NUEVA YORK ES DE PELÍCULA (NY + Washigton 1 semana) ✏️ Blogs de USA

Este viaje empieza mucho antes. De hecho hubiese podido ser el destino de nuestro viaje de bodas pero preferimos visitar “la Cuba de Fidel” antes que el mandatario cubano tuviera a bien a pasar a mejor vida. Gran visión de futuro la nuestra. Fidel sigue empeñado en no pasar a mejor vida, y por otro banda las ganas de visitar la Gran Manzana iban cada vez en aumento.

Curiosamente en verano de 2011 acordamos que a la primera de cambio de que pudiésemos viajar al otro lado del charco lo haríamos para conocer Nueva York, tarea esta ardua por el dichoso contratiempo de poder conciliar vacaciones al mismo tiempo. Así pues, cuando una mañana de febrero me confirmaron mis días de vacaciones y estos eran los mismos que podía pillar Brucelina, pues no nos lo pensamos más y esa misma tarde ya habíamos reservado habitación en el Milford Plaza Hotel mediante www.booking.com y de paso empezamos en pensar en cómo serían las pegatinas que finalmente acabarían siendo así:

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Los billetes de avión tardaron en caer una eternidad (2 días) ya que las webs parecían locas y los precios y las fechas iban variando, así que al final decidimos ir a lo seguro y contratar el vuelo de Delta con el Corte Inglés, más un seguro de cancelación de 80€ por barba por si las moscas. Visto lo visto con el huracán que llegó a NY una semana justa después de nuestra partida, resta decir que hicimos bien en agenciarnos el seguro. Por cierto, el precio del vuelo rondo los 1000€ por barba y el hotel rondó los 900€/7 noches. Claro está que estuve al acecho de los precios según pasaban los días y que hasta llegué a cancelar y comprar la habitación 2 veces. Una en la propia booking ya que habían bajado el precio que había encontrado previamente. Más tarde, a un mes de la partida, nueva superoferta. Esta vez en la propia web del Milford Plaza.

www.milfordplaza.com

Así que al final nos salió un preció bastante bueno dadas las fechas estivales y a que Nueva York en el tema de alojamiento no es muy barata que digamos.

Así pues, rumbo a El Prat-Barcelona para un desplazamiento directo hasta el aeropuerto JFK. Antes de la partida comprobamos que nos esperaba una semana de lluvias y tormentas. Después de uno de los veranos más calurosos llegábamos nosotros y empezaba el mal tiempo. Menos mal que al final la cosa no estuvo tan mal porque no tuvimos muchos días de... sol. Sí, sí, de sol, porqué cuando éste aparecía se hace insoportable transitar por la ciudad, y ya no digamos esperar el metro en el andén.

El vuelo bien, aunque por problemas en el Prat (estamos a 14 de agosto) la partida se demora casi una hora. Eso sí, la comandante apretó nave al máximo y a la postre, el retraso final sólo fue de unos escasos veinte minutos. La comida aceptable y las pelis y juegos a nuestra disposición también bien. Brucelina se entretuvo con un par de pelis y un libro. Por mi parte me entretuve echando unas partidas de Mahong y luego haciendo la siesta del oso. También pude hacer un repaso final a mi Guía Visual del País Aguilar y al magnífico [url=http://redmaps.com/map_preview_new.html#]New York City RED MAP[/url] que nos compramos en la librería Altaïr de Barcelona , y a pensar que ganas tenia de volver a visitar NY aunque este era mi primer vuelo a la ciudad. Aun no había llegado y ya tenía añoranza de volver.

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Al tomar tierra comprobamos que la lluvia ya había hecho acto de presencia. Bueno, al mal tiempo mala cara. Cogemos el equipaje de cabina -no habíamos facturado nada- y hacia el control de entrada. Nos toca un poli de facciones chinas. Muy amable el tipo. Nos toma fotos y huellas. La típica pregunta de porqué viajamos a NY, durada de la estancia y lugar de alojamiento y nos dice que adelante. Ahora toca el siguiente control. Dicen que a veces te hacen entrar en un reservado y que el interrogatorio es más serio. Así que nos dirigimos allí y resulta que nada de nada. Adelante. Bravo. Menos tiempo que perdemos.

Salimos de la terminal siguiendo los carteles de AirTrain una lanzadera a medio camino entre un tren y un metro de superficie. Es la manera más barata de acercarte a la ciudad. AirTrain hasta Jamaica Station y luego metro hasta la avenida 42. El billete cuesta 5$ y atención se paga una vez te bajas en Jamaica Station (a la vuelta es al reves, pagas, pasas la barrera y pillas el Air Train. Al llegar a destino subimos al linea E del metro. Bueno, tendría que haber sido la E cuando al rato veo que no para en todas las estaciones que tocan. Resulta que la E estaba en obras. No hay problema, comprobamos con nuestro mapa de NY por donde vamos y bajamos en Bryan Park que también queda muy cerca del hotel. Por cierto que compramos billetes sencillos. Este día no tenemos pensado usar más el metro, así que dejamos la compra de la Metrocard para mañana. Salimos de la estación subiendo unas escaleras y dejamos las pesadas maletas en el suelo para sacar los paraguas y oooooh, al fondo a la derecha la majestuosa estampa del Chrysler sale a nuestro encuentro. Menudo regalo poner los pies en la Gran Manzana y que lo primero que veas sea esta belleza en forma de rascacielos.

