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Empezaba un nuevo día. Hoy dejábamos Dalmally y nuestro viaje nos llevaría hasta Fort William. El día amaneció como acabó el anterior… con lluvia fina y niebla baja. Tras prepararnos y desayunar, nos despedimos de nuestra anfitriona y partimos hacia el primer destino del día. El castillo de Kilchurn.
El castillo de Kilchurn se encuentra en una península accesible a pie desde la carretera A85. Aunque parezca raro, no está señalizado, por lo que es muy fácil saltarse la entrada. Como referencia os diremos que está a 300 m. del desvío hacia Inveraray (A819).
El castillo de Kilchurn se encuentra en una península accesible a pie desde la carretera A85. Aunque parezca raro, no está señalizado, por lo que es muy fácil saltarse la entrada. Como referencia os diremos que está a 300 m. del desvío hacia Inveraray (A819).
Después de dejar el coche en el aparcamiento (gratuito) que hay al lado de la carretera, cogimos el camino que lleva hasta el castillo. El camino, de algo menos de 1 km. era de tierra y a causa de las persistentes lluvias estaba lleno de charcos.
Información
- Entrada: gratuita
- El castillo se encuentra en ruinas
- Información en paneles explicativos, sólo en inglés
- Visita por cuenta propia
- Se permite fotos y video
El castillo de Kilchurn se comenzó a construir hacia 1450, aunque no fue hasta 1600 cuando tomó su aspecto definitivo. Fue la casa de los Campbell de Glenorchy. Inicialmente estaba en una isla, pero en 1817 modificaron el nivel del agua del lago Awe e hicieron que fuera accesible por tierra. En 1760 el castillo fue seriamente dañado por un rayo y posteriormente abandonado. En la actualidad lo gestiona la sociedad Historic Scotland.
A pesar de su mal estado de conservación, la ubicación en medio del lago y su aspecto místico hace que sea uno de los castillos más fotografiados de Escocia.
Debido al mal tiempo no nos entretuvimos mucho en la visita. Eso sí, volvimos a tener momento arcoíris.
Debido al mal tiempo no nos entretuvimos mucho en la visita. Eso sí, volvimos a tener momento arcoíris.
Lo siguiente que teníamos planificada era la visita al castillo de Dunstaffnage, pero como hacía tan malo pensamos que era buena idea buscar alguna actividad que fuera a cubierto. Siguiendo por la carretera A85, a poco más de 8 km. se encuentra la central eléctrica Crauchan propiedad de Scotish Power (grupo Iberdrola). La central eléctrica está enterrada bajo tierra a casi 1 km. de profundidad y es del tipo reversible. Esto quiere decir que durante el día, cuando se necesita electricidad, el agua del lago baja hasta las turbinas haciéndolas girar produciendo electricidad. Por la noche, cuando la demanda de la electricidad es baja, se aprovecha el excedente de electricidad para bombear el agua hasta la superficie.
El precio de la visita es de £6,50 por persona y dura aproximadamente 1 hora. Desde el Visitor Center te bajan en un mini-bus hasta la sala de las turbinas (esta sala es tan alta como la torre de Londres). Desgraciadamente no dejan sacar fotos
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Esta es la segunda vez que visitábamos una central de este tipo. En 2010, durante nuestro viaje a País de Gales tuvimos la oportunidad de visitar la central de Dynorwig, en el corazón del Parque Nacional de Snowdonia.
Tras la visita a la central, seguimos camino hacia el castillo de Dunstaffnage, situado en las cercanías de Oban. Construido durante el siglo XIII es uno de los castillos de piedra más antiguos de Escocia.
El precio de la visita es de £6,50 por persona y dura aproximadamente 1 hora. Desde el Visitor Center te bajan en un mini-bus hasta la sala de las turbinas (esta sala es tan alta como la torre de Londres). Desgraciadamente no dejan sacar fotos
.Esta es la segunda vez que visitábamos una central de este tipo. En 2010, durante nuestro viaje a País de Gales tuvimos la oportunidad de visitar la central de Dynorwig, en el corazón del Parque Nacional de Snowdonia.
Tras la visita a la central, seguimos camino hacia el castillo de Dunstaffnage, situado en las cercanías de Oban. Construido durante el siglo XIII es uno de los castillos de piedra más antiguos de Escocia.
