Programa: Visita del Jardín del Administrador Humilde, Colina del Tigre, Jardín Maestro de Red y visita de una fábrica de seda. Día 9 de mayo. Jueves. Programa realizado: Visita de los jardines, de la fábrica de seda, del mercado antiguo y paseo en barca por el canal.
Hoy nos levantamos pronto, como siempre, y bajamos a desayunar al mismo restaurante donde anoche cenamos y donde está puesto el bufet del desayuno. El mejor de todos los desayunos que hemos tenido hasta ahora, variadísimo y de gran calidad todo lo que ofrecían, con gran variedad de fruta fresca. Es curioso que en este país con tanta fruta y tan variada hasta ahora, en la mayor parte de los desayunos y comidas, solo nos hayan ofrecido sandia y manzanas.
Nos viene a recoger nuestra guía, una señora de nuestra edad o algo mayor y que ha estado 10 años en Sudamérica por lo que habla perfectamente el español pero que tiene la curiosa costumbre de asegurarse de que has entendido lo que te dice con un “¿lo entendió, si, no? Y, a veces, te lo hace repetir. Vamos que Jose y yo nos miramos divertidos y le dije por lo bajito: “ya te puedes acordar bien de lo que nos cuenta o nos pone de cara a la pared”.

En nuestra primera salida no tomamos el coche pues vamos a visitar el Jardín del Maestro de Red y está a tan sólo 5 minutos a pié de nuestro hotel, así que nos vamos andando, atravesando callejuelas y mercadillos.


Sigue lloviendo, cada vez más.

Jardín del Maestro de Red
De los dos jardines más conocidos de Suzhou, este es el más pequeño y, para mí, el más encantador, posiblemente porque casi no había público y pudimos verlo con tranquilidad.
Esta visita comprende la casa y el jardín, de forma que se puede ver cómo era una mansión de la alta burguesía en aquella época. Se accede por una habitación que tiene una de sus paredes de madera labrada y haciendo como una celosía enorme por la que se puede ver el jardín.
En esta habitación se expone una silla de manos de caoba maciza que pesa 500kg sólo la silla, así que podéis imaginaros cuántos porteadores se necesitarían para transportarla.

Desde aquí se accede a la casa de verdad a través de una puerta de piedra ricamente ornamentada.


Y se pasa a lo que aquí llamaríamos la sala de recibir, la sala de mayor importancia de la casa en la que se recibe a las visitas. Esta sala está adornada con muebles de calidad y pinturas valiosas con un enorme brasero de bronce en el centro. Por cierto que los adornos de las sillas son placas de mármol elegidas cuidadosamente de forma que el dibujo del mármol parece una montaña.
Desde esta sala se accede a otro patio estrecho, casi un pasillo y desde aquí, a través de otra puerta de piedra pero menos ornamentada pasamos al resto de las habitaciones de la casa.
Se ven varias habitaciones diferentes todas ellas con el mobiliario de la época y adornadas con pinturas originales, esta que os muestro fue objeto de un robo hace no demasiado tiempo. Afortunadamente el original está en el museo pero nos dijeron que incluso la copia es de alto valor, menos mal que pudieron recuperar la pintura.
Pero lo más bonito de este lugar es su jardín que contiene todos los elementos característicos de los famosos jardines históricos de Suzhou, desde galerías cubiertas.
Hasta jardines de rocalla
Y, naturalmente, un precioso jardín con un lago central en el que nadan las carpas
Después de visitar este jardín tomamos el coche y nos fuimos hasta nuestra siguiente parada
El Jardín del Administrador Humilde.
Lo primero que se hay que decir es que no sé de dónde se han sacado que este administrador era humilde, porque, si juzgamos por su casa, era un total y absoluto presuntuoso y habría que investigar de dónde salió el dinero para pagarla.

