Habíamos preguntado al hacer el check-in si podíamos bajar a la perra a desayunar con nosotros y como nos habían dicho que ok, nos la bajamos con nosotros y así podíamos desayunar juntos.
Hacemos el check-out y ponemos rumbo a Orleans aunque previamente queríamos hacer una paradita en algún castillo del Loira aprovechando que estábamos cruzando la zona. Fuimos primero al de Cheverny pero no estaba permitido entrar con perros en los jardines; una pena, aun así nos dimos una vuelta por el pueblo; así que pusimos rumbo al Castillo de Chambord. La carretera mola un montón entre grandes árboles y la entrada al área del bosque alrededor del castillo es impresionante; se pueden hacer rutas por la zona.
Seguimos las indicaciones de parking (de pago) y nos fuimos al centro de recepción de visitantes. La entrada a los jardines es gratuita y permite la entrada de perros. Allí te dan información tanto sobre el castillo como sobre los jardines. El castillo es precioso y gigante; supongo que merecerá la pena entrar pero nosotros no teníamos ni tiempo ni ganas ni opción de entrar con la perra...
Después de una vuelta, nos volvemos al coche. Iba ya casi a ser la hora de comer, pero en el castillo solo había chorradas a precio de oro, así que decidimos viajar hasta Orleans y comer allí.
Llegamos al hotel y nos indican que el parking gratuito no está en el hotel. Realmente lo que te indican es que aparques en el descampao a 5min del hotel, así que es lo que hacemos.
Así que cargados con todo, vamos al hotel y tras dejar las bolsas, salimos a comer. La verdad es que nos costó un poco encontrar un sitio y acabamos en un subway cerca de la catedral, y es que el problema es que no había terrazas para ir con la perra.
Ya comidos empezamos la ruta que llevábamos marcada. Nos llamó mucho la atención la cantidad de casas restauradas con las vigas coloreadas que hay en el centro de la ciudad, son muy muy curiosas.
Acabamos en la ribera del río, un sitio más o menos buena para que la perra esté suelta un rato. Nos llamaron la atención los pequeños miradores con unas hamacas de metal perfectas para descansar después del paseo.
Seguimos caminando y pasamos la calle real, me gustó mucho. Y la catedral es impresionante.
Nos llevamos una muy impresión de la ciudad.
Ya de vuelta al hotel nos compramos algo de comida en un carrefour express cerca del hotel y cenamos allí.
A la perra la sacamos por la noche frente al hotel donde hay un pequeño parque.