Tras nuestro último desayuno y despedirnos de los amables dueños que nos hicieron una foto para tenerla de recuerdo, partimos con pena hacia Salzburgo, donde nuestra primera parada fue el palacio de Hellbrunn (que como todo en Salzburgo era gratis gracias a que la tarjeta nos incluía la Salzburg Card durante 24 horas), ya que aunque teníamos previsto antes subir al funicular de Untersberg, lo desechamos porque estaba nublado y lloviendo a mares. Llegamos al palacio del que dicen mayor atractivo son los juegos del agua y es verdad.
El palacio en si no tiene apenas nada que ver, lo mejor es hacer el recorrido por las fuentes y que el guía sorprenda a alguien despistado.
El problema de ese día es que todos íbamos con chubasquero porque llovía bastante, los juegos son divertidos y curiosos y se pasa un buen rato.
Nos gustaron sobre todo la primera que se ve en el recorrido y el teatro en miniatura,
no cuento nada más para no fastidiar las sorpresas húmedas que se dan en el trayecto.
Los jardines eran enormes y aunque dimos un pequeño paseo, al estar lloviendo no lucían tanto. El palacio tiene muy poco que ver lo vimos en apenas cinco minutos pero es una opinión, sobre gustos ya se sabe. Tras la visita al palacio nos dirigimos a nuestro hotel el Zur Post,
otro alojamiento que nos gusto, pero este ya era en plan hotel de ciudad, habitación muy amplia, gran cuarto de baño, un desayuno muy completo e incluso con DVD en la habitación con películas en todos los idiomas que estaban dentro de un armario en el pasillo y sobretodo con parking gratuito. Desde el hotel justo enfrente cogimos el bus incluido en la tarjeta y nos dejo en pleno centro. Lo primero que hicimos fue ir hasta la Universitaplatz, una coqueta plaza con un gran ambiente debido a que tiene un mercado de productos de alimentación muy concurrido. En ella también se encuentra una enorme iglesia la Kollegienkirche, que desgraciadamente no se podía visitar al estar en obras. Aprovechamos y nos comimos unas típicas frankfurter en uno de los kioscos callejeros de la plaza, estaba muy buena y de postre mi novia un enorme dulce de chocolate y yo un típico Pretzel de azúcar no salado.
Tras llenar el estomago recorrimos varias calles hasta que llegamos a la plaza Alter Markt,
muy bonita donde destacan sus coloridos edificios y un curioso reloj en una de sus esquinas. También paseamos por las bonitas Residenzplatz con la fuente de los caballos en el medio
y la Mozartplatz que como elemento destacado solo tiene la estatua de Mozart y que en ella se encuentra la oficina de información.
Continuamos hasta la plaza de la catedral que estaba completamente cubierta por unas gradas ya que había concierto esa tarde, aun así se puede admirar lo bonito del lugar, con la columna de María y la catedral al fondo.
Visitamos la catedral por dentro donde se encuentran la pila bautismal en la que fue bautizado Wolfgang Amadeus Mozart
y el precioso órgano principal rodeado por figuras de ángeles con instrumentos y coronado por Ruperto y Virgil, así como los impresionantes pórticos.
Tras ver la catedral volvimos sobre nuestros pasos ya que el día se había puesto soleado y caluroso y fuimos a andar por la calle de tiendas que ya habíamos recorrido el día anterior la Getreidegasse, estaba a tope de gente y aprovechamos para caminar tranquilamente por ella. Entramos en la casa de Mozart que se encuentra en esta calle muy cerca al ayuntamiento que cuenta con una curiosa fachada y una alargada torre.
La casa nos entraba gratis con la tarjeta,
y la visitamos durante una media hora, es curiosa pero sin más.
Tras la casa de Mozart fuimos a dar el paseo en barco por el río gratis con la tarjeta. Es totalmente prescindible, nos pareció que no merece para nada la pena y eso que nos salio gratis, no se ve nada destacable y quizá lo más curioso fue el baile que le hacen al barco al final del recorrido. Luego antes de subir al funicular para ver la fortaleza vimos las iglesias Franciscana y la de San pedro. La primera destaca por sus enormes columnas de piedra junto al altar,
lastima que por fuera no se pueda apreciar desde ningún ángulo con perspectiva, pero el interior merece una breve visita, la segunda destaca tanto por su interior como por su elegante exterior,
junto a ella se encuentra el restaurante más antiguo de esta zona desde el año 803, lleva funcionando, el lugar al que al final no decidimos ir es muy elegante y de precios relativamente altos, acordes con la historia del lugar. Vimos el cementerio que nos resulto un lugar que hay que visitar
y entramos a las catacumbas de manera gratuita con la tarjeta, lo mejor de ellas son las vistas que se obtienen, por lo demás nada destacable.