Información
- Entrada: £4,50 (gratuito si tienes la Explorer Pass)
- El castillo se encuentra parcialmente en ruinas
- Información en paneles explicativos, sólo en inglés
- Visita por cuenta propia
- Se permite fotos y video
En una sala anexa al visitor center había una exposición con maquetas y paneles explicativos (en inglés)
Como se hizo la hora de comer, fuimos hasta Oban y comimos en un bar que estaba al lado del puerto (Columba Hotel). Aunque por fuera tenía buena pinta, nos tardaron mucho en servir y no quedamos contentos con el servicio (creemos que la camarera no tenía su mejor día). Nos cobraron £29,50 por las dos hamburguesas, unos nachos y un par de refrescos.
A pesar de que la lluvia no nos daba ni un respiro, estuvimos callejeando un rato por el puerto.
A media tarde, un poco desanimados porque el tiempo no mejoraba, nos fuimos hacia Fort William y localizamos el B&B, Altonside B&B.
Valoración del B&B
- Ubicación: a 5 minutos en coche de Fort William
- Estado de la casa: Casa independiente, bien cuidada. Las habitaciones estaban limpias y eran confortables.
- Servicios: WIFI gratuito, parking
- Trato recibido: Muy bueno
(nos permitió imprimir las tarjetas de embarque de vuelta) 
- Calificación: 8 sobre 10, recomendable
Después de que Liz, nuestra anfitriona, nos enseñara la habitación, fuimos a ver si podíamos localizar el faro de Corran. Desde el muelle del ferry Ardgour-Corran se tiene una bonita vista del faro situado en la otra orilla.
Cuando se fue la luz, fuimos a cenar a Fort William. En la entrada al pueblo por la A82 hay un travelodge que tiene en los bajos un bar/restaurante (The Great Glen). Como tenía buena pinta y había bastante gente cenando, probamos. La cena nos salió por £22,40.
* * * Final del día 5 * * *
¡¡No podía ser!! Alguien nos había echado el mal de ojo… el día volvía a amanecer con lluvia fina y con niebla baja. La temperatura, como venía siendo habitual, sobre los 12°C.
El plato fuerte del día era la visita al Monumento de Glenfinnan, así que, en cuanto nos preparamos, bajamos a desayunar y sobre las 9:30h nos pusimos en marcha.
El plato fuerte del día era la visita al Monumento de Glenfinnan, así que, en cuanto nos preparamos, bajamos a desayunar y sobre las 9:30h nos pusimos en marcha.
En las afueras de Fort William, de camino a Glenfinnan, paramos para visitar el Old Inverlochy Castle (no confundir con Inverlochy Castle que es un hotel). Este castillo del siglo XIII, que ahora está en ruinas y un poco descuidado, fue en su día uno de los castillos más famosos de Escocia por ser el escenario de dos grandes acontecimientos históricos, la primera y segunda batallas de Inverlochy.
Información
Entrada: Gratuito
El castillo se encuentra en ruinas
Información en paneles explicativos, sólo en inglés
Visita por cuenta propia
Se permite fotos y video
Después de la visita al castillo, seguimos nuestro camino hacia Glenfinnan. Al pasar por Banavie, vimos que había gente parada en uno de los lados de la carretera. Como buenos curiosos que somos, paramos a ver lo que pasaba. ¡¡¡ sorpresa !!! el tren de Harry Potter
Al ver el tren pensamos que teníamos una buena oportunidad para verlo atravesar el viaducto de Glenfinnan. Como las vías van paralelas a la carretera, nos daba la sensación de que no éramos capaces de dejarlo atrás, pero poco a poco fuimos cogiendo la distancia necesaria para llegar al viaducto antes del tren.
Cuando llegamos al parking del visitor center del monumento, había ya gente que estaba esperando a que el tren pasara. A pesar de que seguía lloviendo pudimos sacar alguna foto del tren sobre el viaducto (hora aprox. 10:55h).
Cuando llegamos al parking del visitor center del monumento, había ya gente que estaba esperando a que el tren pasara. A pesar de que seguía lloviendo pudimos sacar alguna foto del tren sobre el viaducto (hora aprox. 10:55h).
