Este plato es rápido y sencillo de preparar. Sólo se necesita tener un poco de paciencia mientras se preparan los rollitos de aeropuerto, no siempre salen bien los rollitos.
Después de dejar el coche donde siempre lo dejamos en el aeropuerto cuando nos vamos de viaje, ya son varias veces y tenemos confianza, además, te llevan y recogen sin problema sea la hora que sea y si el precio es asequible y el coche te lo entregan lavadito, pues que más pedir ¿no?
Llegamos al aeropuerto de Málaga con tiempo suficiente, me temía lo peor, colas kilométricas en los mostradores de facturación de Ryanair. Al llegar, efectivamente, había colas enormes en los mostradores pero para otros destinos, el nuestro, aún ni siquiera estaba abierto.
Bueno, pues nos ponemos en cola, somos los primeros, el vuelo salía a las 20:40 y llegamos a las 18:00, como veis, poco madrugadores. En nuestra cola sólo había unos cuantos italianos con nosotros y algunos españoles, al final, la tutora me miraba con una carita , a ella que le gusta llegar a los sitios con la hora justita, le leía el pensamiento y yo con carita de ángel , es lo que me decía Ryanair, tutora, yo no he sido.
Mientras abrían los mostradores, nos pusimos a pesar las maletas, por si las moscas, vamos, para pasar el rato, acto seguido, los italianos que estaban detrás de nosotros hacen lo mismo, lo que hace el aburrimiento.
Por fin abren los mostradores y facturamos sin problemas, miro para atrás y la cola no se parecía en nada con las que había a nuestro alrededor de Ryanair a otros destinos así que no se me ocurre otra cosa que decirles a mis acompañantes, tranquilos, aunque no embarquemos con prioridad, no creo que vaya mucha gente a Bolonia, iremos tranquilos en el avión, sin prisas y agobios para embarcar, se nota que la línea la han abierto hace poco y no va mucha gente aún. Para que dije nada, si es que tengo boca de cabra.
El vuelo salió con retraso , casi una hora, faltaban 10 minutos para que supuestamente saliéramos y aún no sabíamos la puerta de embarque, así que estábamos sentados en la nueva Terminal del aeropuerto, una pasada de chula, por cierto, y no teníamos otra cosa que hacer que estar mirando un monitor para ver si ponían de una puñetera vez la puerta de embarque.
A esto que, por fin, ponen la puerta de embarque y salimos "petaos", jamás he visto ir tan rápido a la tutora andando, incluso me dejó atrás, como esquivaba a la gente. Llegamos a la puerta de embarque y menos mal que la tutora estuvo lista y fue de las primeras en llegar pues allí había más gente que en la guerra, ¿pero to’ esta gente de donde ha salido, es que no hay más destinos para ir?
Empieza el embarque y sólo pasan 4 ó 5 personas con prioridad, el resto, como galgos en una carrera detrás de la liebre. Entramos de los primeros y pudimos sentarnos en las primeras filas, menos mal, pues al resto los mandaban al final, al final del avión.
El avión iba completo, anda que estoy yo para ganarme la vida de adivino, me dice la tutora. Aquí tuve mis más y mis menos con el azafato de Ryanair. Subo mi equipaje de mano e intento subir mi mochila pero el azafato en ingles me dice que no, ¿que no que?, que no mochila arriba, mochila abajo, ah vale, pues lo que digas, ahora intento subir mi chaqueta y la de la tutora, que no, ¿que no que?, que estoy estorbando a la gente que entra, todo esto en ingles y yo sin enterarme ni una papa de lo que me dice. Tutora, ¿sabes lo que me está diciendo?, creo que quiere que te sientes de una vez , vale pues me quedo sentado con la mochila y chaqueta en el asiento, ufff, no habíamos salido aún y ya estaba cabreado con los de Ryanair, con lo bien que me había ido todo hasta ahora con ellos.
