Creo que sería repetirme demasiado, pero necesito decir otra vez que tenemos tan cerca lugares maravillosos que ignoramos - deliberadamente o no - y, además, pocas veces apreciamos. Por eso esta etapa de Rutas por España la dedico a Siurana, en la comarca del Priorat (Tarragona).
El porqué de ir hasta allí es muy sencillo; por cuestiones académicas teníamos que estar en Barcelona un par de días y habiendo vivido allí yo 6 años en mi época de estudiante, poco me quedaba para ver - además, me daba como pena visitar la ciudad y no vivirla como antaño. Así, decidimos que el lunes, nada más terminado todo lo que teníamos que hacer, nos marcharíamos otra vez hasta casa y buscaríamos algún lugar que visitar que no tuviera nada que ver con la gran metrópoli de la que veníamos. Por lo tanto, busqué lugares que hubiera interesantes de camino a casa (Barcelona - Nord de Castelló) y encontré algunas opciones - pocas - que podían satisfacer nuestros deseos: Miravet, lugar que ya hemos visitado, y Siurana de Tarragona. Localicé en el mapa la localidad y vi que solamente tenías que desplazarnos unos kilómetros de nuestra ruta para llegar hasta él, así que decidimos que ese sería el lugar donde pararíamos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Siurana, como ya he mencionado más arriba, se encuentra en la Comarca del Priorat, en Tarragona. Es una pequeña localidad agregada al municipio de Cornudella. Flanqueada por la sierra de Montsant, es un lugar frecuentado por aficionados al montañismo.
La historia de Siurana es la historia de todos los lugares con castillos de frontera - entendamos esto como aquellos entre el Reino Musulmán y el Reino Cristiano en la Edad Media. Ya mencionamos otro castillo de frontera en Peracense y, como aquél, tiene una historia detrás digna de ser conocida. Siurana, existente ya en la prehistoria, fue Xibrana en el Reino Musulmán, y fue el último reducto musulmán en ser conquistado - cosa que no es de extrañar si vemos donde se encuentra... Las historias de las conquistas de lugares son todas similares: el más fuerte acaba ganando, o el más cabezón. Finalmente, y como es sabido, los cristianos conquistan el lugar y, según cuenta la leyenda, la reina mora Abd-al-azia no soportó tal afrenta, por lo que decidió coger su caballo blanco y lanzarse por uno de los tantos precipicios que hay en Siurana. Ese lugar ha quedado para toda la eternidad marcado como el Salto de la Reina Mora.
Más allá de la Historia - su interesante historia - Siurana es un lugar tranquilo, al menos en lunes - ya que he leído por ahí que los fines de semana se ha puesto imposible -, y no sólo tranquilo, sino que casi casi diría que paradisíaco. Llegar a Siurana no es fácil, y más si padeces de vértigo como yo. Una carretera de unos escasos 8 km va desde Cornudella hasta allí, y en algunos tramos hay una pendiente realmente exagerada. Salvado este obstáculo, llegamos finalmente a la cima y podemos aparcar cerca del castillo ¡Ah! ¡Que no lo he dicho! Siurana tiene también castillo, un castillo que en su época floreciente debiera ser increíble y maravilloso - como todos los castillos. Aparcamos allí y con un frío que pela podéis hacer como nosotros, sacar la ensalada de pasta y comerla sentados en las piedras. Desde ese lugar todavía no se vislumbran las maravillas del pueblo, pero el entorno es increíble.
Cuando te decides a bajar hasta el pueblo - puedes hacerlo saltando paredes rocosas como Juanjo o por el camino como una servidora - te encuentras con un pequeño puente que fue en sus tiempos la pasarela levadiza de la fortaleza. Andas unos cuantos metros y aparece ante ti una estampa fantástica, maravillosa: casas de una piedra pardiza, casi roja, delicadamente preservadas.
Es en ese momento cuando te das cuenta que ha sido una buena idea dejar atrás Barcelona para aprovechar lo que Siurana ofrece. Y empiezas a callejear, y te vas encontrando con calles retorcidas de ensueño, piedra y madera. Una auténtica maravilla.
Sus calles se recorren pronto porque el lugar es pequeño, pero muy coqueto. Viven apenas 20 personas, pero son muy afortunados de poder despertarse todas las mañanas y encontrarse allí. Te topas, si caminas, con una iglesia románica de una sola planta, magnífica, como todo lo románico. Y si sigues andando te encuentras con un cartel que te advierte que te acercas al precipicio, y yo no quiero acercarme, pero Juanjo, dejando la prudencia a un lado, que no tiene miedo de nada, e incluso con el viento fuerte - y gélido - que el 1 de diciembre allí sopla, no puede dejar de admirar las magníficas vistas que desde allí uno tiene:
Desandas el camino y te diriges hacía algún lugar en el que tomar un café bien caliente, porque el espíritu lo tienes encendido de tanta belleza, pero los pies y las manos están verdaderamente helados.
