![]() ![]() La Selva Negra y la Alsacia ✏️ Blogs de Alemania
Semana del puente de Diciembre en la Selva Negra y la AlsaciaAutor: Dmengual Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (12 Votos) Índice del Diario: La Selva Negra y la Alsacia
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Etapas 7 a 9, total 10
Nos levantamos con un poco de resaca del día anterior: nos pasamos con la mezcla de cerveza, huso y vino... Yo decido salir a correr a temperaturas gélidas. Me calzo las zapatillas de montaña (salir con unas de running es una locura teniendo en cuenta el hielo que hay en las aceras) y a hacer kilómetros.
Después bajamos a desayunar y trazar un plan para el día de hoy. El desayuno es tipo buffet con croisants y tostadas (sin tostar). Echamos un vistazo al mapa y decidimos que vamos a intentar ir a Mumelsee y visitar después unas ruinas cercanas: el convento de Allerheiligen. Antes de salir ya nos avisa el griego de que hoy dan parte de nieve, así que mejor tener cuidado. Enfilamos hacia nuestro primer destino: el lago glaciar Mumelsee. Nos metemos en la primera carretera turística alemana de alta montaña. Hacemos kilómetros y según nos vamos acercando empieza a nevar más y más. La carretera está blanca y vemos que de vez en cuando pasa algún quitanieves, pero está nevando demasiado y la carretera queda cubierta de una manta blanca enseguida. Al llegar al lago dejamos el coche en un aparcamiento al lado de la carretera. Sólo vemos otros dos coches. Nos acercamos al lago… es un pequeño círculo glaciar rodeado de abetos. Está tan nevado todo que apenas se distingue un poco de agua en el centro del lago (el resto está completamente helado y nevado). Nos acercamos a la orilla y paseamos a lo largo. Me intento acercar a uno de los embarcaderos y en uno de mis pasos me hundo hasta las rodillas…mejor no hacer tonterías. Al principio no podemos ver el lago entero debido a la espesa niebla (a pesar de que el tamaño del lago no es demasiado grande), pero pasan unos minutos y se despeja dejándonos ver el óvalo que forma el lago rodeado de abetos. Es bonito. ![]() ![]() ![]() Volvemos al coche y enfilamos hacia las ruinas del convento. Por la carretera tenemos que circular muy despacio debido a la capa de nieve que está cubriendo la calzada. Pasados unos siete kilómetros vemos el desvío a mano derecha: es una carretera pequeña y que no la han limpiado. Dudamos un momento y decidimos que es mejor no arriesgarnos a ir hacia allá, teniendo en cuenta que nuestra experiencia de conducción en nieve es muy limitada. Nos da pena porque habíamos visto fotos de las ruinas y parece un enclave precioso, y contábamos con ser los únicos visitantes teniendo en cuenta la época del año en la que nos encontramos. Decidimos saltar directamente al siguiente destino: Oberkirch. Hemos leído que es una ciudad cuyo centro tiene casas tradicionales. De nuevo conducimos despacio debido a la gran cantidad de nieve acumulada en la carretera y alrededor de mediodía alcanzamos nuestro destino. Dejamos el coche en el aparcamiento público del centro, que también tiene unos precios muy razonables, y deambulamos un poco. La verdad es que Oberkirch nos decepciona un poco: hay alguna que otra casa tradicional al lado de un pequeño rio, pero después de haber visitado todos los pueblos anteriores esto nos sabe a poco. Pasado un rato decidimos continuar nuestro camino hacia Gengenbach, donde sí tenemos grandes expectativas. ![]() En el camino buscamos un salchichen para comer, y da la casualidad de que pasamos por delante de un supermercado y hay un pequeño puesto vendiendo. Paramos el coche y compramos dos wursten por un euro cada uno… un chollo! Y nos sabe a gloria. A eso de las cuatro de la tarde llegamos a Gengenbach y aparcamos el coche en otro lugar público donde hay que poner ticket. El precio también es razonable. Comenzamos a caminar hacia el centro del pueblo y esta vez sí que no nos decepciona: la calle principal está llena de casas tradicionales adornadas de forma navideña. Hay un mercadillo navideño en toda la calle principal y paseamos por él. Nos acercamos a la fachada del ayuntamiento y vemos la famosa imagen de todos los calendarios de adviento. Lo único es que como estamos a principios de Diciembre, todavía no hay casi números de días del mes en las ventanas del ayuntamiento. Y aún así hace ilusión ver una imagen tan navideña. ![]() Seguimos deambulando por el centro y vemos a cientos de españoles e italianos. Parece que han llegado algunos autobuses de excursionistas. Poco a poco va anocheciendo y observamos que todas las casas tradicionales tienen cuidada la iluminación: todas las ventanas tienen una pequeña lámpara de luz que mejora la imagen navideña del pueblo. ![]() Compramos una vela navideña y continuamos nuestro camino. Vamos a repetir otra noche en Estrasburgo y disfrutar de su ambiente y de sus mercadillos