Pero la siguiente sorpresa estaba justo en la siguiente manzana. Times Square y el centro de una de las numerosas pantallas nosotros dos con las maletas. Menudo impacto. Iba a tomar una foto pero entre las maletas, el paraguas y la lluvia desistimos, como tenemos el hotel entra la 44 y la 45 ya volveremos. Mal hecho. Resulta que al ser domingo, la casa Fiat había “invadido” la plaza para promocionarse y una de las cosas era hacer que la gente saliese en las pantallas. Así pues perdimos la ocasión de tirar la foto como descubrimos un par de días después. Pero bueno, se solucionó, de otra manera pero se soluciono.

Aunque teníamos unas ganas locas de quedarnos a contemplar el espectáculo de las pantallas, la lluvia hizo que nos dirigiésemos al hotel. En nada llegamos al Milford. Menuda suerte, es incluso más céntrico de lo que esperábamos.

Hacemos el Check in. Habitación 1212 con vistas a la calle. Buenas vistas, aunque los vidrios están empapados de gotas de agua. Dejamos las maletas sin abrir, pillamos guía, mapa, y paraguas y a neworkear se ha dicho. Son las 6 p.m. Hora local, así pues las 00:00h en casa. Dejamos las llamadas de rigor para el día siguiente.

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[align=justify]¿Qué hace? Pues 5ª Av. Subimos hasta encontrarnos con la catedral de St. Patrick. Allí tiramos unas fotos y entramos para así resguardarnos un poco de la lluvia. Vaya, están realizando el oficio, así que nos quedamos detras y sin hacer ruido contemplamos.

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Al salir y aprovechando la fachada medio entarimada de la catedral, compramos nuestro primer Hot dog por 1 buck (1$) y comemos al abrigo de la iglesia. Luego seguimos subiendo por la 5ª. Los aparadores de las grandes casas de joyas y de ropa se van superando una a la otra. También en medio de tanto lujo una de las curiosidades de NY, una de las chimeneas que sacan al exterior el calor acumulado en el metro en forma de vapor. Glamuroso no es mucho pero curioso sí.

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Al llegar a Tiffanys la lluvia ya es de campeonato, así que vamos a ganar tiempo entrando en la mega tienda de juguetes FAO, y así de paso hacernos con los primeros regalitos para nuestro hijo. En este caso un Aironman que nos pidió sin razonar condiciones.

En FAO hay de todo. Desde una zona nueva relacionada con la película los Pitufos 3D, hasta disfraces, juguetes de todo tipo e incluso una zona de los teleñecos donde por unos 120-150$ puedes hacerte el teleñeco a tu medida. Los que tenemos cierta edad no dejamos de contemplar esa zona con cierta nostalgia.

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Cuando llevábamos un buen rato en la tienda, aparece una trabajadora y indica a grito pelado que FAO cierra. Así que a pagar toca y a tomar la calle de nuevo. Sigue lloviendo pero no tanto. En frente Central Park y sus calesas. Mejor visitarlo otro día. Así que decidimos acercarnos Times Sq. Porque son las 8 pasadas y a esa noche empieza a anochecer.

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Caminamos cruzando 5ª y 6ª av. Pasamos por delante del Algorquin donde hacemos un alto en recuerdo del Harpo Marx, asiduo a las reuniones otra hora famosas de este hotel, y por fin times Sq.

Carteles de todo tipo: el mítico Coca-Cola, todas las obras de Broadway tienen su anuncio en Times Sq. El Capitán America, Hard Rock Café, Bubba , e incluso Juan Valdés en toda una fachada. Que barbaridad.

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Como la lluvia no cesa entramos a curiosear en algunas de la tiendas que cierran más tarde. Toy's Us no podía fallar. Juguetes y más juguetes, y la noria gigante dando vueltas con visitantes tan famosos como Buz Light Year, Scooby-Doo, la familia Potatoe, etc. Y en el piso superior replicas a escala del E.S.B. y otros edificios destacables, así como de Jack Sparrow... con piezas de Lego. Genial. También hay un amigo muy curioso. Se trata de un dinosaurio que tiene movimiento y que es el guardián de entra de la zona de Jurassic Park.

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Gastamos un buen rato contemplando estos y otros espectaculares escenarios (como la casa gigante de la Barbies o el espacio de la Guerra de las Galaxias). Dios, esto es el paraíso de los peques.

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Al salir intentamos acceder a la escalera del tickets donde puedes sentarte a contemplar la plaza, pero por razones de seguridad, debido a la lluvia, una cadena impide el acceso. Bueno, otro momento será.

