Se acercaba la semana santa y empezamos a mirar destinos para hacer una escapada. Repasamos los destinos de las compañías y nos quedamos con dos posibilidades, Venecia o Estambul. Difícil decisión pero optamos la segunda. Ya llevaba tiempo con este destino en la cabeza, los últimos viajes que he hecho a países musulmanes me han dejado con buen sabor de boca y con ganas de mas. Todo no se puede.. Venecia para la semana santa del año que viene. Este diario me ha ayudado a escribirlo Laura, mi compañera de viaje.

Cogimos el vuelo con Spanair y el alojamiento con Hostelworld, estaba todo bastante llena la ciudad y reservamos uno marcado como novedad cercano a la mezquita azul.
Realmente lo que compramos era un vuelo combinado de Spanair, es decir, a la ida volábamos con ellos y a la vuelta con la compañía Egiptair que es miembro de star alliance. Asi que llegábamos a un aeropuerto de la ciudad y volvimos desde el otro. El jueves por la tarde pisamos el aeropuerto de Sabiha Gökçen, situado en la parte asiática de Estambul.
Tras muchas dudas cogimos un autobús urbano que nos acercó a la costa, desde donde pudimos coger un barquito de línea regular acompañados de muchísima gente más, que nos acercara a la zona europea, y pudiendo disfrutar de unas magníficas vistas, empezamos a ver los primeros minaretes de las infinitas mezquitas.



Teníamos opción de coger un tranvía que nos llevara a nuestro hostal, pero decidimos ir andando dado que era una gran avenida recta la que teníamos que recorrer, y unas poquitas calles. En este tramo en concreto había calles en las que habían incrustado el tranvía. La acera era como para curazarse dos personas, de tal manera que cuando pasaba el tranvía casi rozando la acera te tenias que quedar bien quieto, daba un poco de impresión. Después de bastante tiempo andando y no llegar a localizar el Hostal cogimos un taxi, con suerte que las personas que se bajaban del taxi nos hicieron de interpretes porque el taxista no tenía ni idea de ingles. Llegamos a entender que el hostal estaba muy cerca y no necesitábamos taxi, pero el taxista muy amablemente se ofreció a llevarnos... como realmente estábamos cerca, el taxista fue parando varias veces, preguntando si sabían donde se encontraba el hotel, para hacer subir el taxímetro un poco... Llegamos a la calle donde se encontraba nuestro hostal “Hostel Café”, zona muy turística con bastantes hoteles, y menos mal, porque no nos habían mantenido la reserva, nos decían que el hostal que nosotros habíamos reservado estaba cerrado, había cambiado de dueños y la resrva no era válida. Nos encontramos con un madrileño que le había pasado lo mismo y le habían reinstalado en uno de la calle de atrás. Pasaba el rato y no nos daban una solución, pasé uno de los peores momentos que recuerdo en ruta. Al final un hombre nos ofreció drmir esa noche en una habitación que tenía en su edificio, que mas tarde nos enteramos que era como un “añadido” de otro hotel en el que trabajaba. la aceptamos, un pequeño parche de tiempo al problema..esos días celebraban la festividad del “Día de la Soberanía Nacional”, y estaban todos los alojamientos llenos, como pudimos comprobar más tarde preguntando puerta por puerta en los hoteles. Después de los nervios pasados, de vernos durmiendo en la calle, y cansados que estábamos del viaje, decidimos pegarnos una ducha, e intentar descansar.