A eso de las 22:30h sale nuestro vuelo a Pekin. Esta vez el avión tiene un formato 2 3 2 así que por lo menos nadie nos mete el codo en las costillas, eso sí, el espacio muy justito también. Y que felicidad cuando vimos las pantallitas individuales!! Esa felicidad duró poco, lo primero es que sólo hay pelis en inglés y en ruso y sin ningún tipo de subtítulos en ningún idioma así que si no pilotáis ninguno de los dos idiomas estáis jodíos. Además nada más empezar a ver no sé qué peli se me queda colgado el sonido, mi marido y yo toqueteando todo y nada, que no había forma. Al rato veo que hay más pantallas como la mía y los auxiliares deciden resetear todo el sistema con el resultado de todos sin pantallas durante las 7 horas de vuelo, yujuuuuu. Igualito que con Singapur Airlines que si se te estropea la pantalla te dan un cheque de 50 $ para que gastes en su tienda a bordo. En fin, a intentar dormir y en nada estamos en Pekín.
DÍA 1:
En el aeropuerto de Pekin pasamos el control de inmigración sin incidencias y bastante rápido y directos a recoger las maletas. Para ir hasta el hotel habíamos ya pensado coger un taxi porque habíamos leído que era barato. Cuando sales hay una cola de taxis y personal que te dice en cuál tienes que montar pero or recomiendo que llevéis el nombre y la dirección de vuestro hotel en chino porque nadie le dice al conductor a dónde tiene que ir. A primera hora de la mañana, y creo que a casi cualquiera, hay bastante tráfico así que tardamos como una hora en llegar. Nuestro hotel estaba a dos paradas de la plaza de Tiananmen, bastante céntrico. La carrera nos salió por 98Y, muy barato yo creo.
Check in en el hotel, ducha rápida y a explorar la ciudad que ya estábamos tardando. Para el primer día habíamos planteado el templo del Cielo, paseito y descanso, que veníamos de otra noche sin dormir. Decidimos ir en metro. El metro de Pekin está genial, bastante moderno, aire acondicionado, todas las paradas están en chino y en inglés y encima es barato, 2Y por trayecto independientemente de las paradas que tengas. Desconozco si hay bonos de varios días o de varios viajes, intentamos preguntar la primera vez que lo cogimos pero fue completamente imposible comunicarnos con nadie además como era barato tampoco insistimos mucho.
El único problema del metro de Pekin es que cada parada tiene un montón de salidas, algunas mejor indicadas que otras, y nosotros claro está siempre salíamos por la menos adecuada. Una cosa que nos ha pasado en Pekin principalmente es que hemos carecido totalmente de orientación, por más que mirábamos y le dábamos vueltas al mapa siempre acabábamos cogiendo la dirección equivocada. Por supuesto ese primer día os podéis imaginar, dimos unas 37 vueltas para un lado y para otro y estábamos ya tan desesperados que decidimos coger un taxi aún sabiendo que no podíamos estar lejos, pues nuestro gozo en un pozo, no nos paraba ni un taxi. Total que ya decidimos caminar hacia unos árboles y justo detrás de los árboles estaba el templo, menos mal.
El Templo del Cielo es precioso y además está lleno de vida porque los chinos van allí a jugar a un montón de juegos que nosotros no habíamos visto nunca.


