Salimos del hotel poco antes de las 11 de la mañana y a las 11.10h ya estabamos en Palacruceros, en la terminal D, en donde nos esperaba el Grand Holiday. El BusPort nos costó 2 euros por persona.
En cuanto te bajas del bus, ya ves varios mostradores de recogida de equipaje. Hay que tener cuidado porque algunos son para grupos y otros para particulares. Te recogen las maletas y te dan una ficha con un número, que será por el que te llamen para embarcar. Nosotros teníamos el 16 y embarcamos casi a las 14 horas. La razón fue que a pesar de que el proceso empezó a las 12.15h, había muchísimos grupos de colegios/institutos y era todo lentísimo.
Nos acercamos a conocer nuestra cabina y ya teníamos las maletas en ella. Ya teníamos hambre y nos dirigimos al restaurante Cantábrico, puesto que el otro, el Alborán, estaba reservado para los grupos. Habíamos oído que se comía muy bien y mucha cantidad, pero no fue el caso. Me imagino que en el buffet será distinto, pero en el restaurante las raciones son más bien escasas.
A las 16.30 asistimos al simulacro, te avisan por megafonía con 7 pitidos y tienes que dirigirte con tu chaleco puesto a los puntos de encuentro que están marcados en el plano del buque que tienes en cada camarote.
A las 17 h estaba previsto la partida, que se retrasó hasta las 17:20 h. Nosotros la disfrutamos con la banda sonora de la fiesta de la cubierta 11. Y a las 18h una reunión para explicarnos las excursiones y la vida en el barco.
Qué casualidad que durase de 18 a 19 h, igual que la merienda. Por suerte, salimos 10 minutos antes y llegamos a tiempo. Aunque por los pelos, ya que a las 19h en punto, empezaron a retirar bandejas.
Ahora son las 21.29 h, acabamos de cenar y en un ratito nos iremos al Gran Teatro Bazán donde está previsto un musical llamado “La Movida”.
Nuestro camarero de la cena ya nos avisó que hoy se hicieron excepciones, pero a partir de mañana se cerrarán las puertas 15 minutos después del empiezo y no dejarán entrar a nadie más.
Por lo demás, el camarote, que es un interior superior en la cubierta 6, está bastante bien. La cama es grande y cómoda, la habitación en sí es amplia y el baño, suficiente. El secador de pelo está en el primer cajón de la cómoda, justo debajo del minibar. En la bañera hay un cordón para tender la ropa y tiene dispensadores de champú y gel.
En cuanto te bajas del bus, ya ves varios mostradores de recogida de equipaje. Hay que tener cuidado porque algunos son para grupos y otros para particulares. Te recogen las maletas y te dan una ficha con un número, que será por el que te llamen para embarcar. Nosotros teníamos el 16 y embarcamos casi a las 14 horas. La razón fue que a pesar de que el proceso empezó a las 12.15h, había muchísimos grupos de colegios/institutos y era todo lentísimo.
Nos acercamos a conocer nuestra cabina y ya teníamos las maletas en ella. Ya teníamos hambre y nos dirigimos al restaurante Cantábrico, puesto que el otro, el Alborán, estaba reservado para los grupos. Habíamos oído que se comía muy bien y mucha cantidad, pero no fue el caso. Me imagino que en el buffet será distinto, pero en el restaurante las raciones son más bien escasas.
A las 16.30 asistimos al simulacro, te avisan por megafonía con 7 pitidos y tienes que dirigirte con tu chaleco puesto a los puntos de encuentro que están marcados en el plano del buque que tienes en cada camarote.
A las 17 h estaba previsto la partida, que se retrasó hasta las 17:20 h. Nosotros la disfrutamos con la banda sonora de la fiesta de la cubierta 11. Y a las 18h una reunión para explicarnos las excursiones y la vida en el barco.
Qué casualidad que durase de 18 a 19 h, igual que la merienda. Por suerte, salimos 10 minutos antes y llegamos a tiempo. Aunque por los pelos, ya que a las 19h en punto, empezaron a retirar bandejas.
Ahora son las 21.29 h, acabamos de cenar y en un ratito nos iremos al Gran Teatro Bazán donde está previsto un musical llamado “La Movida”.
Nuestro camarero de la cena ya nos avisó que hoy se hicieron excepciones, pero a partir de mañana se cerrarán las puertas 15 minutos después del empiezo y no dejarán entrar a nadie más.
Por lo demás, el camarote, que es un interior superior en la cubierta 6, está bastante bien. La cama es grande y cómoda, la habitación en sí es amplia y el baño, suficiente. El secador de pelo está en el primer cajón de la cómoda, justo debajo del minibar. En la bañera hay un cordón para tender la ropa y tiene dispensadores de champú y gel.