Comenzaba un día más, desayunando a las 8 como habíamos quedado con la propietaria de la casa. Desayuno de similares características del día anterior y por tanto potente. El día amanece nublado, aunque dicen que irá despejando.
Iniciamos la ruta que podríamos decir que es histórica. Todo rezuma historia, antigua y moderna.
Empezamos haciendo un paseo con el coche por Caen. Ciudad arrasada tras el Desambarco del Día-D (Jour-J para los franceses) por su importancia estratégica tanto para aliados como alemanes. Vemos las abadías de los Hombres, las de las Mujeres y la entrada al Memorial del Desambarco. Realmente ha quedado en una ciudad moderna con mucha historia y preferida del Duque de Normandía Guillermo El Conquistador.
Proseguimos hasta Bayeux. Esta ciudad a diferencia de Caen fue conquistada tras el desembarco sin un solo tiro y por tanto se mantiene con un casco histórico intacto.
Llegamos y vamos al parking gratuito del parque Michel Omano muy cercano a la Catedral, pero a pesar de lo temprano de la hora ya está lleno así que seguimos la calle Larcher, limitrofe y aquí hay otro parking pero esta vez permite "solo" cuatro horas, está casi lleno pero tenemos suerte y sale un coche y lo dejamos. Se supone que hay que colocar el circulo con la hora de llegada, que nosotros no tenemos, pero al fín al cabo es temprano, no vamos a estar tanto rato y esto es Francia y todos respetan las normas.
Se encuentra al lado de la exposión del Tapiz de Bayeux (que no es propiamente un tapiz) de 50 metros de largo, y donde se cuenta la conquista de Inglaterra por Guillermo, ya citado, en la versión de la historia de los normandos. Hay que reconocerles mérito pues es la única vez que se pudo conquistar Inglaterra a lo largo de la historia. Y coincidió con el paso del cometa Halley de ahí su importancia en este relato. Para el que quiera verlo de una forma muy didática puede ver este video:
Aquí empiezan las tiendas de souvenirs y libros con todo lo relacionado con el desembarco y fotos históricas. recorremos la Catedral, la casa de Adán y Eva y recorremos sus calles que tienen casa con entramado de madera que ya empezamos a ver ayer en Rouen y no dejaremos de ver en el viaje. No es muy grande así que al coche y continuar.
Llegamos a la zona del Desembarco de playas inmensas pero que han perdido su nombre original por las americanas de Omaha, Utah, etc. que les asignaron en el mismo.
Primero Arromanches-les-Bains donde se instaló el puerto artificial y que aún puede verse sus restos (en nuestro caso la marea era alta y se ven menos). El parking es de pago (es verano): 3 €
Aquí visitamos el cine de 360º donde en media hora, de pie, y en una pantalla circular se muestran escenas del desembarco y como se encuentran actualmente. Elegimos este porque era más breve, pues hay montones de museos en esta zona contando la historia desde distintos aspectos pero en ellos puedes perder más de dos horas y el recorrido nos exige otro ritmo. Algunas imágenes son impactantes.
Proseguimos a Longues-sur-Mer donde estás las baterías del Muro del Atlántico que utilizaron los alemanes contra el desembarco. Aquí el parking es gratis (como en las siguientes paradas) y hay que caminar hasta los bunkers.

En el trayecto a la siguiente parada, nos encontramos al lado de la carretera con una "Friterie" (Freiduría) donde sirven mejillones con patatas fritas "Moules et frites". Ni lo pensamos, paramos y comemos. Mi mujer y yo nos damos un festín con las cazuelas enormes de mejillones. Aquí utilizamos por primera vez un invento francés maravilloso y que nos permite ahorrar en las comidas: "la garrafe d´eau" (pronunciar garraf dó con la doble erre como haciendo gárgaras). Te la sirven en botellas de lo más elegante, fresquita y cuántas veces la pidas, siempre que sea con una comida y en un restaurante. Renunciamos a los vasos de sidra ("cidres") que hay y veremos todo el tiempo, así como los licores de manzana ("pomme") y el "calvados" que ha recibido el nombre de la región.
