Tomamos nuestro último desayuno en Ladhaus Alpina y nos despedimos de sus dueños. Partimos hacia Zell am See, tardamos una media hora en llegar, es un precioso lago rodeado de pequeñas montañas,
paseamos un rato por una de sus orillas y te das cuenta enseguida de que el turismo que se encuentra es de un nivel adquisitivo bastante alto, hay varios hoteles de lujo cercanos a la orilla del lago.
El lugar nos gusto, pero tras una hora más o menos, nos marchamos hasta la garganta Liechtensteinklamm en Sankt Johann in Pongau un pueblo con una bonita iglesia, que estaba a unos 45 minutos de camino. Aparcamos el coche cerca de la entrada que valia 4€ gratis con la tarjeta. La garganta es muy bonita pero nos gusto más la Partnachklamm,
esta es un poco más abierta,
pero lo mejor te lo deja para el final del paseo entre la garganta se abre un espacio más amplio desde donde cae con fuerza el agua de una alta cascada, que hace que el camino merezca bastante la pena.
No se tarda más de hora y media entre la ida y la vuelta en visitarla y no hace falta el chubasquero como en la otra porque es menos húmeda. Desde allí nos dirigimos hasta el Gosausee un lago encajado entre grandes montañas de picos nevados, de aguas limpias aunque un poco frías.
Lo primero que hicimos tras aparcar de forma gratuita, fue subir en el teleférico que te lleva hasta la cima de la montaña, cuesta 12€ gratis con la tarjeta, desde donde se tiene unas bonitas vistas de todo el lugar.
Esta parte del viaje nos encanto, íbamos con el calzado y la ropa adecuada para hacer senderismo y una vez salimos del teleférico, subimos andando hasta la cima de la montaña más cercana, por el camino vimos varios refugios donde daban de comer, pero nosotros subimos un poco más y tras poco más de media hora llegamos a un lugar donde las vacas pastaban junto a ti muy cerca del camino,
y donde lugareños de la zona amenizaban la comida a la gente que estaba tranquilamente almorzando, el sitio se llamaba Sonnenalm.
Nosotros decidimos descansar y comer allí, comimos platos típicos de la zona
y de postre una tarta típica recubierta con vainilla caliente que estaba muy buena.
Mientras comíamos tocaban y cantaban canciones clásicas con instrumentos tradicionales, estábamos rodeados de naturaleza a 1550 metros de altura con las vacas justo a nuestra espalda, parecía sacado de un cuento. Echamos un rato fabuloso, tanto que no nos queríamos ir y estuvimos un buen rato allí sentados bajo un sol muy agradable. La comida estuvo muy bien de precio y el sitio es para recomendar. Tras este paréntesis volvimos hacia el funicular y echamos unas cuantas fotos de las vistas y del lugar, luego bajamos y llegamos hasta el lago.
El lago se puede recorrer paseando ya que no es muy grande y también se puede hacer una ruta más grande que te lleva a un lago superior que dicen es de gran belleza pero que te lleva un tiempo considerable. Como eran alrededor de las cinco de la tarde y hacia un buen día dimos un pequeño paseo por la orilla del lago, hasta llegar a una explanada cubierta de césped donde nos tendimos un rato al sol,
y yo me pegue un baño para el recuerdo, el agua estaba fría pero el poder bañarte en esas aguas rodeado de picos nevados y naturaleza me pudo mucho más, nade un poco por el lago y ese momento es otro de los mejores recuerdos que me quedan.
Mi novia que es más friolera se quedo al solecito y saco algunas fotos. El sitio nos encanto y pasamos una tarde espectacular. Tras esto partimos hacia nuestro alojamiento en Obertraun un tranquilo pueblo situado a orillas de lago a 4.5 KM de Hallstatt. Nos alojamos en la Landhaus Osborne, y aun si cabe subimos el listón de los alojamientos. La casa se encuentra casi a la salida del pueblo, los dueños se portaron fenomenal con nosotros, nada más llegar nos subieron nuestras maletas a nuestra buhardilla, nos dieron todas las facilidades, explicaciones de la zona, hasta una lista con DVD en nuestro idioma, la habitación tenía su propia cocina y unas vistas geniales del macizo del Dachstein,
nos dejaban las bicis de forma gratuita, un jardín espectacular para estar al fresco por la noche,
un jacuzzi que no llegamos a utilizar. El desayuno te daban a elegir lo que querías cada día, cereales, tostadas, tipos de panes, bollería, café, zumo, mermelada, mantequilla, quesos, productos típicos y todo recién hecho y podías elegir hora y donde tomarlo si en el jardín o en tu habitación. Los primeros días nos pillo buen tiempo y desayunamos en el jardín pero los dos últimos días el tiempo se estropeo algo y nos subieron el desayuno a la habitación una pasada. Y además la casa genial, como veis nos gusto el sitio, jeje. Después de instalarnos fuimos andando a cenar junto la orilla del lago,
a una pizzería, que nos recomendaron los dueños, donde comimos genial y de vuelta andando otros 2 Km. Empezó a llover y desde nuestra buhardilla se escuchaba caer el agua que durante un rato cayo fuerte y con algún trueno y relámpago buen final para otro día espectacular, y a dormir.
paseamos un rato por una de sus orillas y te das cuenta enseguida de que el turismo que se encuentra es de un nivel adquisitivo bastante alto, hay varios hoteles de lujo cercanos a la orilla del lago.
