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Un poco de historia
Aunque haya quién quiere remontar la fundación de esta nuestra villa hasta los tiempos de los griegos, la primera constancia firme de su fundación nos lleva hasta el emir omeya Muhammad I quien buscaba un lugar donde asentar una fortaleza defensiva que asegurase el camino hacia Toledo. El actual emplazamiento del palacio real cumplía todos los requisitos necesarios: altura y suministro constante de agua. Y aquí levantó su alcázar, fundó una medina, la rodeó de una muralla y le dio el nombre de Mayrit. Estamos en el siglo IX y acabamos de presenciar la fundación de la que, con el tiempo, llegará a ser la capital de España.
La antigua muralla árabe abarcaría el terreno situado alrededor del Palacio Real, con la puerta de Alvega en lo que hoy es la Cuesta de la Vega, llegaría hasta la actual calle del Factor que hace esquina con la calle Mayor y en donde estaría la mezquita (posteriormente iglesia de Santa María) y la consiguiente puerta (Valnadu), para desde allí volver de nuevo a la zona del Palacio Real dando un rodeo amplio. Por último, y dando hacia la zona norte, estaría la puerta de la Sagra.
A finales del siglo XI, Alfonso VI conquista definitivamente la ciudad y se inicia la construcción de una segunda muralla que acogiese a los arrabales cristianos que habían crecido extramuros de la antigua. Esta segunda muralla abarcaba una territorio mucho más amplio, casi cuadruplicaba la superficie de la anterior, y se accedía a ella por las puertas de la Vega, de Moros, Cerrada, de Guadalajara, y la de Valnadú.
¿Porqué los madrileños son gatos?
Hay varias opiniones al respecto pero a mí me gusta la que cuenta que durante el asedio cristiano de las tropas de Alfonso VI a la ciudad hubo un madrileño cristiano que se encaramó a las murallas trepando por ellas con tan agilidad que parecía un gato. Asombrado el rey de tal hazaña otorgó el título de “gato” a los nacidos en este lugar recién conquistado
El trajín de los perros, cristianos y moros
Como podéis imaginar los moros no dieron la plaza por perdida así como así e intentaron su reconquista de forma tenaz y constante durante todo el siglo XII. La primera fue en el 1090 y resultó infructuosa, la segunda tuvo lugar en el año 1109 y las tropas sitiadoras se asentaron en lo que hoy llamamos El Campo del Moro y con esto queda claro el porqué de nombre tan particular. Esta segunda intentona tuvo mayor éxito pues los musulmanes llegaron a conquistar el alcázar y a tomar posesión de él pero duró poco pues una epidemia de cólera les hizo desistir. En los años posteriores hubo otros intentos que tuvieron un mayor o menor éxito.
¿Y qué tiene esto que ver con los perros? Pues muy sencillo, cada vez que las tropas cristianas o moras conquistaban el enclave, asentaban sus reales en el alcázar y la zona aledaña del Cerro de la Vega y expulsaba a los perros cristianos o moros, según fuese el caso, al cerro de las Vistillas, perros que cambiaban de nombre y ubicación con la siguiente conquista.
El milagro del Alholí musulmán
Durante el asedio que sufrió la ciudad en el año 1197 por parte de Almanzor, la ciudad estuvo a punto de ser rendida por hambre. Ante la inminente hambruna la población se dirigió a la antigua mezquita, ahora convertida en Iglesia de Santa María para rezarle a la Virgen y que esta les sacase del apuro. Mucho y con grande devoción debieron rezar los madrileños de entonces pues apareció un antiguo Alholí repleto de trigo que espantó el fantasma del hambre. Gentes incrédulas dicen que se debió a la industria de algunos que recordaban la antigua ubicación del granero pero los madrileños bien nacidos saben que fueron unos ángeles bajados del cielo los que encontraron el trigo y, naturalmente obra milagrosa de la Virgen de la Almudena.
