Como decía en la etapa anterior, este día haciamos la primera excursión. A mí no es que me entusiasmara, pero eso de conducir una lancha rápida a mi marido le privaba.
Nos levantamos, ritual de todas las mañanas, crema, etc... y nos fuimos a desayunar. Esta vez tuvimos que poner el despertador, ya que nuestros cuerpos se habían acostumbrado al horario y eso de levantarse sobre las 7.30hrs decía, que nada de nada, pero aún así, nos costó levantarnos.
Yo ignorante de mí, preparé la mochila con toallas, ropa por lo que pudiera pasar, chanclas de repuesto por si se nos rompía etc... luego entenderéis porque digo esto.

Esta vez, no desayuné mucho por si me mareaba en las lanchas o me sentaba mal, hice muy bien ya que nos menearon más que una batidora en rebajas.

Después de desayunar, nos dirigimos a la zona del embarcadero, siempre me han venido a recoger por tierra, pero por mar, nunca, me parecia gracioso. Allí estábamos, con la mochila, gorra, gafas de sol ( vamos como si ´fuéramos de crucero, jajajaja


De repente vemos como viene una lancha a toda leche y se dirige a la zona donde estábamos esperando y por las indicaciones que nos dío Pedrito, en la lancha ponía PAPA. Allí nos encontramos a Leo, un tipo fuerte, muy amable y muy atento. Nos ayudó a subir a la lancha. yo me coloqué justo detrás de el y fue un error, siempre colocaros al lado izquierdo de la lancha. Una vez que estábamos todos colocados en nuetros sitios, arrancó a toda leche por las aguas caribeñas. La sensación es impresionante, ya que va muy rápido. el único incoveniente es que en la zona donde yo iba sentada, me empapaba a cada segundo, ya que cada vez que Leo pillaba una ola, me calaba toda, toda, menos mal que no me quité las gafas de sol, porque sino, no hubiera podido ver nada.
La sensación es única, te sientes libre por esas aguas y como si el mundo no fuera contigo. La vista increible, ya que podías visualizar el hotel completo y el resto de los hoteles. La sensación de salir de nuestra área de y ver como la playa del resto de los complejos, son con oleaje, zonas que apenas había playa, ya que la construcción del hotel se la había comido toda, no tan transparente y limpia como la nuestra etc, te das cuenta de la gran suerte que habíamos tenido por haber elegido nuestro hotel.
El trayecto duró aproximadamente 15m en lancha y cuando llegamos a la zona del cortecito ( el corte ingles dominicano) íbamos calados. Allí nos recibió Pedrito y todos sus colaboradores. Dejamos las mochilas a buen recaudo, nos dió el tubo y las aletas para hacer snorkel y nos pusimos otra vez los chalecos.
Cuando llegas allí, en cuestión de 3m tienes a un montón de gente intentando vender de todo, artesania, ropa, regalos, alcohol, hacer las trenzas, etc...
Cuando ya estábamos preparados, nos explicaron como conducir la lancha y nos empujaron hacia adentro, para que diéramos vueltas para coger un poco el truco de la lancha. Menos mal que mi marido había conducido lanchas anteriormente.
Cuando Leo ve que estamos preparados, el va primero y el resto de las lanchas detrás de el. Hay que decir que vamos a toda leche por el mar. yo iba sentada justo a la izquierda de mi marido. Las lanchas son máximo 4 personas. ( 60$ 2personas y 100$ 4 personas).
Estuvimos yendo a toda leche aprox. 30m y es una sensación impresionante, sobre todo cuando somos nosotros los que llevamos la lancha.
Llegamos a la zona de hacer snorkel y ahí enganchó las lanchas y nos pusimos las aletas, tubo etc. anteriormente habíamos llevado pan para los peces, que mientras elegíamos los tubos en el cortecito, Pedrito y su gente iban cortando el pan y metiéndolo en una botella vacia de agua.
Cuando estábamos preparados, nos tiramos al agua y empezamos a nadar. Leo, no se separaba de nosotros y con su botella llena de pan, iba soltándolo par que los peces comieran. Ese momento era impresionante, ver como cientos de peces acudian a comer pan, los veías de todos los colores, amarillos, azules, grises, etc... impresionante.
Estuvimos como 45m en el agua. Cuando terminamos de nadar, nos subimos a la lancha y nos dirigimos a la piscina natural, que estaba justo a continuación de nuestra playa. Allí estuvimos como 30m, disfrutando de esa maravillosa playa. No paraban de llegar pequeños catamaranes, con la música a toda leche lleno de gente y con sus vasos llenos de alcohol. allí les dejaban como a nosotros que disfrutaran de la piscina natural.
Una vez terminada la excursión, nos dirigimos con la lancha al cortecito, donde nos estaba esperando Pedrito. Cómo no habíamos llevado dinero para dar una propina a Leo, le pedimos 10$ a Pedrito y nos lo dejó sin ningún problema. Le devolvimos el dinero en la excursión de Saona.
Volvimos a montar en la lancha grande y devuelta al hotel.
Cuando llegamos al embarcadero, lo primero que hicimos fué ir a tomarnos una cerveza

Esta vez, decidimos ir a comer al buffet La Brisa, pertenece al Antiguo Palace y no se puede ir con niños. El buffet es más pequeño de lo habitual, pero la variedad era mejor que en el Deluxe.
Después de comer, nos fuimos directamente a nuestra zona de piscina, porque allí estaba empezaba la animación.
La verdad fue, que no pudimos disfrutar mucho, porque empezó a llover a mares y nos fuimos al bar de la piscina, ya que por un lado está dentro del agua y el otro lado esta fuera.
La lluvias allí es como si te fueras a inundar, pero no pasa nada, enseguida sale el sol y la vida continua.
Nosotros después de todo, nos fuimos a hablar con los chicos y volvieron a poner la música y ahí estuvimos bailando otra vez.

Después de ponernos guapo, decidimos ir a cenar al restaurante Francés. Nos pedimos de primer plato una crema de espárragos, que estaban deliciosos y de segundo plato pescado. La verdad que salimos encantados del restaurante, ya que estaba todo exquisito. Nos encantó, no os lo perdáis.
Esa noche, nos fuimos al antiguo Palace a tomarnos nuestras copitas y disfrutar de la tranquilidad. para llegar al hotel, tienes que pasar por medio del restaurante La brisa, donde habíamos comido ese mismo día.
Cómo yo había estado en el antiguo palace hace 5 años, recordé que había un restaurante dentro de la playa y que era un grill y decidimos alargar el paseo para poder ver si seguía ese restaurante. La verdad que me dió mucha alegría el saber que seguía allí, porque recordaba que se comía bastante bien, por lo que decidimos ir a comer al día siguiente.
Después de todo, nos volvimos a nuestra habitación y a descansar. Era la primera vez que nos encontrábamos algo cansados, ya que habíamos dando una buena paliza al cuerpo con la excursión.
Fué un día maravilloso.
