Guilin ✏️ Travel Journeys of China

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Programa: -visita a la Gruta de la Flauta de Caña, la Colina de la Trompa de Elefante, la Colina Fubo. Traslado al aeropuerto, llegada a Hangzhou, recepción, traslado al hotel y alojamiento. Día 6 de mayo. Lunes.

El día de hoy comienza en la recepción ya con las maletas preparadas, dispuestos a regresar a Guilin para ver unas cuantas cosillas, comer y coger el avión para Hangzhou. Como siempre vamos hablando por el camino y nos enteramos, entre otras cosas, de que en China hay un mercado negro de matrículas. ¿Matrículas? ¿de honor, en los colegios? ¿robadas para falsificar coches? No, nada de eso. Otra vez las supersticiones generalizadas que hacen que pueden pagarse muchos miles de yuanes por una matrícula con sólo “8” porque este número atrae a la riqueza, o que nadie quiera una matrícula con algún número “4” porque da mala suerte. Así que la gente pide una matrícula (aunque no vaya a comprar un coche) y luego vende el número al mejor postor.

Charlando se nos va el tiempo en un plis plas y llegamos a Guilin en donde visitamos en primer lugar

El Parque de la Trompa de Elefante

Este lugar es un parque como puede ser el Retiro, la Casa de Campo o cualquier otro parque que haya en vuestro pueblo. ¿Cuál es el motivo de que lo incluyan en los recorridos turísticos? Ni idea.

Hay una leyenda que cuenta que un rey pasó por este lugar y uno de sus elefantes cayó enfermo así que el rey lo abandonó para que muriera pero unos campesinos lo cuidaron y el elefante recobró la salud, así que el rey exigió que el animal le fuera devuelto. Pero, claro, el bicho era grande pero igual de listo así que se negó y el malvado rey le dio muerte en este mismo sitio y el elefante se convirtió en piedra.


Dice también la leyenda que la Stupa que se encuentra en lo alto de la colina es el puño del rey clavando su espada.


Es un parque agradable, muy verde, con plantas por todos lados, puentes, canales,


lleno de esculturas que hacen referencia al amor y los enamorados y el guía se ofrece a sacarte fotos aquí y allí y tal, y ya está, visto todo.

Yo pregunté que como es que cobraban entrada para pasar a un parque, que creía que los parques eran públicos y Juan me contó que los chinos son muy sucios, que tiran los papeles al suelo y escupen y todo lo demás y que cobrando entrada se restringe el acceso a una parte muy reducida de la población y así lo pueden mantener limpio.

Me contó que hay parque abiertos al público pero que están en un estado bastante precario.

La Colina Fubo

Esta es otra de esas visitas que programan en la agencia y yo me esperaba más de lo mismo, otro lugar bonito y tal pero sin ningún interés particular. Pero me equivoqué, ahora os cuento.

Toda esta colina es una de esas formaciones kársticas que os comenté en otra etapa anterior y parte de la colina está en tierra y otra sobre el agua.


Lo primero que hay nada más llegar es una estatua del General Fubó, que da nombre a la colina y el guía nos cuenta que este general de la dinastía Han (200 a.c.-200 d.c.) pasó por este lugar y quiso probar el filo de su espada arremetiendo contra una de las columnas de la misma y que el filo era tan fino que la cortó de lado a lado y desde entonces puede verse esa columna partida.



Dentro de esta colina hay una cueva denominada “Cueva del regreso de la Perla” o “Cueva de la Perla devuelta” o algo parecido, os cuento: dice la leyenda que un pescador de la zona se refugió de la tormenta en la cueva y encontró a un anciano durmiendo junto a una perla de gran tamaño y que se la robó y se la llevó a su casa, pero tuvo que regresar a devolverla cuando le contaron que allí vivía el rey dragón y que montaba en cólera cuando alguien la robaba las perlas.

En esta colina se situa el templo Marquís, que data de la época Tang, entre los siglos VII y VIII de nuestra era. Es curioso ver un templo dentro de una cueva con las imágenes colocadas en nichos y demás, diferente a los otros templos que hemos visitado hasta ahora.


Y al fondo de la cueva se encuentra la Cueva de los Mil Budas que, sin llegar a tantos, contiene 250 estatuas de buda, la mayoría de ellos esculpidos durante las dinastías Tang y Song (617-1215). Esta parte de la cueva es la más interesante de todo, todas las paredes están cubiertas de imágenes de buda, sentado, de pie, meditando, a la altura de nuestras cabezas o encaramados casi en el techo de la cueva o a nuestros, pies.



Y desde aquí se obtienen bellas vistas del río Li


Por último unas escaleras te permiten acceder hasta la cima y desde allí sí que se divisan magníficas vista de la ciudad. Yo no subí, que con mi pata chula no pude, pero Jose se que se subió las escaleras hasta arriba del todo.


Bueno, no sé si os habéis dado cuenta de que el tiempo está nublado, no se ve el sol, hay brumas mañaneras y niebla meona y algún chaparroncillo de nada ha caído en este tiempo. Nuestro guía dice que hemos tenido suerte que google decía que nos íbamos a mojar de todas, todas, pero hasta ahora hemos podido capear el temporal. Así que yo tan contenta.

Hoy nos vuelven a llevar a comer a un lugar del que no hay nada que reseñar: más de lo mismo. Pero por el camino vemos una colina que está llena de piedras con inscripciones y cintas de color rojo. No cuentan que eso es un cementerio en China los cementerios pueden estar en medio de las ciudades porque ellos utilizan la tierra baldía para ese menester ya que la tierra cultivable es necesaria para los vivos. No pude hacer muchas fotos ni tan siquiera buenas, porque no había forma de para el coche, pero bueno, una si hice.