Nuestra intención era subir al monumento (como hicimos hace 10 años), así que, esperando que el tiempo mejorara, fuimos al visitor center y nos tomamos un ‘hot chocolate’.
Mientras tanto, el cielo se fue abriendo y las nubes dejaron paso a grandes claros. No desaprovechamos la oportunidad de subir al mirador donde se tienen unas vistas espectaculares, tanto del viaducto como del monumento. La subida al mirador no es complicada, pero con la lluvia que había caído, estaba bastante embarrada (sobre todo, en la parte de arriba).
Una vez en el mirador, las vistas… ufff!!! bueno juzgar vosotros mismos.
Mientras tanto, el cielo se fue abriendo y las nubes dejaron paso a grandes claros. No desaprovechamos la oportunidad de subir al mirador donde se tienen unas vistas espectaculares, tanto del viaducto como del monumento. La subida al mirador no es complicada, pero con la lluvia que había caído, estaba bastante embarrada (sobre todo, en la parte de arriba).
Una vez en el mirador, las vistas… ufff!!! bueno juzgar vosotros mismos.
Por fin parecía que el tiempo nos estaba dando un respiro. Casi tres días seguidos de mal tiempo, pueden minar la moral de cualquiera.
Según bajamos del mirador, nos fuimos directos al monumento. Nos pareció que no subía mucha gente. La verdad es que mejor, porque arriba no es que pueda estar mucha gente al mismo tiempo y las escaleras de subida son bastante estrechas. Desde lo alto, las vistas vuelven a ser espectaculares.
Este monumento de 20 m. de altura conmemora a quienes apoyaron a Bonnie Prince Charlie durante el alzamiento jacobita en 1745.
Según bajamos del mirador, nos fuimos directos al monumento. Nos pareció que no subía mucha gente. La verdad es que mejor, porque arriba no es que pueda estar mucha gente al mismo tiempo y las escaleras de subida son bastante estrechas. Desde lo alto, las vistas vuelven a ser espectaculares.
Este monumento de 20 m. de altura conmemora a quienes apoyaron a Bonnie Prince Charlie durante el alzamiento jacobita en 1745.
Información
- Entrada: £3,50 (el parking se paga aparte £2)
- El monumento está bien conservado y en el Visitor Center hay una exposición con maquetas y paneles explicativos.
- Información sólo en inglés
- Visita por cuenta propia
- Se permite fotos y video
Cuando estábamos a punto de bajar, llegó un grupo con trípodes, cámaras, etc… al principio pensamos que eran turistas, pero luego nos dimos cuenta de que iban a grabar algún reportaje sobre el monumento. Montaron como una especie de ‘dron’ con una cámara incorporada y se pusieron a sobrevolar el monumento (parecía que nos estaban espiando, jejeje).
Nuestro siguiente destino era en el Castillo de Tioram. En la carretera que lleva al castillo (A861) pudimos disfrutar de unos bonitos paisajes. Las ovejas parecían que posaban para nosotros 
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Por aquí empezamos ya a andar por las típicas carreteras estrechas con los famosos 'passing place'. Por si alquien todavía no sabe lo que es, son espacios habilitados en carreteras muy estrechas para que se puedan cruzar dos coches. También son utilizados para dejar adelantar.
El castillo de Tioram data del siglo XIII y fue la casa del clan Clanranald. Según cuenta la leyenda, el 14º jefe del clan, Alan, incendió su propio castillo, previendo que moriría al unirse al ejército del Conde de Mar en el levantamiento jacobita de 1715. El castillo sólo se puede ver desde la playa ya que hay señales que advierten de posibles derrumbes, por lo que está prohibido acercarse.
Información
- Entrada: Gratuita
- El monumento está parcialmente en ruinas
- Sólo hay un panel explicativo, aunque está en español
- Visita por cuenta propia (sólo exterior)
- Se permite fotos y video
Como en la cercanías del castillo no vimos ningún sitio donde comer (y se estaba haciendo ya tarde), paramos en una panadería donde compramos unos sándwiches y los fuimos comiendo por el camino. Hasta nuestro siguiente destino, el faro de Ardnamurchan, había 1 hora de viaje por la carretera B8007. La verdad es que no se hizo para nada largo porque disfrutamos del auténtico paisaje de las Highlands.