Como podéis apreciar en el plano se trata de un conjunto de edificaciones que conformaban la casa y un jardín de dimensiones fastuosas en el que se levantan todo tipo de edificios auxiliares, desde kioscos hasta pérgolas pasando por un teatro para representaciones de ópera en el que todavía se ofrecen espectáculos en verano.
Si no me equivoco a este pabellón se le llama Pabellón del Pato Mandarín.
Y aquí tenéis al culpable de tan curioso nombre
Pero lo más bonito de todo el conjunto son sus jardines, llenos de bellos rincones que ofrecían un aspecto melancólico ayudados por el día gris y la fina lluvia que caía sin cesar.
Y, aunque no es la época apropiada, pudimos ver un loto en flor al que rondaba una carpa dorada
Y como ya os he contado que los chinos tienen una imaginación desbordante y son capaces de ver cualquier cosa en cualquier sitio, aquí os pongo este pabellón y la tapia que, según ellos, parece la boca de un dragón y su largo y retorcido cuerpo.
Y este bello y frondoso rincón con el llamado Pabellón Naranja
Y, naturalmente, no podía faltar el elegante puente para salvar el cauce del agua
Bueno, y paro que este lugar era tan bonito y tenía tantos rincones especiales que seguiría y seguiría hasta hartaros.
Por cierto, si deseáis saber más sobre los jardines chinos, podéis consultar este tip
www.losviajeros.com/Tips.php?p=989
Después de visitar estos jardines nos fuimos a nuestra tercera visita programada
El Museo de la Seda. Una gran decepción
Como ya os he contado yo tenía especial interés en este lugar pues pretendía comprar artículos de seda, principalmente ropa para mí y también algún regalo para mis hermanas o mi madre y no lo había hecho con anterioridad porque todos me decían “mejor en Suzhou que en la fábrica hay mejor calidad y es más barato” y, bueno pues yo que soy una chica muy bien mandada pues a esperar, así que vine con mucha ilusión dispuesta a gastarme los cuartos.
Primero visitamos el museo de la seda con explicaciones de cómo se cultiva y cómo se manufactura la seda, un museo simple pero ilustrativo y aquí vino mi primer cabreo porque no se podían hacer fotos. Y digo yo ¿qué misterio tiene un figurín que hace como que recoge un capullo de un árbol?.


El cultivo del gusano de seda se hace en el propio árbol, en total libertad. Los gusanos viven en la morera y en este mismo árbol se culmina todo el ciclo vital: huevo, gusano, crisálida y mariposa.
Los capullos hay que recogerlos a mano para no estropear el hilo de seda y se recogen el 90% de ellos para asegurar la producción para los años posteriores. Estos capullos contienen el hilo de seda pero no se puede obtener directamente de ellos sino que hay que someterlos al vapor para poder sacar el hilo. Este hilo es tan fino que se necesitan unos 8 hilos juntos para poder obtener un hilo que pueda apreciarse a simple vista y éste sigue siendo tan fino que hay que unirlo a otros muchos de estos para poder obtener un hilo que se pueda tejer. Actualmente este trabajo se hace mediante devanaderas industriales.
Normalmente el color de los capullos es blanco aunque hay algunos que pueden tener una coloración desde el blanco al amarillo, pero son más raros y sus hilos pueden ser más caros. Normalmente el hilo hay que teñirlo para obtener diferentes diseños de tejidos.
Esta gente lo usa todo pues con las crisálidas que hay dentro del capullo, las machacan, las convierten en polvo y hacer rellenos para almohadas que, según ellos, son muy buenas para las migrañas.
Y, ¡por fin! Pasamos a la tienda a donde yo me dispongo a pasarme un buen rato eligiendo ropa y regalos. Miro y miro y todo lo que veo son prendas para jovencitas de talla 38 como mucho. Vuelvo a mirar y remirar y encuentro alguna prenda que pone “XXXL”, pero nones, como mucho una 46. Así que busco una dependienta y por señas le indico mi poco esbelta figura y le señalo la ropa, ella me entiende y me busca las prendas que yo ya había visto y había desechado. Total, que me quedo sin ropa, no hay talla.


Bueno, decido consolarme comprando algo para mi hermana y mi madre que tienen una talla más apropiada y me encuentro con que los diseños son “pitutos”, vamos los que usaría una señora de pueblo. Total, que tampoco le compro seda a mi hermana ni a mi madre.
Pero no hay que desanimarse, cuando una se quiere gastar el dinero, siempre encuentra en qué. Así que me dirijo a la zona de los pañuelos y las pasminas y digo, algo encontraré aquí.

