![]() ![]() Selva Negra y Baviera (en construcción) ✏️ Blogs de Alemania
12 días de viaje en coche por la Selva Negra y Baviera.Autor: E_ramiro Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.5 (8 Votos) Índice del Diario: Selva Negra y Baviera (en construcción)
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Etapas 4 a 6, total 10
Nos levantamos pronto (sobre las 7.30) pero con la sensación de haber descansado un montón, no sé si por el entorno o por qué pero dormimos de maravilla. Y todo ello a pesar de las almohadas alemanas, os explico, en todos los hoteles las almohadas eran como muy grandes pero con poco relleno, vamos, no muy cómodas (al menos para mí), pero como estás tan cansado descansas de maravilla.
Desayunamos al lado del jardincito y super-bien, con pan recién hecho otra vez y un montón de fiambres, café, bollos,... como campeones vamos ![]() Teníamos un plano que habíamos cogido en el hotel, aunque también lo teníamos de la web misma de las cataratas (Tríptico cataratas) y decidimos aparcar en el parking de más arriba e ir bajando, así que en 5 minutos habíamos llegado a la entrada. El parking es de pago, pero por horas y como no teníamos muy claro lo que íbamos a tardar le pusimos 2,50 euros que era como dos horas y algo. Nos adentamos por el sendero y enseguida estaba la caseta para pagar las entradas, 7 euros los dos. Empezamos entonces a andar y nos encontramos con las primeras ardillas, correteando por el suelo, muy graciosas. Hay varios caminos, marcados con diferentes dibujos y colores, nosotros hicimos una mezcla entre el amarillo y una parte del verde, para no hacer el recorrido rápido pero tampoco estar mil horas andando, más que nada porque eso depende de la situación física de cada uno. Imagino que todos son recomendables y bonitos. Andar por allí, rodeados de árboles y con el sonido del agua es muy agradable y se disfruta un montón. En cuanto a la catarata es preciosa, nosotros fuimos descubriéndola poco a poco, cada tramo que bajábamos veíamos un trozo más, hasta llegar a disfrutarla completa. Además, como llegamos cuando acababan de abrir, estábamos prácticamente solos, lo que se agradece, y pudimos recrearnos haciendo fotos, sentándonos a disfrutar de las vistas,... tranquilamente y sin prisas. ![]() ![]() Tras pasear por allí durante como una hora y media, nos fuimos al parking y recogimos el coche para continuar nuestra ruta y fuimos a ver los dos relojes de cuco más grandes del mundo. En un folleto que cogimos en el hotel con las cosas que ver en los alrededores, estaban ambos relojes con el mismo título y como parecía que había dudas, decidimos ir a ver los dos ![]() El primero está a las afueras de Triberg y es una tienda de relojes de cuco, aparcamos, nos hicimos unas fotos y nos fuimos a ver el otro, el camino entre uno y otro es breve, pero con pueblos con mucho encanto. ![]() ![]() El segundo reloj, que es el que queríamos ver, está en Schonach (Página web) y es precioso, merece la pena acercarse, a tan sólo 5 minutos de Triberg. Con el GPS llegamos sin pérdida, aparcamos junto a la entrada, se accede entonces por un caminito a la parte de atrás del reloj. La entrada cuesta 1,20 euros cada uno, nosotros llegamos, le pagamos a la chica, y nos dijo que saliéramos porque iba a salir el cuco, es muy gracioso, sale el pájaro, se mueve un búho y un leñador. Pero lo chulo es ver cómo funciona por dentro, la misma chica que vende las entradas te lo explica, en alemán, pero te haces una idea; y también es interesante ver los detalles, está hecho por la familia que lo regenta, todo a mano. Está puesto de manera que si no pagas no puedes acercarte ni hacerte fotos, ya que está todo el entorno vallado y da a una carretera, además de haber un torno sólo para salir. ![]() ![]() Visto el reloj, decidimos hacer una visita a unas instalaciones de saltos de ski que estaban muy cerca, no lo teníamos previsto, pero lo vimos en el folleto informativo de la zona y nos pareció curioso, ya que nunca lo habíamos