Llegamos a Hanoi ya por la noche, casi a las 22:00 horas.
Como bien es sabido, para entrar en Vietnam se necesita un visado que se debe pre-tramitar desde Españpa mediante una carta de invitación, que nosotros gestionamos a través de VietnamitasEnMadrid. El coste de la carta de invitación fue de 13$ por persona, y después en el aeropuerto te estampan el visado pagando otros 45$.
Debido a lo tarde de la hora de llegada, habíamos contratado el transporte a través del hotel donde nos alojaríamos las dos noches siguientes. El conductor se presentó puntualmente en la terminal de llegadas, y partimos desde el aeropurto hacia la ciudad.
Desde el primer momento descubrimos que la conducción en Vietnam es "especial". Ya habíamos comprobado que el grado de cumplimiento de las normas circulatorias es bastante laxo en todo el sudeste asiático, pero Vietnam se lleva la palma. El conductor del taxi llegó a cambiar de sentido en medio de una autovía de un solo sentido cuando decidió que dicho trayecto no era el más adecuado, debido a un embotellamiento en la pista. Pero no fue el único: un conductor de un camión con un remolque gigantesco decidió lo mismo, y se atravesó en medio de la autovía para ir en sentido contrario y tomar una salida que había quedado atrás... Indescriptible.
Llegamos ya bastante tarde al Hotel Meracus, muy bien situado en en barrio antiguo de Hanoi. Se trata de un hotel donde las habtaciones, aunque pequeñas, están muy bien acondicionadas, y el personal es extremadamente atento y profesional, por lo que repetiríamos sin duda. Además, ofrecen excursiones a los puntos de principal interés del norte de Vietnam, con una amplia gama de precios.
El día siguiente, nuestro primer día en Vietnam, lo habíamos reservado para conocer Hanoi y poder buscar y negociar excursiones en las distintas agencias del barrio antiguo. Sin embargo, no contábamos con el carácter local, que nos hizo desconfiar de los vietnamitas casi desde el principio.
NOTA: sobre el carácter vietnamita.
Esto es sólo mi impresión personal, creada a partir de los 11 ó 12 días que pasé en el norte de Vietnam, y que puede no coincidir con las experiencias de otros foreros. La mayoría de los vietnamitas con los que traté en la calle son bastante huraños. No tienen ningún interés en ayudar, salvo que circulen los dólares de por medio. Siempre quieren sacar tajada de cualquier situación, incluso aunque sólo les estés pidiendo que te indiquen una dirección. Tampoco son habladores en absoluto, y cuesta trabar conversación con ellos. Este carácter creo que no es exclusivo hacia el turista, sino que es genérico incluso entre ellos mismos, como pude comprobar por la nula relación que algunos guías y conductores tenían entre ellos, o incluso la absoluta desidia que reina entre los grupos de amigos que se reúnen a cenar (prefieren cacharrear con el móvil a dirigirse una palabra entre ellos). En este sentido, y sobre todo tras venir de Myanmar, donde el carácter es diametralmente opuesto, el choque fue bastante importante.
Hanoi no es una ciudad que destaque por su legado cultural ni histórico. Coincido con el forero Abaquo en que hay poco que ver en Hanoi. No es una ciudad para hacer visitas, sino más bien para disfrutar de su siempre ajetreado ambiente. Sin embargo, hay lugares que se pueden ver, siempre que las expectativas no sean demasiado altas:
1) Lago Hoam Kiem: al lado del barrio antiguo. Se puede ver el puente, el templo del lago, y un a especie de casita en medio del lago que parece ser el símbolo de la ciudad de Hanoi.
2) Barrio antiguo: no hay nada destacable en este barrio, pero me gustó la tremenda actividad que siempre hay en él, el continuo deambular de motos y comerciantes, e incluso de turistas.
3) Pagoda del pilar único: pagoda herigida para adorar una especie de diosa de la fertilidad. Es bonita de ver, pero bastante pequeña. Se localiza muy cerca del mausoleo.
4) Mausoleo de Ho Chi Minh: aloja la momia de este señor. Creo que sólo abre ciertos días a ciertas horas. Ni me planteé entrar a verlo, así que no puedo informaron sobre las horas de apertura y cierre.
5) Templo de la Literatura: hay que pagar una entrada de unos 20.000 VND. Vale la pena visitarlo, ya que se considera el legado cultural de mayor importancia de Hanoi, pero no vayáis esperando nada de especial relevancia.
6) Otras visitas: Museo del ejército, Lago del oeste, Puente Long Bien, barrio francés, etc. No visité ninguna de estas localizaciones, no os puedo dar mi impresión personal.
Una de las cosas que más me gustó en Hanoi fue subir a la terraza del City View Cafe, en el barrio antiguo de Hanoi, y disfrutar de las vistas del lago Hoam Kiem y de las atestadas calles del barrio antiguo, para ver el caótico trasiego de los cientos de motocicletas que circulan por la intersección a la que da la terraza. Os lo recomiendo como última parada del día mientras os tomáis una bebida fría (pero no lo recomiendo para ir a cenar, porque los precios son bastante más altos que en otros restaurantes).
Para comer y cenar en Hanoi recomiendo el restaurante New Day, en el barrio antiguo. Tiene una amplia variedad de platos, y a muy buen precio. También probamos el restaurante KOTO, frente al templo de la literatura. Los platos son más elaborados, pero el precio es bantante más alto. Sin embargo, se trata de una escuala de cocina para jóvenes desfavorecidos, lo que compensa pagar la amplia diferencia de precio.
Mientras visitábamos Hanoi queríamos negociar en las agencias locales los precios de las distintas excursiones que deseábamos hacer. Sin embargo, nuestra desconfianza respecto a los gerentes de estas agencias iba en aumento: como ya he dicho, su carácter es siempre complicado, no había forma de constatar la calidad y veracidad de las excursiones que te ofrecían, las negociaciones eran interminables y a veces incluso tensas... Al final decidimos contratar nuestras excursiones a través del hotel, a un precio probablemente algo más alto, pero con la tranquilidad de poder confeccionar a nuestro aire recorridos, hoteles, barcos, etc.