![]() ![]() TERCEIRA: LA ISLA MALVA DE LAS AZORES ✏️ Blogs de Portugal
Fin de año en las AzoresAutor: Carrabouxo Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (16 Votos) Índice del Diario: TERCEIRA: LA ISLA MALVA DE LAS AZORES
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Etapas 4 a 6, total 7
El día nos recibe sin lluvia, a pesar de los pronósticos. Nos disponemos a descubrir la parte oriental de la isla, sin prisa, hasta donde las horas de luz nos permitan disfrutar. Salimos de Angra en dirección San Mateus, un pequeño pueblo de pescadores a muy corta distancia de la capital. Dejamos atrás el imponente monte Brasil y vamos sorteando la costa, el océano se ve apacible, calmo y tranquilo. La costa es abrupta, no hay playas de arena en esta zona.
Aparcamos en la zona del puerto, en el que se ve poca actividad, quizá los hombres estén faenando en la mar. Sólo algunos de ellos trabajan en una zona más elevada intentando desenmarañar las redes que utilizan para pescar. Vemos barcos más bien pequeños, todos pintados con franjas de colores y bautizados con nombres curiosos. *** Imagen borrada de Tinypic *** Subimos hasta la iglesia principal que sólo podemos ver por fuera y nos acercamos casi al final del pueblo a visitar el imperio. En Terceira los imperios, altares dedicados al Espíritu Santo, están presentes en todas las localidades, dando muestra de la devoción y religiosidad de sus habitantes. Hay unos 50 en toda la isla, pintados de vivos colores y son como pequeñas capillas que mantienen en perfecto estado. *** Imagen borrada de Tinypic *** Justo frente al imperio de San Mateus aparca un coche del que desciende un joven ataviado con su tabla de surf. Nos detenemos a ver cómo entra en el agua y empieza a jugar con las olas, sin entender muy bien, cómo en una zona de rocas y tan pegada a la costa, puede practicar su aficción. Continuamos con el coche hasta el extremo de la localidad, desde donde contemplamos el vasto océano y nos regodeamos al aspirar aire purificado y reparador, la sensación de calma es total. Vemos una iglesia semiderruida, sin cubierta, justo al lado pace un caballo al que contemplamos pero ni se inmuta por nuestra presencia. Seguimos bordeando la costa y nos detenemos en la freguesía de Cinco Ribeiras. La carretera está cortada por obras y nos obliga a detenernos un rato, no hay prisa. Decidimos bajar por un camino en dirección al mar pero nuestro itinerario nos condujo directamente al camposanto donde, un grupo de vecinos, velaba a un difunto. Dimos media vuelta y llegamos directamente al sitio deseado: la quesería a vaquinha. Aquí entramos directamente a la tienda/bar donde ofrecen de manera gratuita una degustación de los 3 tipos de quesos que elaboran. A través de un vidrio habilitado en el local se puede observar el proceso de elaboración de tan rico manjar, sobre todo para los que somos un poco “ratoncitos”. Probamos las tres variedades y una de ellas era picante, ya que utilizan pimentón para darle, además de color, un sabor muy agradable. Compramos nuestro queso y dejamos el lugar con un regusto estupendo en la boca. Dan ganas de empezar el que hemos comprado, pero habrá que contenerse. A la salida del pueblo nos encontramos con un prado en el que pastan alegremente mis amigas las avestruces. Qué ojazos se gastan las condenadas, con esas pestañas largas, como su cuello estilizado. Me acerco a ellas, me miran, yo las miro y, como les atrae todo lo brillante, se abalanzan sobre mi cámara y ¡casi se la tragan! Doy un respingo y me despido. *** Imagen borrada de Tinypic *** Tras el momento avestruz voraz, continuamos el ascenso hacia la Serra de Santa Bárbara, a 1021 metros. Subimos por una serpenteante carretera rodeados de árboles altos, verdes, tupidos. Nos detenemos en el camino para contemplar los cerrados, esos pequeños muros levantados con piedra volcánica y que sirven de linde en los siempre verdes prados. