![]() ![]() De paseo por Praga y Munich ✏️ Blogs de Europa Central
Diario de mi último viaje por Praga y Munich en verano de 2011Autor: Anthony1345 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (3 Votos) Índice del Diario: De paseo por Praga y Munich
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Etapas 4 a 6, total 7
A primera hora de la mañana del domingo, abandonamos nuestro confortabilísimo hotel de Praga para dirigirnos, maletas a cuestas, a nuestro último viaje en metro hasta la estación de trenes, Hlavni Nadrazi, yn enorme y bellísimo edificio modernista (para no variar), lamentablemente tan destrozado y mal cuidado, que quita hasta las ganas de entrar... De hecho hay que tener cuidado con las maletas... A las 8 de la mañana salía nuestro tren en dirección a la capital de Baviera. Compramos los billetes unas semanas antes por internet, y a cada uno nos costó 40 euros, aunque sé que comprado en taquilla eran 30... En fin, el tren, de nombre Franz Kafka, salió a las ocho en punto y tardó 6 largas horas en llegar a Munich. En nuestra cabina iban un par de chicos ingleses que estaban haciendo el Interrail que se pasaron las 6 horas hablando, y me tenian la cabeza abierta... El tren no era cómodo, era ruidoso y paraba cada dos por tres... pero era barato...
El tren entró en la Hauptbahnhof a las 2 de la tarde, y llegamos a uestro hotel 10 minutos después, pues estaba muy cerca de la estación, y por tanto muy cerca del centro. Eso sí, todo lo confortable que era el hotel de Praga era de horrible el de Munich. La habitación era diminuta y no había aire acondicionado, algo completamente imprescindible cuando la temperatura era de 35 sofocantes grados de día y 25 o 26 de noche... Teníamos que dormir con la ventana abierta, aguantando el ruido del tráfico... Eso sí, el recepcionista, un abuelito entrañable, fue super amable, y nos dió toda la información que le pedimos de la ciudad, y nos informó de lo más importante, la excursiones organizadas a Neuschwanstein. El desayuno no estaba mal. Nada más dejar las maletas, volvimos a la estación de trenes para comprobar el valor del tren hacia Fussen, localidad cercana a Schwangau, donde se encuentra el castillo. El precio por un viaje de dos horas me pareció excesivo, 40 euracos por cabeza, a lo que habría que sumar la llegada a Schwangau y la entrada al castillo... Total, que volvimos al hotel a concertar la excursión organizada, que en total, entradas incluidas, fueron 90 euros los dos. Con la excursión arreglada, nos lanzamos a la visita de Munich y llegamos a Karlsplatz, donde se encuentra la Karlstor, algo así como la entrada al casco antiguo con los estómagos vacios. Así que más que ver monumentos, buscamos un sitio donde comer. Al final comimos en otro italiano (he comida más pizzas en este viaje que en el de Italia), cercano a Marienplatz. En general, Munich me pareció una ciudad bonita, algo incoherente en cuanto a su aspecto (supongo que por los destrozos de la II Guerra Mundial), pero bonita, pero la decepción que me llevé fue monumental. Algo que me molesta bastante es encontrarme andamios en los monumentos, y Munich tenía andamios en TODOS sus monumentos ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() En la calle que lleva a Marienplatz, cuyo nombre no recuerdo, entramos en la bonita iglesia de San Miguel, cuya fachada desaparecía tras los andamios. En Marienplatz el Ayuntamiento Nuevo, un edificios neogótico del siglo XIX donde se encuentra el famoso Glockenspiel, el carillón, tenía andamios, el Ayuntamiento Viejo, uno de los pocos vestigios medievales de la ciudad, desaparecía bajo las lonas al completo. A las 5 comenzó el espectáculo del carillón, en el que los autómatas comienzan a representar una justa de caballeros y después una danza bávara mientras suenan las campanas. Es un tanto pesado, dura 15 minutos... La catedral (Frauenkirche) situada muy cerca de la plaza, tenía una de sus torres de 100 metros cubierta de lonas blancas. También entramos en la iglsia de San Pedro, que esta no tenía andamios... Continuamos hacia la Residenz, el antiguo palacio de los monarcas bávaros, tenía la fachada antigua también cubierta, por no hablar de la plaza de la Ópera, Max Joseph Platz, estaba en parte levantada porque estaban arreglando tuberías y esas obras continuaban a lo largo de Maximilianstrasse... La ópera estaba cerrada porque utilizaban el espacio frente a ella para dejar la maquinaria, y el museo de la ópera, lo habían tirado escepto la fachada. Tras entrar en la iglesia de los Teatinos, en Odeonsplatz, (panteón de los Wittelsbach), dimos un paseo por el Hofgarten, que es algo así como los jardines de la Residenz, y después por el Englishergarten, donde vimos a unos cuantos jóvenes haciendo surf en el Eisbach, donde también se estaban bañando muchos muniqueses... Como ya era de noche, volvimos a Marienplatz, pasando antes por la mítica Hofbrauhaus y sus inmensos salones de bancos alargados llenitos de gente. No nos tomamos nada, había tanta gente... De vuelta en Marienplatz, nos tomamos una típica cerveza alemana y cenamos en uno de los bares de allí (algo caros, pero muy agradables). Después de ver la iluminación nocturna volvimos al hotel para un merecido dcescanso. Después de todo teníamos que madrugar para irnos de excursión... Etapas 4 a 6, total 7