A continuación era la visita más impresionante: el cementerio estadounidense de Colleville sur Mer. La mayoría con sus nombres, otros "conocidos por Dios", cruces y estrellas de David blancas al lado de la Playa de Omaha no dejan indiferente a nadie.
Bajamos hasta la Playa de Omaha donde hay un monumento llamado "The Braves" (Los Valientes) que fue inaugurado cuando se celebró el 60º aniversario del desembarco. Uno no puede uno abstenerse de recordar las escenas iniciales de "Salvad al Soldado Ryan" pese al sol y los niños jugando en la arena, aprovechando el día ya decidamente soleado.
Acumulando retraso sobre lo previsto, llegamos a la Pointe du Hoc, zona de baterías en un acantilado entre las playas de Omaha y Utah que cosió a tiros a los estadounidenses. Fue tomada por escaladores rangers y defendida por ellos. Tienen un monumento. Es alucinante la cantidad de socavones que hicieron los obuses caídos. Este video nos muestra la zona:
Tras las buenas caminatas al sol que nos hemos hecho, llega la hora de tirar para Huisnes-sur-Mer. Nos hemos retrasado pues queda un buen trayecto (unos 140 km.) y queremos hacer la visita nocturna al Mont-Saint-Michel que en verano se puede hacer de 7 a 11 de la noche. Así que tomamos el coche y rumbo a la tercera casa elegida. Paramos en Carrefour de Saint-Lô para comprar la cena y seguimos.
La casa elegida es
Bel Horizon. Es moderna y comodisima. Nuestra habitación nos deja ver el Monte Saint Michel, una delicia. Nos recibe Mme. Martine Thebault. Se nota que la zona es más turística y los trámites son más profesionales. Nos entrega las llaves por si salimos de nuevo y la hora del desayuno. Y se despide.
Hay Wifi y mis hijas no esperan ni un momento para conectarse. Decidimos que las caminatas del día han sido tremendas para hacer también la visita del Monte. No obstante vamos a ir al anochecer para verlo iluminado. Así que cenamos y a eso de las nueve con el sol tras Saint Michel nos vamos para allá.
Menos mal que hemos decidido acercarnos por la tarde pues la nueva organización nos parece un desastre y nos va a servir de experiencia para mañana: Se llega a un parking a 3 kiómetros del monte ¡Cuesta 8,50 € siempre que se pase de una hora! Los autobuses que llevan al Monte ("navettes" eléctricas) quedan al menos a 1 kilómetro del parking, y no lo indican sino con un mapa falso que parece que están al lado. Y los cajeros de pago no están de camino, sino que cuando uno viene molido de caminar tiene que desplazarse doscientos metros más hasta ellos. ¡Se han lucido!
No obstante pese a las obras que todavía se están haciendo , no deja de ser un lugar impactante. La marea está baja.
Llegamos hasta la Grand Rue, dentro de las murallas y te transportas al medievo pero con turistas, pues la noche de luna llena y cálida ha hecho a mucha gente acercarse a ver esta llamada "Merveille" (Maravilla), iluminada. Tiene que ser agradable darse el gusto de quedarse en uno de los albergues.
Mis hijas me dicen que ya está bien por hoy y hay que volver. Así que caminata de vuelta y volvemos agotados a la casa. Son las 11:30 de la noche.