Recorrido
Poco, muy poco queda de la época medieval, tanto de la musulmana como de la cristiana. Apenas algunos restos de muralla, alguna iglesia, un palacio y los nombres de las calles que han perdurado hasta nuestros días. Intentaré visitar los pocos lugares en los que se conserva algún vestigio a la vez que recorremos las calles y daré alguna referencia sobre su pasado medieval, con independencia de que estos lugares hayan tenido también importancia en otras épocas, principalmente en la de los Austrias, pero esto queda para otro recorrido diferente, aquí me ceñiré a esta etapa histórica.
Importante detenernos junto a las placas explicativas que ha puesto el Ayuntamiento de Madrid pues hacen referencia a acontecimientos históricos que pueden ilustrarnos sobre este recorrido. Placas amarillas con forma de rombo.
Empezamos nuestro recorrido en la Plaza de Isabel II, metro Ópera para así poder visitar los restos árabes que se conservan en el subsuelo y nos ahorramos el billete.
Plaza de Isabel II
En esta plaza se han encontrado restos de las canalizaciones de agua de la época musulmana (viajes de agua) del siglo XII junto con la fuente de los Caños del Peral, bastante posterior, ya del siglo XVI, y que se puede visitar en el llamado museo de los Caños del Peral que tiene su acceso por la estación del metro.
Para ver este museo es necesario entrar en la red de metro y pagar el billete. Podéis encontrar más información sobre este museo en este enlace.
www.losviajeros.com/Tips.php?p=892
Una vez visto salimos a la plaza y dando la vuelta al Teatro de la Ópera, por la calle Carlos III llegamos a la
Plaza de Oriente
Iniciamos nuestro recorrido en este punto ya que en su subsuelo, con motivo de la construcción de un aparcamiento subterráneo, aparecieron restos de la antigua muralla árabe. Para ser más exactos son los restos de una de las atalayas de la muralla, es del siglo XI y está construida con piedra caliza y silex.
Recorremos la calle Bailén en dirección a la catedral de la Almudena y a su lateral encontramos la Cuesta de la Vega y
La Puerta de la Vega
Aquí, en este lugar estuvo situada la Puerta de la Vega de la que se conservan algunos restos de la muralla árabe del siglo IX. Estos restos fueron descubiertos en 1953 durante la demolición del palacio de Malpica y son los restos más antiguos que se conservan en nuestra ciudad. Una de estas placas amarillas ofrece un recuerdo del fundador de la ciudad, el ya mentado emir Mohamed I.
Enfrente de estos restos se encuentra la Cripta de la Almudena y en cuyo interior se guarda una pintura del siglo XIII conocida como la Virgen de la Flor de Lis y que, originalmente, estuvo en la iglesia de Nuestra Señora de la Almudena.
La Virgen de la Almudena
Regresando a nuestro recorrido cruzamos la calle Bailén y entre esta calle y la calle Mayor se encuentra otra mucho más corta y estrecha: la calle de la Almudena. Pues bien, en esta calle estuvo situado el primer templo que se levantó en el siglo XII en honor de la Virgen de la Almudena y que tuvo por nombre Santa María de la Almudena y del que quedan apenas unos restos protegidos por una verja.
Cuentan las crónicas que los cristianos de la zona al ver que la conquista por los musulmanes era ineludible, decidieron esconder una imagen de la virgen en un lugar inaccesible para los conquistadores y lo hicieron en la muralla. Cuando Alfonso VI reconquistó la ciudad la imagen apareció milagrosamente y le dieron el nombre de Almudaina, nombre en árabe de la muralla. Para mí que existe un inconveniente y es que la muralla la levantaron los árabes así que digo yo que como pudieron esconderla en la muralla si todavía no existía.
Torre de Narigues
Volvemos a la calle Bailen y yendo en dirección al Viaducto encontramos la Cuesta de Ramón, paralela a la calle de Segovia y que nos lleva hasta los restos de la llamada Torre de Narigues, resto de la antigua muralla pero los estudiosos no se ponen de acuerdo si es de origen árabe o cristiano. También podemos llegar siguiendo la calle de Segovia abajo y a la mano izquierda tenemos las ruinas.
Volvemos de nuevo por la calle Bailén y cruzando el viaducto llegamos al
Barrio de la Morería.
