Al poco rato de salir de Williams y desviarnos hacia Tusayán… comenzó de llover de nuevo con una intensidad, que hacía que no se viese absolutamente nada… menudo acojone, y aún había coches que no llevaban las luces puestas ¡!!. Yo no dejaba de pensar en la mala suerte, joer, lloviendo en la gran cañón, pero si no se vería nada ¡!!! Pero bueno, son cosas que pasan, que no puedes evitar (esto me lo recordó Albertico toooooooooodo el viaje jajajaj).
Llegamos por fin al Gran Cañón ¡!!!!! Fuimos directos al hotel, el Bright Angel Lodge, en una de las zonas del llamado Grand Canyon Village. Hicimos el Chek-in y dejamos las maletas en la habitación. Muy chula de madera, muy pequeña, pero tipo limpia, tipo cabaña de bosque muy bonita. Y silenciosa; muy acogedora la verdad.
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Seguía lloviendo, y para más rabia aún… nos habíamos olvidado los chubasqueros en casa… grrrrrr ¡!!!!! Pero no estábamos dispuestos a quedarnos en la habitación que además era muy temprano aún ¡!! Parecía que paraba de llover así, que salimos fuera… y a pesar de que no se apreciaba todo… tu boca se va hacia al suelo y yo recuerdo que solo dije DIOS ¡!!!!
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Ya os digo que no se apreciaba del todo bien, y aún así es indescriptible lo que estás viendo… es imposible abárcalo con la mirada. Tu mirada se pierde en el infinito y te puedes pasar horas y horas mirando.
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Comenzó a chispear de nuevo así que nos metimos en la tienda y nos compramos unos ponchos de estos baratos y salimos de nuevo a ver esa maravilla de la naturaleza.
Durante un buen rato siguió lloviendo, estaba muy nublado con lo que no podríamos apreciar bien el anochecer, que era una de las cosas que más nos apetecía, pero bueno… aun así nos fuimos de caminata un poco por el borde, parándonos tranquilamente a echar fotos, y en un momento incluso dejó de llover y pudimos apreciar un poco como iba cambiando el cielo y las formaciones rocosas de color.
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Fue un momento que no podré olvidar nunca, estar ahí de pie en esa roca, al borde del Gran Cañón del Colorado. Increíble, emocionante.
Hasta que se hizo casi de noche y ya nos volvimos al hotel a cenar.
Cenamos en el restaurante del hotel, muy bueno y abundante (sándwich de pollo, patatas, tacos, cerveza, tarta de manzana y helado) y nada caro por cierto unos 30 $; era temprano a pesar de estar tan oscuro, pero el día siguiente se presentaba de los más intenso así que nos fuimos a dormir pronto que el despertador iba a sonar muy temprano.
3.50 de la madrugada: suena el despertador. Sí, habéis leído bien. 3.45 am… que locura… no se aún ni como pude levantarme… Pero lo hicimos… la razón valía la pena. Después de asearnos fuimos a coger el primer autobús para ir a Yaki Point a ver amanecer…
Éramos 5 personas al principio, se veía muy poco, por no decir nada… pero muy poco a poco se fue aclarando.
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Tampoco era muy propicio porque se veía el cielo un poco nublado pero poco a poco se íba viendo más y más, y ya empezó a llegar más gente. Allí estábamos todos reunidos viendo como se iba viendo poco a poco esa maravilla, esa gran brecha.
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De verdad que estás con la boca abierta porque es increíble.
No se pudo apreciar en todo su esplendor porque el cielo aún estaba bastante cubierto, pero fue precioso.
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Un momento de esos que se te quedan grabados en la memoria. Estoy escribiendo el diario y ni siquiera me creo haber vivido esos momentos tan maravillosos.
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Volvimos a coger el bus de vuelta al hotel y fuimos directos a la cafetería a tomar un cappuccino y una tostada. Se acercaba otro momentazo (joer que de momentos, que gran viaje ¡!); no íbamos a Tusayán… íbamos a sobrevolar el Gran Cañón en helicóptero…*** Imagen borrada de Tinypic ***
Llegamos sin problemas al aeropuerto y nos dirigimos a la zona que Papillon (la empresa con quien contratamos el tour) tiene habilitada como helipuerto.
Entramos, dimos los datos y nos volvieron a pesar,(menos mal, 14 kilos menos tienen que notarse ¡!!! Jajajaja) para distribuir mejor el peso en el helicóptero.
Te ponen un video antes donde te explican todas las medidas de seguridad, etc. Y ya te pasan a la zona para que montes en el bicho.
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Alberto estaba acojonadísimo porque tiene mucha tendencia a marearse en todas partes, yo iba súper tranquilo pero según se iba acercando el momento me empecé a poner nerviosillo. Pero os aseguro que nada de miedo!! Aquello no se mueve nada de nada, de verdad. Mucho menos que un tren!.
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Sobrevuelas el bosque de pin0s, y cuando te das cuenta, de repente …¡! Ufffff que barbaridad, tienes ante ti la gran brecha, el Gran Cañón del Colorado a tus pies ¡ es un auténtico sueño estar ahí arriba y verlo tan de cerca!. Creo que me emocioné y todo porque no podía creerme que estuviese subido en un helicóptero viendo aquello!
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Te dan unos cascos donde escuchas la historia muy entretenida de la formación del cañón durante miles de años.
Las fotos no le hacen justicia porque la luz no es la más adecuada tan temprano, pero aquí os dejo algunas ya perdonaréis por la calidad... Una pasada de verdad.
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Se nos pasó el tiempo en nada… como si fuesen 5 minutos… cogimos de nuevo el coche dirección de nuevo al borde del Gran Cañón.
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Volvimos a la zona del hotel y después de mandar unas postales, nos fuimos a hacer un ratillo el trail del Bright Angel.
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No tiene nada de dificultad y es muy bonito, vas bajando un poco hacia el fondo del cañón encontrándote a veces con alguna ardilla, lagartos o con los rangers subidos en mulas.
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Llega hasta abajo, pero no pudimos hacerlo entero por falta de tiempo, pero es precioso.
Después de descansar un poco y tomarnos algo fresquito nos despedimos de Grand Canyon saliendo por la Desert View, parando en algunos miradores. Admirando por última vez; al menos durante este viaje, el maravilloso Gran Cañón del Colorado.
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Ya han pasado unas semanas desde que lo ví… y sigo alucinado, hay que estar ahí para verlo y sentirlo… Creo que mis compañeros del cajón USA saben de lo que hablo…
Una vez nos fuimos alejando del cañón, yo me sentía muy cansado, casi se me cerraban los ojos, así que vimos un puesto de artesanía navaja en medio de la nada y decidimos parar a despejarme un poco; aprovechamos para echar un vistazo y comprar una pulsera hecha a mano para mi amiga.
Y tras el puesto, había algo precioso, una especie de cañón que según entendí el Navajo lo llamó Little Colorado, un sitio muy muy chulo.
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Y ahora si… carretera tirando millas hacia Kayenta, rumbo a la aventura, rumbo al oeste…
Poco a poco el paisaje se va pareciendo más al Far West, ahora si vaqueros, nos acercamos al lejano oeste…