Viena-Budapest-Praga ✏️ Blogs de Europa

Nuestro viaje a Budapest iba a ser en tren desde Viena, así que tras el desayuno y abandonar el hotel, fuimos a coger el metro hasta la estación Franz-Josef-Bahnhof. Ya teníamos los billetes de tren, así que buscamos el anden correspondiente. Como teníamos tiempo aprovechamos para comprar unas postales y mandarlas.
A la hora prevista nos subimos al tren, fuimos a nuestro compartimento, que compartíamos con una mujer y su perra "Lola". Allí los animales pueden viajar, con su billete claro, y no es necesario que vayan enjaulados ni nada. Esta perrita iba con su manta y su hueso tan tranquila todo el viaje. A las 4 horas ya estábamos en Budapest.

Al llegar a la estación la verdad es que pensamos que estábamos en otro mundo. Claro, la imperial Viena nada tiene que ver con Budapest, así que nos costó un poco acoplarnos.

Tras situarnos, fuimos a una caja de cambio y cambiamos dinero para coger el metro. Primera timada.. no cambieis nada más que el dinero imprescindible, porque el cambio en la estación es malísimo. Y sobre todo, no hagáis caso de la cantidad de gente que se os acercará para cambiaros ellos, suelen estar rondando las casas de cambios.

Bueno sigo. Conseguimos encontrar el metro siguiendo las señales de la estación, como os podéis imaginar no era el lugar más idoneo para perderse... Sacamos nuestros tickets (230 Ft el sencillo y 3100Ft el billete turista para 3 días) y fuimos hacia la vía, y hasta llegar ahí nos pidieron varias veces los tickets. Tener cuidado porque van a pillar al turista....

Llegamos a la estación de metro que nos cogía más cerca del hotel, y al salir comenzaba a llover y nosotros cargados con las maletas. Por suerte no nos costó mucho encontrar el hotel, que estaba en la calle de enfrente de el puente de las cadenas. Aquí nos costó un poco hacer el checkin porque la chica no hablaba mucho de inglés y como el nuestro tampoco es que sea muy fluido pues nos costó entendernos. Pero no hubo problemas, nos enteramos de el número de habitación, de la hora del desayuno y de donde se servía... también nos pareció entender que teníamos entrada gratis al gimnasio, pero vamos, que no estábamos como para ponernos a hacer pesas .
El hotel era el Starlight Suiten, también recomendable porque está como os he dicho enfrente del puente de las cadenas, desde el mirador de nuestra habitación se veía, y la imagen por la noche era espectacular. Las habitaciones del hotel son suite, tienen un salón con una barra donde hay un microondas y la mini nevera, además te dejan infusiones y café por si quieres tomarlo en la habitación sin coste.

Como os he dicho, fuera llovía, pero no habíamos llegado allí para quedarnos en la habitación, así que cogimos nuestros chubasqueros, que nos regalaron hacía 2 años para que nos acompañaran en los viajes y aún no habíamos estrenado, y nos dispusimos a dar una vuelta por la ciudad. Si Budapest es gris imaginaos lloviendo.... Mi marido estaba desencantado con la ciudad, ya os he dicho que le encantó Viena, y el cambio era notable.

Antes de nada, fuimos a comer, por la hora todo estaba cerrado, así que de nuevo Mc Donalds, que en Budapest nos salvó más de un día.

Nuestra primera parada fue el mercado. No recuerdo si estaba previsto o no, pero nos tuvimos que meter porque la lluvia se había convertido en diluvio. Así que aprovechamos para entrar dentro y ver el mercado. Nos gustó mucho. La parte de abajo es un mercado normal, con toda clase de puestos, y en la parte de arriba hay restaurantes y puestos de souvenirs. Nosotros el último día terminamos comprando aquí todo.



Cuando paró un poco, salimos y continuamos nuestro paseo... pero nada, la lluvia no nos daba tregua, así que nos metimos al Museo de Historia.... a ver, nuestra idea no era ir de museo por Budapest, pero la lluvia nos obligó y después de entrar, mi marido quería ir al baño, yo me quedé en el hall y él entró... y al salir me dice que se puede entrar sin problemas a ver el museo. Entonces me di cuenta que en el panfleto que cogí del museo mientras esperaba ponía que el museo era gratis (los museos públicos de Budapest son gratuitos, sólo cobran por ver las exposiciones puntuales). Así que como no dejaba de llover nos dimos una vuelta. Y si tenéis tiempo ir a este museo, y comprenderéis por qué la ciudad es así, aún está renaciendo de sus cenizas, y le cuesta. Nos hizo entender mejor la ciudad ver su historia recreada con maniquís y objetos. Eso sí, las explicaciones brillan por su ausencia, pero como mi marido está licenciado en historia, no tuve problemas porque me lo iba explicando todo.

Salimos y aunque seguía lloviendo, ya lo hacía más debilmente, así que paseamos hasta la Sinagoga y luego hasta la Ópera, por fuera me gustó más que la de Viena, por lo menos parecía una ópera, además me recordaba al teatro real de Madrid.