visto. No sabíamos muy bien cómo llegar, pero preguntamos y nos indicaron muy bien, con lo que llegamos enseguida. Aparcamos a la entrada y ¡madre mía! aquello era super-alto, daba vértigo verlo y por allí se tiran ![]() ![]() De Schonach cogimos el coche y nos fuimos algo lejos para visitar el Castillo de Hohenzollern en Hechingen, a una hora y media de camino, pero nos apetecía verlo y aunque venía un poco forzado en la ruta, habíamos decidido visitarlo desde el principio. Nos gustan mucho los castillos y este tenía muy buena pinta (Página web del Castillo) y no nos defraudó. Así que tras un ratito en el coche llegamos a Hechingen y, como teníamos hambre, decidimos comer antes de subir al castillo. Fue el día que más caro nos salió, como unos 40 euros, pero es que... comimos una barbaridad!! Mi marido se pidió un plato típico de esa zona, como una tortilla gigante con tomate, champiñones, lomo, bacon,... bueno, algo impresionante y buenísimo. Y claro!! acompañado de sus correspondientes cervezas, con lo que después de comer cogí yo el coche para subir al castillo. Conforme vas subiendo las vistas son impresionantes, el castillo domina toda la montaña y es precioso. Llegamos al parking y pagamos los 2 euros que valía, pero nos dejó muy lejos del castillo y parecía un camino muy empinado, así que decidimos subir en autobús (5,50 euros ida y vuelta los dos) y efectivamente, el camino era muy largo y muy empinado, con lo que bien invertido el dinero que nos costó el bendito bus. Éste nos dejó en las taquillas, hay dos entradas, una para ver el castillo por fuera (5 euros) y otra para verlo también por dentro con visita guiada. Nosotros decidimos coger la de la visita guiada ya que con el carnet de estudiantes nos costaba 8 euros cada uno (la otra no tenía reducida). Yo ya había leído en la web que la visita es en alemán, pero nos apetecía verlo por dentro y era la única forma. Sí que hay una visita guiada en inglés todos los días, pero es a las 14.00 y llegamos a y media, con lo que no pudimos entrar a ésta. Lo que hicimos fue comprarnos un librito que explica todo lo que se visita, nos costó 3.50 euros pero nos sirvió de guía. Una vez dentro del castillo comprobamos lo impresionante que es, sobre todo el patio principal, las vistas, las murallas. Entramos en la visita guiada y nos gustó mucho por dentro también, así que mereció la pena. Habíamos leído en el foro que era un Castillo totalmente prescindible, pero a nosotros nos gustó mucho, imagino que eso tiene que ver con tus gustos, tanto a mi marido como a mi nos gustan los castillos y si como a nosotros os gustan, es totalmente recomendable ![]() ![]() ![]() Visitado el castillo pusimos rumbo de vuelta a la Selva Negra, en concreto a Lenzkirch, muy cerca del Lago Titisee, al hotel que sería nuestro hogar durante las próximas dos noches. Tras 1.30h de camino llegamos, sin pérdida, gracias al GPS al hotel. Yo tenía muchas expectativas puestas en este hotel, ya que lo había reservado por recomendación en el foro. El entorno, precioso y tranquilo, el hotel muy bonito, la gente que lo regenta encantadora, pero no me gustó nada la habitación ![]() Y con esa sensación nos fuimos a dormir. Etapas 4 a 6, total 10
Nos levantamos prontito, desayunamos y nos pusimos en marcha. Nuestro primer destino Feldberg. Llegamos en un cuarto de hora a la puerta del teleférico que te sube a la cima del monte, aparcamos y conforme salimos del coche ¡casi nos da algo! hacía un frío polar. Yo llevaba, como siempre, una camiseta y una chaqueta de chándal, pero me tuve que coger del coche la cazadora, aún así tenía muchísimo frío. Nos acercamos a las taquillas a comprar las entradas, entonces la chica nos dijo que si teníamos la tarjeta de la Selva Negra, como que estás alojado en un hotel allí nos hacían descuento. Como teníamos el coche muy cerca fuimos a buscarla, entonces, en el camino de vuelta empecé a encontrarme mal, tengo alergia y me afectan mucho los cambios de temperatura y aquello era un cambio radical, empecé a estornudar, me picaban los ojos, en fin, que me puse fatal, así que decidimos marcharnos
