Ya hemos llegado al tercer y último día en París.
El tiempo nos acompañó y nos levantamos con sol radiante y algo de brisa fresca, perfecto para la ruta a pié que teníamos programada:
* Después de desayunar copiosamente en el hotel (aunque repetitivo en cuanto a variedad, comimos hasta hartarnos) fuimos andando hasta la zona de Opera Garnier (15 min).
Lo primero que hicimos fue echar un vistazo a las Galerías Lafayette (40 Boulevard Haussmann), bueno mejor dicho, a una pequeña parte de ellas. En realidad son 3 megaedificios de varias plantas.
Mª Jose y yo nos quedamos en la de mujer y complementos, viendo relojes baratitos -125.000 €- y bolsos tirados de precio -7.000 €-, por no hablar de la ropa de marca que abunda en todas las plantas de los almacenes. Vamos que con nuestras pintas de turistas cutres se notaba a leguas que Lafayettes era para nosotros un monumentos más: se mira pero no se toco (no hablemos de comprar...).
Por eso estuvimos poquito tiempo, solo 1 hora. Suficiente para ponerte los dientes largos.
Aquí comprobé algo que ya llevaba notando desde el primer día. La gente lleva a sus perros a todos sitios! Cosa que me encata porque tengo perro, pero ni de coña está tan educado como para llevármelo a comprar un Guccii!! Pero es cierto que en Francia hasta los perros tienen educación y ni siquiera notas que están allí!
Salimos de los almacenes y justo enfrente está el edificio de la Ópera. Majestuoso, impotulo e imponente, como todo en París. No entramos dentro y nos dedicamos a echar algunas fotos que ya os enseñaré cuando aprenda a colgarla en el Diario!! jejeje
Nuestra idea era llegar desde esa zona hasta la plaza de la Concordia para seguir hasta el Grand y Petit Palais, pero antes nos pasamos de paso por la Madalaine.
* Esta Iglesia parece mas un templo griego que otra cosa. Es increible por dentro y por fuera. En el interior puedes coger unos folletos en español que te explican su construcción y lo que ves dentro, y es totalmente gratis.
Me gustó mucho una escultura de Juana de Arco (las hay en casi todas las iglesias) y las escalinatas de la entrada con vistas al puente de Alejandro III y la Asamblea Nacional, todo lleno de columnas y flores. Perfecto para echar unas fotos panorámicas!!
* Continuamos andando hasta la Concordia pasando por calles de tiendas de marca y restaurantes de categoría. Y entramos por los Campos Eliseos para llegar hasta los Palacios.
Como ese día era de mucho andar y teníamos multitud de cosas que ver tampoco entramos dentro. Bueno, yo entré en el Petit Palais para hacer uso del servicio (por cierto, aunque suelen ser mixtos, los toilet están asombrosamente limpios!) y me encontré con un palacio de marmol totalmente ornamentado, con techos decorados, columnas, esculturas y balaustradas de quitar el hipo! Joe como son estos franceces!! todo a lo grande.
Por lo visto estos edificios se contruyeron para la exposición universal de 1900 y actualmente contienen varios museos: naval, del cine, de historia,... y muchas exposiciones.
El Grand Palais tiene un gran acristalamiento como cubierta y su estructura es de hierro y acero visto.
Nos echamos una foto con una escultura de Churchil que está a la entrada de la avenida y seguimos rumbo al Arco del triunfo.
* ¿Cuántas horas andamos ese día? No sabría decirte con seguridad pero por la mñanana lo menos 6 sin parar hasta que nos sentamos en el MC Donals de la zona superior de los Eliseos.
En esta calle hay miles de tiendas, hay tanta gente que vas chocandote con todo el mundo. Como nuestro objetivo era llegar hasta el Arco y luego coger el metro hasta La Defense de nuevo pasamos sin entrar en las tiendas...
Mi marido se quedó con las ganas de ver una tienda de Adidas supergrande y las que había de coches. Lo que en España son cocesionarios de poligono industrial allí se convierte en una tienda decorada muy chic, con varias plantas, cafetería y tienda de regalos: te compras un coche, tomas un café y te llevas un llavero para tu nuevo Fiat o Renault...
* Después de las hamburguesas (que hartura!!) y la ensalada Cesar nos acercamos al Arco de Triunfo. Justo antes de cruzar había un grupo de bailarines que tenían un gran corro de gente alrededor. Nos paramos a verlos un rato porque bailaban como los de Fama, jejejejej!! asi que les dimos algo de propina.
Después de las fotos de rigor, cogimos el metro allí mismo para ir a la zona de negocios de Paris: La Defense. Todo rascacilos de cristal, plazas amplias y un metro que ocupa bajo tierra una superficie tal que parece una mini ciudad paralela: tiendas, supermercados, peluqerías, bares, etc.