Llegamos al faro casi a las seis de la tarde y como os podéis imaginar, estábamos solos. Según pudimos leer, el faro se puede visitar, pero llegamos tarde. Estuvimos sacando unas fotos y andando un poco por los acantilados de alrededor. No nos entretuvimos demasiado porque hacía un viento muy fuerte que hacía incómodo estar allí.
Para la vuelta a Fort William teníamos dos opciones: volver por donde habíamos venido (Glenfinnan) o coger la A861 y atravesar el ferry de Corran. La opción del ferry tenía un problema, y es que no sabíamos hasta que hora funcionaba. Anna se acordó que el día anterior había sacado una foto al cartel de los precios del ferry y allí venían también los horarios. Aunque no teníamos mucho margen, preferimos la opción del ferry y así conoceríamos una ruta diferente. Viendo las fotos, creo que acertamos.
Llegamos a Fort William poco antes de las nueve de la noche, así que no nos complicamos mucho. Repetimos bar para cenar. La cena nos costó £15,25
* * * Final del día 6 * * *
El séptimo día de nuestro viaje empezaba bien. Las previsiones del tiempo se estaban cumpliendo y parecía que no había llovido durante la noche. Además, aunque con nubes, no se esperaban lluvias a lo largo del día. Mientras desayunábamos, recordamos el mal tiempo que habíamos tenido días anteriores y nos entró la morriña de las fotos que no habíamos podido sacar. Sacamos nuestra hoja de ruta y estudiamos la posibilidad de volver a alguno de los sitios donde, por razones del mal tiempo, no habíamos podido disfrutar.
Dalmally no quedaba demasiado lejos y el castillo de Kilchurn era una de nuestras asignaturas pendientes. Como comentamos al principio del diario, una de las ventajas de hacer un viaje de 21 días es que te permite cierta flexibilidad a la hora de hacer la planificación.
Al bajar a desayunar, le preguntamos a la dueña del B&B si conocía algún sitio en Fort William donde pudiéramos imprimir las tarjetas de embarque de regreso a España. Nos comentó que ella tenía impresora y que si queríamos, las podíamos imprimir allí mismo.
Poco más tarde de las 9h salimos dirección Dalmally cogiendo la carretera A82 que nos llevaría a través del Pass of Glencoe. En este valle se encuentran alguno de los paisajes más impresionantes de Escocia, como la vista de las Three Sisters.
Pero antes de llegar a ese punto, paramos en Ballachulish donde dimos un pequeño paseo para ver las Burial Islands, lugar donde descansan los restos de los jefes del Clan Macdonald tras la masacre de Glencoe en 1692.
Dalmally no quedaba demasiado lejos y el castillo de Kilchurn era una de nuestras asignaturas pendientes. Como comentamos al principio del diario, una de las ventajas de hacer un viaje de 21 días es que te permite cierta flexibilidad a la hora de hacer la planificación.
Al bajar a desayunar, le preguntamos a la dueña del B&B si conocía algún sitio en Fort William donde pudiéramos imprimir las tarjetas de embarque de regreso a España. Nos comentó que ella tenía impresora y que si queríamos, las podíamos imprimir allí mismo.
Poco más tarde de las 9h salimos dirección Dalmally cogiendo la carretera A82 que nos llevaría a través del Pass of Glencoe. En este valle se encuentran alguno de los paisajes más impresionantes de Escocia, como la vista de las Three Sisters.
Pero antes de llegar a ese punto, paramos en Ballachulish donde dimos un pequeño paseo para ver las Burial Islands, lugar donde descansan los restos de los jefes del Clan Macdonald tras la masacre de Glencoe en 1692.
Poco después llegamos a Pass of Glencoe. Desde un mirador que se encuentra junto a la carretera se tienen unas vistas magníficas de las Three Sisters.
Pasadas las 11h llegamos a Dalmally (parecía que habíamos retrocedido en el tiempo) y nos fuimos directamente al castillo de Kilchurn. En la carretera A819 hay un pequeño aparcamiento/mirador desde donde se puede acceder, atravesando una campa, a una de las orillas del lago Awe. Aunque suena sencillo, realmente no lo fue. Tras los dos días de lluvias continuadas, la campa estaba bastante encharcada y no resultó nada sencillo llegar hasta la orilla. Cuando parecía que pisabas por una zona más o menos segura… ¡¡zas!! te hundías hasta los tobillos.