![]() Así que nos fuimos de allí sin subir al monte que, por cierto, también puede subirse haciendo senderismo, por si os interesa, sin tener que pagar el teleférico que, por cierto, no recuerdo cuánto pero era bastante caro. Nos metimos al coche y nos fuimos a nuestro siguiente destino, Todtnau. Y fue milagroso, en los apenas 15 minutos que estuvimos en el coche de camino a Todtnau me recuperé, en cuanto empecé a entrar en calor la alergia desapareció y me puse perfecta!!!! ![]() Todtnau fue un poco improvisado, la verdad, porque unos días antes de iniciar el viaje, vimos Españoles por el Mundo y visitaron este pueblito, nos gustó mucho, así que vimos que nos venía de paso y decidimos acercarnos y ver sus cataratas. Todo un acierto, la verdad, no son tan grandes como las de Triberg pero el paseo hasta llegar a ellas es muy agradable, son muy altas y muy bonitas, además de tener unas tumbonas en las que descansar y relajarse mientras las contemplas, todo un lujo, la verdad. ![]() ![]() Tras visitar y disfrutar la cascada nos fuimos a Friburgo, la capital de la Selva Negra. En tan sólo media hora llegamos, pero nos costó muchísimo aparcar. Yo llevaba un plano que había impreso en la web, pero no había manera de ubicarse ni de encontrar aparcamiento, todo era por horas y no sabíamos cuánto tiempo estaríamos. Al final, cansados de dar vueltas y por recomendación de un amable señor, acabamos metiéndolo en un parking en el mismo centro. Una vez "colocado" el coche, nos fuimos a recorrer la ciudad. Nada más salir del parking nos sorprendió la gente que había, pero no sólo turistas, gente de allí, trabajando, de compras, coches, tranvías, bicis,... aquello era un poco caos, la verdad. Nos sorprendió que el centro no estuviera limitado al tráfico, además de que en los bajos de los edificios históricos habían centros comerciales y tiendas de ropa tipo zara, mango,... el caso es que era imposible andar sin que te pitaran, te empujaran o te arrollaran. Pensamos que había sido una primera impresión y quisimos darle una segunda oportunidad, así que, nos fuimos a la oficina de turismo, pero había unas colas impresionantes, con lo que cogimos un plano, por un lado del mostrador le dimos el euro que costaba a la chica y nos salimos de allí. Ya con el plano, nos ubicamos y decidimos ir a comer a la zona de la Universidad, ya que yo había leído que se comía muy bien. Nos costó un montón encontrar sitio, porque como os digo, estaba todo llenísimo, pero al final conseguimos sentarnos en una terracita y comer una especie de pizzas, pero con masa más fina, que habíamos visto en varios pueblos y queríamos probar. Tras comer nos decidimos a recorrer la ciudad y visitarla, nos gustó, pero nos esperábamos muchísimo más, con lo que, al igual que Baden Baden, nos defraudó un poco. No tiene el encanto de otros pueblos más pequeños, en los que el centro histórico mantiene la esencia, en parte, por lo que hemos comentado, que no se puede disfrutar igual debido al exceso de gente y sobretodo la mezcla. Al no tener diferenciada la zona comercial de la de visita turística, hay tal actividad, que se hace incompatible, no es lo mismo el que va deprisa porque llega tarde a trabajar o está de compras, que el turista, que va a un ritmo inferior para disfrutar del paseo y de la ciudad. Como véis, nos defraudó un poco, ya que nos esperábamos bastante más, pero tiene rincones muy bonitos y dignos de ser visitados, como la catedral, los ayuntamientos, las puertas, los almacenes históricos,... ![]() ![]() Terminada la visita, fuimos a recoger el coche al parking y a pagar los más de 7 euros que nos costó ![]() Como era pronto, las cuatro de la tarde, incluimos una visita que nos apetecía hacer pero no habíamos incluido en la ruta porque pensábamos que no nos daría tiempo, Colmar, en Francia. Como Estrasburgo nos había gustado tanto y la gente del foro decía que Colmar era todavía más