Nos levantamos con bastante calma, ya que por fin habíamos conseguido coger el punto a las horas de sueño había que aprovecharlo… Nos pusimos nuestros jerseys verdes (cada uno de un verde distinto y ninguno del verde heineken que es el oficial de la fiesta, pero era lo que teníamos en casa) y a la calle. El desfile era a las 11 y a menos cuarto todavía estábamos subiendo la quinta avenida por más abajo de donde empezaba así que nos tocó apurarnos un poco y con el calor que hacía pues ya sudando a las 11 de la mañana. Conseguimos un sitio sentados encima de unas vayas de madera y desde ahí lo vimos bastante bien (yo si no me subo a algo no veo ni de coña, es lo que tiene medir metro y medio).
Después de una hora viendo uniformes, que si la policía, que si unos escoceses con faldas y gaitas, que si los marines, otros escoceses con faldas y gaitas y así sin parar… seguimos rumbo para ver algunas cosas. El tema es que el desfile dura prácticamente todo el día (aunque los cuerpos más importantes son los que pasan por la mañana) pero lo tienen todo muy organizado de manera que la 5ª avenida no está totalmente cortada, permiten cruces de peatones y de coches en determinadas calles cada 10 minutos o así.
Entramos en Tiffany’s pero no compramos nada, a mi las joyas no es que me gusten demasiado, soy más de bisutería y abalorios, el día que repartieron la finura yo no estaba, qué le vamos a hacer… Después entramos en la tienda de Apple y miramos el correo (hay un montón de ordenadores con acceso a internet gratis), aunque como en el apartamento teníamos wifi y podíamos conectarnos con el móvil, tampoco es que lo necesitásemos mucho. Luego entramos en FAO Swartz, muy chula, nos gustó más que el Toys ‘r us de Times Square y, por supuesto, nos subimos al piano de Big.
Yo tenía ilusión por entrar al Plaza, aunque sólo fuese a ver el vestíbulo. Nos acercamos y entramos sin problema, en la segunda puerta había un hombre y nos dio palo y le preguntamos si podíamos entrar. No puedes entrar al vestíbulo pero puedes pasar por unos salones muy elegantes y bajar a la galería comercial (como no) donde hay algunas tiendas súper exclusivas y ya salimos por otra puerta…
Como ya empezaba a haber hambre, nos dirigimos al sitio donde tocaba comer hoy ¡el Jackson’s Hole! Fuimos al de la calle 64 que, según he leído, es el más auténtico. La verdad es que el local está muy chulo, tienes que bajar unas escaleras y es muy estrecho pero hay bastantes mesas. Yo iba con miedo porque había leído comentarios muy buenos pero también algunos regulares, en plan que era demasiada carne (que sólo sabía a carne) y así. Esto me daba miedo porque a mi chico le encantan las hamburguesas, pero alguna vez en algún sitio se ha quejado de eso precisamente en los sitios en los que los filetes son muy gordos. Yo que soy muy escogida os digo que ¡estaban buenísimas! y a él también le encantaron. La suya era normal, con bacon, la mía de pavo (no me gustan las de ternera) con bacon y champiñones ¡ESPECTACULAR! Lo que es un error es pedirla al plato porque además de la hamburguesa, que ya es enorme, te ponen patatas y ensalada y a mí, como no me gusta meterle la lechuga y el tomate dentro (aprate que no cabía), me sobró casi todo. Podéis pedir una al plato y otra no y compartir.

Con el estómago lleno (bien lleno) nos pusimos a caminar para ver lo que nos quedaba de la planificación del día. Pasamos por Serendipity (sí, no tenemos fondo, qué le vamos a hacer…) pero había una cola descomunal que salía hasta la calle así que nos piramos (sigo diciendo que pocos sitios hay que merezcan tanto la pena como para perder dos horas en una cola).
Fuimos a ver el Queensborouh Bridge, la ONU, el Waldorf Astoria, el Chrysler Building, el Daily News Building y paseando hasta el apartamento (este día por ejemplo no tuvimos que coger el metro, porque todo nos quedaba relativamente cerca del apartamento y lo hicimos andando).
Teníamos reserva para el Café Wha, pero no fuimos capaces, estábamos cansadísimos y no nos apetecía nada, así que para otro viaje.