Y como veis por la foto, cada vez estaba más oscuro.. así que nos dirigimos al hotel. Por el camino encontramos un supermercado y compramos algo para la cena. Los precios nos sorprendieron. En los restaurantes se nota que allí las cosas son algo más baratas, pero en el supermercado aún más, por 4€ compramos una buena cena para esa noche.

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Nada más desayunar nos fuimos hacia el Parlamento para ver a qué hora era la visita en español. Por supuesto, llovía....
Llegamos algo antes de las 9, el guardia que había allí nos indicó donde estaba la taquilla. Es una puertecilla que ahí enfrente, la número 10... entramos y le enseñamos nuestros DNI, por ser ciudadanos europeos la entrada es gratuita. La mujer que estaba allí nos indicó que el siguiente grupo que pasaría era en español. Así que nos quedamos por allí hasta la hora y entramos todo el grupo.
Éramos 8, así que vimos tranquilos el parlamente, mientras la guía os explicaba.... por supuesto hay que pasar un control, y vas escoltado toda la visita por el ejército. Esto es porque el parlamento es un edificio simétrico, las dos mitades son iguales, una es la que te enseñan y en la otra están todos los políticos arreglando el país, ya sabéis..

Pero vamos, también supongo que lo hacen porque la cantidad de oro dentro de ese edificio es incontable...

Esta maqueta la hizo una familia de Budapest y se la regaló al gobierno, pero no podían sacarla por la puerta de la casa, así que la tuvieron que tirar abajo, y el gobierno como gratitud y compensación les dio a esta familia una nueva vivienda.

Visitar el parlamento fue la mejor forma de comenzar el día. De ahí nos fuimos a visitar la Basílica de San Esteban, donde se encuentra el brazo de éste... Luego estábamos dispuestos a subir la avenida Andrassy hasta la Plaza de los Héroes, pero la lluvia no dejaba de caer, así que al comienzo de la Avenida decidimos coger el metro... y qué hallazgo, la estación era como de película, preciosa, es la más antigua de Budapest, y la tiene muy bien conservada.
Aquí otro consejo. Para entrar a la estación no hay tornos ni nada, como para aquí. Se baja por las escaleras y ya estás en la vía. Nosotros bajamos a la de un lado de la calle, y la máquina expendedora estaba en la vía de sentido contrario. No nos quisimos arriesgar a viajar sin billete, así que salimos de nuevo a la calle, la cruzamos y sacamos los billetes en la maquinita. Luego volvimos a cruzar y a bajar a la via que nos correspondía, picamos el billete (IMPORTANTE) y cogimos el tren. Eran poquitas paradas hasta llegar a la Plaza de los Héroes, donde nos apeamos. Y suerte que llevábamos los billetes, porque allí estaban los revisores para ver si los viajeros los llevaban y picados. Como dije, van a pillar al turista, y estos revisores se suelen colocar en las estaciones donde están los monumentos.

Bueno, como nosotros llevábamos los billetes no tuvimos problema. Salimos, y ahí estaba la Plaza de los Héroes, delante nuestra.

De nuevo volvía a llover a mares, y nos resguardamos en el soportal del museo de arte, y como parecía que la cosa iba para rato, pues nos dimos una vueltecita. En este museo está la colección más extensa de obras de pintores españoles fuera de España. Así que tuvimos ración de Goya y demás.
Cuando paró un poco nos fuimos a recorrer el parque, hasta el balneario Szechenyi (2600Ft por si queréis entrar, acordaros de llevar vuestra propia toalla). En un principio íbamos con la idea de entrar, pero viendo que son al aire libre y con este tiempo, no era momento de ponerse enfermo.

Nos quedamos con las ganas... allí también hay un circo, para quién vaya con niños.... El parque es muy bonito, pero con todo lo que llovía no pudimos disfrutarlo.

A la vuelta, que parecía que algo menos llovía, sí bajamos por la Avenida Andrassy, no os podéis perder la cantidad de Palacios que hay en esta calle... esta avenida es patrimonio de la humanidad de la Unesco. Aquí está la Ópera, así que aprovechamos para entrar a verla, ya que iba a ser la hora... nosotros seguíamos sin comer... y en Budapest la mayoría de los restaurantes cierran pronto tras la comida, así que de nuevo tuvimos que echar mano de nuestro amigo Mac.

Como decía, antes de esto visitamos la ópera (10€). A mi no es por nada, pero me gustó más que la de Viena. Dicen que Francisco José I sólo fue una vez, la de la inaguración, porque no soportaba que este edificio fuera más grandioso que el de Viena. Sissí en cambio fue más amenudo, ya que según dijo la guía que te acompaña durante el recorrido, tenía un amigo muy especial y se pasaba grandes temporadas en la ciudad.

Tener en cuenta tanto en Viena como aquí que la visita a la ópera son a ciertas horas, entonces es conveniente pasar antes para ver el horario. Yo no recuerdo bien, pero creo que en Viena la última era a las 16.00 y aquí creo que entramos a las 15.00h y luego hay otra a las 16.00h.