Durante el vuelo, lo poco que entendí de todo lo que hablaron (que no es poco), es que en Bolonia estaba lloviendo y que llegaríamos con retraso ¿no me digas? así que perderíamos seguro la última salida del Aerobús que salía a las 00:15 del aeropuerto con destino a Bolonia. En fin, tocaría ir en taxi, esperemos que a esas horas aún haya.
Lo peor del vuelo fue sin duda, el aterrizaje, de los peores que he vivido, aunque la tutora dice que no fue para tanto, el avión dio varios bandazos grandes antes de tomar tierra y yo personalmente lo pasé mal, luego recogiendo el equipaje oí a varios pasajeros hablando de lo mismo, así que no era el único que había tenido esa sensación. Llegamos a Bolonia cerca de las doce de la noche, con lluvia y bajamos del avión sin autobús de cortesía ni nada, jooooooo, esta gente de Ryanair, que agarraos son , así que todo el mundo corriendo hasta la Terminal para no mojarse.
Llegamos a la cinta de equipaje y no, más mala suerte no, por favor , había carteles en italiano que más o menos lo que pude traducir fue que el personal estaba en huelga y que el servicio de equipaje podría ir más lento de lo normal, no, esto sólo me pasa a mí.
Ya sabíamos que perderíamos el Aerobús, eran pasadas las 00:15 de la noche cuando salíamos de la Terminal, de todas formas, nos vamos hasta la parada y efectivamente, allí ya no estaba, eran las 00:20 y en italo-español le pregunto a un hombre que estaba por la zona si había pasado el aerobús, su respuesta fue clara, una subida y bajada de hombros. A esto que se nos acerca una chica italiana, nos pregunta en italiano por el aerobús y le respondo claramente, con una subida y bajada de hombros. ¿Que podía decirle?
Nos vamos directos a buscar un taxi, que es lo que estaba haciendo la mayoría de la gente, algunos veía que preguntaban por el precio, nosotros ni lo preguntamos, queríamos llegar al hotel, yaaaaaaaaaa, así que nos vamos por el primer taxi libre que había, juro que no se como el taxista metió las maletas pues el coche era pequeño pero lo peor fue que me tocó ir de copiloto.
Puedo contar que viví la experiencia de ir al lado de un conductor italiano, sino, no se quien estaría haciendo estos platos, que diga, etapas, ni giré la cabeza para mirar el cuenta kilómetros, no tuve suficiente valor. Yo creo que le dio la vuelta . Nada más salir del aeropuerto tenía la sensación en cada curva que había, que las dábamos a dos ruedas, tranquilo hombre, que Ferrari nos toca mañana. Salimos a la autovía y ya en el carril de incorporación, pitada monumental de un camión, madre mía, que no llegamos al hotel, tutora, que no llegamos y con lo joven que soy. El taxista tranquilo, sin pestañear ni decir palabra, estaría concentrado, supongo, eso, tu concéntrate, concéntrate, me entró ganas de decirle “curva a derecha en segunda, ras”.
En poco tiempo estábamos en el hotel (normal, a esa velocidad), el viaje nos costó 18 €, fue lo único que habló el taxista, el precio. Nos salió más barato que el Aerobús, bueno, algo es algo. Hicimos el check-in sin problemas, ya avisé al hotel de que llegaríamos tarde así que al llegar ya lo tenían todo preparado. Como cenamos en el aeropuerto antes de salir, nos fuimos directos para las habitaciones, una ducha rápida y a dormir que mañana teníamos que aprovechar el día. Les digo a mis acompañantes, tranquilos, esto de la lluvia ha sido hoy, el tiempo mañana será mejor ya lo veréis, para que dije nada, se notaba que no era mi día.
La primera impresión del hotel fue buena, no tenía mala pinta. Pero aún faltaba una más para completar la noche y el día. Llegamos a la habitación y no vemos nada anormal, los típicos bombones de cortesía, todo muy limpio, arreglado, empezamos a deshacer parte de la maleta para poder hacer hueco y a esto que me llama la tutora, ¿que pasa?, esto que está detrás de la puerta del baño ¿que es? a ver, a ver me quedo en blanco, pues no sé, ¿que hace esto aquí? hummmmmmmm ya es tarde y estoy reventao, mejor déjalo ahí y mañana por la mañana lo bajamos a recepción. Resulta que había un chándal colgado detrás de la puerta del baño.