bonita, decidimos cruzar de nuevo a Francia y visitarla a pesar de estar a casi una hora de camino. Las carreteras de Alemania son bastante buenas y la verdad es que, en un momento, estábamos en nuestro destino. Aparcamos en la misma plaza de la Catedral, la verdad es que tuvimos mucha suerte, y el parking, aunque de pago, era muy barato, 1,70 dos horas!! Con el coche allí, nos fuimos a buscar la oficina de turismo que, dicho sea de paso, está muy alejada de toda la zona turística. Allí nos dieron un plano y una recomendación de recorrido turístico para ver lo más interesante. Y nos encantó. Al lado del caos de Friburgo, Colmar es un pueblo tranquilo y muy bonito, mantiene el encanto de los pueblos de la zona y es muy agradable pasear por sus calles, sobre todo el barrio de los curtidores y la Pequeña Venecia. ![]() ![]() Tras visitar la ciudad, cogimos el coche y nos fuimos de vuelta a Alemania, en concreto, al Lago Titisee, nuestro siguiente destino. Tras una hora y veinte o así de camino llegamos allí al atardecer. Como era más tarde de las 18.00 h pudimos aparcar en el parking del lago sin pagar ![]() La zona del lago es muy animada, todo lleno de gente paseando, restaurantes, zona de actividades, barcas,... Es muy agradable y el lago es precioso, el contraste del azul con el verde de las montañas es espectacular. ![]() ![]() Paseamos por el Lago y como hacía una noche muy agradable decidimos cenar allí mismo, en una terracita, y por primera vez en todo el viaje encontramos la carta en español ![]() Etapas 4 a 6, total 10
Nos levantamos de muy buen humor, no sólo por el estupendo desayuno que nos esperaba, sino por las vistas que nos rodeaban.
![]() ![]() Dejamos el hotel que había sido nuestro "hogar" durante los últimos dos días y iniciamos nuestra salida de la Selva Negra, tras seis días recorriéndola, nos daba algo de pena, pero sabíamos que el resto del viaje iba a ser igual de espectacular aunque diferente. Además ese día dejábamos también Alemania para adentrarnos, aunque por unas horas, a Suiza, en concreto a las cataratas de Schaffhausen, las más grandes de Europa (Web). Lo que no teníamos previsto es que al pasar a Suiza, nos pararían en la frontera, ya que no pertenece a la Unión Europea. Así que el guardia, al ver el coche con matrícula alemana, nos empezó a hablar en alemán, nosotros le hablamos en inglés y entendió que íbamos de turismo. Nos pidió los pasaportes, pero los teníamos en el maletero con la documentación, entonces, nos vió tan perdidos ![]() En menos de una hora desde el hotel llegamos al recinto de las cataratas y nada más aparcar oyes el ruido ensordecedor del agua ¡impresionante! y enseguida la catarata y te quedas ![]() Es preciosa, super-ancha, con una cantidad de agua y una velocidad impresionante, nos encantó ya de entrada. Mientras bajábamos a las taquillas nos paró un señor que trabajaba allí pero que era español, muy amable, y nos explicó cómo funcionaba todo, nos alegró un montón. Entrar no cuesta dinero, lo que sí cuesta son los barcos que te llevan a los miradores. Hay varios recorridos: uno que te cruza de un lado a otro y ya está (1,50 euros ida y 3 ida y vuelta); otro que te da una vuelta por toda la catarata (5,50 euros) y el más impresionante, uno que te lleva a una roca que está en medio de la catarata (6,50 euros). Nosotros cogimos este último que, además, te permite también hacer el viaje que te cruza al otro lado. Es, sencillamente impresionante. En la barca habían sólo otras 3 personas más que resultaron ser españoles y para allá que nos fuimos. La barca se acerca mucho (o al menos eso me pareció a mi) a la cascada y con la presión con la que baja el agua se mueve bastante, pero no pasas miedo. Entonces se pone en la roca para que bajes. Luego hay habilitadas unas escaleras para que subas a lo alto de la roca, es muy estrecho y caben unas 10 personas, con lo que hay que esperar a que bajen para subir, pero una vez arriba el espectáculo es sencillamente genial. Agua por todos los lados, el