Lo importante es que al final conseguí llegar (a Anna no le hacía gracia eso de mojarse los pies) y creo que mereció la pena. Con el fondo de unas montañas cubiertas por unas nubes amenazantes estaba el castillo iluminado por una luz increíble.
Lo importante es que al final conseguí llegar (a Anna no le hacía gracia eso de mojarse los pies) y creo que mereció la pena. Con el fondo de unas montañas cubiertas por unas nubes amenazantes estaba el castillo iluminado por una luz increíble.
Otro de los lugares que no habíamos podido disfrutar por el mal tiempo había sido Inveraray. Y como no estaba lejos, decidimos que merecía la pena volver a pasar por allí. Eso sí, antes me tuve que cambiar de calzado porque lo tenía completamente mojado, jejeje
Como el día aguantaba sin lluvia (incluso se abrieron grandes claros, aprovechamos para hacer unas compras y comer en el parque que hay junto al puerto). La temperatura era tan agradable (casi 20°C) que nos comimos un helado después de comer.
Que bien estaba saliendo el día!!! Y todavía quedaba una visita más, el Castillo de Stalker.
Información
- Entrada: £10
(vale lo que cuesta)- El castillo es privado y está bien conservado. Actualmente sólo se utiliza para reuniones familiares.
- Visita guiada. Se accede en barca a la isla donde está al castillo.
- Explicaciones muy amenas, aunque sólo en inglés (incluye un folleto)
- Se permite fotos y video
El castillo original fue una pequeña fortaleza, construida alrededor de 1320 por el Clan MacDougall que eran entonces señores de Lorn. Alrededor de 1388 los Stewart se hicieron cargo del señorío de Lorn, y se cree que se construyeron el castillo en su forma actual alrededor de 1440.
Tras cambiar varias veces de dueños, pasó a manos del Clan Campbell quienes lo abandonaron en 1840 cuando se derrumbó el techo. En 1908 el castillo fue comprado por Charles Stewart de Achara, que llevó a cabo una restauración básica. En 1965 el teniente coronel Stewart DR Allward compró el castillo y durante más de diez años lo restauró completamente con ayuda de su familia y amigos. Este castillo se ha hecho más famoso a raíz de salir en la película Monty Python y el Santo Grial y en una de las entregas de la saga de Los Inmortales.
La visita al castillo de Stalker sólo es posible durante cinco semanas al año (principalmente en verano) por lo que se hace imprescindible reservar la visita con antelación.
Tras cambiar varias veces de dueños, pasó a manos del Clan Campbell quienes lo abandonaron en 1840 cuando se derrumbó el techo. En 1908 el castillo fue comprado por Charles Stewart de Achara, que llevó a cabo una restauración básica. En 1965 el teniente coronel Stewart DR Allward compró el castillo y durante más de diez años lo restauró completamente con ayuda de su familia y amigos. Este castillo se ha hecho más famoso a raíz de salir en la película Monty Python y el Santo Grial y en una de las entregas de la saga de Los Inmortales.
La visita al castillo de Stalker sólo es posible durante cinco semanas al año (principalmente en verano) por lo que se hace imprescindible reservar la visita con antelación.
Media hora antes de las 17h, estábamos buscando el embarcadero donde nos habían dicho que empezaba la visita. Al llegar vimos que había un hombre con rasgos orientales (resultó que también le habíamos visto por la mañana en el Kilchurn Castle) y le preguntamos a ver si sabía si las visitas salían de allí. Nos dijo que él también iba a hacer la visita así que, aparcamos el coche y esperamos a que llegara la hora. Al de poco, llegó otra pareja (luego nos enteramos que eran suizos). El sitio, la verdad, no era muy así que digamos… una txabola (caseta), una rampa, unos railes que se metían en el agua y poco más.
A la hora prevista, apareció un coche con un matrimonio mayor (con todo el cariño del mundo). Se presentaron y nos explicaron que el hombre iba a ser nuestro guía. Entre los dos sacaron la barca de la txabola y la bajaron por los raíles hasta el agua. Supongo que no había más personas en la visita porque no había más sitio en la barca, jejeje.