Este barrio estuvo situado extramuros de la muralla, como uno de los muchos arrabales que se crearon con el crecimiento de la ciudad y que, en un principio era un arrabal cristiano (aquí nació San Isidro) pero con la conquista cristiana se convirtió en un arrabal moro (por aquello del trajín de los perros moros y los perros cristianos) y con el nombre de barrio de la morería se quedó.
Del antiguo barrio solo nos queda el trazado: callejuelas estrechas y retorcidas, típicas de la construcción árabe que facilitaban la sombra y las corrientes de aire.Nombres evocadores que nos hablan de otros tiempos y costumbres:
Calle de la Morería
Esta calle estaba extramuros, pegada a la muralla y era el inicio del barrio de la Morería.
Calle de los Mancebos
Llamada así porque aquí estuvieron presos dos mancebos que atentaron contra la vida del rey Enrique I de Castilla, arrojándole una teja cuando pasaba por debajo del Palacio Episcopal de Palencia. En el nº 3 de esta calle se puede ver un trozo de la muralla original medieval. Sobre ella se ha levanta un edificio de pisos.
Plaza de los Carros
Antiguamente formaba parte de la Puerta de Moros y en esta zona se colocaban los villanos que alquilaban sus carros para todo tipo de transportes, de ahí su nombre.
Plaza Puerta de Moros
Esta plaza está situada sobre el solar que ocupó en su día la Puerta de Moros de la muralla medieval.
Estas dos últimas plazas forman un espacio único por lo que es difícil distinguir dónde empieza una y dónde termina la otra.
Plaza del Humilladero
Situada junto a la Plaza de Puerta de Moros formando casi un único espacio. Recibe este nombre por una antigua ermita o humilladero que hubo en el lugar.
Cava Baja
Las Cavas, tanto la alta como la baja eran las antiguas minas que tenían los árabes para entrar y salir de la ciudad en tiempo de guerra y también el nombre “cava” se refiere a los fosos que se cavaban cerca de los muros de la muralla para ofrecer mayor protección frente a los proyectiles lanzados desde la muralla.
Durante el siglo XIV estuvo en esta calle el Pósito de la Villa, así como el “peso de la harina” hasta el siglo XVII. Este pósito se convirtió luego en una de las más famosas posadas de la ciudad: la Posada del Dragón. Toda la calle estaba llena de posadas y paradores pues de esta calle partían y llegaban las diligencias para El Escorial, Segovia, Illescas, Navalcarnero y otros muchos destinos. Así que no debe extrañarnos la cantidad de mesones que hoy podemos ver en este lugar, la tradición viene de antiguo. Actualmente se conserva la Posada de la Villa que, aunque data de 1642, sigue en funcionamiento como restaurante.
Puerta Cerrada
El nombre se conserva desde el siglo XVI y proviene de una puerta de la muralla que estuvo cerrada durante mucho tiempo ya que tenía varias vueltas y, por tanto, facilitaba que en ella se escondiesen los rateros para capear (quitar la capa) a los que por ella entraban o salían.
A propósito de esto hay unos versos de Tirso de Molina que dicen
“Como Madrí está sin cerca -A todos gustos da entrada;
Nombre hay de Puerta Cerrada-Mas pásala quién se acerca”
Desde aquí tomamos la calle del Nuncio hasta la Travesía del Almendro y entramos en esta calle para llegar a la
Calle del Almendro
En el número 15-17 de esta calle hay una reja que protege uno de los trozos de la muralla que todavía se conservan, aunque en muy mal estado de conservación.
Justo en la esquina con la Plaza de San Andrés nos adentramos en la
Costanilla de San Pedro
Recibe el nombre de la iglesia de San Pedro el Viejo que podemos contemplar al final de la cuesta y que es uno de los pocos ejemplos de mudéjar que tenemos en Madrid y, junto con la cercana de San Nicolás de los Servitas, una de las iglesias más antiguas de la capital.