En el metro nos cruzamos con 3 militares con metralletas haciendo su ronda. Era la 3ª vez que veíamos militares armados pues en la plaza del Louvre también estaban vigilando y en otra boca de metro. Impresiona bastante...
Cuando llegamos a La Defense nos sorprendió la altura del Gran Arco de la Fraternidad y el cambio tan drástico de los edificios de esta zona con respecto al resto de París.
Merece la pena dar un paseo por allí pues llegas en tan solo 15 min. en metro y para los que no hemos paseado antes entre rascacielos es algo impresionante. Allí tienen su sede empresas multinacionales muy conocidas como EDF, Areva, IBM, Wintethur...
El Grande Arche está totalmente alineado con el de triunfo y el que está en el Louvre, imagínate la longitud de esa avenida!! Es un cubo hueco de unas 35 plantas de altura y se puede visitar a través de unos ascensores panorámicos, pero estaban cerrados ese día.
Así que nos sentamos un rato mirando hacia los edificios y otro rato en las escaleras traseras mirando hacia lo que antiguamente era un cementerio y que ahora es un parque.
Cogimos de nuevo el metro pero antes compramos unas galletitas de colores muy típicas de Francia (no recuerdo el nombre) que parecen mini hamburguesas. Las hay de todos los sabores y están muy ricas...son un bocado perfecto!
* Llegamos al hotel y nos duchamos para ir a visitar el último barrio que nos quedaba por ver de nuestra ruta: Montmartre.
Como estábamos muy cerca fuimos andando subiendo poco a poco por las callejuelas que te llevan hasta la cima de la colina de este barrio: la Basílica del Sagrado Corazón. Desde abajo las vistas son increibles: romántico, bohemio, bullicioso...
Entras al parque y vas ascendiendo por las escaleras mientras ves a los artistas callejeros cantando, bailando y el más espectacular de todos: un africano que era un mago del balón! El tío empezaba a darle toquecitos a la pelota desde una barandilla (con todas las partes de su cuerpo y haciendo malavarismos) y luego se subía a una farola como un mono sin que se le cayera el balón! Fue tan impresionante (nuestro chicos estaban tan emocionados que se echaron una foto con el) que nos esperamos sentados en las escaleras hasta que dió un 2º pase del espectáculo, jejejej!!
No se si había mas gente por la Iglesia que por aquel virtuoso de la pelota, en serio! Vimos a una pija darle muy disimuladamente un billete de 20 € mientras se echaba una foto con él! El tio gana una pasta y es ídolo de masas!!
Si quieres verlo, se llamá Iya Traoré, esta en youtube:
Después de tomarme una Heineken, de las que vendían los pakistanies a 2 €, viendo el espectáculo futbolero, nos fuimos al Sacre Coeur o Basílica del Sagrado Corazón de Jesus, uno de los monumentos más emblemáticos de París. El edificio es distinto a otras iglesias. Todo blanco y con forma de cruz griega, empezó a contruirse en 1875 y se terminó en 1919. Está abierta al público.
Si rodeas la Iglesia por detrás te adentras en las calles mas pintorescas de Montmartre, lleno de tiendas de recuerdos, creperías , galerías de arte y pintores retratistas en la calle.
Dimos un paseo y nos sentamos (no sin antes dudarlo mucho) en uno de los restaurantes de la plaza principal. Digo que dudábamos porque en París no habíamos tenido mucha suerte comiendo y sabíamos que en esa zona tan turística la comida sería cara y regular, pero el sitio merecia la pena! Así que nos tomamos unos creppes, unas croquets y unas pizzas acompañados con agua. No pedimos otra bebida porque era prohibitivo: la coca-cola y la cerveza a 9 € y la botella de vino más normalita 36 €, qué te parece??
La comida no era nada buena, al menos no de nuestro gusto, pero hay que reconocer que el camarero fue genial! Era un muchacho de unos 30 años muy simpático que nos entendió perfectamente cuando pusimos caras raras al ver los precios de la bebida!! jejejejejje. Echamos una noche de risas muy divertida, lo pasamos genial!
Regresamos dando un paseo por una de las calles que descienden de la colina y nos paramos a echar más fotos al Moulin Rouge. Eran las 11:00 y la puerta estaba repleta de gente mirando y tomando fotos al molino con todas sus luces encendidas. Aunque es muy pequeñito (nada que ver con el que sale en la película) tiene mucho encanto. Nos hubiera gustado entrar, pero la entrada era de 90 euros con 1 bebida o 120 con cena y para esta ocasión se nos iba de presupuesto.... La próxima vez será!
Ahora a dormir que la siguiente etapa es con coche y nos quedan unos cuantos km que recorrer!!
Lo mejor: La Madeline y Montmartre.
Lo peor: no tener pasta suficiente para entrar al Moulin Rouge y cenar como unos señores en Montmartre.