La tutora no puso muy buena cara y la verdad es que yo tampoco, no tenía ni puñetera idea de quien era eso. ¿Y si era de alguien y nos habían dado una habitación en uso? No podía ser, la habitación estaba vacía y en los armarios no había nada más. Lo más seguro es que al anterior inquilino se le habría olvidado y supongo que a la camarera de habitación pues ídem de lo mismo, se lo olvidó quitar. Veremos donde nos hemos metido. Por si las moscas, esa noche le puse todos los pestillos que pude a la puerta de la habitación por si le daba al dueño de la ropa, regresar por ella.
A la mañana siguiente lo metimos en estas bolsas que suelen dejar para la ropa de lavandería y lo llevé a recepción indicándoles que no era mío y que estaba en mi habitación. El recepcionista me miraba perplejo así como la camarera de habitaciones, sólo se disculpaban y me hacían ver que no tenían ni idea de cómo estaba eso en nuestra habitación.
A pesar del detalle, quiero recalcar que el hotel no está mal, es muy céntrico y el desayuno buffet es completito, del estilo de los hoteles europeos. Tiene lo justo y necesario. Las habitaciones, son pequeñas pero no le falta detalle, la verdad no tenemos queja, creo que como dice el dicho, en Europa hay que quitarle una estrella con respecto a España y en esto estoy de acuerdo. Nuestros acompañantes estaban muy contentos con el hotel, pues nos decían que el hotel donde estuvieron en Roma no se parecía en nada con este, que el de Roma era mucho peor en todos los aspectos.
Pero como siempre, será cuestión de gustos. Ya hemos terminado con los entrantes, espero que no se os haya hecho muy pesado pues ahora vienen unos platos muy completos. Pasemos al primer plato, ¿no?
Después de dejar el coche donde siempre lo dejamos en el aeropuerto cuando nos vamos de viaje, ya son varias veces y tenemos confianza, además, te llevan y recogen sin problema sea la hora que sea y si el precio es asequible y el coche te lo entregan lavadito, pues que más pedir ¿no?
Llegamos al aeropuerto de Málaga con tiempo suficiente, me temía lo peor, colas kilométricas en los mostradores de facturación de Ryanair. Al llegar, efectivamente, había colas enormes en los mostradores pero para otros destinos, el nuestro, aún ni siquiera estaba abierto.
Bueno, pues nos ponemos en cola, somos los primeros, el vuelo salía a las 20:40 y llegamos a las 18:00, como veis, poco madrugadores. En nuestra cola sólo había unos cuantos italianos con nosotros y algunos españoles, al final, la tutora me miraba con una carita , a ella que le gusta llegar a los sitios con la hora justita, le leía el pensamiento y yo con carita de ángel , es lo que me decía Ryanair, tutora, yo no he sido.
Mientras abrían los mostradores, nos pusimos a pesar las maletas, por si las moscas, vamos, para pasar el rato, acto seguido, los italianos que estaban detrás de nosotros hacen lo mismo, lo que hace el aburrimiento.
Por fin abren los mostradores y facturamos sin problemas, miro para atrás y la cola no se parecía en nada con las que había a nuestro alrededor de Ryanair a otros destinos así que no se me ocurre otra cosa que decirles a mis acompañantes, tranquilos, aunque no embarquemos con prioridad, no creo que vaya mucha gente a Bolonia, iremos tranquilos en el avión, sin prisas y agobios para embarcar, se nota que la línea la han abierto hace poco y no va mucha gente aún. Para que dije nada, si es que tengo boca de cabra.