Pues tampoco, la mayoría de los dibujos eran anodinos, sin gracia, demasiado conservadores y unos precios de escándalo: 500 yuanes por un pañuelo. Así que no compré nada de nada.
Y una vez que habíamos mirado el museo fuimos a comer aquí, en el mismo museo en uno de estos lugares que usa CITS para malalimentar sus clientes. Bueno aquí si tengo que deciros que la comida no se pudo comer, literalmente, estaba absolutamente asquerosa, aparte de unas colas monstruosas porque llegaban autocares llenos de ingleses y alemanes y todos comían allí, el problema era que estaba grasienta hasta la naúsea , vamos que comí arroz blanco con salsa de soja y se acabó.
En resumen que ha sido la peor visita de todo el viaje y no se la aconsejo a nadie.
Paseo en barco
Esta actividad no la teníamos contratada pero a mí me hacía mucha ilusión y, además, caían chuzos de punta y no había forma humana de realizar cualquier otra actividad, así que le dijimos a la guía que si podíamos dar un paseo en barco y nos lo organizó. Nos salió un poco caro porque no había nadie más con quién compartir el barco, así que tuvimos que pagar nosotros el alquiler completo, 300 yuanes, pero no había comprado seda, así que me consolé con el paseo.
Y me alegré mucho de haberlo hecho porque pudimos ver los edificios más antiguos de Suzhou desde otra óptica diferente.
Caía agua de tal manera que tuvimos que meternos dentro de la barca y cerrar las ventanas y para hacer las fotos abríamos la puerta, disparábamos deprisa y nos volvíamos a meter corriendo y, aún así y todo, los primeros asientos quedaban empapados de agua.
El Mercado antiguo
Esta visita formaba parte del paseo en barco. En un momento dado, la barca paró en un desembarcadero y salimos a recorrer a pie el mercado antiguo. Me dejó asombrada encontrarme con un lugar así en una ciudad con 6 millones de habitantes, es como si encontrases un mercado medieval en el centro de Madrid.
Había tiendas en los edificios
Pero la mayor parte eran puestos callejeros, algunos con una mesa en donde exponían sus mercancías, pero otros eran simples cestas en donde la gente vendía sus hortalizas, o huevos, o cualquier otro producto.
Por cierto que le pillé al señor justo en el momento de intentar sacarse el agua de la bota.
Y aquí tenéis la moderna pescadería del lugar
Es posible que no apreciéis con exactitud el producto que se vende en el barreño de acero inoxidable, pero es una culebra. Como veréis un lugar en donde brilla la limpieza y la higiene por doquier.
A todo esto llovía a cántaros y al pobre Jose le había tocado en suerte un impermeable pequeño, parece que me dieron uno de niño cuando los compré, y no le abrochaba por delante y las mangas le llegaban a los codos así que el pobrecito mío chorreaba agua por las mangas y la pechera, vamos que parecía un “bacalao”


Y después de recorrer el mercado volvimos a nuestra barca a terminar el paseo
Y como veis en la foto de arriba, era tal la lluvia que caía que nos negamos a visitar la Colina del Tigre, sobre todo cuando nos dijo la guía que era un parque muy bonito que había que recorrer a pié y subir la colina, con esta lluvia y mi pata chula, de ninguna manera, así que nos volvimos a nuestro hotel a secarnos, descansar y leer relajadamente.
Feelings, un pub con música en vivo donde cenar
Por la noche parece que amainó algo la lluvia, así que nos animamos a salir a la calle en busca de un lugar para cenar. Nos habíamos fijado por la mañana que había varios restaurantes justo en la acera de enfrente de nuestro hotel y para allá que nos fuimos a ver qué encontrábamos. Los restaurantes no nos convencieron pero había allí un establecimiento que se llamaba FEELING, así en inglés y que tenía una decoración agradable y una carta a base de platos combinados chinos y a Jose le gustó y entramos. Era una especie de pub con música en vivo, un chaval joven cantando rock con buena voz y muy bien entonado, no demasiada gente, tenían cerveza occidental de varias marcas y Jose se pidió uno de esos platos variados con una cervecita y costó 40 yuanes la cena amenizada con buena música, además el cantante nos dedicó una de sus canciones de forma expresa, todo un detalle. (yo no cené el pescado grasiento de la comida se revolvía en mis tripas todavía