El lugar nos gusto, pero tras una hora más o menos, nos marchamos hasta la garganta Liechtensteinklamm en Sankt Johann in Pongau un pueblo con una bonita iglesia, que estaba a unos 45 minutos de camino. Aparcamos el coche cerca de la entrada que valia 4€ gratis con la tarjeta. La garganta es muy bonita pero nos gusto más la Partnachklamm,
esta es un poco más abierta,
pero lo mejor te lo deja para el final del paseo entre la garganta se abre un espacio más amplio desde donde cae con fuerza el agua de una alta cascada, que hace que el camino merezca bastante la pena.
No se tarda más de hora y media entre la ida y la vuelta en visitarla y no hace falta el chubasquero como en la otra porque es menos húmeda. Desde allí nos dirigimos hasta el Gosausee un lago encajado entre grandes montañas de picos nevados, de aguas limpias aunque un poco frías.
Lo primero que hicimos tras aparcar de forma gratuita, fue subir en el teleférico que te lleva hasta la cima de la montaña, cuesta 12€ gratis con la tarjeta, desde donde se tiene unas bonitas vistas de todo el lugar.
Esta parte del viaje nos encanto, íbamos con el calzado y la ropa adecuada para hacer senderismo y una vez salimos del teleférico, subimos andando hasta la cima de la montaña más cercana, por el camino vimos varios refugios donde daban de comer, pero nosotros subimos un poco más y tras poco más de media hora llegamos a un lugar donde las vacas pastaban junto a ti muy cerca del camino,
y donde lugareños de la zona amenizaban la comida a la gente que estaba tranquilamente almorzando, el sitio se llamaba Sonnenalm.
Nosotros decidimos descansar y comer allí, comimos platos típicos de la zona
y de postre una tarta típica recubierta con vainilla caliente que estaba muy buena.
Mientras comíamos tocaban y cantaban canciones clásicas con instrumentos tradicionales, estábamos rodeados de naturaleza a 1550 metros de altura con las vacas justo a nuestra espalda, parecía sacado de un cuento. Echamos un rato fabuloso, tanto que no nos queríamos ir y estuvimos un buen rato allí sentados bajo un sol muy agradable. La comida estuvo muy bien de precio y el sitio es para recomendar. Tras este paréntesis volvimos hacia el funicular y echamos unas cuantas fotos de las vistas y del lugar, luego bajamos y llegamos hasta el lago.
El lago se puede recorrer paseando ya que no es muy grande y también se puede hacer una ruta más grande que te lleva a un lago superior que dicen es de gran belleza pero que te lleva un tiempo considerable. Como eran alrededor de las cinco de la tarde y hacia un buen día dimos un pequeño paseo por la orilla del lago, hasta llegar a una explanada cubierta de césped donde nos tendimos un rato al sol,
y yo me pegue un baño para el recuerdo, el agua estaba fría pero el poder bañarte en esas aguas rodeado de picos nevados y naturaleza me pudo mucho más, nade un poco por el lago y ese momento es otro de los mejores recuerdos que me quedan.
Mi novia que es más friolera se quedo al solecito y saco algunas fotos. El sitio nos encanto y pasamos una tarde espectacular. Tras esto partimos hacia nuestro alojamiento en Obertraun un tranquilo pueblo situado a orillas de lago a 4.5 KM de Hallstatt. Nos alojamos en la Landhaus Osborne, y aun si cabe subimos el listón de los alojamientos. La casa se encuentra casi a la salida del pueblo, los dueños se portaron fenomenal con nosotros, nada más llegar nos subieron nuestras maletas a nuestra buhardilla, nos dieron todas las facilidades, explicaciones de la zona, hasta una lista con DVD en nuestro idioma, la habitación tenía su propia cocina y unas vistas geniales del macizo del Dachstein,
nos dejaban las bicis de forma gratuita, un jardín espectacular para estar al fresco por la noche,
un jacuzzi que no llegamos a utilizar. El desayuno te daban a elegir lo que querías cada día, cereales, tostadas, tipos de panes, bollería, café, zumo, mermelada, mantequilla, quesos, productos típicos y todo recién hecho y podías elegir hora y donde tomarlo si en el jardín o en tu habitación. Los primeros días nos pillo buen tiempo y desayunamos en el jardín pero los dos últimos días el tiempo se estropeo algo y nos subieron el desayuno a la habitación una pasada. Y además la casa genial, como veis nos gusto el sitio, jeje. Después de instalarnos fuimos andando a cenar junto la orilla del lago,
a una pizzería, que nos recomendaron los dueños, donde comimos genial y de vuelta andando otros 2 Km. Empezó a llover y desde nuestra buhardilla se escuchaba caer el agua que durante un rato cayo fuerte y con algún trueno y relámpago buen final para otro día espectacular, y a dormir.