alguno: no eran muy caros (según el tamaño, claro), entre 20 y 30 euros, y siempre te “regalaban” uno de tamaño más pequeño. A salida nos metieron en la tienda de al lado, una joyería, de la que la guía, durante el largo camino de ida, nos había ido informando de las cosas que vendían, sobre todo “los cartuchos egipcios” de plata y de oro y plata, que te podían grabar con tu nombre en caracteres jeroglíficos y que podrías recoger por la tarde (todo muy organizadito, entre 30 y 50 € según tamaño y calidad… Y de nuevo otras tres horas para volver al barco, que se hicieron interminables, también arropados por una escolta militar que nos preservó de todo mal cortando también todos los cruces. Resumiendo, hacer esta excursión por libre puede tener su atractivo por lo que tiene de aventura, pero dado el caos que es la ciudad y la lejanía del barco, con todo lo que esto supone, yo no lo aconsejaría por ahorrar unos pocos euros. También hay otra excursión del barco que, además de ver las pirámides, te lleva al desierto en jeep y te dan un paseo en camello, etc., pero los que la hicieron, que era gente muy joven, volvieron “reventados”. Respecto a la moneda, igual que en Alejandría, se puede pagar en euros en prácticamente todos los sitios, menos para pagar las entradas a los sitios oficiales. De todos modos hay que tener mucho cuidado con lo que compras pues son muy pillos y en cuanto te descuides te engañan, sobre todo con las vueltas. Y no me estoy refiriendo a las tiendas “decentes” sino a los vendedores ambulantes. Etapas 4 a 6, total 8
También otro día de madrugón, un poco menos que el día anterior, pero madrugón al cabo. Salimos también una caravana de autobuses considerable: más de 20, pero en este caso no había acompañantes militares. Como comenté antes, la noche anterior nos dejaron en el camarote el visado para entrar en Israel, visado que tuvimos que mostrar a la policía hebrea al salir del barco, y no contentos con esto, aleatoriamente elegían a algunos, sobre todo jóvenes, a los que les hacían un registro en toda regla haciéndoles vaciar las mochilas si las llevaban.
Y empezamos la excursión en dirección a Jerusalén: unas dos horas de viaje, pero desde el primer momento se apreció que estábamos en un país diferente: todo limpio, buenas carreteras, todo muy verde; hasta los taludes de la carretera estaban cubiertos de vegetación, pues según nos contó la guía tenían unas conducciones de agua reciclada, de cientos de kilómetros, que utilizaban para el riego digamos decorativo, lo que daba un aspecto muy agradable, nada que ver con Egipto, aunque son vecinos. Antes de continuar quiero hablar de la guía que nos tocó en suerte (Angelita): era nacida en Argentina, de padres judíos, que cuando ella era joven se asentaron en Israel y que viven en un kibuz, yo creo que era sionista, pues no dejó de cantarnos las excelencias del pueblo judío, lo buenos que eran y lo “malillos” que eran los palestinos. Desde el primer momento a casi nadie del grupo le cayó bien. Bueno, pues como decía antes, después de unas dos horas llegamos a Jerusalén; en primer lugar fuimos a la parte Este, en lo más alto, desde donde se tenía una panorámica extraordinaria de toda la ciudad: era emocionante. Allí nos explicó lo que era cada uno de los monumentos que desde allí se divisaban y a continuación nos dirigimos al Huerto de Getsemaní, es un jardín con olivos milenarios y la Iglesia de Getsemaní, ortodoxa, muy bonita. Después el autobús nos acercó a la ciudad vieja, amurallada, y por una puerta entramos (a pié) a la ciudad antigua, donde está toda la historia. Visitamos la iglesia de la Dormición, donde la leyenda dice que la Virgen murió; luego al Cenáculo de la Última Cena, la tumba de David, el Muro de las Lamentaciones, lleno de judíos ortodoxos dándose cabezazos contra la pared, hombres por un lado, mujeres por otro. Nos agrupamos todos en la explanada que hay delante y la guía nos comentó que íbamos a entrar en la Vìa Dolorosa para visitar la Iglesia del Santo Sepulcro. Iglesia de La Dormición Tumba del rey David Entrada al Cenáculo Mezquita Dorada (o de Al Aqsa) El rey David y su arpa Muro de las lamentaciones Aquí tuvimos un problema, pues la guía, que como comenté antes no funcionaba nada bien, nos perdió en el inmenso barullo que había en la Vía Dolorosa, debido a que, como nos había entretenido muchísimo en los sitios anteriores, coincidimos con la salida de las oraciones del viernes de los musulmanes una auténtico