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Miramos el reloj. Casi las 11 p.m. Hora local, las 5 de la madrugada para nuestro cuerpo que se resiste a dejarse ganar la partida por el jet lag. Aun así, pensamos que por ser el día de llegada ya es más que suficiente. A dormir tocan y mañana será otro día. Menuda suerte. Hoy dormiremos en Nueva York.

Nos despertamos sobre las 7 de la mañana. Ponemos la TV para ver qué dicen los del canal del tiempo. Ponen el pronóstico para toda la semana y excepto el miércoles, el resto de días parece que el fin del mundo se da cita en la Ciudad que Nunca Duerme. No pintan muy bien las cosas. De todos modos la predicción de tormentas para hoy es del 70% y para mañana del 90%. Miro por la ventana y de momento el cielo, aunque nublado, aguanta, así que decidimos salir a desayunar al Tic Toc Dinner, que al fin y al cabo será nuestro lugar habitual de desayunos y luego jugárnosla e ir a pillar el Ferry a State Island para así ver la Estatua de la Libertad.

Entramos en el metro que hay justo en la acera de enfrente del Milford y compramos en las máquinas de tiquets un par de tarjetas Metrocard que por 29$ nos permitirán hacer todos los viajes que quisiésemos. Sobra decir que la amortizamos sobradamente.

Linea C hasta la siguiente parada Pen. Station. Salimos y topamos con la esbelta figura del E.S.B. y luego para el Tic Toc que es un especie de restaurante al estilo americano. Elegimos un copioso desayuno al estilo local. Eso nos dará fuerzas para buena parte del día. Por cierto, que aquí se come muy bien y el precio no está mal (acordaros de dejar la propina correspondiente).

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Al salir metro hasta el sur de Manhattan par pillar el Ferry. Embarcamos en el de las 9 de la mañana y no hay mucha gente que digamos. Suponemos que el tiempo, que de momento se comporta, ha frenado a las hordas de turistas que suelen hacer este recorrido de 30 minutos que te leva a Staten Island pasando por delante de una de las esculturas más famosas del mundo, Mrs Liberty.

Subimos a la parte superior y en la parte derecha para no perdernos detalle de la estatua. La visión de Manhattan, de New Jersey y de la propia Liberty son de lujo y el trayecto se hace ameno.

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Al llegar a destino, bajamos, damos la vuelta y nos ponemos en la cola para subir al mismo Ferry que nos había acercado hasta allí. Esta vez si que hay más gente pero no hay problemas para volver a conseguir la misma posición que antes.

Decir que los propios del lugar utilizan el Ferry porqué trabajan en Manhattan a la par de que el Ferry es felizmente gratuito. Por eso pasan de las vistas y en un día como este que no apretaba el calor pues preferían acomodarse dentro del barco.

Antes de atracar nos acercamos a proa para ver mejor la fachada sur de la ciudad. Un acierto. Battery Park desde el agua es una belleza que merece ser admirada.

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Al bajar decidimos pasear por el parque de Batery Park y así volver a observar la estatua desde el paseo, no sin antes pasar por delante de la casa dónde nació la primera estadounidense que fue nombrada santa, Shrine of Mother Seton.

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Por el Parque nos encontramos la famosa bola que estaba en la plaza de las Torres Gemelas y que salió casi ilesa del fatídico atentado, así como gente practicando running y una estatua viviente de Mrs Liberty. Los rascacielos que cercan esta zona son ciertamente bonitos y uno no se cansaría de mirarlos.

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Justo cuando estábamos llegando al Toro de Wall Street empieza a llover tímidamente. Fotos de rigor, no sin superar un grupo de japoneses que se estaban fotografiando uno a uno con el toro, y luego paseo hasta Hanover Street para luego acercarnos hasta la Bolsa, que como no podía ser de otra manera, tenía entre sus poderosas columnas la bandera gigante de USA.

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Nos refugiamos del tímido chaparrón detrás de la la estatua de George Washigton que preside en las escaleras del Federal Hall, según cuentan, en el punto exacto donde George juró su cargo en 1789. Desde la altura que permiten las escaleras uno puede tranquilamente observar como la policía militar vigila la zona.

Fotos y hacia Trinity church no sin antes cruzarnos con algún yuppy de la Bolsa que sale a la calle a echar un pitillo sin quitar las manos de su móvil, claro está.

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El paseo desde la estrecha Wall Street hasta la iglesia hace que parezca que está esté literalmente apretada por los edificos del final de la calle, pero no es así, tan sólo es un efecto visual que produce tan estrecha vía.

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Entramos en Trinity entre unas puertas que dicen que compiten con las Puertas del Paraiso en Florencia (pero va a ser que no). Pequeña visita por el interior. Nos sorprende ver que en los laterales, debido a las restricciones de visión debido a las columnas que soportan el peso de la nave, han dispuesto unas pantallas de TV para que los feligreses sentados en esa zona no pierdan detalle de los avances de la misa. Me pregunto si harán repetición de las mejores jugadas, por así decirlo.

