El dia amanece tormentoso, pero hay expectación. Hoy toca visitar el mercadillo de Sarlat de los Sábados, un evento tradicionalmente gastronómico, que no defrauda en absoluto.
Cuesta un poco aparcar cerca del caso medieval, pero los parkings del cementerio al oeste están medio vacios. Llueve. Diluvia. Son tormentas que a ratos dejan pedazitos de sol. La Rue la Republica esta atestada de puestos, perfectamente organizados, la mayoría de objetos, telas, ropa, bebidas, crepes, chacinería, quesos, etc..
Los puestos tienen toldos elegantes, cuando no gigantescas sombrillas, están puestos con bastante gusto, y no se oye el típico bullicio, pero se recorre fácil. Nos tomamos un chocolate, que lo mejor que puedo decir es que estaba calentito, debo confesar que desde que voy por Francia, nunca he conseguido tomarme uno decente.
Compramos algo de queso de nueces, de trufa y quesitos Rocamadour en un puesto situado en la plaza de la Petite Rigaudie, para picar a la noche, y nos zambullimos en el casco mediaval.
El escenario cambia, también el tiempo que nos da un respiro, que durará hasta el final del viaje y ahora los puestos sobretodo de foie gras, trufas, pasteles de nuez, y tambien de chacinería, comida preparada, e incluso de pescado, inundan el ambiente. Se lleva la palma, la antigua iglesia de Sainte Marie que ahora es un mercado cubierto, muy coqueto, que tiene una puerte gigante fruto de controversia entre los vecinos de Sarlat, por lo esperpéntico de sus dimensiones. Juzguen ustedes mismos.
La plaza de la libertad, pulmón del casco mediaval es un hervidero de gente. Aunque puede uno casi almorzar, picando entre puestos, todos te ofrecen que pruebes, procuramos resistirnos, porque hoy nos vamos de restaurante.
Vamos un poco tarde y sin previa reserva, optamos por "Le Medieval" en 3 Rue Olivier, en un lateral de la catedral. Probamos ensalada de foie gras, sopa de ajo, confit de canard, delicioso por cierto, con sus patatas sarladesas, y su verdurita con trufa. Los menus arreglados, buena relación calidad precio, y el restaurante más que correcto.
Decidimos descansar un poco en nuestra estancia en el bosque, para afrontar la tarde con ganas. Al final optamos por visitar de tranqui algunos pueblos más al norte de Sarlat, dejándonos guiar por la dueña del alojamiento donde estabamos. Nos acercamos a Saint-Armand-de-Coly. De nuevo no hay casi nadie. 2 coches en el parking. Mejor.
Tras sobrepasar una curva a la entrada del pueblo, se alza majestuosa la iglesia de la abadía. El contraste con las casitas de cuento que conforman el pueblo es brutal. La abadía que está fortificado, tiene dependencias adyacentes, una de ellas sirve de escuela.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Impresiona la iglesia. Entramos y el escenario es tenebroso, por un momento parace que voy a encontrarme a los personajes de Umberto Eco de su célebre libro "El nombre de la rosa"

Nos desplazamos a Saint-Genies. El pueblo es muy acogedor, y está dominado por un conjunto de iglesia y castillo que sirve de restaurante, realmente bonito.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Como tenemos devoción por las panaderías, quien no en Francia, tentamos la primera boulangerie que encontramos y metemos al zurrón baguette de campagne, una mezcla entre baguette y pan rústico y algunos croissants para el desayuno. Tiramos de cámara, y regreso al alojamiento, que mañana toca carretera para acercarnos al vecino parque natural del Quercy, nos espera una excursión maravillosa.
Tras picar un poco de las compras del día, pan y queso francés, que delicia!!, nos da un siroco y nos plantamos en Beynac para ver el pueblo iluminado de noche. No defrauda. Todavía hay gente cenando en los restaurantes a la orilla del rio, y nos damos una vueltecita por la ciudad medieval. Como casi siempre, hacemos un poco el ganso, disfrutamos de la soledad del pueblo a la luz de las farolas y volvemos. Nos espera un día apasionante.