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Beijing
Lo primero que diría de esta ciudad es que es enormemente enorme. Más de lo que uno se puede imaginar. Las calles son grandes avenidas, aunque siempre se tiene la opción de introducirse en algún hutong y recorrer sus estrechas callejuelas.
¿Qué visitar? Nosotros empezamos por la gigantesca plaza de Tiananmen y la Ciudad Prohibida (60 yuanes). A la salida fuimos a pasear por el parque Jing Shan (entrada 2 yuanes) desde el cual puede disfrutarse de unas bonitas vistas de los tejados de la Ciudad Prohibida y luego entramos al parque Bei Hai (20 yuanes). Por la tarde recorrimos la zona de hutongs de la calle Dazhalan y alrededores.
Otro día en Beijing lo dedicamos a pasear por el barrio musulmán, donde tras recorrer un tranquilo hutong visitamos el Templo Fa yuan, el más antiguo de la ciudad. El templo nos gustó mucho. A continuación fuimos a ver el colorido Templo del Cielo (35 yuanes). A la salida nos dirigimos hacia la zona del Templo de los Lamas. Toda la calle Yonghe Gong Dajie, donde se encuentra este templo, está muy animada gracias a decenas de tiendas de incienso, ofrendas, figuras sagradas, etc. y el Templo de los Lamas es simplemente espectacular. Después de ver este fuimos al de Confucio (30 yuanes), en la calle Gouzijian Jie, y nos decepcionó bastante. Si se está por esta zona a la hora de comer, recomendamos ir al primer restaurante que hay al entrar en la calle Beixinquiao Santiao, a la derecha del Templo de los Lamas. Nosotros pedimos un arroz buenísimo con ternera y cebollita y una ración de carne de pato que cocinabas al gusto en una placa que había en tu mesa; todo nos costó 57 yuanes.
Por el día pueden visitarse muchos lugares, por la noche sí o sí hay que recorrer el mercado nocturno de Wangfujing. Ahora bien, atreverse a probar los pinchitos de escorpión o de caballito de mar es decisión de cada uno… (nosotros solo probamos el pincho de carne de serpiente y la verdad es que estaba muy bueno).
Gran Muralla.
Nos decidimos por el tramo de Mutianyu (a 70km. al norte de Beijing). Queríamos evitar Badaling que es el más turístico pero tampoco nos apetecía ir a Simatai (está más alejado de Beijing y tiene tramos no restaurados más complicados de recorrer). Contratamos la excursión con una agencia local asegurándonos que pagábamos para que nos llevaran a la Muralla sin pasar por ninguna tienda de nada. Muralla, comer y volver. Fue una decisión acertada, no estuvimos solos pero sí muy tranquilos. Mutianyu tiene 20 torres, se puede subir andando o coger un teleférico que te sube a la torre número 6. Nosotros la recorrimos desde ahí hasta la torre 19 y volvimos a la sexta para bajar en tobogán (una turistada pero que te ahorra un buen trecho de bajada).
Para comprar los billetes de tren para Xian fuimos a la estación central. Allí tuvimos que buscar la oficina que hay en la última sala de la parte derecha en la planta inferior. Por 442 yuanes cada uno tuvimos billete en litera blanda (no quedaba otra opción y eso que fuimos con tres días de antelación. Se puede viajar en asiento duro o blando o en litera dura o blanda). Los trenes para Xian salen desde la estación Oeste. Para llegar a ella hay que coger el metro hasta la parada de Military Museum y de ahí coger un taxi de los que esperan fuera o andar 15 minutos hasta la gigantesca estación Beijing Xi.
En Beijing nos alojamos en el Jade Internacional Youth Hostel (33 euros/noche la habitación privada doble). Es un hotel sencillo y su ubicación es muy buena (está a menos de 20 minutos andando de la entrada a la Ciudad Prohibida y cerca de Wangfujing).
Xian
Si hay algo que destacaríamos de esta ciudad que fue en el pasado clave en la Ruta de la Seda es su barrio musulmán. Lo componen tres largas calles (Bei Yuan Men es la principal) llenas de comercios, de vida y de restaurantes que no nos cansamos de recorrer… En él también se puede visitar la Gran Mezquita (25 yuanes).
Además de este barrio, también subimos a la Torre del Tambor y de la Campana de noche, (están mucho más bonitas así, iluminadas). La entrada conjunta nos costó 50 yuanes por persona. Si tuviéramos que elegir, la Torre del Tambor nos pareció mucho más bonita.
¿Otra visita? La que hicimos a los Guerreros de Terracota. Para llegar hasta ellos cogimos el autobús 611 (1 yuan) hasta la estación de tren y de ahí, en el parking que queda a la izquierda de la estación, el 306 (7 yuanes). Está a una hora de camino y la entrada al recinto cuesta 150 yuanes. Lo ideal es visitar primero el foso número 2, luego el 3 y por último el número 1.