navideños. Intentamos reservar habitación en el mismo hotel (Roi Soleil), pero está completamente lleno. Así que según nos acercamos a la ciudad vemos un Campanile, un Ibis Express y un Holiday Inn express, y decidimos echar un vistazo a los precios. El alojamiento de Estrasburgo es bastante caro y más ahora teniendo en cuenta que hay un montón de turismo interno que visita la “capital de la navidad”. Finalmente optamos por un pequeño hotel llamado “Premier Class” que está a unos ocho kilómetros del centro, en la zona de estos otros hoteles que hemos visto desde la carretera. Cuesta 39€ la habitacion doble y con desayuno buffet 48€. Es muy barato, pero hay que decir que la habitación es bastante cuchitril: parece más un hostel que otra cosa. Después de dejar las cosas cogemos el coche y tiramos hacia el centro. Al pasar por un supermercado decidimos parar para abastecernos de “biere de Noel” para nuestra vuelta a España, así que compramos un par de packs de seis. Luego continuamos y volvemos a dejar el coche bien aparcadito en la Petite France. Consejo: la biere de Noel cuesta cinco veces menos en un supermercado que en los puestos navideños. Deambulamos por la ciudad, disfrutamos del ambiente y de los mercadillos, y cuando el frío empieza a ser insoportable buscamos un restaurante. Acabamos de nuevo en la Petite France, al lado de St. James Point. Decidimos entrar el restaurante Au Tonnelet. Está lleno y son casi todo franceses, por lo que esperamos haber elegido bien. Pedimos una sopa de cebolla, una Tortee Flambee y un plato tradicional alsaciano que tiene una mezcla de carnes de cerdo hervidas y servidas con patatas. La sopa riquísima, la “pizza” mejor todavía que la última que probamos, y el plato tradicional alsaciano MUY abundante. Acompañamos los platos regados con unas buenas cervezas de Noel y disfrutamos de la cena. Después de vuelta al coche y de vuelta al hotel. ![]() Etapas 7 a 9, total 10
Nos levantamos pronto porque hoy nos espera una buena paliza en coche. Al principio pensábamos visitar el famoso castillo de Neuschwanstein, en el que se inspiró Walt Disney, pero mirando los mapas son más de tres horas de ida y otras tres horas de vuelta. Así que hemos optado por un plan improvisado basándonos en las publicaciones de otros viajeros: los castillos del Rin!
Hacemos kilómetros por las autobahn alemanas pisando bien el acelerador. Así da gusto hacer viajes largos. Y antes de mediodía llegamos al pueblo de Rüdesheim, a orillas del Rin y comienzo de la ruta de los castillos, donde hemos leído que podemos conseguir información turística. Dejamos el coche en otro aparcamiento público, esta vez con unos precios no tan razonables (y es que se nota que esta zona es otra vez muy turística), y pedimos información en la oficina de turismo. La chica que nos atiende nos comenta que en esta época del año todos los castillos están cerrados excepto uno de ellos, por lo que sólo es posible visitarlos por fuera. También nos comenta sobre las posibilidades de cruzar el río usando un ferry, ya que no hay puentes hasta la ciudad de Koblenz, unos 65 kilómetros al norte. En esta época del año hay ferries cada hora (en vez de cada media hora que hay en temporada alta). Antes de partir en busca de los castillos decidimos dar una vuelta por Rüdesheim. Parece que hay mercadillos navideños y está muy animado. Y lo que era una parada para conseguir información se convierte en una gran sorpresa: el pueblo de Rüdesheim está lleno de casas tradicionales, lleno de tiendas y lleno de puestos navideños. Paseamos disfrutando de todo el ambiente y las vistas, hacemos unas pequeñas compras, nos tomamos unas castañas asadas y, como no, lo que va a ser nuestra última salchichen, acompañada de un vinazo blanco caliente, al que vamos a dar una segunda oportunidad debido al frío. La salchichen de nuevo nos sabe a gloria, pero el vinazo no hay quién se lo tome: un don simón caliente sigue siendo un don simón. ![]() ![]() A continuación cogemos el coche e iniciamos la ruta. Hemos decidido que no vamos a cruzar a la otra orilla porque no tenemos mucho tiempo, a no ser que veamos algún castillo que nos deje sin respiración. Esta zona del Rin es bastante fácil para ser visitada con el coche: a ambas orillas hay sendas carreteras por donde circular, y a su lado vías de ferrocarril. Hay muy poca circulación y se puede conducir a un máximo de 70 km/h, por lo que es ideal para ir disfrutando del paraje. Dejo aquí un extracto de un reportaje de National Geographic que resume lo que uno puede encontrar en esta zona: El tramo del Rin entre Coblenza y Maguncia, capital de Renania-Palatinado, recorre el valle más legendario de Alemania. Estos escasos ochenta kilómetros en el corazón del antiguo Sacro Imperio Germánico discurren entre meandros y desfiladeros, culminados por una treintena de castillos y punteados por pueblos rodeados de viñas