Como ya he dicho anteriormente, el castillo de Neuschwanstein (Noisvastain, por si teneis que preguntar por él), era el objetivo de mi viaje. Tenía muchas espectativas sobre él, y no me defraudó en absoluto. Nuestra excursión salió de la Hauptbahnhof a las 8.30 en punto, auqnue tuvimos que estar antes más que nada para buscar el autobús de la excursión, ya que todos salen de allí y no quieríamos ir a parar a otro sitio... de modo que a las 8.15 subimos al autobús y una simpatiquísima señorita con gafas de belleza difusa, nos indicó muy amablemente dodnde podíamos sentarnos y que debíamos darle 15 euros por cabeza para las entradas de los dos castillos que íbamos a visitar. Ciertamente, mi objetivo inicial era solo ver uno de los castillos, y ver también el Linderhof no entraba en mis planes, pero se agradeció. Aviso importante para el viajero que quiera ir por libre al castillo de Neuschwanstein: Las entradas son limitadas, es decir, que puede que lleguemos al castillo y no haya entradas disponibles (en cuento se vende el cupo del día se cierran las taquillas), y además, exigen entrar a una hora concreta, y si el grupo de esa hora entra y nosotros no entramos con él, perdemos la entrada.
Antes de contar esta excursión, hay que decir que toda la zona de Baviera es atractiva en sí misma, tanto por los paisajes alpinos de un verde eléctrico, como por la contidad de pueblecitos pintorescos que la salpican, y por supuesto, por los palacios dejados por Luis II, el Rey Loco. La personalidad de Luis II quizás merezca una revisión, más que nada, porque si no se le entiende a él, es imposible entender lo que dejó. Si a alguien le aburren las biografías que se salte la parte en rojo ![]() ![]() El autobús continuó su ruta alpina hasta la cercana localidad de Oberammergau, a 13 kilómetros del Linderhof. Oberammergau esfamoso por tres cosas: Por las fachadas pintadas de muchas de sus casas, por su Pasió viviente que hacen cada 10 años, y por su marquetería. Aquí estuvimos muy poco tiempo, pues solo nos pararon para comprar souvenires en una de las tiendas patrocinadoras de la empresa de la excursión... nosotros aprovechamos para hacer fotos... El autobús continuó su camino hasta Schwangau, una pequeña localidad cercana a Fussen conocida mundialmente por sus dos castillos. El primero es el Schloss Hohenschwangau, un castillo neogótico de fachada amarilla, cuya construcción empezó en el siglo XIX por orden del rey Maximiliano II, quien lo utilizó como residencia de verano. Luis II vivió aquí mucho tiempo, y fue desde aquí quem controlaba las obras del palacio que él mismo ordenó construir en este lugar, el Schloss Neuschwanstein. Este castillo se encuentra en un alto rodeado de vegetación y de las montañas de los Alpes. Se puede subir hasta él de varias maneras, andando, en carro o en autobús. El más cómodo es el último, más que nada porque hay que hacer mucha cola para coger los carros, y andando... pues hay un trechito, eso sí con cervecerías y tiendas de souvenirs por el camino... El autobús, además, nos deja en las proximidades del Marienbrucke, un pequeño puente a mil metros de altura desde donde se tienen las mejores vistas del castillo. Antes de subir al castillo, pues teníamos la entrada a las 15.30, comimos en uno de los muchos restaurantes que hay abajo, donde ponen comida típica de la zona. Caro, pero no había muchas opciones. Neuschwanstein, cuyas obras comenzaron en 1866, es el símbolo de la mentalidad romántica del rey. Se trata de un edificio neogótico nacido con un único objetivo estético, no funcional, en cuyo interior, el rey quiso llevar la vida ermitaña de los reyes medievales, aunque con todas las comodidades del siglo XIX... Su interior está decorado en estilos románico y gótico, imitando muchos edificios medievales alemanes, con una decoración policromada (sobretodo dorada) en la que se intercalan distintos cuadros alegóricos a las óperas de Wagner, como Tristán e Isolda, Parsifal y Lohengrin. En definitiva, todo un derroche que no llegó a terminarse, pues el rey murió antes. Las visitas son guiadas y no se pueden hacer fotos... Visto Neuschwanstein, el autobús volvió de vuelta a Munich. Ya de vuelta en la ciudad, y con el sol del atardecer, nops dedicamos a dar un paseo por los alrededores de Marienplatz para hacer tiempo hasta la hora de cenar. Cenamos con nuestra cerveza en otro de los locales de la plaza, que menos mal que tenía sombrillas, porque empezó a llover sin previo aviso... Etapas 4 a 6, total 7
