Tras el desayuno de cada día salimos del hotel y caminamos un buen rato hacia el oeste por calles sin mucho interés, para llegar al muelle donde está amarrado el portaaviones "Intrepid". Entrada libre con la NY Pass. Visitamos el submarino torpedero que hay junto a él y el barco propiamente dicho con su puñado de aviones y tal. Nos olvidamos de visitar un "Concorde" que hay al fondo. Tiene tela olvidarse de un bicho tan grande. Y eso que llevo gafas nuevas. Pero subimos rápidamente a la cubierta del barco y esto estaba situado al fondo del muelle.

Al salir pillamos el "Watertaxi" (también gratis con la NY Pass) que desde el muelle 79 nos deja a la altura del World Trade Center. En la sala de espera (interior) del muelle volvemos a comprobar la manía de esta gente de poner el aire acondicionado a toda pastilla. No hay lugar en NY que pongan el aire a una temperatura razonable.
El trayecto no dura mucho, por suerte, porque hay un tipo que hace de guía y no para de hablar con el micrófono en la mano. Lástima no tener una pistola para pegarle un tiro al altavoz (a él también, dicho sea de paso). Al llegar a puerto sale corriendo con una botella de plástico partida por la mitad con billetes dentro, para que al salir podamos dejar propina.
El día ha empeorado y llueve. Como es hora de comer buscamos un sitio y lo encontramos enseguida: una pizzería donde parece que hay sitio para sentarse (Bravo Pizza). Después nos damos cuenta que es una pizzería kosher, donde se cocinan alimentos que son aptos según la ley judía. Por mi parte he pedido una porción de pizza. Mientras comemos vemos entrar a un señor, con su barba, gafas y sombrero típico judío y un montón de niños detrás. Podría ser que no fueran todos hijos suyos, pero no lo creo.
Pasamos por la Trinity Church y la zona de Wall St. con el edificio de la Bolsa de NY en una esquina, desde donde promueven la miseria del mundo. Llegamos a los dos inmensos estanques que hay en el lugar de las dos torres gemelas. Impresionante. Y el rascacielos construido al lado (que supera en altura a las dos torres) espectacular también. La visita al museo del 11S no entra con la NY Pass y al final no entramos. En cambio sí que vale para otro museo más pequeño que hay cerca, el 9/11 Tribute Center, donde hay muchas fotografías y recuerdos de gente que perdió la vida en los atentados, vídeos y algunas curiosidades más. Juntos los bancos para sentarse veo dispensadores de kleenex para que la gente se desahogue a gusto.

Al salir vemos St. Paul's Chapel y llegamos hasta City Hall Park desde donde empieza el puente de Brooklyn. Cogemos el metro hasta Madison Square Park, donde el edificio Flatiron, para comer en el "Shake Shack" ya que el hambre aprieta bastante a estas horas. Me pido un hot-dog que resulta ser poca cosa para lo que es la propaganda del local. El funcionamiento está bien pensado: por una ventanilla se hace la comanda, se paga y te dan un aparato de plástico con luces que además vibra y hace ruido para avisarte que puedes recoger el pedido.
El cielo está muy gris y no le hago fotos al Flatiron pensando que tenemos que volver por aquí. Con la panza algo más llena bajamos por la 5Ave mirando algunas tiendas. Cada vez llueve más así que vamos al metro y p'al hotel.