En Xian nos hospedamos en Bell Tower Internacional Hostel (160 yuanes/noche habitación privada doble). La ubicación del hostel es inmejorable, pero de la limpieza mejor no hablaremos. Tienen un servicio gratuito de recogida si llegas a Xian en tren. Para ir al aeropuerto se puede coger el autobús que sale desde la puerta del hotel Melody (situado enfrente de la Torre del Tambor) y que en una horita completa el trayecto.
Lijiang
El casco antiguo de Lijiang, Dayan, es una ciudad preciosa, de cuento. En 1999 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Casas de madera, canales, farolillos, cada rincón es digno de ser fotografiado para componer una postal… el problema es que por la noche muchos locales ponen música de discoteca a un volumen tan alto que rompen la magia del lugar (y de día las mareas de turistas que la visitan acaban con ella también). Cuando mejor pudimos disfrutar de Dayan fue cuando madrugamos un poco y paseamos por sus calles estando aún tranquilas. Este lugar es el hogar del pueblo naxi, una de las pocas sociedades matriarcales que aún existen en el mundo y que posee una escritura jeroglífica propia.
Una visita interesante es la que se puede hacer a Wangu Lou, en el parque de la colina del león, una pagoda situada en el punto más alto de la ciudad y desde la que se puede disfrutar de unas vistas de los tejados de Lijiang muy bonita. La entrada de acceso a este punto cuesta 15 yuanes. Además (si no se ha pagado ya), hay que pagar una tasa de 80 yuanes para colaborar en la conservación de la ciudad antigua.
Si se visita Lijiang, recomendamos probar la carne de yak. Nosotros la comimos curada y nos encantó. También es recomendable estar a las 19.30 en la plaza central (Sifang Jie) para ver cómo las mujeres naxi interpretan una serie de danzas populares y todo el mundo se anima a bailar con ellas. Para comer y cenar hay muchísimas opciones. A nosotros para tomar algo a media tarde nos gustó mucho Sakura Café, con una carta amplísima y unas vistas muy bonitas a uno de los canales.
Aquí nos alojamos en Mama’s Naxi Guesthouse (120 yuanes/noche habitación privada doble). Leímos que lo recomendaban muchos viajeros en foros y la verdad es que nos encantó. Fuera de la habitación teníamos una mesa y unos bancos en un porche, un rinconcito del que disfrutamos mucho durante nuestra estancia en Lijiang. Vinieron a recogernos al aeropuerto en taxi por 80 yuanes. El aeropuerto está a media hora de la ciudad vieja de Lijiang.
Yangshuo
Nuestra primera impresión de la ciudad fue mala. Llegamos de noche y nos encontramos con que Xi Jie (West Street), la calle principal, albergaba tal cantidad de bares-discoteca que se hacía imposible prácticamente el poder hablar debido al ruido infernal que salía de ellos. A la mañana siguiente esta primera imagen nos cambió. Alquilamos unas mountain bikes (30 yuanes/día) para ir hasta la Moon Hill (Yueliang Shan). Todo el mundo nos indicaba un camino (el de la carretera principal) pero nosotros queríamos ir por los campos, bordeando el río. Finalmente lo conseguimos y, aunque llegamos muertos (yo más que Javi), la experiencia valió mucho la pena. Después de este recorrido, al llegar a la colina aún teníamos que subir unos 900 escalones entre un bosque de espesa vegetación y cañas de bambú (y pagar 15 yuanes de entrada) hasta alcanzar la cima. Así lo hicimos, claro. Para volver a Yangshuo esta vez sí cogimos la carretera principal y en 8 km. llegamos a nuestro destino, devolvimos las bicis y a comer.
Sitios recomendables para comer: Café China (en West Street) y Dinasty Dumpling (en Xiao Quiao Jie. Pedimos dumplings fritos de pollo y setas y pescado a la cerveza, la especialidad local. La propietaria fue a por el pescado, nos lo trajo vivo en una bolsa, cuando dimos la aprobación lo tiró contra el suelo y el marido empezó a cocinarlo. Da pena, pero la verdad es que el plato estaba buenísimo).
Al día siguiente nos fuimos de crucero por el río Li. La lluvia deslució el recorrido, la verdad, pero es cierto que el paisaje aún así es muy bonito. La excursión la contratamos con una agencia local. Salimos de la estación de autobuses de Yangshuo en furgoneta hacia el embarcadero de Nine Horse Hill y una vez en el barco el trayecto duró dos horas (precio 160 yuanes/persona). Como no acabamos de disfrutar del todo del viajecito por el río, por la tarde decidimos hacer “rafting” en una barca de bambú por el río Yulong. La ruta nos encantó, 100% recomendable (precio 150 yuanes la barca + 80 yuanes por el taxi que nos llevó, nos esperó y nos devolvió al hotel).