Llóvía un poco pero lo disfrutamos mucho. Se puede comprar la entrada sólo para los jardines o para el recinto completo (30 y 60Y respectivamente). Todo el conjunto es bastante grande y lleva varias horas recorrerlos, y eso sin contar con recorrer todos los jardines. Nosotros salimos de allí a eso de las 17h y estábamos sin comer. Comer o cenar en Pekin fuera de hora, en restaurante quiero decir, es bastante complicado. Entre eso y el hambre que teníamos optamos por ir al KFC con todo el dolor de mi corazón porque yo quería probar comida china el primer día.
Para ese día teníamos también planificados el templo de los Lamas y el de Confucio pero claro, ya estaba todo cerrado y encima nosotros estábamos agotados así que bañito en la pisci del hotel, paseíto por los alrededores y a la cama que estamos como perros.
DÍA 2:
Llega un nuevo día y hoy toca la Ciudad Prohibida. En principio era uno de los sitios que menos me llamaba la atención pero al final ha resultado ser un lugar precioso lleno de magia y de chinos. Para llegar en metro hay dos paradas que dejan en la plaza de Tiananmen, West y East, según nuestra guía las dos van bien así que nos bajamos en West y nada más salir ahí está la entrada con famosa foto de Mao.
Ya os he dicho que en este viaje hemos pecado de torpes así que después de haber leído unos mil diarios antes de ir vemos la entrada y nos da por pensar que eso es la entrada al Mausoleo de Mao así que ni cortos ni perezosos nos vamos hacia el otro lado. Y nada, a caminar y a ver cosas y edificios que no había forma de identificar.
Después de casi media mañana viendo edificios preciosos llegamos a la calle Qianmen que es una calle muy comercial pero que tiene su encanto, se trata de una avenida principal recorrida por un tranvía y totalmente hecha para el turismo pero de esta calle van saliendo pequeños callejones muy auténticos.

En un momento de lucidez nos damos cuenta de donde estamos, justo al otro lado de la Ciudad Prohibida y por fin cogemos la dirección correcta. Para ese momento ya empezaba a llover así que compramos un paraguas por 10Y que nos duró unos 4 minutos entero. Es curioso que la mayoría de los chinos que nos hemos encontrado no saben indicar los números con los dedos y hacen gestos raros que no éramos capaces de entender hasta que por fin sacamos un billete que nos gustó tanto a la china como a nosotros. Un rato después tuvimos que parar a comprar dos ponchos que después de regatear conseguimos con 10Y cada uno y nos salvaron la vida ese día porque no paró de llover en ningún momento.
Así pues nos pusimos en la cola y tras unos 15 minutos de espera, calados hasta los huesos pero más contentos que nada entramos por fin en la Ciudad Prohibida. 60Y por persona, mucho más barato que otros lugares que merecen mucho menos la pena. Describir la ciudad prohibida es muy difícil así que os dejo unas fotos.

Las fotos tampoco son capaces de captar la magia de este lugar, es sencillamente espectacular. Está lleno de gente pero aún así es una maravilla recorrer todos sus rincones, además la lluvia de ese día le daba un halo de misterio muy especial. Estuvimos allí yo no sé cuantas horas, incluso nos dió la hora de comer porque habíamos llegado muy tarde así que compramos unas guarradas en un puesto que nos comimos allí mismo.

Tras la Ciudad Prohibida salimos justo por la salida que lleva al parque Jingshan así que allá que nos fuimos a ver las vistas desde la colina. Entrada testimonial de 2Y y para arriba. Las vistas son una pasada, no sé el tiempo que pudimos estar allí.

Un poco obligados por el tiempo nos dirigimos al parque Beihai que está muy cerca, nos perdimos un poco para llegar, en nuestra línea, pero enseguida dimos con la entrada. 20Y por persona y para mí es otro sitio que no hay que perderse. Es precioso y gigante, tiene un lago enorme con barcas y un montón de recovecos en los que perderse.