Tras salir del cementerio llegamos a la Kapitelplatz una bonita plaza donde destacan su fuente de Neptuno y las vistas que se tienen de la fortaleza a su espalda
y un ajedrez gigante donde la gente se divertía echando alguna partida.
Ya luego subimos en el funicular que te lleva a la fortaleza todo gratis con la tarjeta. La visita a la fortaleza lleva un buen rato si lo ves todo como nosotros, nos gusto el teatro de las marionetas, algunas de sus edificaciones, conocer un poco de su historia y algunas de las habitaciones interiores como la sala y la habitación dorada. Subimos hasta el punto más alto de la torre donde se obtienen unas bonitas vistas de la ciudad.
La fortaleza de Hohensalzburg es la mayor de Centroeuropa conservada en su totalidad. Nos gusto y nos parece una de las visitas que no hay que perderse de la ciudad.
Al bajar de la fortaleza cenamos temprano en el restaurante Stiegkeller, una tradicional cervecería decorada muy bien, donde pedimos unas cervezas muy ricas por cierto y eso que nosotros no somos mucho de ella, pero era lo típico y había que probarla. Cenamos bastante bien, con una mesa con vistas a la catedral y con acierto en lo que pedimos.
Tras la agradable cena dimos un paseo más por la ciudad para llegar al mirador Mönchsberg, ya habíamos subido el otro día pero como nos gusto tanto decidimos repetir pero esta vez de manera gratuita con la tarjeta. Subimos cuando aun era de día y nos quedamos hasta que anocheció para ver la ciudad con las luces encendidas, espectacular, luego cogimos el ascensor de bajada y justo en la puerta se cogía el bus de vuelta al hotel, cuidado con los horarios pues pasan hasta un hora y con unos horarios que cumplen a rajatabla. En unos diez minutos estábamos en el hotel y a dormir. Salzburgo nos gusto mucho y fue todo un acierto haber adelantado algo en la visita del martes 10.
El palacio en si no tiene apenas nada que ver, lo mejor es hacer el recorrido por las fuentes y que el guía sorprenda a alguien despistado.
El problema de ese día es que todos íbamos con chubasquero porque llovía bastante, los juegos son divertidos y curiosos y se pasa un buen rato.
Nos gustaron sobre todo la primera que se ve en el recorrido y el teatro en miniatura,
no cuento nada más para no fastidiar las sorpresas húmedas que se dan en el trayecto.
Los jardines eran enormes y aunque dimos un pequeño paseo, al estar lloviendo no lucían tanto. El palacio tiene muy poco que ver lo vimos en apenas cinco minutos pero es una opinión, sobre gustos ya se sabe. Tras la visita al palacio nos dirigimos a nuestro hotel el Zur Post,
otro alojamiento que nos gusto, pero este ya era en plan hotel de ciudad, habitación muy amplia, gran cuarto de baño, un desayuno muy completo e incluso con DVD en la habitación con películas en todos los idiomas que estaban dentro de un armario en el pasillo y sobretodo con parking gratuito. Desde el hotel justo enfrente cogimos el bus incluido en la tarjeta y nos dejo en pleno centro. Lo primero que hicimos fue ir hasta la Universitaplatz, una coqueta plaza con un gran ambiente debido a que tiene un mercado de productos de alimentación muy concurrido. En ella también se encuentra una enorme iglesia la Kollegienkirche, que desgraciadamente no se podía visitar al estar en obras. Aprovechamos y nos comimos unas típicas frankfurter en uno de los kioscos callejeros de la plaza, estaba muy buena y de postre mi novia un enorme dulce de chocolate y yo un típico Pretzel de azúcar no salado.