Salimos por un lateral hasta el cementerio de la misma iglesia. Muy antiguo pero bien conservado y precioso de ver entre los altos edificios que lo abrigan. Restamos un buen rato contemplando este maridaje entre antiguo y moderno porqué nos parece que es una combinación digna de ver.

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De aquí hacia la Zona Cero.

Los trabajadores siguen manos a la obra para dignificar nuevamente la zona. Las nuevas torres empiezan a tomar altura y desde muchos puntos de la ciudad ya se ven. De hecho, desde el Ferry ya las pudimos observar en la distancia.

Obviamente esta es una de las zonas menos alegres de la ciudad. La gente no muestra la habitual mirada distendida que encuentras en otras zonas de la ciudad, y es que un atentado de ese calibre caló profundamente en una sociedad que se creía intocable hasta esa fecha.

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Nos cruzamos con el memorial a los bomberos caídos durante el acto de servicio del 11-S que está justo delante de la Zona Cero en Church Street. Al cruzar la calle nos encontramos con un cuartel de bomberos y también con una sala que recoge deferentes recuerdos de esa fatídica fecha. Entramos para encontrar unas salas que rebosan de dolorosos recuerdos. Sobra decir con lo que nos encontramos, la típicas fotos de los caídos, recuerdos, fotos de las torres, un video, etc, así como un póster en que se presenta cómo quedará la zona una vez terminada. Estamos un rato visitando en silencio las diferentes salas y luego salimos a la calle con el corazón entumecido.

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Al salir nos dirigimos a St. Paul's Chapel, llamada la iglesia del milagro por haber salido totalmente ilesa del atentado. Allí nos encontramos también con diferentes recuerdos y memoriales. Nos sorprende ver una monje budista rezando y también el rincón con los escudos de los diferentes cuerpos de bomberos del mundo y de policías que acudieron en ayuda de sus homólogos neoyorquinos. Nos alegra ver entre ellos a los escudos de los Bombers de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona, así como un gorro del cuerpo de los Mosso de Esquadra. Tambíén hay escudos de los cuerpos de Madrid, de la Policía Nacional y de otras partes de España. También es curioso de ver el antiguo cementerio con vistas a la Zona Cero. Salvando las distancias me recordó a alguno de los cementerios que hay en las iglesias románicas del Pirineo catalán.

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De allí fuimos hasta el otro lado de las Zona Cero buscando la Winter Garden. A aparte de su cúpula vidriada, sus palmeras interiores y las innumerables tiendas revestidas de mármol, el Garden también tiene una zona de ventanales que permite ver, a una cierta altura, los avances de la Zona Zero. Desde allí apreciamos mejor la magnitud de los trabajos allí realizados. Parece que las obras van avanzando pero aun quedan unos años para zanjar el proyecto

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Decidimos salir por la puerta que da paso al Battery Park City. Esta nueva zona merece una visita. Las vistas del río Hudson son maravillosas con New Jersey en el horizonte cercano. Los veleros aprovechan para navegar por un inigualable telón de fondo.

Por su parte, la zona del parque es ideal para los runners y para las niñeras que aprovechan el paseo para juntarse entre ellas y así intercambiar opiniones sobre su trabajo. También hay zonas para el basquet y una amplia llanura de césped con el Empire State Building donde los ciudadanos aprovechan para jugar o ponerse a descansar.

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Antes de retirarnos a almorzar veo que hay tiempo para ir a una de las infinitas casas especiales que hay en la ciudad, así que tras pasar por delante de un peculiar y sorprendente, al menos para nosotros, parking de coches, entramos en la estación de metro en Chambers St. hasta Franklin. Brucelina que no estaba al tanto de dónde nos dirigíamos reconoce al instante el cuartel delos bomberos que en su día fue también cuartel general de los Ghostbusters. Menuda alegría encontrarnos con este bonito edificio.

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De nuevo linea 1 hasta Times Sq. Para comer algo y meternos en el hotel a descansar un buen rato.

Al salir las nubes vuelven a hacer acto de presencia. Mala señal. La idea es visitar Brooklyn para acabar viendo anochecer Manhattan desde la zona de Dumbo. Bueno, nos la jugamos y tomamos el metro rumbo al puente de Brooklyn.

Al salir del metro cuesta saber si es de tarde o de noche. Los nubarrones empañan de negro el cielo neoyorquino. Paseamos un buen rato por el Barrio Chino en busca del puente. Finalmente encontramos la entrada y empieza el diluvio final. Esperamos un rato bajo un toldo de la zona. Luego nos armamos de valor y empezamos a caminar por el puente hasta darnos cuenta de que nos habíamos colado y que había tenido la primera confusión del viaje. Resulta que ese era el puente, pero el de Manhattan. Nos echamos unas risas y decidimos terminar de cruzarlo. Es un paseo largo aunque vale la pena por las vistas al puente de vecino -el de Brooklyn, ahora sí- y al sky line del sur de la isla.