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** A lo lejos, el océano; más cerca la reserva forestal de recreo de los viveros de Falca. Estamos pisando los restos del mayor volcán inactivo de la isla y el viento a esta altura es considerable. *** Imagen borrada de Tinypic *** Contemplamos el paisaje y pronto volvemos al coche para poner rumbo a la Lagoa das patas que, como su nombre indica, se trata de una laguna en la que podemos encontrar patos, merenderos, una capilla y área de recreo frecuentada por familias y senderistas. *** Imagen borrada de Tinypic *** Recorremos el lugar, maravillándonos con el brillo y verdor del musgo que todo lo cubre, y con la calma de este lago de agua pura y cristalina, en el que se reflejan los árboles que la rodean. Trato de jugar con mis amigas las patas, pero no me hacen demasiado caso y huyen al agua. *** Imagen borrada de Tinypic *** Subimos por una ladera hasta ver una pequeña capilla de piedra pintada de blanco, que destaca en mitad de los prados. Bajamos de nuevo al lago y abandonamos ya este remanso de paz. *** Imagen borrada de Tinypic *** Siguiente parada: Ponta do Raminho desde donde, en días despejados, se pueden ver hasta tres islas del archipiélago. Tratamos de otear el horizonte y, sólo llegamos a ver bien la isla de Sao Jorge y la de Pico. Posiblemente Faial se vería si hubiese menos bruma. Llegaba la hora de comer y tuvimos que descartar el restaurante Ti Choa en Serreta, que nos habían recomendado, a favor de otro con buena reputación también que está en Altares: el Caneta. De este modo íbamos avanzando en nuestra ruta, pues el día se estaba empezando a nublar. *** Imagen borrada de Tinypic *** Nos detuvimos primero en el mirador do Raminho destruido por el seísmo de 1980. Con pausa nos deleitamos observando la silueta de la costa, golpeada por olas azules de cresta blanca, que se estrellaban en el mosaico de tierras teñidas de verde. *** Imagen borrada de Tinypic *** ![]() De nuevo al coche y enseguida entramos en la localidad de Altares, lo bueno de estas islas es que todo está cerca y apenas se perciben las distancias para ir de un sitio a otro. Aparcamos en una explanada detrás del restaurante y vemos que ya hay muchos coches, no somos los únicos que han decidido comer aquí. El comedor está casi lleno, pero nos pasan a otro con menos gente aunque, cuando abandonamos el lugar, casi no había hueco. Aquí probamos uno de los platos típicos de la gastronomía terceirense: la alcatra, que es un guiso de carne de vacuno, cocida durante tres horas en puchero de barro con especias, laurel y vino, acompañado de patatas. Y unas lulas grelhadas, o calamares, que también estaban muy ricos. *** Imagen borrada de Tinypic *** Nos despedimos del lugar observando la decoración que recrea las típicas casas con lareira o chimenea, no sin antes sortear, otra manifestación de vacas. *** Imagen borrada de Tinypic *** En esta localidad de Altares visitamos también el museo etnográfico, el correspondiente Imperio y la iglesia matriz. *** Imagen borrada de Tinypic *** Nos ponemos en ruta y llegamos a la freguesía de Biscoitos, famosa por sus piscinas naturales. Paramos a tomar café, en este caso un galao, con leche en vaso alto y mucha espuma. Con chute de cafeína en el cuerpo nos acercamos al museo del vino de la casa agrícola Brum, pero está cerrado, así que lo vemos sólo por fuera. En el interior ofrecen degustación del vino que producen aquí y se visita una exposición de utensilios empleados en su elaboración. Bajamos a la zona del puerto, donde unos pescadores aparecen colgados de las rocas con enorme naturalidad, agarrando sus cañas que llegan al agua. Paseamos