![]() ![]() Vientnam y Angkor: 17 días ✏️ Blogs de Vietnam
Viaje por Vientam y Angkor por nuestra cuentaAutor: Amidala Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (12 Votos) Índice del Diario: Vientnam y Angkor: 17 días
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Etapas 4 a 6, total 17
A las 6:00 am llega el tren a Lao Caí. Se nota el fresco del norte de Vietnam, lo cual es un respiro a esos calores hanoienses. Nos viene a buscar una furgoneta del tour y nos lleva a Sapa. Por el camino ya empezamos a ver paisajes preciosos. En una hora ya estamos en Sapa, un pueblo muy bonito.
Está todo muy bien montado. Nos llevan a un hotel para desayunar con vistas a las terrazas y al Fansipan, el pico más alto de Vietnam (con más de 3.000 m de altura). El desayuno es tipo bufet, riquísimo! Además te puedes dar una ducha, de esas con agujero e integradas con el váter y lavabo. Pero genial, porque nos dan toallas y todo. A las 9:00 nos viene a buscar nuestro guía Cuong (se lee Kong) que es majísimo y muy divertido. Y salimos de Sapa para empezar el trekking. Hay mujeres de la etnia H’mong que se vienen con nosotros en el trekking hasta la hora de la comida: ellas te ayudan en algunos tramos si necesitas, te hacen compañía, la pelota también claro (su frase preferida: ay, qué nombre más bonito tienes…); pero su objetivo final es venderte sus cosillas (bolsitos, pulseras…). Eran unas 10 y cada una se asignaba a un turista: te ayudaba, te hacía regalitos de plantas, se ponían contigo para las fotos... y luego a esas mismas es a las q les tenías q comprar tú. Al principio nos hacía gracia, además, ellas eran muy curiosas y muy majas. Pero después de todo el día se hizo un poco pesado el tenerlas ahí Los paisajes montañosos de Sapa son impresionantes. Ves las terrazas donde cultivan el arroz y un montón de riachuelos, la verdad es que es maravilloso. Por la mañana estuvimos de trek unas 3 horas y paramos para comer en Lao Chai, momento en el cual las H’mong nos intentaron vender todo lo suyo (yo, por supuesto, caí, jeje). La comida también estaba incluida en el viaje y nos sentó fenomenal. Continuamos la marcha, otras 3 horitas, y en esta ocasión se nos quería juntar las mujeres de la etnia D’zao, pero aquí pasamos bastante del tema. El paisaje por la tarde nos pareció incluso más bonito, por la luz del atardecer. Por el camino, nos encontramos a 2 parejas de españoles muy majos e intercambiamos impresiones de lo que nos estaba pareciendo el viaje. Aunque la temperatura era mejor que en Hanoi, sin duda, también sudábamos sin parar andando bajo el sol vietnamita. De pronto, sin quererlo ni beberlo, fuimos a parar a una cascada junto con unas pozas suponer bonita con vistas a todas las terrazas. El guía nos propuso bañarnos y aunque no teníamos bikini, ... ¿cómo no nos íbamos a bañar en esa agua tan apetecible en medio de las montañas y con unas vistas tan impresionantes? Veíamos a los 4 españoles que se lo estaban pasando pipa, así que nos quitamos nuestros pantalones y camiseta sudada y allá que fuimos con nuestra ropa interior para hacer deporte de lo más chic! Disfrutamos muchísimo, era un momento idílico, bañarnos y refrescarnos ahí, e una cascada super bonita y en ese paraje tan impresionante! Nos remojamos, nos hicimos unas fotos y nos reímos un montón. Lo recuerdo como un momento de libertad y disfrute máximo de la vida. Luego nos pusimos nuestras ropas sudadas, por fin estábamos fresquitas y bajamos hasta la casa donde íbamos a dormir, en casa de unos vietnamitas locales de la zona, de la tribu D’zay. La familia era auténtica: el padre, la madre y los dos niños, ni papa de inglés claro. Aunque para eso estaba el guía, para hacer de traductor. Nos enseñaron la casa, que no tenía muchos recursos y nuestra zona para dormir, que se basaba en unos colchones en el suelo, edredones y mosquiteras. El baño estaba fuera de la casa, lleno