Habiendo entrado en calor, descubres el Salt de la Reina Mora y piensas que sí, que tal vez acabará allí con su vida, pero la última imagen que tuvo, para siempre, fue una maravilla:
Debo hacer honor al nombre de la entrada, y voy a introducir aquí un poco de Barcelona, sólo un poco, porque esa ciudad es de sobra conocida.
Como ya he explicado, estuve viviendo allí 6 años. Bien, no en Barcelona propiamente, sino en l'Hospitalet (is not Barcelona!), que era mucho menos caro, aunque no barato. Mis años de carrera y alguno de trabajo, me dieron tiempo para callejear la ciudad y descubrirla palmo a palmo, pero siempre hay algo que se nos escapa, y a mí - increíblemente - se me escaparon un par de cosas que jamás perdonaré. Una de ellas, la Plaça del Rei, al lado mismo de la Catedral. Y no será por las veces que estuve allí... pero siempre tiraba por el otro lado, hacia el claustro del templo. Así, cuando supe que teníamos que ir a Barcelona me puse a buscar qué podíamos hacer un domingo por la tarde que fuera interesante y no costara pasta - de sobras es conocida la frase que dice "Barcelona és bona si la bossa sona" -, por lo que me metí en San Google y encontré que todos los domingos, a partir de las 15h, algunos museos de la ciudad son gratuitos. En mis tiempos de estudiante sabía que los primeros domingos de cada mes había museos que habrían sus puertas al público sin que este tuviera que pagar, por lo que en aquellos años aproveché para visitar el Museu Picasso, entre otros. Como a Juanjo lo de Picasso no le entusiasmaba demasiado, y después de la experiencia que hemos tenido en otras ciudades como Zaragoza o València, nos decidimos a visitar las entrañas de Barcelona; nos dirigimos hasta el MUHBA, en la mencionada plaza.
El MUHBA es el museo de historia de la ciudad de Barcelona, y alberga allí los restos arqueológicos de la antigua Barcino, ciudad romana, hasta los primeros años de cristianismo. Esto se acaba traduciendo en 4000 metros cuadrados de columnas, calles, mosaicos y ruinas magníficamente conservadas que transportan a uno 2000 años atrás.
La visita es más que recomendable, y te lleva un par de horas hacerla completa, porque la exposición es de un tamaño considerable.
He de decir aquí que, estando próxima a este lugar, queríamos visitar también Santa María del Mar. Esa iglesia - ya he mencionado otras veces que para nada soy creyente - es una maravilla, y era lugar obligado de visita cuando alguien venía a la ciudad. Así que, aún habiendo estado tanto Juanjo como yo, nos dirigimos hasta allí, pero nuestra sorpresa fue que ahora es de pago. Nos negamos a hacerlo. Suponemos que desde la publicación de La Catedral del Mar la gente ha empezado a visitarla y, como han hecho con el Park Gúell, lo han hecho de pago.
Visitamos también la catedral, a partir de las 17.15h, porque entonces la entrada es gratuita. Si vas allí en otro horario, tienes que dar un donativo obligatorio - manda narices - y te permiten ver muchas más cosas que cuando la visita es libre. La visita del claustro es siempre gratuita.
Nota: todo aquello que veáis en azul son hipervínculos que os llevan directamente a páginas relacionadas con el asunto tratado.
Nota II: en Barcelona nos alojamos un par de noches en unos apartamentos más que correctos, cerca de la Plaça Lesseps, a un precio más que razonable (54 euros los dos un par de noches).
El porqué de ir hasta allí es muy sencillo; por cuestiones académicas teníamos que estar en Barcelona un par de días y habiendo vivido allí yo 6 años en mi época de estudiante, poco me quedaba para ver - además, me daba como pena visitar la ciudad y no vivirla como antaño. Así, decidimos que el lunes, nada más terminado todo lo que teníamos que hacer, nos marcharíamos otra vez hasta casa y buscaríamos algún lugar que visitar que no tuviera nada que ver con la gran metrópoli de la que veníamos. Por lo tanto, busqué lugares que hubiera interesantes de camino a casa (Barcelona - Nord de Castelló) y encontré algunas opciones - pocas - que podían satisfacer nuestros deseos: Miravet, lugar que ya hemos visitado, y Siurana de Tarragona. Localicé en el mapa la localidad y vi que solamente tenías que desplazarnos unos kilómetros de nuestra ruta para llegar hasta él, así que decidimos que ese sería el lugar donde pararíamos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Siurana, como ya he mencionado más arriba, se encuentra en la Comarca del Priorat, en Tarragona. Es una pequeña localidad agregada al municipio de Cornudella. Flanqueada por la sierra de Montsant, es un lugar frecuentado por aficionados al montañismo.