No os he comentado lo del cambio... como os digo en esto hay que tener cuidado. Antes de ir mirar a cuánto está el Forint. Nosotros donde cambiamos casi siempre es en la calle Vaci, ahí hay muchas casas de cambio, y cada una ofrece un tipo de cambio diferente, así que mirar bien donde cambiar antes de hacerlo, y cambiar poco a poco.

Tras la comida nos fuimos a seguir paseando por el gris Pest, de nuevo lo intentamos con la Sinagoga, y luego nos fuimos paseando hasta la estación del oeste, obra de Eiffel.


Continuamos paseando por Pest hasta que el cansancio nos pudo. El día siguiente nos esperaba Buda, y el Danubio, un inmenso rio del que aún no he comentado nada... tanta agua es lo que tiene.

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Por fin hacía sol... no nos lo creíamos.... Así que desayunamos y nos fuimos rumbo al Puente de las Cadenas, sería la primera vez que lo cruzáramos...
La ciudad con sol parece otra... Cruzamos el Puente y llegamos hasta la taquilla de esa especie de trenecito que sube a Buda, nosotros compramos el billete sólo para subir, no es muy caro y bueno, resulta curioso la subida en esas cabinas de madera. De todas formas podéis subir a pie.
Te dejan en la entrada a Palacio, hoy convertido en Museo... nosotros dimos un paseo por la zona, donde estaban montando unas casetas de madera, supongo que para un mercado. Y luego a pasear. Allí cogimos en un punto de información un mapa de Buda y es lo que hicimos, perdernos por aquel pequeño pueblo casi desierto y lleno de tranquilidad. Asomarnos a ver las vistas al Bastión de los pescadores. Aquí hay dos alturas, para la más alta hay que pagar, al igual que si quieres entrar al baño que hay aquí.

Como digo Buda es la antítesis de Pest. Paramos a tomarnos un trozo de tarta y un capuccino... Los tartas que hacen tanto en Viena como aquí estan de muerte..... Mi marido se empeñó en entrar al laberinto de Buda, creo que fueron los euros más tirados del viaje. Eso es un timo, en serio, es tontería entrar, porque no es más que unas cuevas en las que han puesto estatuas de piedra, una crutez, pero vamos, que si tenéis sed o ganas de ir al baño, podéis bajar y tomar algo de aguita fresca o ir al baño sin tener que pagar nada.
Después de nuestro paseo por los sótanos de Buda bajamos de nuevo hacia el Puente de las Cadenas. Cruzamos a Pest, y comimos en una terracita que había al lado del Danubio... de esto sí me acuerdo, para que os hagais una idea pedimos una ensalada césar que fui incapaz de acabar, y mi marido una hamburguesa enorme acompañada de patatas y ensalada, y dos cervezas grandes y con propina obligada fueron unos 30€ al cambio... No es barato, pero para el lugar, ya os digo que una terraza al lado del Danubio, no estuvo mal... Y más porque nos cobraron la propina en la facturo.

En esto están muy listos. así que tener cuidado. Si no queréis dejar propina con decírselo al camarero es suficiente, y si él se empeña. decir que vais a llamar a la policía. Es algo que no se está obligado a pagar, y ellos muy listo la apuntan a boli en la factura. Nosotros en este caso no protestamos porque el camarero fue muy amable.

Aprovechamos para informarnos de los horarios de los cruceros por el Danubio para acercarnos esa noche. El chico que estaba en el punto de información de Legenda nos atendió muy bien, y decidimos hacer el recorrido con ellos a las 21.00h. El chico muy amable nos vendió los billetes con descuento, como si lleváramos la tarjeta Budapest. El precio normal del pasaje es de 4200 huf por persona, pero nos cobró 950 huf, así que nosotros encantados.

Nos fuimos al hotel porque nos habíamos quedado sin batería en la cámara y tras cargarla nos fuimos a cruzar los otros puentes, el de Sissi y el de Francisco José. Llegamos hasta el balneario Gellert, queríamos subir al monte Gellert, pero nos dio un poco de apuro y cuando comenzaba a atardecer volvimos al hotel a cenar algo antes de hacer el crucero por el Danubio.
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Y si Buda es la antítesis de Pest, el valle del Danubio de noche es otro mundo. El barco está muy bien, tiene dos plantas, la de abajo cubierta y la superior al aire, como ese día por fin no llovía nos subimos arriba. En los asientos hay cascos y en ellos el Danubio te explica su historia y la de los edificios que lo rodean. Mientras puedes ver un video que con las imágenes del interior de los edificios que vas viendo. Sin duda, es la imagen de Budapest que nos llevamos.

Tras el paseo estábamos derrotados, por suerte el hotel estaba cerca. Así que nos fuimos hacia el hotel a preparar las maletas, porque al día siguiente teníamos que volar a Praga.

Nosotros nos quedamos con las ganas de ver Isla Margarita, pero con el tiempo tan malo no pudo ser. Si queréis ir a pasar una tarde teneis que coger el tranvia nº 4 que os lleva hasta allí.

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