Empezaba a anochecer y teníamos los pies completamente calados así que tocaba retirada. Al salir del parque intentamos coger un taxi pero no había forma, ninguno nos paraba, ya nos había pasado lo mismo el día anterior y empezamos a pensar que no nos cogían porque éramos extranjeros pero había varios chinos intentándolo y tampoco a ellos les paraba nadie hasta que en un momento nos para al lado un tuk tuk, rickshow, motocarro o como sea que lo llamen en Pekin y nos dice que por 50Y nos lleva al hotel. Estábamos cansadísimos así que accedimos felices y en un ratito estábamos en casa, eso sí, cuando nos bajamos le damos un billete de 50Y y nos dice que son 50Y por persona!!! Con una sonrisa le decimos hasta luego Lucas y nos piramos cada uno por nuestro lado sin más problema.
Aunque el día había sido largo y estábamos cansados decidimos cambiarnos y salir en busca de un restaurante que recomendaba la guía y que tenía muy buena pinta. Pues nada, cogemos metro, llegamos, calle para arriba calle para abajo y nada, ni rastro de la calle ni del restaurante. Un poco decepcionados decidimos meternos en cualquiera de la zona pero en ninguno tenían carta en inglés ni nadie que nos entendiera así que completamente agotados nos fuimos al hotel, compramos unos fideos de esos instantaneos y a descansar que ya es hora.
DÍA 3:
Hoy toca la Gran Muralla. La excursión la contratamos en una agencia que nos pareció bastante fiable y que está justo al comienzo de la calle Qianmen, si la buscáis la encontraréis sin problema porque está al lado de una caseta de policía. Nos costó 240Y por persona e incluía transporte ida y vuelta, tumbas Ming y almuerzo. Visitaríamos Badaling que ya sabíamos que era la parte más turística e iba a estar llena de gente pero yo no quería ir a Mutianyu por el tema del teleférico (durante el viaje me tuve que montar en dos más) así que no lo pensamos más.
La guía nos recogió puntual a las 7:30h en el hotel, íbamos en un mini bus con el que teníamos que recoger a otras 4 parejas más, 3 norteamericanas y una mejicana. La guía no paró de hablar casi en todo el camino, aproximadamente una hora. Antes de desconectar de la charla la guía dijo que íbamos a ir a la parte vieja de Badaling porque antes la agencia iba a la parte nueva y habían recibido muchas críticas porque no había forma de ver nada que no fuera gente. Según nos contó, esta parte vieja de la que yo nunca había oído hablar estaba menos restaurada pero aún así no tenía un acceso demasiado difícil y de momento no estaba muy transitada. Yo me dormí el resto del camino pensando que todo esto era cuento pero cuando llegamos allí, después de una parada rápida en los aseos de la entrada (primer contacto con los aseos chinos) y de una escalera bastante empinada, llegamos a la Gran Muralla y vimos que todo lo que nos había contado la guía era cierto, no había allí ni el tato!!! Que alegría!!! Nos dieron una hora y media para subir y bajar todo lo que nos diera la gana así que allá que fuimos. Es verdad que el tramo es muy accesible, algunas cuestas muy empinadas pero nada que no se solucione parando un par de veces, además hay barandillas todo el tiempo. El día había amanecido nublado y en ese momento empezaba a llover cada vez más pero no sé que pasa cuando estoy de vacaciones que no me importa ni que llueva. Ojo con el calzado, con que sea cerrado suficiente, no como mi marido que tuvo la brillante idea de ir con chanclas y dió algún tropezón que otro.


Cosas que no se pueden hacer en la Gran Muralla, por si alguien tiene un apretón...

A la hora acordada volvimos al mini bus, los mejicanos llegaron exactamente 3 minutos tarde y los norteamericanos estaban ya jurando en arameo contra los pobres chicos. De ahí nos fuimos a comer al restaurante de una fábrica de jade, por supuesto chapa sobre el tratamiento del jade y después un rato para quemar la tarjeta. A mí me gustaba todo pero el primer precio que vi, unos 700Y por una mini figurita, ni me lo plantee, además luego las figuritas de los viajes sólo te sirven para acumular polvo.
La comida, incrible pero cierto, estuvo buenísima, escasa eso sí, pero muy rica. Para beber nos dieron té caliente pero podías comprar refrescos pagándolos aparte. Nosotros compramos un par de coca colas porque lo de beber con té o agua caliente todavía no lo habíamos interiorizado. En este punto tengo que añadir que en china si queréis pedir una coca cola en inglés tenéis que decir literalmente "coca cola", si decís "coke" nadie os entiende.
Tras la comida nos fuimos a ver las tumbas de Ming que vale, están bien pero nada del otro mundo, y para finalizar el día nos llevaron a un taller de seda, como odio las excursiones organizadas y sus visitas a tiendas. Allí por supuesto nos recomendaron encarecidamente que compráramos un par de edredones de seda, que eran lo más de lo más, pero como siempre salimos de allí con las manos vacías.
Ya de vuelta en el hotel dejar alguna cosilla en la habitación que nos tocaba ir a la calle Wangfujing, una de las calles más comerciales de Pekín. Hay metro directo con el mismo nombre y deja justo al inicio de la calle. Es un sitio súper chulo, a nosotros nos gustó mucho, la calle es muy ancha y está llena de centros comerciales y tiendas de todo tipo pero además de la calle salen pequeños callejoncitos con mucha vida. Justo al inicio de la calle uno de los callejones está lleno de puestos de comida de todo tipo, pinchos de carne, dumplings, masas fritas, brochetas de bichos... Casi no se puede ni caminar y por momentos huele muy regulín pero merece la pena el momento de agobio. En la calle principal como decía hay comercios de toda índole, sobre todo de dulces y tés. Nosotros entramos a una de las tiendas de té donde nos ofrecieron un vasito de té de jazmín buenísimo pero una dependienta se pegó a mí durante todo el rato que estuvimos allí y no hubo forma de mirar nada sin tenerla en la chepa así que nos fuimos sin comprar nada. También hay muchas tiendas de dulces chinos al peso, coges una bolsa, la llenas de lo que quieras (siempre de un mismo precio porque hay varios), te la pesan, la cierran al vacío, pagas y ya está. Una vez en casa probando los dulces con la familia hay algunas cosas muy ricas y menos ricas pero no es caro.