de bichitos. Nos sentimos como los concursantes de Pekín Express, acogidos por una familia humilde vietnamita que no tenía prácticamente nada, pero muy amables y hospitalarios con nosotros. Mientras nos duchamos, nos tomamos unas cervecillas que tenían estratégicamente preparadas para los turistas, mientras charlábamos y recordábamos el día tan bonito que habíamos pasado. También estuvimos jugando con los dos niños de la casa que eran super graciosos. La mujer andaba por la cocina preparando la cena, en el suelo, claro y con los mínimos cacharros. En el suelo limpiaba (o algo así) el pescado, con su pose de cuclillas y el niño correteando por ahí. La cena fue algo maravilloso: después de 7 horas de trekking nos encontramos con miles de platos vietnamitas cuidadosamente preparados por la mujer de la casa y con una pinta increíble: rollitos vietnamitas, tofu, pollo con verduritas, champiñones salteados, ternera riquísima... todo delicioso. La familia también tenía preparado para nosotros licor de arroz, o lo que ellos decían, happy water, de modo que cada rato nos servían el happy water en vasitos de chupitos y hacíamos el brindis típico vietnamita (vamos, el arriba, abajo, al centro y pa dentro de ellos) y era tal que así: moo, hai, bai, jo, hai bai, jo, hai bai, wo!!!! Supongo que no se escribirá así, pero lo que significa es: uno, dos tres, salud, dos, tres, salud, dos, tres, bebe! Con la tontería, acabamos con la botella a base de brindar con la family y echándonos unas risas. ¿qué más se puede pedir? Dormir con una familia de locales, comer comidita riquísima, beber happy water y disfrutar de las amigas en medio de un paraje impresionante! Cuando terminamos de cenar, el guía y el padre de la familia tocaron la flauta y nos amenizaron la velada, idílico. El guía era de lo más animado. Nos hacía gracia un cuadernito que tenía donde apuntaba palabras que aprendía en otros idiomas, era muy ordenado. Le enseñamos unas cuantas en español. Luego bajó una baraja de cartas y nos enseñó un juego de cartas del tipo “chúpate 2” español. Nos echamos unas risas porque no sabíamos cómo lo hacía Kuong pero siempre ganaba el tío! A las 11 nos fuimos a la cama reventadas y con ganas de dormir, después de la noche de tren fatídica. Etapas 4 a 6, total 17
Efectivamente, dormimos como bebés y nos despertamos a las 8:30 después de 9 horas y pico durmiendo a pierna suelta, qué bien sienta dormir del tirón! No nos despertó ni la luz, ni los gallos, ni ningún tipo de ruido.
La mujer ya nos había preparado el desayuno a base de pancackes y plántanos, ñam! Desayunamos en una terracilla que tenían ahí... donde se empezaron a acercar las mujeres H’mong, qué tías: es ver a un turista y van corriendo, parece que tienen un rádar, jaja. Antes de empezar el trekking, pagamos la bebida (ya que el precio de las excursiones no incluyen las bebidas) y les dimos algo de propina. Eso sí, el happy water fue por cortesía de la familia. El trekking este día fue mucho más ligth que el día anterior: 3 horitas por sitios impresionantes y a comer. De las 3 horas, media hora fue subiendo y es lo único menos relajado, pero el resto fue bastante fácil. Pasamos por muchos pueblecitos, vemos a muchas familias, muchos niños locales, nos integramos con una famlilia que estaba la madre, la abuela y como 10 niños… estábamos encantadas. A las 13:00 llegamos al pueblo Su Pan donde nos dan de comer una sopa con noodles buenísima. A las 14:00 nos viene a buscar la van que nos lleva a Sapa. Nos depositan nuevamente en el hotel, donde nos podemos pegar una ducha, tenemos wifi y descansamos un rato. De ahí, nos fuimos a ver el mercado de Sapa. Hay excursiones que incluyen un día de trekking y un día de mercado en otro sitio, pero esto es posible si el día del mercado coincide en domingo. Ver un mercado es de lo más curioso porque puedes ver a todas las mujeres de todas las etnias posibles