El vuelo salió con retraso , casi una hora, faltaban 10 minutos para que supuestamente saliéramos y aún no sabíamos la puerta de embarque, así que estábamos sentados en la nueva Terminal del aeropuerto, una pasada de chula, por cierto, y no teníamos otra cosa que hacer que estar mirando un monitor para ver si ponían de una puñetera vez la puerta de embarque.
A esto que, por fin, ponen la puerta de embarque y salimos "petaos", jamás he visto ir tan rápido a la tutora andando, incluso me dejó atrás, como esquivaba a la gente. Llegamos a la puerta de embarque y menos mal que la tutora estuvo lista y fue de las primeras en llegar pues allí había más gente que en la guerra, ¿pero to’ esta gente de donde ha salido, es que no hay más destinos para ir?
Empieza el embarque y sólo pasan 4 ó 5 personas con prioridad, el resto, como galgos en una carrera detrás de la liebre. Entramos de los primeros y pudimos sentarnos en las primeras filas, menos mal, pues al resto los mandaban al final, al final del avión.
El avión iba completo, anda que estoy yo para ganarme la vida de adivino, me dice la tutora. Aquí tuve mis más y mis menos con el azafato de Ryanair. Subo mi equipaje de mano e intento subir mi mochila pero el azafato en ingles me dice que no, ¿que no que?, que no mochila arriba, mochila abajo, ah vale, pues lo que digas, ahora intento subir mi chaqueta y la de la tutora, que no, ¿que no que?, que estoy estorbando a la gente que entra, todo esto en ingles y yo sin enterarme ni una papa de lo que me dice. Tutora, ¿sabes lo que me está diciendo?, creo que quiere que te sientes de una vez , vale pues me quedo sentado con la mochila y chaqueta en el asiento, ufff, no habíamos salido aún y ya estaba cabreado con los de Ryanair, con lo bien que me había ido todo hasta ahora con ellos.
Durante el vuelo, lo poco que entendí de todo lo que hablaron (que no es poco), es que en Bolonia estaba lloviendo y que llegaríamos con retraso ¿no me digas? así que perderíamos seguro la última salida del Aerobús que salía a las 00:15 del aeropuerto con destino a Bolonia. En fin, tocaría ir en taxi, esperemos que a esas horas aún haya.
Lo peor del vuelo fue sin duda, el aterrizaje, de los peores que he vivido, aunque la tutora dice que no fue para tanto, el avión dio varios bandazos grandes antes de tomar tierra y yo personalmente lo pasé mal, luego recogiendo el equipaje oí a varios pasajeros hablando de lo mismo, así que no era el único que había tenido esa sensación. Llegamos a Bolonia cerca de las doce de la noche, con lluvia y bajamos del avión sin autobús de cortesía ni nada, jooooooo, esta gente de Ryanair, que agarraos son , así que todo el mundo corriendo hasta la Terminal para no mojarse.
Llegamos a la cinta de equipaje y no, más mala suerte no, por favor , había carteles en italiano que más o menos lo que pude traducir fue que el personal estaba en huelga y que el servicio de equipaje podría ir más lento de lo normal, no, esto sólo me pasa a mí.
Ya sabíamos que perderíamos el Aerobús, eran pasadas las 00:15 de la noche cuando salíamos de la Terminal, de todas formas, nos vamos hasta la parada y efectivamente, allí ya no estaba, eran las 00:20 y en italo-español le pregunto a un hombre que estaba por la zona si había pasado el aerobús, su respuesta fue clara, una subida y bajada de hombros. A esto que se nos acerca una chica italiana, nos pregunta en italiano por el aerobús y le respondo claramente, con una subida y bajada de hombros. ¿Que podía decirle?
Nos vamos directos a buscar un taxi, que es lo que estaba haciendo la mayoría de la gente, algunos veía que preguntaban por el precio, nosotros ni lo preguntamos, queríamos llegar al hotel, yaaaaaaaaaa, así que nos vamos por el primer taxi libre que había, juro que no se como el taxista metió las maletas pues el coche era pequeño pero lo peor fue que me tocó ir de copiloto.
