Cinco dias en Estambul ✏️ Blogs de Turquia

Lo cierto es que nuestra llegada a Estambul fué decepcionante, y no porque el aeropuerto sea feo o viejo, es como todos, si no por que Alitalia nos perdió las maletas, imaginaos el panorama, en un país que no es el tuyo, sin tus maletas y sin las pastillas para la migraña, que por cierto no tubo otro día mejor para atacar que ese precisamente

Dado que nos toco quedarnos mas tiempo en el Aeropuerto, para hacer parte por lo de las maletas, llegamos al hotel a eso de las 5.30, pero no nos achantamos, hicimos de tripas corazón y aun con un dolor de cabeza que parecía que se nos iba a partir de dos, y digo 'nos' porque a mi marido al final también le dolía, decidimos salir al menos a 'inspeccionar el terreno'. El hotel Prince, un cuatro estrellas que pasaría por un tres en una noche nublada, está justo al ladito de Santa Sofía y de la mezquita azul, vaya que esta muy bien situado, por esto le perdono lo de las estrellas y por el trato que es bastante correcto.

Nos dimos una vuelta por los alrededores, y llegó la primera imagen de Estambul, Santa Sofía con la Mezquita azul al frente y que os voy a decir... emocionante, y para rizar el rizo... ramadan, 'LAILAHE ILLALLAH' eso es lo que ponía en el letrero luminoso que había colgado entre dos minaretes de la mezquita, al día siguiente descubrimos que estaba en todas las mequitas grandes, en la de Suleiman, en la nueva..... , cuando anocheció los jardines que hay entre los edificios se llenaron de gente con la cena y con mantas y allí de dispusieron a cenar, aquello parecía la vaquilla ( es la fiesta de Teruel) los que no la conozcáis os diré que parecía la feria de Abril de Sevilla o la de mayo de Córdoba, vamos que había mas gente que en la guerra. Ya nos habían avisado pero no nos lo imaginábamos.

También nos dimos un paseo por los jardines del palacio Topkapi y cuando el dolor de cabeza no nos dejo continuar nos fuimos al hotel. Cenamos allí mismo, no teníamos alma para volver a salir a buscarnos el alimento, además ya habíamos llamado al Aeropuerto y nos habían comunicado que nuestras maletas llegarían de un momento a otro al hotel y solo la idea de que iba a volver a ver mis maletas con las medicinas y mi ropa.... eso ya era emocionante. Y llegaron y por fin se me paso el dolor de cabeza.

Un consejo llevar siempre a mano la dirección del hotel donde os vais a hospedar sino vuestras maletas no sabran donde ir cuando os las pierdan.

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En nuestro primer día, completo, en Estambul decidimos que lo primero es lo primero, ver la mezquita azul y casi nos costó todo el día.

Por darnos una vuelta antes acabamos perdidos en la zona de merkal, una cantidad ingente de calles con tiendas reunidas por gremios y ese era el de la ropa. Madre mía parece que toda la ciudad sea un mercado. Entre nuestra perdida, el ramadán y que cada vez que intentábamos entrar a la mezquita nos decían que los turistas no, tardamos en entrar medio día, porque al final descubrimos que los turistas entrábamos por otra puerta. No perdimos el tiempo de todas formas, con cada negativa una nueva vuelta por los alrededores, la plaza de Sultanahamet, con los obeliscos, la columna de las serpientes y fue dando una vuelta por los alrededores de la mezquita donde tuvimos nuestra primera experiencia con un verdadero vendedor de alfombras/encantador de serpientes:

Segundo consejo de este diario, si viajas a Estambul no compres alfombras en la primera tienda que veas y mucho menos en una que hay detrás de la mezquita azul, te dirá que Mercedes Mila compró allí muchas e incluso te enseñara una foto que tiene con ella, pero sus alfombras son el triple de caras que en otras, aun regateando, si de verdad queréis comprar alfombras hay una que se llama el rincón de Fehmi , tal cual en castellano, me dio muy buena impresión y eran mas baratas, ni que decir tiene que nos vinimos de Turquía sin comprar ninguna.

Como lo de entrar a la mezquita parecía una misión imposible decidimos ir a la cisterna Yerebatan, que está al lado. Impresiona sus dimensiones y la cantidad de columnas aunque lo verdaderamente impresionante es su construcción, el que haya llegado hasta nuestros días en tan buenas condiciones y el que hasta hace bien poco todavía cumplía la función para la que fue construida. Como curiosidad la base de dos de sus columnas son sendas cabezas de medusas colocadas una boca abajo y la otra de lado. De aquí saca el nombre uno de los locales con mejor pinta de los que estuvimos ,el Medusa, un poco caro pero muy tranquilo y además no te agobian a la puerta para que entres, eso es una de las cosas que peor llevamos de la ciudad, lo pesados que llegan a ser los 'estambuleños' para que les compres lo que sea o entres en sus locales a tomar algo, llegan a ser cargantes, pero una vez que te acostumbras a sonreir y decir no gracias se hace mas llevadero.
Al salir de la cisterna decidimos ir a comer, mi tercer consejo de este diario, no vayáis a las zonas turísticas os darán el palo, buscar donde comen los autóctonos, es mas autentica y lo mejor, mas barata. Para nuestra primera comida en la ciudad fuimos a una zona de restaurantes que hay cerca de la mezquita y al lado de la entrada de la cisterna Yerebatan, ya sabéis turística y por supuesto nos dieron el palo