El desayuno hoy es a las 8.30. Por primera vez coincidimos con otros huespedes en el desayuno. Son cuatro chicas japonesas y una señora francesa que habla varios idiomas que va con ellas. El desayuno se convierte en una reunión de la O.N.U. hablando en francés, inglés, italiano, japonés y español. La propietaria ha elaborado sus propias mermeladas, pan, crêpes, etc. Pero en este caso la conversación es lo importante. Finalmente nos hacemos unas fotos todos juntos y nos damos el "sayonara". Todo ello ha hecho que salgamos más tarde de lo habitual. Pero como la primera visita es al Monte Saint-Michel nos aprovechamos que ya es terreno conocido y como estamos cerca todavía no ha llegado mucha gente. Dicen que más tarde es tremendo el número de visitas. El día como contraste de ayer es muy nublado aunque se espera que pase como ayer que abra a la tarde.
La verdad es que como decía en la etapa anterior la presencia de máquinas, camiones y lo absurdo de la organización nos produce una decepción en una visita que era un deseo de hace muchos años (¡Habrá que repetir para cuando esté finalizadas las obras!). No obstante no deja de ser un trozo de Edad Media y asombra.
En la subida hasta la Abadía, vemos el famoso Restaurante de Mme. Poulard, la de las tortillas francesas y sus galletas, vemos los panoramas de la bahía y cuando empiezan a llegar las muchedumbres, nos vamos.
Nueva meta: Cancale. Puerto pesquero famoso por sus ostras. La marea está baja y los barcos están varados en la arena como se ve en tantos lugares por donde pasamos.
Entramos en un parking en enclos. Es la una y los restaurantes del puerto están a tope. Elegimos uno cuya terraza vemos muy animada y de nombre curioso "À contre courant". Dentro hay sitio. El servicio es rápido y amable. Mi mujer y yo pedimos "formules" que incluyen ostras, mejillones o "faux-filet "(solomillo) "bleu" (muy poco hecho). El precio mayor es de 18 €. Una gozada para el estómago y el bolsillo. Salimos encantados.
No sería la última ración de encanto. Llegamos a Dinan. Aparcamos en un parking gratuito cerca de la muralla. El sol abre de vez en cuando y nuestros ojos todo el tiempo. Ya lo habían contado otros blogueros. Dinan es sencillamente una delicia.
Aunque la subida por la calle Jerzual desde el puerto deja para el arrastre. Menos mal que hemos tomado fuerzas con unos "kouign amann" recién hechos (su principal componente es la mantequilla) que como dicen en Andalucía, "quitan el sentío".
Vamos ahora para Saint-Malo, la ciudad corsaria. Destruida también en la última guerra pero reconstruida de nuevo tal como era. Son las 5 de la tarde pero el gentío es enorme. Así que vamos directamente al Parking subterráneo de St. Vincent. Se ha nublado de nuevo pero hace muy buena temperatura.
Recorremos parte de las murallas pero el cansancio es mucho. Las subidas del Monte St. Michel y Dinan hacen su efecto.
Así que decidimos salir para Pleneuf-Val-André donde está nuestra siguiente casa. Inicialmente la idea era pasar por Cap Fréhel que mencionan en todas las guías y los viajeros de esta zona, pero lo dejamos para otra ocasión.
No lo lamentaríamos después, pues en el camino empieza a llover y caen "chuzos de punta".Llegamos a Pleneuf aún lloviendo.
La casa es urbana, muy cerca de la playa. Nos llevamos un chasco cuando la propietaria nos recibe diciéndonos que no esperaba a nadie, pero que no importa pues no tiene a nadie. Le enseño los e-mails que hemos tenido pero dice que no habríamos confirmado. Da igual, nos sube a la habitación. La casa es un tanto antigua y diríamos que no tiene muchas visitas. Cuando bajo por unas toallas, me pide perdón pero que efectivamente había recibido la confirmación nuestra pero se despistó. Le digo que no importa pero... ni digo su nombre ni la recomiendo.
En esto la tarde de pone de un soleado magnífico. Mi hija menor y yo nos animamos a acercarnos a la playa. La verdad es que es estupenda y hay algún valiente que se baña pese a que llovía hace una hora.