haciendo la compra. La comida está expuesta encima de mesas sin ningún sito de higiene, pero oye, ahí están sanotes. Por ejemplo, se puede destacar la cabeza de un perro cortada, ahí expuesta, entre otras cosas. Pasamos por varias tiendas que vendían cosas de North Face o, bueno, más bien era una imitación, pero perfectamente imitada. A punto estuvimos de comprar varias cosas, una mochila, cazadora fina con tres capas impermeable, cortavientos y térmica por 20€ (cuyo precio habitual son 150€)… pero lo dejamos para Hochimin, gran error, porque luego allí no había tanto. A las 5 pm nos vamos a Lao Caí, donde cenamos. A las 8 pm salió el tren a Hanoi. En este trayecto sí hicimos el juego de las bolsas de basura para tapar una parte del aire acondicionado porque sale gélido. No teníamos celo, pero para eso sirven las tiritas de Bego que todos los años lleva religiosamente a los viajes y nunca usamos. En nuestra cabina, había una vietnamita maja que hablaba algo de inglés y nos dijo que no le importaba tapar un poco el aire. Estábamos tranquilamente charlando en el tren, aunque dijimos que podríamos estar mejor si tuviéramos una cerveza en la mano. De pronto, pasa una vietnamita con un carrito con cervezas, fue buenísimo! Así que nos pedimos unas cervecillas por un dólar cada una. El pobre Jairo (el de la pareja de canarios que hizo el trek con nosotras) se empieza a encontrar mal de la tripa, se encuentra revuelto y se va a la cama, así que decidimos irnos todos a dormir. Etapas 4 a 6, total 17
A las 4:30 am, una hora de lo más adecuada, llegamos a Hanoi. Habíamos dormido bien en el tren, pero claro, eso no son horas para llegar a una ciudad. Sin embargo, en Hanoi da lo mismo, a esas horas la ciudad ya está en marcha.
Pensábamos que nos íbamos a encontrar con una bofetada de calor, pero no fue así, había refrescado un poco. En fin, que estamos hablando de que probablemente hiciera 30ºC, pero eso ya era otra cosa. Buscamos un taxi para ir a nuestra agencia de confianza para darnos una ducha, dejar la mochila de Sapa y preparar la mochila de Halong Bay. Fue nuestra primera negociación de taxis, aunque no estábamos muy lúcidas a esas horas. Nos pedían 100.000 VND para ir a la agencia (3 euros), peor nosotras no queríamos pagar más de 1 euro. Negociamos con 3 taxis o así, pero nadie bajaba el precio. Hasta que vimos un minicoche que aceptó bajarlo a 50.000 VND, donde nos metimos las 5. El tío tenía el taxímetro en marcha y lo tapó a propósito, qué listillo el vietnamo taxista! Cuando llegamos a nuestro destino, el taxímetro marcaba 37.000 VND. Nos habían dicho que en Vega Travel nos estarían esperando para abrirnos la puerta y que pudiéramos proceder a cambiarnos, etc. Pero ahí no había ni el tato. Llamamos a la puerta y gritamos buenos días, pero nada de nada. Buscamos un sitio para desayunar y a pesar de que había cosas abiertas y estaba prácticamente todo el mundo en la calle., nos dijeron que no abrían oficialmente hasta las 7 am. En frente de vega Travel hay otra agencia (que no la tenía en mi lista de recomendadas) que se llama Aurora Travel y que parecía que estaba abierta. Les dijimos que si muy amablemente nos podían dar un café y dejar que entráramos hasta que nuestra agencia nos abriera. Nos dejaron pasar y nos pusieron un café por 1 dólar. Les costó entender que queríamos café con leche. Mientras nos tomábamos el café, Olga salía a mover la verja de la agencia como si se cayera el mundo para ver si estaban por algún sitio dormidos y, efectivamente, había un tío que parece ser que con el ruido de la verja se despertó. Por fin nos abren. Nos duchamos en nuestra habitación de confianza de la agencia, cargamos móviles y cámaras y preparamos la mochila para ir a la Bahía de Halon. Antes de montarnos en el bus, buscamos algún sitio para hacer la colada. Era una agencia, pero es lo típico, que en una agencia te venden una excursión