Para el último día hemos reservado un ruta sólo mañanera, ya que hacia el mediodía nos volveremos para casa.
Hechos los trámites de rigor, ya que abandonamos el camping de Lizarra, en el que hemos estado razonablemente bien (a las niñas les gusta mucho esta opción, eso es verdad) esta vez nos dirigimos hacia el este de Estella, allá dónde se juntan los Caminos francés y aragonés: Puente La Reina.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
“Puente la Reina es, para mí, lugar emblemático, por sí misma y por ser el nudo de unión entre los caminos peninsulares. Hoy nos juntaremos con todos los que hoy hayan hecho etapa desde Roncesvalles. Tengo ganas de llegar”
Esto lo escribí yo misma, hace diez años, haciendo el Camino. Llegamos de noche, marchamos de madrugada. Estuve sin estar, por eso he vuelto.
La estrecha rúa mayor dota de personalidad a este llamado “pueblo-calle”, fundado en el siglo XII por Alfonso I el Batallador. Una villa construida en función de una calle, en la que se ven ir y venir constantemente peregrinos y todo (comercios, restaurantes…) parece girar en torno al Camino jacobeo (venta de conchas, báculos…”menús del peregrino”..)
Hay que colocarse al inicio de esta Rúa mayor y seguir por ella hasta el puente. No faltarán cosas que ver.
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De momento nos detenemos ante uno de los lugares que más me contrarió perderme en la anterior ocasión: La iglesia del Crucifijo.
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Aquí el origen templario de la iglesia no se pone en duda. La construcción, del siglo XII, comienza en cuadrado y termina en octógono. Perteneció al temple hasta su expulsión en 1312 y después sería ocupada por los freires sanjuanistas.
Pero lo más curioso está en su interior: Un cristo crucificado en una rama de árbol ahorquillada que adopta la forma de “Y”. La talla gótica, de la primera mitad del sigo XIV, es una imagen impactante que, parece ser, proviene de una donación de unos peregrinos alemanes que la llevaron a cuestas y la obsequiaron a la iglesia en agradecimiento al trato recibido en el Hospital de peregrinos.
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Otras interpretaciones hablan del posible origen templario de la imagen, por la forma de “Y”, la “pata de la oca”, el famoso símbolo que tantas y tantas veces te encuentras en el Camino.
Pero si seguimos caminando por la Rúa mayor, siguiendo la ruta jacobea, encontraremos una nueva joya arquitectónica que destaca por su verticalidad, siendo el edificio más alto de Puente la Reina: La iglesia de Santiago el Mayor, de origen románico y reconstruida en el siglo XVI en la que destaca su portada con su curioso arco lobulado.
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Hoy todo está abierto y la verdad es que (al menos a mí me pasa), por muy bonito que sea el exterior, parece que si no entras en el interior y lo ves todo, no es lo mismo.
Una vez dentro, hay que mirar hacia el lado izquierdo para encontrarse con esta curiosa escultura gótica del apóstol Santiago, conocida como Santiago “beltza” que en euskera significa negra, por su cara oscura. Tiene también unos extraños ojos orientales la hacen todavía más singular.
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Me quedo observándola un rato y, cuando pase un tiempo, sé que seguiré recordándola. Esto me va pasando ya con unas cuantas cosas de las que me voy encontrando en este viaje. Sé que permanecerán grabadas en mi memoria. Lo sé.
De vuelta a la Rúa Mayor. No tenemos otra cosa que hacer que disfrutar, recorriendo sin prisas, esta estrecha y emblemática calle, que sigue su cotidiano ritmo de día laboral, tan sólo roto, de vez en cuando, por algún peregrino que pasa por ella, formando parte de su paisaje.
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Hay otros lugares de interés en Puente La Reina, pero nosotros nos dirigimos ya hacia el que se considera uno de los ejemplo románicos más hermosos y señoriales del Camino de Santiago.
Hablamos del puente, claro. Menudo puente.
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Tomaré prestadas las palabras que leí en algún libro y que decían así:
“Hay algo mágico en este puente, una constante creación, una separación de las aguas, un tránsito privilegiado”
Interesante ¿no? ¿exagerado? Puede ser, pero es un privilegio contemplarlo y más aún pasar por él, siguiendo los pasos de los miles de peregrinos que lo han hecho antes que nosotros.