Por fin a la tercera va la vencida y entramos en la mezquita por la entrada de turistas, no sin antes quitarnosa los zapatos y cubrirme la cabeza. Allí estaba ella, enorme y llena de gente, rezando los unos, haciendo fotos los otros. Yo siendo atea (gracias a dios como diría mi coetáneo Luis Buñuel) me dediqué a las fotos, bastante complicado sin flax. Dentro de las mezquitas existen dos zonas diferenciadas, una para rezar las mujeres y otra para los hombres, en la mezquita azul y en la de suleiman las mujeres rezan detrás de un enrejado de madera en la planta baja y en una planta superior desde donde hay una vista magnifica. Algo que me pareció curioso allí y en las demás mezquitas que visité es la cantidad de rosarios que hay esparcidos por el suelo, imagino que la gente los toma para rezar y luego los vuelve a dejar para que otra lo repita.

Después de pasear un buen rato y de volver a darnos cuenta de la cantidad de gente que salía otra vez a cenar por los jardines, decidimos que era nuestro turno, encontramos una calle llena de pequeños restaurantes con la mesas en la calle donde cenaban un montón de gente que no nos parecía turistas y allí nos quedamos, kebap de pollo, que no doner, y una ensalada, muy bueno todo, ni que decir tiene que nos salió tiradísimo de precio y que volvimos al otro día para comer, por si le interesa a alguien la zona estaba por la estación de tren en Sirkeci.

Seguramente que Estambul tiene una gran noche, pero nosotros llegábamos tan reventados al hotel que creo que solo una noche se nos hizo mas de las 11 antes de ir a dormir, paseando por el puente Galata y tomando algo en los restaurantes que allí hay, así que si alguien espera que aquí le cuente que hay un barrio lleno de discotecas y bares para pasar una verdadera noche de fiesta, que no siga leyendo, este diario le decepcionará.

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Santa Sofía

Para quien no lo sepa es un museo y ya no tiene culto.Me decepcionó un poco el estado en el que está, sin tener en cuenta que estaban restaurando la gran cúpula, se notaba cierto aire de abandono, mucho polvo por todos los lados incluso un gato por dentro campando a sus anchas. Eso sí, es enorme.

A la salida de allí nos encontramos con un guía que vendía un paseo por el Bósforo, habla un perfecto castellano y solo costaba 15 euros (el que nos vendían en la agencia eran 50), sí ya sé que por nuestra cuenta podíamos a ver tomado un Ferry y ver lo mismo, pero nos apetecía que alguien nos explicase que es lo que veiamos. Nos emplazaba allí mismo a las 4 de la tarde para hacerlo. Nuestra siguiente visita fue al mercado de las especias. Al que no le gusten las mezclas de olores intensos que no vaya, a mi me fascinan las especias y sus aromas así que mi pituitaria y yo alucinamos, compré de todas las clases de pimientas, curry, tandoori, nuez moscada, té de manzana y delicias turcas y allí paré no porque no quisiera nada mas, me lo hubiera llevado todo, tienes que ponerte un limite.

Después de comer fuimos a encontrarnos con Martín, el guía. Éramos unas 11 personas, el barco era más pequeño y un poco mas viejo que lo que se veía por allí, pero tenia su encanto. Vimos los palacios, la villas, conocimos sus exorbitantes precios, tomamos un té cuando tuvimos que bajar de la cubierta (el viento era muy fuerte y muy frío) y descendimos en la parte asiática a dar un paseo. A la vuelta el viento ya no era tan fuerte así que nos volvimos a quedar en la cubierta del barco.
En los alrededores del puerto y del puente Galata, todas las tardes cuando cae el sol se monta un mercado enorme donde puedes encontrar falsificaciones de zapatillas, pantalones… de casi todo por no mucho dinero. La calidad es flojilla, al final después de ir unos dos o tres dias por ese mercado acabe sin comprar nada.

Para la cena decidimos entrar en un restaurante que veíamos todos los días cuando íbamos hacia el hotel, más que restaurante es como una pizzería al estilo turco, como había leído en algún sitio que algo típico en Turquía era una sopa de lentejas rojas decidí tomarme una y me gustó tantisimo que toda nuestra estancia en Estambul me la tome unas tres veces.

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