como te hacen la colada. El precio básico era 1 dólar, 1 kg. Aunque también regateamos con nuestros kilitos de ropa sucia de Sapa. Como el cofy no fue suficiente, nos fuimos en búsqueda de algún bollito para desayunar. Como los franceses colonizaron Vietnam, hay muchas croisanterías y panaderías con bollitos ricos. Nos llevamos 7 bollitos por el precio de 55.000 dong. Por fin, a las 8:00 sale la caravana hasta la Bahía de Halon. En la misma excursión coincidimos con una pareja de valencianos y 3 inglesas. A las 12:00 llegamos a Halong, desde donde parten los barcos. Por allí había mercadillos, así que aprovechamos para intentar comprar el típico sombrero vietnamita en forma de cono, los venden por 30.000 ó 40.000 dong. Me probé uno, pero tenía bichitos, así que abortamos misión de compra de sombrerito. Nuestro barco se llama Vega Cruise y está increíble, con su terraza arriba con hamacas, sus habitaciones estupendas, su salón gigante… en fin, una maravilla. Como una habitación que nos toca huele mal, nos la sustituyen por la habitaciones deluxe. La única mejora es que tiene terracita con respecto a las otras, pero mola bastante. Nos reciben con una comilona a base de comida vietnamita: langostinos frescos frescos, tofu, pescado rebozado… muy bueno todo, como siempre. Tras la comida, nos ponemos el bikini y a disfrutar de las maravillosas vistas de la Bahía de Halong desde el barco, precioso! Hicimos miles de fotos. Hicimos una parada para ver una cueva con estalagtitas, pero nada comparable con las maravillosas vistas de la Bahía. Cuando llegamos al meollo, donde paran todos los barcos, también para el nuestro y nos damos un bañito. Es un gustazo bañarse en medio de la bahía, rodeada de todas esas islitas, con el agua a buenísima temperatura y… nuestra cámara actuática! Que tanto juego da… Tras el bañito, nos ponemos los chalecos salvavidas y nos vamos a hacer kayak por la bahía mientras atardecía, ¿qué más se puede pedir? Fue un paseo súper bonito viendo cómo se ponía el sol en la Bahía de Halong. Tras el kayak, volvemos a darnos un último bañito antes de ducharnos. Antes de la cena, nos tomamos una cervecilla a la luz de la luna en la Bahía. La cena fue, nuevamente, buenísima, a base de pinchos morunos agridulces, calamares, pescado rebozado, rollitos vietnamintas, arroz, salteado… Tras la cena, nos seguimos pidiendo unas cervecillas (si mal no recuerdo, costaban un dólar, no incluido en el precio inicial). Como los vietnamitas guías, cocinero, y demás veían que se estaba animando la cosa (sobre todo por nosotras 5 y la otra pareja de españoles), pusieron la música a tope en el barco y luces de colores, cual discoteca y… a darlo todo! Fue una noche de marcha que no esperábamos, en plena bahía, barco, música, cervezas… idílico. Ya sólo faltaba que bajara el capitán y cuando baja… madre mía el capitán! Normalmente, los capitanes tiene aspecto de tíos corpulentos… no sé… esa era mi idea… pues este capitán vietnamita, no, era pequeñito y delgadito y, por supuesto, con una camiseta sin tirantes a lo marinerito! Así son aquí! Este sí lo dio todo, bueno, como todos. Hay que mencionar el estilo de baile de los vietnamitas, como si estuvieran haciendo aerobic, era buenísimo. Sobre las 12:00 de la noche, cuando la cosa estaba animadísima, oímos que alguien chapoteaba en el agua. Resulta que unos ingleses se habían saltado de su barco al mar en plena noche para venir a nuestro barco nadando, algunos con salvavidas y otros sin ellos, para unirse a la fiesta. Estuvieron un rato arriba con nosotros, pero en cuanto se dieron cuenta el capitán y sus amigos, los echaron, en fin, fue una risas. Cuando la fiesta terminó y nos fuimos a dormir, nos percatamos que los vietnamitas dormían en el suelo del salón y algunos, incluso, en la mesas. No tienen ni habitaciones, pobres… Etapas 4 a 6, total 17
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