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También el propio puente tiene un encanto especial. Pero atención, acaba la lluvia y sale un sol de campeonato. En un santiamén queda el suelo evaporado y empezamos a notar un calor asfixiante. Menudo tostonazo de sol. Acabamos cruzando el puente empapados pero no de agua si no de sudor.

Saciamos la sed comprando un par de botellas de agua en uno de los puestos de venta callejeros y aprovechamos el descuido para visitar la zona de Brooklyn Heights y así ver las casas con las típicas entradas con verjas y escaleras. Muy bonitas, sí señor.

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También no perdemos la oportunidad de acercarnos al nuevo paseo para contemplar el sky line desde otro punto de especial interés, a parte que también se puede observar los 2 puentes y el E.S.B.

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Tras un ratito disfrutando de la zona nos acercamos a los pies del puente de Brooklyn y compranos un par de helados. Nada mejor que refrescarse con un helado con tan precioso telón de fondo.

También vemos de pasada el River Café, el mítico restaurante con unas las mejores vistas del mundo. De allí hacia el cruce de Washigton St. Con Water Street para encontrarnos con una de las múltiples localizaciones de las películas americanas: la instantánea del E.S.B. entre las patas del puente de Manhattan que tan bien quedó retratada en el fil ONCE A UPON A TIME IN AMERICA. Aunque la calle estaba en obras encontrarse con esta visión valió mucho la pena. Pasamos esta vez por debajo de puente y luego nos dirigimos a la playa del Empire Fulton Ferry State Park para acomodarnos en una de las escaleras y esperar a que caiga la noche.

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Estamos como una hora allí descansando y contemplando la ciudad. Finalmente pudimos ver el famoso horizonte de la ciudad iluminado. El descanso tuvo su recompensa cuando la noche cayó sobre la ciudad. Una imagen vale más que mil palabras.

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Para acabar la jornada y aprovechando que el reposo nos había permitido recuperar fuerza, decidimos cruzar el puente de noche. Antes de llegar a las escaleras de acceso nos encontramos con una bicicleta con una funda muy peculiar, más propia del estilo dela abuela que del estilo moderno de la City.

Sobre el puente decir que continuaba en obras y que la mitad del mismo está cubierto por telas y andamios diversos. Pero acceder a la otra mitad es una pasada. Ver desde allí el E.S.B. o el Chrysler iluminados es una maravilla, pero aun impresiona más ver los edificios iluminados de la zona sur de la isla.

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Tiramos fotos entre cantidad de gente que pasaba haciendo running o en bicicleta. Menudo sitio más bonito para practicar deporte.

Pero no acaba ahí la noche. Cena rápidita en un Europa Café, pasamos por la habitación del hotel a cambiarnos y Shuttle hasta Central Station para hacer el transbordo con la linea 6 para apearnos en Lexigton Av. Y acercarnos al primer Roof Top del viaje, el UPSTAIRS (entre Lexigton y 50 st.).

Subimos con el ascensor hasta el piso superior para salir a una de las múltiples terrazas con vistas que ofrecen los hoteles de la ciudad. Escogimos este por las vistas hacia el Chrysler y al no menos maravilloso General Electric Building que queda justo en frente de las vistas.

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En la terraza encontramos un grupo de jóvenes tomando sus copas. Tomamos asiento y degustamos un combinado con vistas al edificio “eléctrico”. Luego acabamos las copas en el interior, con vistas al Chrysler. Decir que las zonas de la terraza -interior-exterior- son movibles y que lo van cambiando al antojo de los propietarios. Así pues pasamos una velada tranquila a la ampara de dos magníficos edificios.

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Al salir nos acercamos a las verjas de respiración del metro más famosas del mundo, y es que ahí fue donde Marilyn protagonizó la escena del levantamiento de falda de la película “La tentación vive arriba”. Como que Brucelina se acicaló con un magnífico vestido largo no dejó escapar la estrella de la pantalla gigante.

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De allí metro más Shuttle hacía Times Sq. para disfrutar un poco más de tan emblemático sitio.

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De allí al hotel. Por suerte, el tiempo nos había respetado y habíamos tenido una jornada bastante buena para visitar sin problemas la ciudad.

Empezamos el día con la habitual predicción del tiempo. Si ayer era negra, para hoy era negrísima. No nos desanimamos ya que la jornada anterior salió mucho mejor de lo esperado. Así pues metro hacia el TIC TOC DINNER para luego acercarnos hasta la cercana parada del megabus y así no tener problemas para encontrarlo el día de nuestro desplazamiento a Washigton.

De allí vamos hasta el cruce de la décima con 30st para así acceder al recién estrenado tramo del High Line Park, El H.L.P. Es un curioso parque que han montado en la parte superior del antiguo tramo del tren de superficie. Una vez abandonadas las lineas aéreas, en lugar de desmontarlo todo que cuesta tiempo y dinero, pues decidieron transformar la zona de vías en un bonito paseo. Merece la pena visitarlo por lo curioso que es, por lo bonito y bien cuidado, por sus vistas -donde se observa el E.S.B por ejemplo- y porque por unos instantes desaparecen las prisas y agobios propios de las calles de NY.

