Si bonito es acampar anocheciendo, ver amanecer en este algo al pie del Monte Cook, el más alto de la isla, no tiene precio. Desayunamos mirando al lago y nos disponemos a partir hacia Oamaru. Con buen tiempo en este destino está la Blue Penguin Colony en la que se pueden ver varios pingüinos. Desgraciadamente no es la mejor época así que damos una vuelta por el entorno y nos dirigimos a los famosos Moeraki Boulders. Son rocas con millones de años y hasta 4 metros de tamaño, surgidas probablemente por la actividad volcánica, aunque el origen es desconocido, y aunque el mar erosiona algunas, otras nuevas surgen. Para los maorís, indígenas de las islas, tuvieron su significado sagrado pero hoy las gigantescas piedras están dejadas sólo para deleite de los turistas:

En dirección hacia Dunedin, nos dirigimos a Sandfly Bay, un paraje natural muy cerca de la ciudad. Hace bastante frío pero bajamos hasta las arenas de la playa y las vistas merecen la pena.
Esa noche la hacemos en el camping de Dunedin. Hay que poner a punto de aguas la caravana y a nosotros mismos y una buena ducha de agua caliente con las primeras imágenes de estos primeros días aún en la retina nos deja como nuevos.