Volvemos sobre nuestros pasos para llegar a la
Plaza de San Andrés
Recibe este nombre por la Parroquia de San Andrés que estuvo en su día en este lugar y era una de las iglesias más antiguas de Madrid, fundada en 1202, y en cuyo cementerio fue enterrado el santo patrón de esta villa: San Isidro Labrador. Posteriormente, durante la Guerra Civil, la iglesia fue destruida totalmente y solo se mantuvieron en pie la Capilla del Obispo gótica del siglo XVI y la de San Isidro del siglo XVII y en cuyo interior una reja nos recuerda el lugar exacto de este enterramiento.
San Isidro Labrador
San Isidro nació en Madrid durante la ocupación árabe por lo que nos encontramos ante un santo mozárabe o converso. De una familia muy humilde se ganó la vida como pocero y labrador, al servicio de la familia Vargas. Esta familia tenía su casa junto a la iglesia de San Andrés y en ella vivió el santo y tuvo lugar uno de sus mas conocidos milagros, cuando su hijo, el futuro San Millán, siendo un bebé se cayó al pozo. El santo y su esposa, Santa María de la Cabeza, rezaron en unión junto al pozo y el agua creció y creció hasta desbordar y sobre ellas, milagrosamente vivo, se encontraba el niño.
El Museo de los Orígenes o de San Isidro.
Sobre el solar que ocupó la casa de la familia Vargas, se levantó en el siglo XVII otra, esta vez por la familia de los lujanes, y en ella se conserva el pozo milagroso. Es museo está situado en esta casa y la entrada es gratuita y ofrece una visión por la historia de a ciudad, desde sus primeros habitantes hasta el establecimiento de la Corte. A penas nos llevará media hora su visita y bien merece ese ratito. Para más información sobre este museo podéis leer este artículo.
www.losviajeros.com/Tips.php?p=893
Llegamos de nuevo a la Plaza de los Carros y desde aquí seguimos por la
Costanilla de San Andrés
Se llama así por ser una calle estrecha y estar situada al costado de la Iglesia de San Andrés. En esta calle hay una placa que nos recuerda que aquí vivió Ruy González de Clavijo quién viajó hasta la lejana Samarkanda como embajador de su rey Enrique III, viaje que le llevo 3 años, desde 1403 hasta 1406 para encontrarse con que el Kan había muerto y su viaje no sirvió para nada, bueno para recorrer mundo.
Plaza de la Paja
Antiguamente formaba parte de la Costanilla de San Andrés y en esta zona se celebraba el mercado de la paja, precisamente por ser la parte más ancha de este calle, debido a esta actividad el pueblo dio en llamarla Plaza de la Paja.
Calle Redondilla y Calle del Granado
Al parecer el nombre de ambos proviene de unos jardines que hubo en época medieval en los que había una pequeña plaza o “Redondilla” y un hermoso granado.
Cuesta de los Caños Viejos
En esta calle estuvo situada, en su día, la fuente conocida como de San Pedro, los “caños viejos” pues su antigüedad se remontaba al siglo XI, siglo en el que dichos caños estuvieron situados en Puerta Cerrada y fueron trasladados, posteriormente, a esta calle.
Plaza del Alamillo y Calle del Alamillo
Su nombre proviene de cierto álamo que estuvo situado en esta zona.
Plaza Cruz Verde
Esta plaza era en otro tiempo un descampado y se utilizaba para celebrar alguno de los autos de fe de la Inquisición precisamente los llamados “autillos”, autos menores. Al parecer en algún momento se levantó allí una cruz pintada de color verde y con el nombre se quedó.
Calle del Rollo
Estrecha calle, típica de este barrio que guarda un pequeño y tranquilo jardín, escondido tras la entrada a la Agencia Tributaria.
Desde aquí accedemos a la Calle del Sacramento y tomamos la
Calle del Puñonrostro
Recibe este nombre porque aquí estuvo el palacio del conde de Puñonrostro, cronista que fue de los Reyes Católicos, D. Fernando del Pulgar. Es una de las calles madrileñas que mas me gusta, estrecha y con un nombre evocador.