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Un vez llegamos Meatpacking District bos decidimos por entrar al Chelsea Market porqué las primeras gotas empiezan a empapar el suelo. El Market está situado en una antigua fábrica de galletas -dicen que de las famosas Oreo aunque no lo podemos certificar- pasamos por las diferentes estancias del mercado y quedamos encantados con las múltiples curiosidades que presentan las tiendas, especialmente las pastelerías con su multitud magdalenas de todas formas y colores.

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Al salir la lluvia apreta un poco más, así que sacamos el paraguas y a seguir el paseo por está zona de viejos locales y almacenes convertidos ahora en tiendas de estilo y moda como la de la hija de Paul Mc Arney.

Acabamos la ronda por la zona delante del restaurante Pastis -está en obras- para tomar la dirección hacia Greenwich Village. La zona es muy bonita con sus casas bajas y esas escaleras de emergencia manta veces vistas en las películas, o las entradas con escaleras de los edificios. Un goce. También nos acercarnos a ver la casa donde “vívían” la gente de la serie Friends. El ambiente de este barrio es muy tranquilo y liberal. De hecho aquí convive una parte importante de la comunidad gay con parejas de jóvenes heteros que aprovechan la tranquilidad de la zona para salir a pasear con los carritos de los bebes.

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Luego, cómo no podía ser de otra manera, también visitamos la fachada de la casa más estrecha de NY y luego directos a Washigton Sq. Tras pasar delante de una típica lavandería china.

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Al ser un día de lluvia no nos encontramos con la típica estampa estival de gente bañándose en la fuente de la plaza. Lo que sí pudimos hacer es sentarnos a descansar un rato y revivir una de las escenas de la serie Blue Bloods que tenía lugar en Washigton Sq. A parte nos divertimos un rato siguiendo las peripecias de las ardillas que no dejaban de merodear por el parque como un vecino más de la zona.

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Luego nos acercamos hasta la Broadway av. Para visitar la librería Shakespeare &. Co. Habíamos estado un par de meses en la original situada a los pies del río Sena, en París, así que nos pareció acertado entrar a ver cómo era una de sus homólogas neoyorquinas.

Aunque no atesora el encanto de la Parisina, la Shakespeare & Co. Yankee si que merece una visita. Nos alegramos de hacerla ya que allí pudimos comprar un libro sobre la ciudad ideal para nuestro hijo. De la A a la Z te explica los lugares y curiosidades de la Ciudad que Nunca Duerme. A parte que no volvimos a ver este libro en ninguna otra librería, así que estuvimos de enhorabuena en visitarla.

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A la salida visita a los WC del Mc Donald's vecino. Fue mi meada más segura de toda la historia de los viajes, ya que al parecer los policías de NY también tienen a bien visitar los excusados del Mc Donald's cuando su bufeta está al límite.

Seguimos por Broadway hasta el cercano Soho (South Houston). Barrio este dónde se alternan las tiendas de jóvenes diseñadores con los restaurantes de moda. Aquí pudimos saciarnos de las famosas casas con escaleras de incendios colgadas de sus las fachadas. Pasamos por la antigua casa de máquinas de coser Singuer y por delante de uno de los edificios, a mi gusto, más elegante de la ciudad, se trata de una casa rectangular entre Broadway y Broome St. Entramos a curiosear en algunas de las tiendas, algunas de ellas decoradas originalmente como es el caso de una que atesora decenas y decenas de antiguas máquinas de coser.

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También nos topamos el edificio del Bank of Sicily que es uno de los que más me gustó de Nueva York. Su elegante forma rectangular lo convierte en un edificio singular y muy atractivo.

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Se acercaba la hora de comer, así que teniendo tan cerca Little Italy decidimos que sería una buena ocasión para degustar las pizzas en el barrio italiano de la ciudad, así que nos adentramos por la zona hasta topa con el escaso par de calles italianas en lo que a principios del siglo pasado era una bulliciosa zona italiana. Actualmente la comunidad china ha invadido y conquistado literalmente la zona italiana. Buscamos la casa pintada con la tricolor italiana, fotografiamos loas típicos antiincendios (también decorados con los colores de la bandera italiana), y poco más había para ver, así que fuimos hasta Lombardi's -la que explican que fue la primera pizzería que se instalo en la ciudad.

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La pizza, aunque buena, dista de ser de las mejores que hayamos probado en nuestros viajes. De momento ostenta el sitio de honor la pizzería que tuvimos el gusto de conocer el año pasado en SIENNA

Una vez saciado el estómago,paseo hasta metro (cruzándonos con unos grafittis donde descubrimos que Tom Selleck és en realidad Dios) para llegar a Central Station y de allí Shuttle hasta Bryant Park para ir a descansar un rato en el hotel.