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Si todos los puentes llevan a alguna parte, en este sientes que dejas algo detrás para seguir adelante, hacia el siguiente punto del camino.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
No sé si las fotografías que tomamos recogerán la soberbia construcción sobre el río Arga, levantado en el siglo XI para facilitar la salida a los peregrinos. Me pongo moderadamente melancólica, pero mis hijas me devuelven a la realidad gritando: “¡Mira, debajo del puente hay pavos!” y, sí los había, unos cuantos aunque yo no me había fijado en ellos, las niñas era lo primero y único en que se habían fijado. Vamos, cómo para irles con muchas trascendencias…
Al ladito tenemos la oficina de Turismo y aprovechamos para entrar a coger algún folleto, aunque ya nos vamos, pero nunca se sabe…
Alguno de nosotros se ofrece a comprar un pequeño recuerdo a las tres niñas, las dos mayores eligen pulseras y la pequeña una concha de peregrino. Normal, lleva vistas ya unas cuantas sobre las mochilas de los peregrinos y se ha fijado. “Cuidado, que esto te compromete y cuando seas más mayor tendrás que hacer el Camino”. Me mira poco convencida, pero se la coloca como collar. Ahí queda la invitación, pienso yo, y espero que la recuerde.
Nuestro viaje está a punto de acabar. Pero nos falta un lugar que, si algún incauto me ha seguido hasta este punto, recordará tal vez, que yo he nombrado como de los que más nos impactaron en nuestra primera ruta. En realidad creo que sólo había puesto una foto. Alguna parecida a esta:
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hemos llegado a la Iglesia de Santa María de Eunate.
Nos hemos alejado simplemente unos kilómetros de Puente La Reina, dirección Obanos para encontrarnos con una iglesia tan singular como misteriosa.
Es difícil imaginar un lugar tan bello. Tan elevado en su quietud.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Brújula o Rosa de los vientos, las cien puertas, son algunos de los significados de Eunate.
Revisemos mis viejos apuntes para admirar de cerca este templo octogonal (aunque es un octógono imperfecto) con el claustro que lo rodea.
Investigando un poco, resulta que la estructura del templo es idéntica a la de la mezquita de “El Aqsa”, levantada por arquitectos sufíes sobre las ruinas del templo del Rey Salomón en Jerusalén, la misma usada por los templarios en los años iniciales de la orden en Tierra Santa. Extremo no comprobado. Lo que sí está claro es que el templo fue hospital de peregrinos, iglesia también cementerial y faro para los caminantes.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Paseamos por el claustro observando los curiosos capiteles. Seres insólitos: dragones, serpientes, aves, entes marinos… representantes de la sabiduría originaria, o tal vez de la tradición marinera que algunos, dicen, se encuentra en el origen del mito jacobeo.
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Muchas son las lecturas del camino de Santiago. Como al final uno se vuelve un poco loco y ya no sabes qué hay de verdad o no… nos quedaremos a la puerta del misterio, con la sensación, eso sí, de haber llegado a un lugar diferente, insólito.
Estoy contenta de haber vuelto, por segunda vez, a un lugar tan hermoso y más contenta aún, de lograr lo que no conseguí la primera vez: entrar en su interior que es, como cabría esperar, muy sencillo, con alguna influencia musulmana en la bóveda y una pequeña imagen de la Virgen.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Permanecemos unos minutos dentro, el tiempo justo para hacer alguna fotografía (hay que encender el templo con una moneda, ya que se encuentra en semipenumbra) y nos vamos pronto permitiendo que continúe la atmósfera de recogimiento a las personas (pocas) que van llegando hasta aquí.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Volvemos a Puente La Reina para comer en un sencillo restaurante de la Rúa Mayor, la última de este viaje, pues ya nos dividimos. Nuestros amigos vuelven a Zaragoza y nosotros seguimos hacia la comarca de las Cinco Villas en Aragón, al norte de Zaragoza, así es que todavía tendremos oportunidad de pasar por la primera población navarra en el Camino, siguiendo el Camino aragonés: Sangüesa.
Hemos estado en Sangüesa muchas veces y también hemos recorrido alguna que otra la llamada Foz de Lumbier, hermoso paraje natural que merece visita por sí mismo, por eso ya no ha formado parte de nuestro viaje, aunque le pido al fotógrafo de la casa que haga una pequeña parada para fotografiar la portada de Santa María la Real, tan sorprendente.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La portada, la realizó el llamado “maestro de las serpientes” (¿Loedagarius?) que también labró las figuras de la Catedral de Jaca. Lo de las serpientes le vino porque la figura de las serpientes aparece por doquier en sus obras y, siempre en relación con el hombre o de la mujer. En lenguaje medieval serpiente es decir sabiduría.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y creo que ya está bien por hoy, también nosotros nos vamos para casa y, si tan sólo algún amable lector me ha seguido en este diario, que dedico especialmente a los viajeros navarros y a todos aquellos que alguna vez se han sentido peregrinos, me doy por satisfecha.
Para mí, ha sido un placer escribirlo.