Puedo contar que viví la experiencia de ir al lado de un conductor italiano, sino, no se quien estaría haciendo estos platos, que diga, etapas, ni giré la cabeza para mirar el cuenta kilómetros, no tuve suficiente valor. Yo creo que le dio la vuelta . Nada más salir del aeropuerto tenía la sensación en cada curva que había, que las dábamos a dos ruedas, tranquilo hombre, que Ferrari nos toca mañana. Salimos a la autovía y ya en el carril de incorporación, pitada monumental de un camión, madre mía, que no llegamos al hotel, tutora, que no llegamos y con lo joven que soy. El taxista tranquilo, sin pestañear ni decir palabra, estaría concentrado, supongo, eso, tu concéntrate, concéntrate, me entró ganas de decirle “curva a derecha en segunda, ras”.
En poco tiempo estábamos en el hotel (normal, a esa velocidad), el viaje nos costó 18 €, fue lo único que habló el taxista, el precio. Nos salió más barato que el Aerobús, bueno, algo es algo. Hicimos el check-in sin problemas, ya avisé al hotel de que llegaríamos tarde así que al llegar ya lo tenían todo preparado. Como cenamos en el aeropuerto antes de salir, nos fuimos directos para las habitaciones, una ducha rápida y a dormir que mañana teníamos que aprovechar el día. Les digo a mis acompañantes, tranquilos, esto de la lluvia ha sido hoy, el tiempo mañana será mejor ya lo veréis, para que dije nada, se notaba que no era mi día.
La primera impresión del hotel fue buena, no tenía mala pinta. Pero aún faltaba una más para completar la noche y el día. Llegamos a la habitación y no vemos nada anormal, los típicos bombones de cortesía, todo muy limpio, arreglado, empezamos a deshacer parte de la maleta para poder hacer hueco y a esto que me llama la tutora, ¿que pasa?, esto que está detrás de la puerta del baño ¿que es? a ver, a ver me quedo en blanco, pues no sé, ¿que hace esto aquí? hummmmmmmm ya es tarde y estoy reventao, mejor déjalo ahí y mañana por la mañana lo bajamos a recepción. Resulta que había un chándal colgado detrás de la puerta del baño.
La tutora no puso muy buena cara y la verdad es que yo tampoco, no tenía ni puñetera idea de quien era eso. ¿Y si era de alguien y nos habían dado una habitación en uso? No podía ser, la habitación estaba vacía y en los armarios no había nada más. Lo más seguro es que al anterior inquilino se le habría olvidado y supongo que a la camarera de habitación pues ídem de lo mismo, se lo olvidó quitar. Veremos donde nos hemos metido. Por si las moscas, esa noche le puse todos los pestillos que pude a la puerta de la habitación por si le daba al dueño de la ropa, regresar por ella.
A la mañana siguiente lo metimos en estas bolsas que suelen dejar para la ropa de lavandería y lo llevé a recepción indicándoles que no era mío y que estaba en mi habitación. El recepcionista me miraba perplejo así como la camarera de habitaciones, sólo se disculpaban y me hacían ver que no tenían ni idea de cómo estaba eso en nuestra habitación.
A pesar del detalle, quiero recalcar que el hotel no está mal, es muy céntrico y el desayuno buffet es completito, del estilo de los hoteles europeos. Tiene lo justo y necesario. Las habitaciones, son pequeñas pero no le falta detalle, la verdad no tenemos queja, creo que como dice el dicho, en Europa hay que quitarle una estrella con respecto a España y en esto estoy de acuerdo. Nuestros acompañantes estaban muy contentos con el hotel, pues nos decían que el hotel donde estuvieron en Roma no se parecía en nada con este, que el de Roma era mucho peor en todos los aspectos.
Pero como siempre, será cuestión de gustos. Ya hemos terminado con los entrantes, espero que no se os haya hecho muy pesado pues ahora vienen unos platos muy completos. Pasemos al primer plato, ¿no?