A la hora prevista, apareció un coche con un matrimonio mayor (con todo el cariño del mundo). Se presentaron y nos explicaron que el hombre iba a ser nuestro guía. Entre los dos sacaron la barca de la txabola y la bajaron por los raíles hasta el agua. Supongo que no había más personas en la visita porque no había más sitio en la barca, jejeje.
El viaje en barca hasta el castillo apenas dura unos minutos, pero la verdad es que tiene su encanto.
Una vez en el castillo, nuestro anfitrión nos fue enseñando todas las estancias y nos fue contando la historia del castillo y de su familia, todo en un ambiente ‘muy familiar’.
Una vez en el castillo, nuestro anfitrión nos fue enseñando todas las estancias y nos fue contando la historia del castillo y de su familia, todo en un ambiente ‘muy familiar’.
Aunque nosotros no somos seguidores de los Monty Python, los otros compañeros de visita le preguntaron por detalles del rodaje de la película (sobre todo por la escena donde tiran una oveja desde lo alto del castillo). Nos explicó que la oveja era de verdad, aunque ya estaba muerta (la encontraron muerta ya en una carretera cercana). También nos contó que uno de sus hermanos participó como extra en alguna escena y que hay una entrevista suya (de su hermano) en el contenido extra del DVD.
Sobre las 19h, terminó la visita y nos llevó de nuevo a tierra firme. Tenemos que decir que, a pesar de ser exclusivamente en inglés, la visita merece la pena sólo por escuchar al buen hombre con qué entusiasmo nos contaba la historia del castillo.
Después de charlar un rato con la pareja suiza, sacamos alguna foto más del castillo y volvimos a Fort William con el tiempo justo para cenar en el Crofter Bar. (£19,60)
Después de charlar un rato con la pareja suiza, sacamos alguna foto más del castillo y volvimos a Fort William con el tiempo justo para cenar en el Crofter Bar. (£19,60)
* * * Final del día 7 * * *
La mañana amaneció con algunas nubes altas en el cielo, pero los pronósticos para el día eran buenos. La temperatura 11°C.
Como hoy era nuestro último día en Fort William, re-hicimos las maletas y en cuanto desayunamos, nos despedimos de nuestra anfitriona y partimos hacia el primer destino del día.
Las Cascadas Steall están a 15km de Fort William y apenas se tarda 20 minutos en llegar. Dispone de un pequeño parking desde donde sale el sendero que lleva a las cascadas.
Como hoy era nuestro último día en Fort William, re-hicimos las maletas y en cuanto desayunamos, nos despedimos de nuestra anfitriona y partimos hacia el primer destino del día.
Las Cascadas Steall están a 15km de Fort William y apenas se tarda 20 minutos en llegar. Dispone de un pequeño parking desde donde sale el sendero que lleva a las cascadas.
Información
El recorrido, de 3,5 km (ida y vuelta) tiene algo de desnivel, pero no entraña mucha dificultad (hay alguna zona con bastantes piedras y si están mojadas pueden provocar resbalones). Con paradas para hacer fotos, nosotros tardamos 2,5h.
¡Aviso importante! Cuando llegamos al aparcamiento y salimos del coche, vimos que había mosquitos. Durante el recorrido y mientras estábamos andando no hubo problemas, pero en cuanto te parabas, los mosquitos te comían vivo.
Al llegar a las cascadas, teníamos el sol casi de frente con lo que las fotos no quedaron muy allá . Y encima lo de los mosquitos era ya insufrible. Habíamos llevado desde España unas pulseras anti-mosquitos con citronela, pero parece ser que a los mosquitos escoceses les daba igual.
. Y encima lo de los mosquitos era ya insufrible. Habíamos llevado desde España unas pulseras anti-mosquitos con citronela, pero parece ser que a los mosquitos escoceses les daba igual.
Como no estaba el tema para entretenerse, hicimos el camino de vuelta sólo parando para hacer alguna foto más del recorrido.
En el camino de vuelta, adelantamos a un grupo de niñ@s que parecía que habían estado de acampada por la zona (hay un montón de rutas). Nos hizo gracias que dos de ellas, llevaban mosquiteras en la cabeza. Mientras tanto, a mí me salieron mis primeros granos.
Como no teníamos más actividades para el día, regresamos a Fort William para hacer unas comprillas (anti-mosquitos escocés incluido), callejear un poco y comer (£9,88). Había un mercado con alimentos de la zona, así que, en las calles del centro había mucho ambiente.