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Aprovechando que he mencionado el hotel os pongo unas cuantas fotos. Sólo decir que estuvimos estupendamente en el Milford Hotel Plaza. Precio más que correcto y unas vistas excelentes. Nada de ruidos, y habitación, aunque no era de las renovadas, estaba limpia y sin ruidos. Así que genial. aquí tenéis las fotos:

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Salimos por la tarde preparados para visitar algunos de los lugares que nos quedaban más cerca.

Como toca, casi por obligación, cruzamos Times Square. El ambiente, una vez más es de festival Tom & Jerry y sus amigos. Incluso, en medio del meollo, pillamos a Cowboy Naked.

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También participamos de una de las pantallas más populares del momento, la de la tienda 21 Century. El caso es que hay una pantalla que enfoca a la calle y la gente saluda a la pantalla. Entonces aparece una modelo con una cámara en sus manos y echa una foto al público allí congregado. La foto queda revelada al instante y la chica muestra a los afortunados en la pantalla. Pues ya nos tenéis allí a nosotros montando escándalo cuando a la segunda oportunidad aparecemos en la foto de marras. Menudo hartón de risa.

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Pasamos luego por las escaleras del Tikets para tirar unas fotos y contemplar Times Sq. Desde otra perspectiva, para luego entretenernos un poco más con el ambiente y dirigirnos a un remando de paz que está a escasos 250 metros de esta bulliciosa plaza.

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Así pues llegamos a Bryant Park, nos de los parques que más caló en nosotros. Se trata de una pequeña isla verde de tranquilidad rodeada por grandes torres y edificios como el magnífico American Radiator Building, que con su combinación de colores oscuros y dorados domina la zona juntamente con el E.S.B. que saca su cabeza para contemplar este peculiar parque.

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En Bryant Park parece que el tiempo se detenga. Aquí no hay prisas ni el festival de colorido y sonido de la vecina Times Sq. En este parque es habitual encontrar gente jugando ya sea a ping pong, en unas mesas allí dispuestas, jugando a la petanca, twiteando aprovechando el wiffi gratis que te ofrece el parque, tomando el sol, charlando a la ampara de la sombra de los árboles, persiguiendo a los peques que juegan en la hierba, etc. Un auténtico cambio de xip.

A parte, la Public Library, la famosa y bella Biblioteca Pública, colinda con el Bryant Park, así que es lógico continuar con una visita a tan famosa biblioteca.

La fachada está recientemente reformada y ha quedado muy bonita, pero lo que realmente hace destacable a la biblioteca es su zona de lectura interior cons sus librerías de madera noble repletas de libros, sus mesas brillantes con las lámparas individuales para cada usuario, y un ambiente de estudio y concentración muy majo. Nos entretuvimos a mirar en las estanterías y encontramos la “Gran Enciclopèdia Catalana”, que ilusión encontrarla en tan distinguida sala.

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Por cierto. Poned atención a la foto de la señora conseje.

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Luego semos la ruta con las también vecinas Grand Central Station y la torre Chrysler.

Esta zona de NY se te hace especialmente familiar por haber salido en cantidad de films y series americanas.

Retratamos el conjunto fachada de la estación-Chrysler y hacía dentro, no sin antes percatarnos de la inmensidad del edificio que queda detrás de la Central Station. Se trata del MetLife que dada su altura la gente, en su momento, se reveló por haber estropeado las vistas de Park Avenue. Aún así, en la película Godzila se puede apreciar que la bestia atraviesa el edificio y deja un inmenso agujero en su fachada. Por cierto, y sicho sea de paso, esta película es una de las mejores para contemplar los lugares destacados de la ciudad ya que aparece la gran mayoría de ellos. El argumento es muy criticable, pero las estampas de NY son deliciosas.

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Entramos prestos y dispuestos hacia el vestíbulo principal. Lo primero que ves son inmensas ventanas y el techo de bóveda catalana realizada por el arquitecto valenciano Rafael Guastavino. EL Conjunto queda bellamente acabado con la Gran Escalinata que recuerda a la de la ópera de París, el punto de información con su reloj de cuatro caras, y la siempre eterna bandera americana colgada de una de las paredes de la estación.

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Bonita y muy concurrida, así es Grand Central Station, és decir, al más puro estilo neoyorquino. Salimos por la puerta principal bajo la atenta mirada de Mercurio, Hércules y Minerva, para cruzar luego la calle y así visitar el hall del edificio Chrysler que es lo máximo que te dejan ver. Brillante entrada esta, con sus mármoles decorativos y ascensores a la altura de tan brillante edificio. Aunque sólo sea para ver la entrada merece la pena gastar unos minutos.

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Luego volvemos a entrar en Central Station para subir al metro, linea 6, en dirección al uptown y apearse en Lexigton 59 y así poder hacer el viaje en funicular hasta Roosvelt Island. Ya puestos, deciros que el metro es de lo más cutre, por dejadez, que hay en NY. Funcionar funciona muy bien, aunque de manera un poco distinta a Europa, pero lo que es lo que se llama bonito pues no.