Como casi todos los días del viaje, este amaneció con un sol esplédido y un calor sofocante a primera hora de la mañana. Era nuestro último día completo de viaje, y teníamos muchas cosas por ver y no muy claro como llegar hasta ellas, aunque al final, mi inseparable guía de bolsillo nos dió la solución. A primera hora, después del desayuno, nos fuimos hasta la estación de metro de la estación de trenes para comprar un billete para todo el día. En Munich, todos los transportes públicos utilizan el mismo billete y se pueden comprar para una persona o varias, siendo más barato cuantas más personas lo utilicen. Lo que no recuerdo era el precio... [/size] ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Terminada nuestra visita al Nymphenburg, volvimos a nuestro tranvía 17 para regresar al centro. En realidad, este tranvía no deja en el centro, sino en una calle cercana al Viktualienmarkt, muy cerquita de Marienplatz. Una vez en la plaza, nos montamos en el metro en dirección a otro de los lugares importantes de Munich, el Olimpiapark, donde lo más interesante es el museo de la BMW, con una torre muy chula, y la Olimpiaturm, el edificio más alto de Munich desde donde se tienen impresionantes vistas. El museo BMW no nos llamaba especialmente la antención, auqnue entramos en el hall para ver algunos modelos nuevos y viejos, y a la Olimpiaturm no subimos porque había una cola impresionante, y habíamos decidido no perder demasiado tiempo... De esta forma, tras dar una vuelta por el parque, ver las antiguas instalaciones olímpicas y sentarnos a la sombra junto al lago, volvimos al metro para ir a la otra punta de la ciudad, al Westpark, un gran parque en una zona residencial al sur de la ciudad, creado para el concurso internacional de jardines de 1983. Es bastante desconocido por los turistas, pero tiene un bellísimo jardín asiático diferenciado por zonas, Japón, Tailandia, China y Nepal, siendo las de Tailandia y China las más bonitas (a mi modo de ver, con las fotos podréis juzgar vosotros...). Dimos un agradable paseo por la zona y volimos al centro para comer. Nos bajamos en Marienplatz y nos dirigimos al Viktualienmarkt para disfrutar de una de las costumbres locales. El Viktualienmarkt, traducido como mercado de vituallas, es un mercadillo un tanto caro de comida, frutas tropicales y otras delicatessen y flores, considerado un atractivo turístico. Es muy bonito y pintoresco y merece la pena darse una vuelta por él. Además, en el centro hay un biergarten, un lugar en el que la gente puede comer al aire libre mientras se toma una cerveza adquirida en alguno de los estableciemientos que rodean el lugar, en los que también se puede comprar comida si no la traemos nosotros. Son grandes bancos en los que la gente se sienta indistintamente para charlar comer y beber al mismo tiempo. Muy agradable y económico y altamente recomendable, si no este, cualquiera de los otros biergarten que hay por toda la ciudad, sobretodo en el Englishergarten. Terminada la comida, volvimos al tranvía 17 para hacer las fotos pertinentes al Nymphenburg iluminado por el sol, y ya a la vuelta, nos dispusimos a dar un paseo por la orilla del Isar, a donde llegamos a través de la avenida Maximilianstrasse. En este paseo vimos un par de iglesias, el Maximilianeum (de obras), el Friedrichengel, y el Bayerisches Nationalmuseum (su fachada, ya estaba cerrado cuando llegamos a él). Ya cansados por el ajetreo del día, nos volvimos a Marienplatz para cenar en el restaurante con terraza donde habíamos cenado los días anteriores, y aquí nos dimos cuenta de algo que no se si es costumbre local o solo de ese restuarante, que es que si en una mesa de cuatro, por ejemplo, hay solo dos personas sentadas, pueden sentarse otras dos, así hasta llenar todas las sillas, que no mesas, del restaurante. Con nosotros se sentaron dos chicas alemanas y una inglesa que estudiaba alemán allí, y que en cuanto nos escuchó hablar español nos preguntó que de donde éramos y nos pidió que le habláramos de España, porque en breve iba a trasladarse a Barcelona durante un año para aprender español. Le dijimos que de Barcelona y Cataluña no sabíamos nada, y nos costó la vida hacerle comprender que al sur de España hay algo más que Andalucía (por supuesto no había oído en su vida hablar de mi Extremadura querida...). Después de charlar un rato con la simpática guiri, nos dimos una última vuelta nocturna por la ciudad y nos volvimos al hotel a hacer las maletas. Etapas 4 a 6, total 7
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