Tras llenar el estomago recorrimos varias calles hasta que llegamos a la plaza Alter Markt,
muy bonita donde destacan sus coloridos edificios y un curioso reloj en una de sus esquinas. También paseamos por las bonitas Residenzplatz con la fuente de los caballos en el medio
y la Mozartplatz que como elemento destacado solo tiene la estatua de Mozart y que en ella se encuentra la oficina de información.
Continuamos hasta la plaza de la catedral que estaba completamente cubierta por unas gradas ya que había concierto esa tarde, aun así se puede admirar lo bonito del lugar, con la columna de María y la catedral al fondo.
Visitamos la catedral por dentro donde se encuentran la pila bautismal en la que fue bautizado Wolfgang Amadeus Mozart
y el precioso órgano principal rodeado por figuras de ángeles con instrumentos y coronado por Ruperto y Virgil, así como los impresionantes pórticos.
Tras ver la catedral volvimos sobre nuestros pasos ya que el día se había puesto soleado y caluroso y fuimos a andar por la calle de tiendas que ya habíamos recorrido el día anterior la Getreidegasse, estaba a tope de gente y aprovechamos para caminar tranquilamente por ella. Entramos en la casa de Mozart que se encuentra en esta calle muy cerca al ayuntamiento que cuenta con una curiosa fachada y una alargada torre.
La casa nos entraba gratis con la tarjeta,
y la visitamos durante una media hora, es curiosa pero sin más.
Tras la casa de Mozart fuimos a dar el paseo en barco por el río gratis con la tarjeta. Es totalmente prescindible, nos pareció que no merece para nada la pena y eso que nos salio gratis, no se ve nada destacable y quizá lo más curioso fue el baile que le hacen al barco al final del recorrido. Luego antes de subir al funicular para ver la fortaleza vimos las iglesias Franciscana y la de San pedro. La primera destaca por sus enormes columnas de piedra junto al altar,
lastima que por fuera no se pueda apreciar desde ningún ángulo con perspectiva, pero el interior merece una breve visita, la segunda destaca tanto por su interior como por su elegante exterior,
junto a ella se encuentra el restaurante más antiguo de esta zona desde el año 803, lleva funcionando, el lugar al que al final no decidimos ir es muy elegante y de precios relativamente altos, acordes con la historia del lugar. Vimos el cementerio que nos resulto un lugar que hay que visitar
y entramos a las catacumbas de manera gratuita con la tarjeta, lo mejor de ellas son las vistas que se obtienen, por lo demás nada destacable.
Tras salir del cementerio llegamos a la Kapitelplatz una bonita plaza donde destacan su fuente de Neptuno y las vistas que se tienen de la fortaleza a su espalda
y un ajedrez gigante donde la gente se divertía echando alguna partida.
Ya luego subimos en el funicular que te lleva a la fortaleza todo gratis con la tarjeta. La visita a la fortaleza lleva un buen rato si lo ves todo como nosotros, nos gusto el teatro de las marionetas, algunas de sus edificaciones, conocer un poco de su historia y algunas de las habitaciones interiores como la sala y la habitación dorada. Subimos hasta el punto más alto de la torre donde se obtienen unas bonitas vistas de la ciudad.
La fortaleza de Hohensalzburg es la mayor de Centroeuropa conservada en su totalidad. Nos gusto y nos parece una de las visitas que no hay que perderse de la ciudad.
Al bajar de la fortaleza cenamos temprano en el restaurante Stiegkeller, una tradicional cervecería decorada muy bien, donde pedimos unas cervezas muy ricas por cierto y eso que nosotros no somos mucho de ella, pero era lo típico y había que probarla. Cenamos bastante bien, con una mesa con vistas a la catedral y con acierto en lo que pedimos.
Tras la agradable cena dimos un paseo más por la ciudad para llegar al mirador Mönchsberg, ya habíamos subido el otro día pero como nos gusto tanto decidimos repetir pero esta vez de manera gratuita con la tarjeta. Subimos cuando aun era de día y nos quedamos hasta que anocheció para ver la ciudad con las luces encendidas, espectacular, luego cogimos el ascensor de bajada y justo en la puerta se cogía el bus de vuelta al hotel, cuidado con los horarios pues pasan hasta un hora y con unos horarios que cumplen a rajatabla. En unos diez minutos estábamos en el hotel y a dormir. Salzburgo nos gusto mucho y fue todo un acierto haber adelantado algo en la visita del martes 10.