Por la noche existe la opción de ir a ver el espectáculo Impression Lui Sanjie. Nosotros fuimos y no nos acabó de convencer. El espectáculo (dirigido entre otros por el director de cine Zhang Yi Mou) está bien, parece la inauguración de unos JJOO, pero los miles de chinos que te rodean no callan ni un segundo durante toda la obra y no te permiten disfrutarlo nada, es más, a nosotros nos pusieron de bastante mala leche.
En Yangshuo nos alojamos en el River View Hotel (150 yuanes/noche). La habitación estaba muy bien, el baño sin plato de ducha, eso sí, el personal muy eficiente y la ubicación muy buena, ya que está frente al río y fuera de la calle Xi Jie, demasiado ruidosa por las noches. Tienen servicio de recogida desde el aeropuerto de Guilin por 280 yuanes.
Ping’An
Para llegar hasta Ping’An cogimos un autobús (20 yuanes) en la estación de Yangshuo que en 1h30’ nos dejó en Guilin. De aquí tuvimos que cambiar de estación (e ir a la de Qin Tan) para coger otro autobús (19 yuanes) dirección Longshen. No hace falta llegar a Longshen, hay que bajar en Heping (el trayecto desde Guilin dura 1h45’) y ahí coger un minibús que te deja en el aparcamiento de Ping’An (tras 40’ y 16 yuanes. Hay dos minibuses que hacen este trayecto, tienen como matrícula H50813 y CP 0577 y salen de Ping’An a las 7:30, 9:00, 11:00, 13:00, 15:00 y 17:00). Por último hay que subir a pie un camino de 15 minutos para llegar al pueblo. En el último autobús te venden la entrada que hay que adquirir para poder acceder a la zona de las Terrazas de Lonji (80yuanes).
Ping’An es un pueblo perdido entre arrozales. Por la noche, cuando se pone el sol, no hay vida en las calles y tampoco iluminación, es el momento ideal para relajarse, pero durante el día lo mejor es ponerse las pilas y recorrer algunos de los senderos que llevan a los pueblos de los alrededores. Se puede ascender al mirador Nine dragons five tigers (a 30’ del pueblo) y a partir de ahí caminar 1h15’ hasta Zonghliu. En este pueblecito conocimos a Pantachi, una mujer yao (quienes no se cortan el pelo prácticamente nunca porque es símbolo de estatus social) con la que pasamos un rato muy bueno.
Otra de las rutas que se puede seguir es la que comienza con el ascenso al mirador Seven Stars with the Moon y que tras una hora de camino desde este punto lleva a Lonji Zhuang, un pueblo casi desértico del que nos volvimos bastante rápido debido a mi miedo a perdernos y a la amenaza de lluvia…
Nos hospedamos en el Liqing Hotel número 2 (150 yuanes/noche la doble deluxe). El personal del hotel no crea un ambiente muy acogedor y el baño no tiene plato de ducha, pero la habitación y sobre todo las vistas desde la terraza que teníamos eran espectaculares. Para comer y cenar seguimos la recomendación que habíamos leído en algún foro: el Ping’An Guesthouse & restaurant. Hemos comido allí los tres días que hemos estado en el pueblo, así que ya os podéis imaginar cómo estaba la comida.
Para volver de Ping’An a Guilin se puede coger un autobús directo (matrícula C17598 o C19970. Precio 50 yuanes). Sale desde el aparcamiento de Ping’An a las 10h y a las 14h y te deja en la estación de tren de Guilin.
Hong Kong
Nuestra primera imagen de Hong Kong no pudo ser mejor. Fuimos a la avenida de la estrellas y nos encontramos con una de las postales que más nos ha impresionado de todos los lugares en los que hemos estado: contemplar los rascacielos de la isla de Hong Kong desde el muelle de Tsim Sha Tsui es una pasada. (Bueno, también diré que aprovechamos la visita para hacernos la foto friki con las manos de Jackie Chan).
Desde este lado de la ciudad cogimos el Star Ferry (3 $HK) para cruzar a la isla de Hong Kong. Andando llegamos al mercado de las calles Graham. St. y Gage St., y de ahí al bonito templo de Man Mo (es curioso porque tiene cientos de conos de incienso colgando del techo). Nuestro itinerario continuó por Hollywood Street hasta llegar al mercado Sheung Wan. Por la tarde más mercado callejero, esta vez el de Bowring St. y un paseíto por Wan Chai, el antiguo barrio rojo de HK. Ya por la noche fuimos a ver los mercados de Jade y de Temple Street (realmente son pocos puestos que venden lo mismo: camisetas, bolsos de imitación, imanes, souvenirs, etc. pero la zona está animadilla).