escalonadas que enamoraron a los románticos alemanes, franceses y británicos. De hecho, el recorrido se conoce popularmente como Rin Romántico y se ha convertido en un destino muy popular, tanto en barco como en coche. La chica de la oficina de turismo nos ha dado un mapa en la que vienen señalados todos los castillos y nos ha marcado los más interesantes de visitar (a los que se puede acceder a partir de primavera). Poco a poco vamos viendo el primero de los castillos en la orilla contraria. Nos paramos en una especie de pequeño aparcamiento y hacemos unas fotos con zoom. Seguimos nuestra ruta y seguimos parando allá donde vemos otro. Están perfectamente conservados y no hay ni un solo turista. El día nos lo pasamos recorriendo en coche todo el valle, escalando de vez en cuando a algún que otro castillo situado en la orilla en la que nos encontramos, haciendo fotos y disfrutando. Es un día de turismo fácil, ya que nos pasamos casi todo el día en el coche calentitos. Pero después del frío que hemos pasado la última semana nos lo merecemos, ¿no? ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() A las cuatro de la tarde llegamos a Koblenz, cruzamos el Rin por uno de sus puentes, y tras ver que se trata de otra gran ciudad salimos huyendo dirección a Frankfurt. Antes de llegar a Frankfurt buscamos alojamiento en la ciudad. Encontramos una oferta en booking en un NH que está cerca del aeropuerto (49€ la habitación doble sin desayuno), y nos decantamos por esa opción. El hotel, como casi todo NH, cumple con su estándar de cuatro estrellas y no decepciona. Tiene un parking de pago, pero la zona en la que se encuentra tiene bastantes lugares donde se puede aparcar de forma gratis. De hecho hay un Lidl cuyo aparcamiento no está cerrado. Después de dejar las cosas en la habitación cogemos el coche y enfilamos hacia el centro, donde dejamos el coche en un aparcamiento público con tarifas razonables (pagamos alrededor de tres euros por unas cuatro horas… igualito que Madrid…). Frankfurt es una ciudad oscura, con chimeneas y rascacielos. El centro está muy animado, como cualquier megalópolis europea, pero en cuanto te alejas un poco parece todo completamente desangelado. Suponemos que es el frío, que con temperaturas bajo cero a nadie le apetece salir a la calle… El centro de Frankfurt está lleno de mercadillos navideños, pero casi todo lo que venden es comida y bebida (vinazo). Deambulamos por el centro abriéndonos paso como podemos entre la marabunta de personas que están por allí en ese momento: es sábado y las siete de la tarde, así que no hemos podido elegir hora y día más punta. La plaza del centro de la ciudad tiene casas tradicionales alemanas y es muy bonita. Está adornada de forma navideña y tiene un enorme tiovivo en el centro. Cuando el frío comienza a ser insoportable decidimos buscar un restaurante sin calentarnos demasiado la cabeza. Encontramos uno muy cerca de la plaza con unos precios razonables y nos decidimos rápidamente a entrar. Al final la experiencia es buena: cenamos carne regada con dos cervezotes, todo por unos 30€ los dos. Seguimos pensando que en Madrid nos engañan con los precios. Etapas 7 a 9, total 10
Nos levantamos pronto para ir al aeropuerto, devolver el coche y embarcar de vuelta a Madrid. Por desgracia todas las vacaciones se acaban.
Está nevando mucho y las calles están blancas. Cogemos las maletas y enfilamos hacia el aeropuerto a poca velocidad debido a la copiosa nevada. Repostamos combustible en una gasolinera cercana a la terminal 2 y devolvemos el coche. El señor de Europcar hace unas comprobaciones básicas y no se molesta en mirar si el coche tiene algún golpe. Hemos pagado el seguro a todo riesgo, así que suponemos que no lo comprueban de igual forma que cuando tienes franquicia. Después facturamos maletas, pasamos el control de seguridad y nos dirigimos a la puerta de embarque, no sin hacer un buen desayuno en la terminal. En general no describiría acciones tan nimias, pero es que la experiencia de quedarse atrapado en un aeropuerto no pasa todos los días. El vuelo tiene retraso de más de una hora, suponemos que debido a la nieve. Finalmente nos embarcan. Cuando ya pensamos que todo va bien y por fin vamos a despegar, nos comunica el piloto que estamos en espera de la “descongelación de las pistas” que realizan las máquinas quitanieves, y que teniendo en cuenta que estamos en el puesto vigésimoquinto de espera, pues son unas dos horas. Y esperamos y esperamos. Pero pasada una hora y media nos comunican que el aeropuerto ha cerrado todos los despegues debido a la copiosa nevada, y que nos van a desembarcar. Y qué decir, que tras muchas horas de espera el aeropuerto reabre despegues, y por fin nos embarcan rumbo a casa. Auf Wiedersehen Deutschland, ¡nos ha gustado mucho la experiencia! Etapas 7 a 9, total 10
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