caos… Al final, después de muchas peripecias y múltiples llamadas telefónicas (se nos acabó el saldo de la tarjeta, aunque éste era grande), pues nos encontrábamos totalmente perdidos a 200 km del barco, conseguimos, gracias a un taxista, llegar al hotel donde íbamos a comer (tuvimos que apañarnos por nuestra cuenta para saber qué hotel era, pues la guía no nos lo había dicho). No obstante nos perdimos el Santo Sepulcro, por lo que he presentado reclamación a Pullmantur (que después de un año todavía no se ha dignado ni siquiera contestarme). Mi consejo es que no se os ocurra hacer las excursiones del barco, pues aparte de ser carísimas, el trato que te dispensan y la atención ante posibles problemas son cero. Comimos en hotel Royal Crown aceptablemente, pero fuimos los últimos de los veintitantos autobuses. Después de comer, de nuevo al autobús para desplazarnos a Belén. Hay que saber que Belén está en Palestina y que hay que pasar la frontera; en esta dirección no hay muchos problemas, pero a la vuelta nos tuvieron retenidos los judíos, no los palestinos, cerca de una hora… Bueno, pues pasamos a Palestina, a donde nuestra guía no nos acompañó porque no les dejan pasar, para eso los palestinos tienen sus propios guías. Pero la sorpresa surgió cuando, una vez pasada la frontera, se sube al autobús el que en teoría sería nuestro nuevo guía palestino, que en perfecto español nos explicó que él no era el guía sino el dueño de una tienda de souvenirs a donde nos iba a llevar hasta que apareciera el guía de verdad que estaba atendiendo a otro grupo; totalmente surrealista. Después de tres cuartos de hora, hartos, nos salimos de la tienda y todo el grupo empezamos a soliviantarnos porque era tardísimo y a las seis y media debíamos acoger el autobús de regreso a el barco. En esto apareció el nuevo guía, éste sí era auténtico e infinitamente mejor que la judía, que nos acompañó a la Basílica de la Natividad, ortodoxa por cierto, y después de las explicaciones y la visita nos comunicó que para bajar a la gruta de la Natividad, teóricamente el sitio donde nació Jesús, había una demora de más de una hora y que él tenía instrucciones de devolvernos a las seis y media. Basílica de la Natividad Gruta de la Navidad. Aquí se armó el lío pues por unanimidad optamos por quedarnos a hacer la cola, tardase lo que tardase, y que fuera llamando al barco para advertirles que llegaríamos por lo menos una hora después de lo previsto. El guía no puso ninguna objeción y lo comunicó al centro de excursiones de Pullmantur. Así que después de visitar la gruta subimos al autobús para dirigirnos, primero a la frontera israelí, donde como dije antes nos tuvieron esperando 45 minutos largos, por lo que la hora de retraso se convirtió en más de hora y media. Pero, naturalmente, el barco esperó a que llegáramos. Cuento todo esto con tanto detalle porque si se hace esta excursión por libre tiene dificultades de toda índole. Por lo que no resulta aconsejable. Respecto de la moneda, a los vendedores callejeros (en Jerusalén hay pocos) y en las tiendas se les puede pagar en euros. Etapas 4 a 6, total 8
Esta escala es muy corta, unas cuatro horas y media, y no hay mucho tiempo y tampoco mucho que ver. Hay varias opciones para las excursiones: la del barco, descartada; contratar un minibús a la salida de la terminal, sin ningún problema, por unos 12 € por persona; lo mismo pero en taxi, bastante más caro, o si estás ya harto de andar de un lado para otro, coger el autobús de línea, que tiene la parada justo a la salida de la terminal, que te llevará al centro de la ciudad, pues el puerto está a unos 4 km.
Nosotros optamos por el minibús, que nos costó 12 € por persona e hicimos un recorrido de 3 horas y media, por las proximidades de Limassol, visitando Kourion, con yacimientos arqueológicos romanos; Omodos, pueblo pintoresco de las montañas; la choferesa nos llevó también a ver unas cataratas y nos devolvió sanos y salvos al barco. Casa de Eustolios, en Kourion Anfiteatro romano, Kourion. Pueblo de Ómodos. La moneda oficial es el euro, por lo que en este aspecto ningún problema. Otra opción es ir a la capital, Nicosia, que está un poco retirada, más o menos a una hora de coche o autobús, pero que según comentaron los que la hicieron no tiene ningún atractivo, salvo que es el Berlín del siglo XXI, pues está dividida en dos sectores: el chipriota y el turco. Etapas 4 a 6, total 8
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