Calle del Codo
Otra típica calle estrecha y retorcida que nos lleva directamente a la
Plaza de la Villa
Accedemos a esta plaza de enorme sabor desde la calle Mayor y nos encontramos con un espacio rectangular con la Casa de la Villa a nuestra derecha, del siglo XVII y hasta hace muy poco tiempo sede del Ayuntamiento de Madrid.
Este edificio es un claro ejemplo del barroco madrileño y se construyó por orden de Felipe IV como indican los escudos que adornan la fachada. Y esta misma fachada nos dice que su coste fue muy elevado por la gran cantidad de granito empleado en su construcción. Tanto fue su coste que hubo que aprovecharlo y darle un doble uso: Cárcel de Villa y Ayuntamiento de Madrid, así un solo edificio daba cobijo a diferentes ciudadanos, puede que algunos un poco mas honrados que los otros. Como testimonio quedan las dos puertas de entrada que ostenta ese edificio. De todas formas esta situación duró poco pues la delincuencia en el Madrid del XVII estaba tan extendida que pronto se quedó pequeño el edificio y hubo que levantar otro, del que hemos hablado más arriba.
a nuestra izquierda la Casa y Torre de los Lujanes, posiblemente el edificio más antiguo de Madrid, del siglo XIV y de estilo gótico-mudéjar en el que cuenta la tradición que estuvo prisionero Francisco I, rey de Francia.
al frente la Casa de Cisneros llamada así por pertenecer a la familia del famoso cardenal Data de 1537 y su fachada principal se encuentra en la calle del Sacramento. Originalmente este palacio no tenía fachada a esta plaza y a principios del XX se abrieron los actuales huecos, siguiendo un criterio historicista. Este edificio está unido a la Casa de la Villa por medio de un pasadizo también de principios del XX.
Calle Mayor
Esta calle tiene un origen incierto, al menos no hay anécdotas especiales referidas a la época medieval pero si puedo contaros que terminaba en la antigua Puerta de Guadalajara, la más hermosa de todas las puertas de la ciudad y que miraba hacia la ciudad vecina del mismo nombre. Fue derruida por orden de Felipe II para evitar la picaresca que permitía a los madrileños evadir impuestos, pues vendían las mercancías en la vecina Plaza del Arrabal (hoy Plaza Mayor) y así evitaban el pago del portazgo.
Y como ya llevamos mucho recorrido y estaremos cansados, podemos acercarnos a la esquina de esta calle con la del Sacramento en donde encontraremos una cervecería que ofrece un amplio surtido de cervezas de importación, entre ellas belgas que me vuelven loca. Un alto en el camino regado con buena cerveza, que nos lo hemos ganado.
Calle de San Nicolás
Recibe este nombre por la iglesia de San Nicolás de los Servitas, la iglesia mas antigua de Madrid pues su torre-campanario data del siglo XII. Esta torre es de estilo mudéjar y consta de 3 cuerpos aunque sólo dos de ellos son visibles desde la calle. Apenas puede verse con amplitud pues está rodeada por callejuelas estrechas y típicas, uno de los rincones menos conocidos de este Madrid nuestro.
Desde este punto nos vamos por la calle del Factor para dirigirnos hacia la
Calle Rebeque
Aquí, en esta calle de Rebeque volvemos a encontrar otra placa que nos indica dónde estuvo la puerta de la Xagra que daba acceso a la zona musulmana de la ciudad y que fue demolida en el siglo XIV cuando ambas zonas pasaron a convertirse en una sola.
Muy cerca están los Altos de Rebeque en donde se conservan restos de la muralla y que se sitúan bajo una elevación del terreno.
Continuamos por la Calle Noblejas y la plaza de Ramales para llegar a la
Calle Vergara
En la esquina de esta calle con la calle de la Unión encontramos una de esas placas amarillas que nos dice que aquí estuvo la puerta de Valnadú o puerta de las Atalayas, puerta de la muralla cristiana y derribada a mediados del XVI.
Y volvemos de nuevo a la Plaza de Isabel II en donde se encuentra la
Calle de la Escalinata
En esta calle, entre los números 13 y 21 pueden verse restos de la muralla.
Y con esto hemos llegado al final de nuestro paseo.
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