Y ahora toca visitar

La Gruta de la Flauta de Caña

Comentaros igualmente que esta gruta es el producto típico de las formaciones kársticas de la zona y una de las más grandes que hay en esta provincia. Además han decidido iluminarla con luces de neón que desvirtúan la propia naturaleza de la cueva.


Es cierto que esas luces permiten ver mejor aquellos lugares que pueden tener algún significado especial, pero los significados no son más que las elucubraciones de los chinos sobre que si esto parece una cortina, aquello un campo de coles, lo de más allá un león o un perro, o cualquier otra cosa que se les antoje.



Al final hay una zona iluminada que se refleja en las aguas de un lago subterráneo y forma una imagen muy espectacular.


Reseñar que esta cueva tiene un significado muy especial para las gentes del lugar pues, durante la invasión japonesa, utilizaron la misma para esconderse de los nipones y muchos salvaron la vida gracias a ello.

Y con esto y un bizcocho, ….Pues se acabó nuestra visita a Guilin, ya lo hemos visto todo o, al menos, lo que nos han enseñado y nosotros hemos contratado. Si os dais cuenta en este viaje no se ha hecho ni una sola variación sobre el programa propuesto y todo ha marchado estupendamente.

Avión Guilin-Hangzhou

Ahora nos toca coger el avión para Hangzhou, nuestro último vuelo interno pues el resto de los desplazamientos los haremos en tren. Cuando se tiene un guía competente todo marcha sobre ruedas y hacemos el cheking sin problemas y accedemos a la terminal en un santiamén.

Aquí estamos esperando nuestro avión junto a la puerta de embarque y leyendo nuestro libro tranquilamente cuando, de repente, se arma una barahunda tremenda: gritos, chillidos, risas, risotadas, un follón alucinante, me vuelvo y son una familia china de unas 10 personas que han tomado el espacio como propio y deben estar todos sordos, a juzgar por el tono de voz que usan para hablar. Es tal el ruido que busco en mi bolso unos pañuelos de papel y me pongo unos trozos en los oídos, de verdad que en mi vida había oído algo así, y mira que soy de pueblo y estoy acostumbrada a que se hable alto.

Esperamos con paciencia y por fin llaman para acceder al avión. Todos nos ponemos en fila ordenadamente, todos: chinos y extranjeros, menos la familia de marras, que se pone en un lateral y pretende colarse, con tan mala fortuna que lo intentan junto a mí, así que le suelto un codazo al primero que lo intenta, coloco las maletas a un lado y le impido el paso. Me miraba como si fuese marciana, debió de pensar que los turistas somos tontos y nos vamos a dejar. Pues no, que para algo estuve haciendo prácticas de codo en Madrid.

Entramos en el avión y este grupo se comportó como si no hubiesen montado nunca en avión: se negaban a ponerse el cinturón, a sentarse, hablaban en entre ellos a grito pelao desde sus diferente asientos, vamos un viajecito fino. Lo peor fue cuando se inició el aterrizaje que se negaron a sentarse y, por supuesto, a ponerse el cinturón. Las pobres azafatas estaban desesperadas y sólo consintieron en sentarse cuando vino el sobrecargo, pero se volvieron a levantar en cuanto se marchó.

Como siempre no tuvimos problemas para recoger las maletas y nos estaban esperando para llevarnos a nuestro hotel en Hangzhou

Hotel Wuyang

Voy a poner la dirección porque hay varios hoteles con este nombre en Hangzhou y es importante distinguirlos: Qing Chun Road, Xia Cheng District.

Poco os puedo contar de este hotel salvo que no me gustó, no me gustó nada. Y no se porqué. La recepción era como todos los hoteles que ofrece CITS: grandes espacios llenos de mármoles y dorados por todas partes, la habitación era como cualquier otra, amplia, con dos sillones, ventana, escritorio, armario, baño completo con todo tipo de amenities, albornoz y zapatillas, ketel, wifi, vamos que no hay nada concreto para que no me haya gustado.

Pero, siempre hay un pero, el minibar estaba cerrado con llave (nunca lo uso pero eso de la llave me parece de un cutre absoluto), no había caja fuerte así que no podías guardar el ordenador y demás cuando te ibas, y no sé que más, simplemente no me gustó y ya está.

El desayuno era tipo bufet, como todos, pero la sala era pequeña y cuando llegamos por la mañana no había sitio y tuvimos que esperar a que se quedara libre alguna mesa, el bufet era amplio pero yo tuve la sensación de que era escaso, me explico: los cereales los tenían en cuencos del tamaño de un bol de desayuno, fruta solo había melón y sandía y unas naranjas resecas, así todo. No me quedé con hambre, que conste, pero me dio la sensación de racanería.

Por cierto que en este hotel también en el de Guilin y el de Suzhou nos exigieron dejar una garantía para cubrir los desperfectos o impagos que se pudieran producir. ¿?. Mi marido dice que a él también se lo han pedido en Europa en algún hotel. Pero en este en particular nos hicieron esperar un buen rato a la hora de marcharnos porque habían subido a la habitación a ver si nos habíamos llevado las toallas, digo yo.

Cuando le comentamos a nuestra guía que no nos gustaba la ubicación del hotel por estar lejos del Lago Oeste nos dijo que los cercanos eran muy caros y que este tenía la ventaja de estar en una calle con mucha actividad comercial y que podíamos comprar comida en supermercados y cenar en varios restaurantes de la zona. Nos recomendó una especie de Rodilla, que tenía empanadas y cosas parecidas y nos compramos unas y nos la cenamos en la habitación, pero había varios restaurantes chinos que no tenían mal aspecto.

Bueno y con esto me despido por hoy y mañana os cuento la etapa de Hangzhou.

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