Como no teníamos más actividades para el día, regresamos a Fort William para hacer unas comprillas (anti-mosquitos escocés incluido), callejear un poco y comer (£9,88). Había un mercado con alimentos de la zona, así que, en las calles del centro había mucho ambiente.
Cuando se nos acabó el tiempo que teníamos de aparcamiento, cogimos el coche y nos despedimos de este bonito pueblo.
Por la carretera a las cascadas se pasa por el Ben Nevis Visitor Center. Desde allí salen las rutas de ascenso a la montaña más alta del Reino Unido (1.344 metros). Como no teníamos ninguna foto, paramos un momento para preguntar si sabían de algún sitio donde hubieras buenas vistas de la montaña.
La chica que nos atendió nos dijo que desde un pueblo cercano, Banavie, se tenían unas bonitas vistas y que, además podíamos visitar las famosas esclusas de Neptuno. Al principio no caímos, pero al llegar, nos dimos cuenta de que ya habíamos estado allí. (¿Os acordáis del tren de Harry Potter?)
Justo en esos momentos había un velero atravesando las esclusas, así que nos quedamos un buen rato sacando fotos. Fue curioso ver cómo se giraba el puente (el de los coches y el del tren) para dejar pasar al velero.
Por la carretera a las cascadas se pasa por el Ben Nevis Visitor Center. Desde allí salen las rutas de ascenso a la montaña más alta del Reino Unido (1.344 metros). Como no teníamos ninguna foto, paramos un momento para preguntar si sabían de algún sitio donde hubieras buenas vistas de la montaña.
La chica que nos atendió nos dijo que desde un pueblo cercano, Banavie, se tenían unas bonitas vistas y que, además podíamos visitar las famosas esclusas de Neptuno. Al principio no caímos, pero al llegar, nos dimos cuenta de que ya habíamos estado allí. (¿Os acordáis del tren de Harry Potter?)
Justo en esos momentos había un velero atravesando las esclusas, así que nos quedamos un buen rato sacando fotos. Fue curioso ver cómo se giraba el puente (el de los coches y el del tren) para dejar pasar al velero.
Por cierto… casi nos olvidamos del Ben Nevis. Entrando por un camino que llevaba a unas casas, pudimos hacer la foto que buscábamos.
Eran ya las 17h y todavía queríamos pasar por Fort Augustus antes de llegar al siguiente B&B en Dornie, así que nos pusimos en marcha. Por el camino, paramos en un monumento a los soldados caídos en la 2ª Guerra mundial.
Siguiendo la carretera A82, llegamos a Fort Augustus poco antes de las 18h30. Las razones de esta parada fueron dos principalmente. La primera es que fue el primer lugar donde vimos funcionar por primera vez el sistema de esclusas hace 10 años, en nuestro anterior viaje a Escocia, y la segunda es que estuvimos cenando en un pub que nos gustó mucho y queríamos ver si seguía abierto.
Aunque no teníamos mucho tiempo, (habíamos quedado con el dueño del B&B de Dornie que llegaríamos sobre las 19h), recorrimos la zona de las esclusas y tomamos unos cafés en el pub (nos hizo ilusión comprobar que seguía abierto).
Aunque no teníamos mucho tiempo, (habíamos quedado con el dueño del B&B de Dornie que llegaríamos sobre las 19h), recorrimos la zona de las esclusas y tomamos unos cafés en el pub (nos hizo ilusión comprobar que seguía abierto).
Cuando el sol estaba a punto de meterse por el horizonte, llegamos a Dornie. Aunque íbamos un poco tarde, no pudimos evitar parar a sacar unas fotos del pueblo y del ¡Eilean Donan!
Cuando llegamos al B&B, nos recibió la señora de la casa quien nos enseñó nuestra habitación y nos preguntó por el menú del desayuno (en la entrada había unas hojas impresas en diferentes idiomas, entre ellos, español, catalán y euskera). Aprovechamos para preguntarle si en el pueblo conocía algún sitio para cenar y nos dijo que se podía cenar en el hotel y en el pub, pero que no nos entretuviéramos porque a las 21h dejaban de servir cenas.
* * * Final del día 8 * * *
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