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Pero retomemos la ruta. El funicular lo pillas entre 2on Av. Y 60th st. El breve desplazamiento hasta Roosevelt Island permite ver un poco esta zona a altura, cosa que por si sola ya merece la pena.

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Llegar a la isla te permite alejarte unos momentos del jaleo de Manhattan. Esta es una zona eminentemente tranquila. Tal es así que hay un sanatorio y los trabajadores aprovechan para sacar a pasear a los inválidos permitiendo que estos tengan reposo con vistas a NY.

Caminamos bajo el Queensboro Bridge, -recordad que es una de las míticas estampas en blanco y negro del film “Manhattan” del cineasta Woody Allen- peseamos por la orilla más cercana a la City y visualizamos el sky line desde una zona diferente. Esta vez con vistas al edificio de la ONU. También desde aquí se puede ver el Chrysler y el E.S.B. aunque si quieres verlos los dos a la vex es un pelín difícil porque quedan tapados por otras construcciones. Desde el funicular sí que es posible verlos fugazmente

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Y mientras estábamos paseando por la zona, nos cruzamos con una chica que iba acompañada de dos retoños mulatos. Entonces la chica regaña a uno de ellos con un “Marc et vols estar sentar bé d'una vegada” -Marc te quieres sentar bien de una vez- Quedamos atónitos, “¿pero lo ha dicho en catalán o qué?” Ni cortos no perezosos nos acercamos a ella y le preguntamos si era catalana. Bingo. De la zona de Osona. Resulta que está casada con un americano y esos eran sus hijos. Está claro que el mundo es más pequeño de lo que nos pensamos.

Tras una breve charla, funicular y luego metro – linea N- hasta 57th/7th av. Pasamos por primera vez delante de Park Central, seguimos hasta la 5ª av. Y luego probamos suerte en el TOP -Top Of the Rock- el mirador del centro Rockefeller ya que el tiempo acompaña, y lo que tenía que ser una tarde de tormentas se ha convertido en una cálida tarde veraniega.

Hacemos cola en uno de los quioscos pero al rato la chica cierra ventanila. Final de turno. Si queremos entrar hay que comprar las entradas en el sótano del Rockefeller. Así que todo el mundo corriendo hacia el interior del colosal edificio.

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En la colla nos encontramos con una pareja que alardea de estar en posesión de la NY Pass y les esta comiendo la cabeza a 2 parejas que no acaban de ver del todo las bondades de esa carísima tarjeta. Cuando los de la NY Pass entra hacia el ascensor, les hablo un poco de la tarjeta y les hago ver que amortizarla es muy difícil, que previamente es preciso hacer un planing detallado para ir a los lugares que entran en la tarjeta y así aprovecharla bien, y para los días que van a estar en la City, y dado que no quieren ver museos y el paseo en barca no les apetece hacerlo, pues lo mejor no es comprarla. De paso les paso un cupón con descuento de 3$ por cabeza de para el TOR y les recuerdo qué museos son gratuitos, por así decirlo. Aceptan el cupón con mucha alegría y quedan descansados ya que el otro chico les había dejado acomplejados.

Por cierto el cupón lo podéis imprimir en: www.theatermania.com/ ...OfTheRock/

Finalmente subimos con el ascensor. En el techo te pasan un video psicodélico para hacerte más amena la subida.

Al subir nos percatamos que está anocheciendo. Tomamos posesión para tirar las fotos. Hubiese sido preferible llegar antes porque queríamos ver más rato la ciudad bajo la luz diurna, pero no es momento de lamentarse y miramos de aprovechar los últimos rayos solares del día.

Las vistas de Central Park son espectaculares. Venga a tirar fotos. Luego cambio de lado para retratar el E.S.B. que surge poderoso del centro de la isla. A los lejos le zona Cero con sus innumerables rascacielos y en pequeño la Estatua de la Libertad. También podemos ver el Chrysler pero el MetLife esconde parte de la fachada del rascacielos del “motor”.

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Subimos hasta la azotea superior. Allí la gente se junta y rejunta apretados en busca de un espacio que permita tomar la instantánea deseada. Paciencia. Por fin se va el ruso de delante y tomo aposento para tirar sin prisas unas fotos. A cruzar los dedos y a esperar que salgan bien. Por suerte estamos en ese momento del día en qué la luz te hecha una mano, y eureka, ya tenemos alguna foto que podremos aprovechar para nuestro fotolibro.

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Estamos un buen rato más observando la ciudad y luego cola para bajar. Por cierto., que había leido que no había nunca cola para subir al TOR y ya veis que nosotros sí que encontramos, supongo que el cruce entre día-noche hace que la gente se acerque al T.O.R.

Cenamos cerca del hotel en el Europa café y luego pasamos el resto del anoche en Times Sq. Visitando pantallas y tiendas y comprando algún souvenir.

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Y finalmente, con estas compras y el pertinente paseo por la zona más iluminada de USA damos por finiquitado el día. A descansar toca