¿Qué más se puede ver en HK? Puf, muchas cosas, ahora bien, no seremos nosotros quienes recomendemos el mercado de las flores o de los pájaros. No nos gustó nada. Sí nos gustó, sin embargo, el templo Wong Tai Sin. Y nos hubiera gustado que nos gustara también el Gran Buda de la isla de Lantau. Y digo esto porque después de hacer dos horas de cola para coger el teleférico (125 $HK cabina standard, la de suelo de cristal cuesta 188$HK) que te lleva hasta arriba, había tantísima niebla que no pudimos ver absolutamente nada, solo intuir que ahí estaba el Buda… (nuestro consejo sí o sí es comprar las entradas por Internet, para evitar esta cola tan larga o ir a primerísima hora de la mañana). Al menos sí vimos el Monasterio Po Lin y sí nos gustó. Se puede subir también al pico Victoria. Nosotros lo hicimos pero tampoco tuvimos suerte con las nubes. No pudimos ver prácticamente nada, pero el trayecto en el tranvía (65$HK tranvía + acceso al mirador una vez llegas arriba) estuvo bien.
También puede recorrerse Upper Lascar Row (Cat Street), llena de puestecitos y tiendas de souvenirs más auténticos y antigüedades, pasear por el mercado callejero de Tai Yuen, o entre los gigantescos centros comerciales de Causeway bay.
Cada noche, a las 20h, desde el muelle se puede ver un “espectáculo” de música y luces que tiene como protagonistas algunos de los rascacielos de la isla de HK. Es muy friki, pero cada noche se congregan en Tsim Sha Tsui cientos de personas para verlo.
Por la noche también está muy bien acercarse a la zona de Lan Kwai Fong. Está animadísima, llena de restaurantes y bares y de gente. Nosotros cenamos en Al’s Dinner, en D’Aguilar Street, donde aseguran hacer las mejores hamburguesas de la ciudad.
Para comer. El restaurante indio Gaylord, (1/F Ashley Centre, 23-25 Ashley Road, Kwoloon). Está recomendado por la guía Michelín, y a partir de ahora por nosotros también. Todo estaba delicioso (sobre todo el cordero madras). Uno más, el japonés Itacho sushi, en Hennesy Road. También muy bueno y con una muy amplia variedad de productos en su carta. Además fuimos al restaurante con estrella Michelín más barato del mundo, se llama Tim Ho Wan y está en el 2-20 de Kwong Wa Street. Nos tocó hacer una hora de cola porque no se puede reservar. Cenamos cuatro platos por unos 7 euros los dos. ¡Ah! Ojo si no te gusta el cilantro: de los cuatro platos que pedimos tres llevaban, y además no en poca cantidad…
En HK nos alojamos en el Butterfly on Prat Boutique Hotel (1420 $HK/noche). La habitación estaba chulísima. La ubicación también es muy buena, está a 5 minutos de la parada de metro de Tsim Sha Tsui, en Kowloon.
Shanghai
Shanghai fue nuestro último destino. En él aprovechamos para pasear por el Bund, para recorrer la zona del bazar, su templo del Dios de la Ciudad y los Jardines Yu Yuan (40 yuanes), para ver el templo Jing’an, recorrer Nanjing Road, ver la Plaza del Pueblo y cruzar al futurista Pudong.
Comer. Sin duda recomendamos tomar dumplings en Nanxiang Steamed Bun Restaurant, en la zona del bazar. Para cenar en el Bund, el restaurante teppanyaki La Fuga (en la orilla del lado de Pudong) está genial.
Aquí dormimos en un hotel recomendable 100%, el SSAW Hotel Shanghai (508 yuanes/noche). Una habitación amplia, bonita, un hotel con instalaciones muy cuidadas, y una ubicación muy buena: a 20 minutos andando del Bund y muy cerca de Yu Yuan.
Más datos:
Para visitar China se necesita visado. Hay que solicitarlo a la Embajada de China o bien puede tramitarse a través de alguna agencia. El precio varía según si se necesita de una o múltiples entradas. Si durante el viaje se visita Hong Kong y luego se vuelve a cualquier ciudad china es necesario el segundo tipo.
Vuelos. Para comprar con antelación cualquier vuelo interno puede utilizarse la web www.elong.net/. Nosotros tuvimos que comprar diferentes vuelos estando ya en China y el precio no fue mejor que el que habíamos encontrado en esta web semanas antes.
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