En la Wangfujing descubrimos un corner food (un lugar grande donde hay varios sitios de comida distinta con mesas en común así que cada uno coge lo que quiere y luego te lo comes en las mesas del centro, lo hemos visto en varios lugares de Asia y ya hay alguno en Madrid). Éste en concreto se llama Food Gourmet, está al principio de la calle, muy cerca del Mc Donalds, y lo reconoceréis porque en la puerta tiene una figura enorme de un chino gordo vestido de camarero haciendo un gesto con el brazo que te invita a entrar. Forma parte de un centro comercial, hay que bajar dos pisos, después hay que ir al "cashier" para coger una tarjeta y cargarla con el importe que queráis (mínimo 30Y + 8Y de depósito), así en cada puesto pedís lo que queréis y os lo descuentan en ese momento. Al terminar volvéis al cashier y os devuelven el importe que haya sobrado más el depósito.
Después de la paliza y con el estómago bien lleno tocaba descansar así que rumbo al hotel a dormir como bebés.
DÍA 4:
Último día en Pekin y ya tenemos la sensación de que nos hemos quedado cortos de días en la ciudad, una día más hubiera sido perfecto.
Hoy la mitad del día la íbamos a dedicar al Palacio de Verano, está un pelín más lejos pero también se puede llegar en metro. Una vez allí salimos por la salida más alejada, caminamos una rato en todas las direcciones y después de yo no sé cuánto llegamos al Palacio. Que sitio más alucinante!!! Es precioso, los edificios, el entorno, todo. Según leímos en la guía la emperatriz Cuxi, la madre del último emperador, mandó construir el recinto y no hay ni una sola piedra, árbol o flor que esté puesto por casualidad.


El precio por persona son 60Y, a parte se pueden coger barquitos que te llevan de una lado a otro del lago, no están incluidos en ese precio pero no recuerdo que fueran caros.

A las tantas y con más hambre que talento salimos del palacio y nos fuimos a comer al Food Gourmet que descubrimos ayer. Sin comentarios...

Después de comer mini siesta en el hotel y corriendo a la zona olímpica que también nos gustó mucho. Llegamos de día pero empezó a nochecer y pudimos ver todos los edificios iluminados, el Nido es espectacular. La entrada al recinto es gratuita también y se llega en metro sin problema pero no os bajéis en Olympic Sport Center, como nos dijeron a nosotros en el hotel, sino en Olympic Green que deja mucho más cerca. Esta advertencia nos la hizo un chino que conocimos ese día en el metro, cuando entramos en el vagón nos escuchó hablar y nos preguntó en inglés si éramos españoles, entonces entablamos conversación durante todo el camino, nos contó que él conocía España porque estaba casado con una chino-francesa y durante los años que vivieron en Francia veraneaban todos los años en la Costa Brava, vaya con los chinos como se lo montan. Un tío encantador, y a mí que los chinos cada vez me iban cayendo mejor.

En la zona olímpica también hay una carpa que hace las veces de food corner, entramos a cotillear pero olía tan mal que no comimos nada.
Otra vez nos dieron las tantas pero había que volver al hotel a hacer la maleta ya que al día siguiente salíamos pronto para Hong Kong.