por el muelle y vemos cómo alguien se cae pues la superficie está resbaladiza, el agua cubre parte de la plataforma plagada de una especie de finas algas que la covierte en pista de patinaje improvisada. *** Imagen borrada de Tinypic *** Continuamos hacia la zona de las piscinas naturales y, como estaba subiendo la marea, la mayor parte estaban cubiertas por el agua. Es un espectáculo ver cómo se estrellan las olas contra las rocas de origen volcánico negrísimas y con formas irregulares. Se pueden ver algunas pintadas como: “Los baños de mar dan salud”. *** Imagen borrada de Tinypic *** Observamos las viñas rodeadas por paredes de piedra como se pueden encontrar en Lanzarote. Y un mercadillo de productos artesanos: miel de la zona, pimientos en conserva, frutas. El restaurante bar do abismo y un paseo junto al mar muy agradable. Nos dirigimos a un extremo donde se localiza el fuerte de San Pedro, con unos cañones a la vista y restos de la muralla defensiva. *** Imagen borrada de Tinypic *** Seguimos en coche hasta Quatro Ribeiras, ya con poca luz en el ambiente. Nos detenemos en un mirador en el que encontramos algunas vacas pastando. Cogemos la carretera que atraviesa la isla en línea recta hasta Angra do Heroismo y damos por terminada la excursión de hoy. Una vez en el hotel, nos cambiamos y salimos a cenar y a disfrutar del ambiente nocturno de la ciudad. Regresamos al California, donde cenamos el primer día y luego paseamos un rato por las calles. Nos detuvimos a contemplar los dibujos de Luis Pinheiro Brum, natural de Biscoitos, artista local cuya obra se encuentra expuesta en una de las calles principales. Nos llamó la atención este dibujo que representa una ballena, siendo el avistamiento de cetáceos en general otra atracción de las islas. *** Imagen borrada de Tinypic *** Caminamos por el muelle, comprobando que el agua está en calma, ya no sopla el viento como el primer día, y nos acercamos hasta el puerto das pipas para ver el hotel de frente, después nos retiramos a descansar. *** Imagen borrada de Tinypic *** Etapas 4 a 6, total 7
La lluvia hizo acto de presencia y no dio tregua en toda la jornada, por esto nos vimos obligados a recorrer la parte de la isla que nos quedaba, casi sin bajarnos del coche. Nos ponemos rumbo a Vila Nova y Agualva, al norte de la isla. La carretera está mojada, y la niebla no permite ver el paisaje, se nota también, más frío que en días anteriores.
*** Imagen borrada de Tinypic *** Nos dirigimos a una zona de piscinas naturales en Ponta da Forcada, no hay gente en el lugar, tan sólo dos caballos que pastan plácidamente y una cabritilla suelta. Vemos cómo las olas rompen espumosas en la orilla, aunque de vez en cuando muestran un azul brillante. *** Imagen borrada de Tinypic *** Surcando el cielo aparece un avión rumbo al aeropuerto de Lajes, no muy lejos de la zona en la que nos encontramos. La lluvia es fina, nos apañamos con las capuchas del impermeable, pero pronto volvemos al coche. *** Imagen borrada de Tinypic *** Pasamos por los pequeños pueblos que parecen desiertos. Reina por aquí la paz y la tranquilidad. En las casas cuelga de las puertas una bolsa con el pan que habrá repartido el panadero y de muchas chimeneas se escapa algo de humo. Llegamos a la freguesía de Lajes, donde se encuentra la base militar del ejército americano. Recorremos sus calles con lluvia fina cayendo sobre nosotros, vemos la iglesia, cuyas paredes parecen colonizadas por líquenes y musgo, su camposanto, y el Imperio. Pasamos cerca de Praia da Vitoria, observando de nuevo el imperio de la Caridad, y nos detenemos a contemplar el fuerte de Santa Catarina del que sólo quedan algunos restos. Se encuentra en un extremo de la bahía de Praia, cerca de la freguesía de Cabo da Praia, que atravesamos también. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Tomamos dirección Porto Martins, donde nos bajamos para observar el puerto y callejear un poco. Así nos damos cuenta de lo creativos que son sus vecinos, al utilizar material reciclado para adornar con motivos navideños toda la localidad. Botellas de refresco, corchos, bricks, cualquier objeto simple se convierte aquí en guirnaldas, pinos de navidad e incluso un nacimiento. La carretera, siempre bordeando el mar, nos conduce por paisajes de prados y más prados, aunque ahora el verde no brille tanto debido al plomizo color del cielo. Pasamos cerca de un faro que vemos desde el interior del vehículo y, como llega la hora de comer, nos acercamos a la freguesía de Sao Sebastiao. *** Imagen borrada de Tinypic *** Vemos el imperio y la iglesia y entramos al restaurante de comida tradicional a Ilha, donde pronto nos sirven bifé con ovo y lulas grelhadas. *** Imagen borrada de Tinypic *** Continuamos rumbo a Angra atravesando Porto Judeu, desde donde se obtiene una vista de los Ilheus das Cabras, dos islotes en mitad del océano que son una zona protegida por la presencia especial de flora y fauna. Los vemos a lo lejos bajo el cielo encapotado. De vuelta a la ciudad ascendemos al Monte Brasil, un extinto volcán en cuyo cráter se encuentra una reserva forestal y de recreo. *** Imagen borrada de Tinypic *** Nos asomamos al Pico das cruciñas donde un azulejo nos muestra la ciudad de Angra dibujada mientras que, si alzamos la vista, la contemplamos en todo su esplendor. En las laderas de este monte, cubiertas de vegetación, encontramos un parque infantil y también algunas jaulas con animales, sobre todo aves. Continuamos caminando hasta donde el sendero nos permite y llegamos a un punto donde lo único que se observa es agua. Regresamos a la ciudad, después del bonito paseo y accedemos al interior de la Sé o catedral, donde los feligreses escuchaban misa. *** Imagen borrada de Tinypic *** Bajamos de nuevo a la bahía y decidimos entrar en un restaurante con enormes vidrieras por lo que el interior parece abierto a la marina. Cenamos con una tabla de quesos que estaban deliciosos y unas tostas muy apañadas. Nos retiramos al hotel a la espera de recibir el último día del año. Etapas 4 a 6, total 7
Hoy despediremos 2012 en mitad del Atlántico, cuando en España se tomen las uvas y suenen las campanadas que anuncien un nuevo año, en esta isla aún contaremos con 2 horas más, en un intento de alargar lo que está siendo un viaje muy agradable.
Esta mañana las nubes se han escondido y el día nos recibe despejado y con un sol tímido pero brillante. Eso nos anima y, tras desayunar, nos disponemos a conocer la ciudad, que la tenemos un tanto abandonada en detrimento de los muchos encantos que posee la isla en sus extremos. *** Imagen borrada de Tinypic *** Subimos a la terraza del hotel y, desde aquí observamos con otra luz la ladera del monte Brasil, donde intuimos más claramente los restos de muralla. Días atrás, con el cielo nublado, apenas se distinguía. *** Imagen borrada de Tinypic *** Bajamos a la bahía y pasamos por la zona donde están amarradas las barcas y donde se presenta una fuente rodeada por una escalera doble, a los pies de la iglesia de la Misericordia. *** Imagen borrada de Tinypic *** Este templo, albergó antaño, el primer hospital de las Azores y ahora, pintado de azul y blanco, se yergue como una iglesia de las más destacadas de Angra y que data del s.XVIII. Nos detenemos a contemplar la obra expuesta en la calle de Hugo Bettencourt Machado, natural de Angra, vencedor del concurso de fotografía National Geographic de 2009 en la categoría lugares. Sus paisanos quisieron homenajear a este joven artista mostrando su obra en grandes paneles colocados en un edificio frente a la iglesia de la Misericordia. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Siguiente parada, el palacio Bettencourt, edificio de arquitectura barroca construido a principios del s. XVIII. Destaca el pórtico labrado en cantería de la región, con dos columnas salomónicas y una amplia cartela con el escudo de la familia que lo habitó, los Bettencourt. Hoy en día acoge una de las más importantes bibliotecas y archivos de todo Portugal. *** Imagen borrada de Tinypic *** Visitamos el mercado donde se mezclan los puestos de pescado con los de fruta y verduras. Pasamos a una especie de ultramarinos y nos encontramos con los bolos do lévedo, típicos de Sao Miguel, y que no habíamos encontrado todavía en Terceira. Compramos un paquete de este pan tan especial y sabroso. Nos vamos al parque municipal Jardín Duque da Terceira en el que se encuentra integrado el hotel Angra Garden. Tan sólo algunos niños acompañados de sus padres juegan en el lugar tirando migas de pan a las palomas. Subimos las escaleras del parque y, atravesando fuentes, parterres y zonas arboladas, vamos llegando a la cima de esta empinada ciudad. Coronando la cima se encuentra una gran explanada con el outeiro da Memoria. Una pirámide pintada de blanco y amarillo se eleva en memoria de la presencia del rey D. Pedro IV en la isla, en un lugar donde se construyó la primera fortaleza de las Azores alrededor de 1474. *** Imagen borrada de Tinypic *** Hacemos algunas fotos y nos detenemos a contemplar las mejores vistas de Angra. Desde aquí se divisa la Sé, el monte Brasil, la bahía y hasta ilheu das cabras. *** Imagen borrada de Tinypic *** Pasamos cerca del convento de San Francisco, del Museo, que no visitamos por dentro al estar cerrado y nos dirigimos a las afueras de Angra. Llegamos a un parque con vistas al hotel Terceira Mar, en el que estaban decorando el jardín para la fiesta de fin de año. *** Imagen borrada de Tinypic *** Tras un breve descanso ascendimos por un prado al conocido como castillo de San Felipe, pues fue mandado construir por Felipe II, rey de España. Envuelve todo el Monte Brasil y la bahía de Angra, por lo que la capacidad defensiva de la zona era total. Estaba destinado a la protección de los barcos de las Indias Occidentales y probablemente sea la mayor fortaleza construida por España en todo el mundo. También se conoce como Sao Joao Baptista do Monte Brasil. *** Imagen borrada de Tinypic *** Tras explorar la zona y recorrer la muralla decidimos bajar a comer al Restaurante As nosas ilhas, que se encuentra integrado en el mercado municipal. El paquete de vuelo+hotel+traslados incluía, además, una comida en este restaurante. Pedimos filete de abrótea y lulas, regado con un buen vino de la casa. Callejeamos todo Angra, de un extremo a otro, compramos algo en un supermercado para la cena pues esta noche en los hoteles había fiestas privadas, con cena de gala, que no habíamos reservado. Regresamos al hotel apurando las últimas horas de un 2012 a punto de expirar. A alguien se le ocurrió cortar el queso a Vaquinha en trocitos, 24 en concreto, 12 para cada uno, y así nos los comimos, a falta de uvas, cuando en España dieron las campanadas. Después del original e improvisado ritual, cenamos. Nos cambiamos y salimos al puerto das pipas, donde se asientan una serie de locales de ocio con música hasta altas horas, pero nada que mis tapones mágicos para los oídos no puedan solucionar. *** Imagen borrada de Tinypic *** Desde esa explanada abierta al mar contemplamos los fuegos artificiales, que iluminaron el cielo cuando en Angra do Heroísmo sonaron las 12, dando la bienvenida al año nuevo. Pronto nos despedimos de la noche de marcha en el puerto y nos retiramos a descansar. Etapas 4 a 6, total 7
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