Cenamos las reservas de lo que teníamos del día anterior. Vemos la televisión, que es antigua con un receptor de TDT incorporado, descansamos y a dormir. Hay que descansar.
Desayunamos a las 8 de la mañana tal como concertamos con la propietaria. El desayuno muy elegantemente servido y con amabilidad, la verdad, pero nuestra presencia "inesperada" se muestra en que los artículos de desayuno del pan no sean muy frescos. Lo que remata la impresión de esta casa. Resumiendo en canario: "¡más nunca!".
Partimos hacia la Costa de Granito Rosa pero vamos hacer tres paradas. La primera es a los restos de la Abadía de Beauport. A pesar de estar en ruinas, el lugar y ser el Km. 0 de uno de los caminos franceses a Santiago. merece la pena.
La segunda parada es Treguier, pero en el camino nos encontramos parajes como este.
Treguier tiene un puerto muy bonito entre dos ríos y donde se haya la Catedral de St. Tugdual.
Aparcamos en la plaza de N.D. de Coatcolvezou (¿De dónde será este nombre, más que francés parece mejicano?) a la espalda del cementerio. Es de aparcamiento horario. Es pequeño el pueblo y sobra el tiempo. Vemos una boulangerie con unos "kouign amann" recién hechos y no lo pensamos, nos comemos uno y otro para la cena. ¡También están deliciosos y como el desayuno no fue muy allá...!
Aquí nacio Ernest Renan ilustre intelectual del siglo 19 y de bastante "originales" ideas para su época. Tiene un monumento junto a la catedral.
La tercera parada es el mirador (¡Me encantan los miradores!) de Le Sémaphore tras pasar Perros Guirec.
Ya se vislumbra la Costa de Granito Rosa. Que merece disfrutarla con tiempo, pero tenemos un largo trayecto hasta Brest. Recorrer entero el Sendero de los Aduaneros tiene que permitir vistas fantántiscas de esta hermosa costa.
Nosotros vamos hacer dos etapas: la primera, es para ver la zona de la "Maison de Litoral" y el faro de "Mem-Ruz" en Ploumanach y la playa de "grève blanche" (arena blanca) de Trégastel. El tiempo acompaña, las rocas tienen ese color rojizo que le da nombre y la vista disfruta. Para un canario asombra estas enormes playas con escasos visitantes.
Seguimos, ya con el coche, bordeando la costa hasta Trebeurden. Pasamos junto a su puerto y ya vamos buscando donde comer. Finalmente en el pueblo encontramos cerca de la iglesia, donde aparcamos, un hotel-restaurante "La Molène". Solo está ocupada una mesa con cuatro personas. Pero la atención es agradable y el ambiente solitario es de un bar de Castilla un verano a las cuatro de la tarde. Comemos "galettes" (mis hijas ya le han cogido el tranquillo a la "complete" que lleva un huevo frito). Nos hacen la factura a mano, pero nos ponen un sello del establecimiento. Parece que el fisco controla.
Seguimos y ahora toca los recintos parroquiales o calvarios típicos de Bretaña. Por cierto llama la atención las enormes iglesias en los pequeños pueblos.
Como cogen de paso vemos el de St. Thegonnec (uno de los más importantes)
Y luego los de Guimiliau y Lampaul-Guimiliau. En todos ellos se puede aparcar al lado de la iglesia sin ningún problema.
Tras estas visitas tiramos hacia Brest que no visitaremos pues la mayoría de las opiniones es que la reconstrucción después de la guerra (Pues ya era un importante puerto. Ahora tiene base de submarinos) es un tanto "soviética". Nos quedamos en las afueras, en Gouesnou, en el hotel B&B Brest Kergaredec. Estos hoteles económicos tienen unas habitaciones sencillas, pero muy cómodas, limpias y con Wifi gratis. En este caso la habitación cuadruple tiene un altillo para mis hijas. Les encanta. Así que llegados aquí nos disponemos al descanso y la cena como es habitual. Mañana más.