ruido, la velocidad, las vistas, es, sin duda, digno de disfrutar. ![]() ![]() Una vez subimos a la roca, volvimos con el barco y cogimos otro que cruzaba al otro lado del río, desde allí sube un camino que te lleva a un Castillo y siguiendo, llegas a un puente desde el que ves la catarata desde la parte de atrás. ![]() ![]() Sigues el sendero y regresas a las taquillas tras haber dado la vuelta a la catarata en un paseo muy agradable. Sorprendidos por lo que acabábamos de ver y contentos de haber pasado a Suiza, fuimos a por el coche al parking (5 euros todo el día) y regresamos a Alemania, esta vez sin problemas en la frontera, para dirigirnos a Constanza, al borde del lago Bodensee. El problema fue que, tras casi una hora de camino, llegamos a la entrada de la ciudad y estaba totalmente colapsada. Era sábado y encima el del puente del 15 de agosto y esa zona es de veraneo para los alemanes con lo que, muchos coches, viendo que llevábamos media hora parados sin avanzar, empezaron a hacer un cambio de sentido y marcharse y nosotros decidimos hacer lo mismo y, cambio de planes, visitar la Isla Reichenau, muy cerca de Constanza. Lo primero que hicimos fue localizar la oficina de turismo para que nos dieran un plano y un folleto. Y una vez localizados, aparcamos y comimos en una terracita muy bien. Por primera vez en Alemania utilizamos el cartón para las zonas de parking gratis. Enfrente del restaurante había una zona en la que se podía aparcar dos horas gratis y para ello, existen unos cartones con una rueda en la que marcas la hora en la que llegas para que el guardia sepa hasta qué hora puedes estar. A nosotros nos lo dieron con el coche de alquiler y menos mal que lo usamos, porque estando comiendo llegó un guardia revisándolo y multando ![]() Después de comer nos fuimos a recorrer la isla, es muy pequeñita pero tiene mucho encanto, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Junto con las vistas al Lago espectaculares, mantiene la agricultura tradicional, con lo que el paisaje está lleno de huertas y las verduras, frutas y hortalizas de la zona están muy bien cotizadas. ![]() ![]() Una vez recorrimos la isla en coche haciendo paradas en los puntos interesantes, nos pusimos rumbo a nuestro siguiente destino: Meersburg, al otro lado del lago. A Meersburg se puede llegar en ferry o por carretera, nosotros decidimos ir por carretera, ya que habíamos leído que si le pasa algo al coche en el ferry no te lo cubre el seguro que teníamos, para no tentar a la suerte, fuimos por carretera. Son más kilómetros, pero es una carretera muy tranquila bordeando el lago, que es inmenso. Aproximadamente una hora después llegamos a Meersburg, aparcamos muy cerca de la oficina de turismo, en una zona de dos horas gratis otra vez ![]() ![]() La ciudad es muy bonita, apetece perderse por sus calles y pasear, viendo cada rincón y las vistas desde el castillo son muy chulas. Había muchos turistas, tiendas,... nos encantó, con ese toque medieval que no habíamos visto hasta ahora. ![]() ![]() Tras pasear por la ciudad nos fuimos a nuestro destino para esa noche, Friedrichshafen, la cuna de los zeppelin y a tan sólo 20 minutos de Meersburg. Lo primero que hicimos fue localizar el hotel, en primera línea del Lago, justo delante del paseo, que ofrece unas impresionantes vistas del Lago. El hotel no es nada del otro mundo, pero está bien situado y tiene parking y desayuno incluido (Web del hotel). Una vez en el hotel y tras una ducha, nos fuimos a pasear por el paseo, es muy agradable, está lleno de restaurantes con terrazas y muy cerca están la mayor parte de las atracciones turísticas, aunque su mayor encanto reside en las vistas que, desde su orilla, ofrece del Lago, sobre todo al atardecer. ![]() ![]() Después del paseo, nos sentamos en una terracita a orillas del lago y cenamos muy bien, como siempre y andando, en unos minutos estábamos en el hotel durmiendo como angelitos ![]() Etapas 4 a 6, total 10
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