La historia de Siurana es la historia de todos los lugares con castillos de frontera - entendamos esto como aquellos entre el Reino Musulmán y el Reino Cristiano en la Edad Media. Ya mencionamos otro castillo de frontera en Peracense y, como aquél, tiene una historia detrás digna de ser conocida. Siurana, existente ya en la prehistoria, fue Xibrana en el Reino Musulmán, y fue el último reducto musulmán en ser conquistado - cosa que no es de extrañar si vemos donde se encuentra... Las historias de las conquistas de lugares son todas similares: el más fuerte acaba ganando, o el más cabezón. Finalmente, y como es sabido, los cristianos conquistan el lugar y, según cuenta la leyenda, la reina mora Abd-al-azia no soportó tal afrenta, por lo que decidió coger su caballo blanco y lanzarse por uno de los tantos precipicios que hay en Siurana. Ese lugar ha quedado para toda la eternidad marcado como el Salto de la Reina Mora.
Más allá de la Historia - su interesante historia - Siurana es un lugar tranquilo, al menos en lunes - ya que he leído por ahí que los fines de semana se ha puesto imposible -, y no sólo tranquilo, sino que casi casi diría que paradisíaco. Llegar a Siurana no es fácil, y más si padeces de vértigo como yo. Una carretera de unos escasos 8 km va desde Cornudella hasta allí, y en algunos tramos hay una pendiente realmente exagerada. Salvado este obstáculo, llegamos finalmente a la cima y podemos aparcar cerca del castillo ¡Ah! ¡Que no lo he dicho! Siurana tiene también castillo, un castillo que en su época floreciente debiera ser increíble y maravilloso - como todos los castillos. Aparcamos allí y con un frío que pela podéis hacer como nosotros, sacar la ensalada de pasta y comerla sentados en las piedras. Desde ese lugar todavía no se vislumbran las maravillas del pueblo, pero el entorno es increíble.
Cuando te decides a bajar hasta el pueblo - puedes hacerlo saltando paredes rocosas como Juanjo o por el camino como una servidora - te encuentras con un pequeño puente que fue en sus tiempos la pasarela levadiza de la fortaleza. Andas unos cuantos metros y aparece ante ti una estampa fantástica, maravillosa: casas de una piedra pardiza, casi roja, delicadamente preservadas.
Es en ese momento cuando te das cuenta que ha sido una buena idea dejar atrás Barcelona para aprovechar lo que Siurana ofrece. Y empiezas a callejear, y te vas encontrando con calles retorcidas de ensueño, piedra y madera. Una auténtica maravilla.
Sus calles se recorren pronto porque el lugar es pequeño, pero muy coqueto. Viven apenas 20 personas, pero son muy afortunados de poder despertarse todas las mañanas y encontrarse allí. Te topas, si caminas, con una iglesia románica de una sola planta, magnífica, como todo lo románico. Y si sigues andando te encuentras con un cartel que te advierte que te acercas al precipicio, y yo no quiero acercarme, pero Juanjo, dejando la prudencia a un lado, que no tiene miedo de nada, e incluso con el viento fuerte - y gélido - que el 1 de diciembre allí sopla, no puede dejar de admirar las magníficas vistas que desde allí uno tiene:
Desandas el camino y te diriges hacía algún lugar en el que tomar un café bien caliente, porque el espíritu lo tienes encendido de tanta belleza, pero los pies y las manos están verdaderamente helados.
Habiendo entrado en calor, descubres el Salt de la Reina Mora y piensas que sí, que tal vez acabará allí con su vida, pero la última imagen que tuvo, para siempre, fue una maravilla:
Debo hacer honor al nombre de la entrada, y voy a introducir aquí un poco de Barcelona, sólo un poco, porque esa ciudad es de sobra conocida.
Como ya he explicado, estuve viviendo allí 6 años. Bien, no en Barcelona propiamente, sino en l'Hospitalet (is not Barcelona!), que era mucho menos caro, aunque no barato. Mis años de carrera y alguno de trabajo, me dieron tiempo para callejear la ciudad y descubrirla palmo a palmo, pero siempre hay algo que se nos escapa, y a mí - increíblemente - se me escaparon un par de cosas que jamás perdonaré. Una de ellas, la Plaça del Rei, al lado mismo de la Catedral. Y no será por las veces que estuve allí... pero siempre tiraba por el otro lado, hacia el claustro del templo. Así, cuando supe que teníamos que ir a Barcelona me puse a buscar qué podíamos hacer un domingo por la tarde que fuera interesante y no costara pasta - de sobras es conocida la frase que dice "Barcelona és bona si la bossa sona" -, por lo que me metí en San Google y encontré que todos los domingos, a partir de las 15h, algunos museos de la ciudad son gratuitos. En mis tiempos de estudiante sabía que los primeros domingos de cada mes había museos que habrían sus puertas al público sin que este tuviera que pagar, por lo que en aquellos años aproveché para visitar el Museu Picasso, entre otros. Como a Juanjo lo de Picasso no le entusiasmaba demasiado, y después de la experiencia que hemos tenido en otras ciudades como Zaragoza o València, nos decidimos a visitar las entrañas de Barcelona; nos dirigimos hasta el MUHBA, en la mencionada plaza.
El MUHBA es el museo de historia de la ciudad de Barcelona, y alberga allí los restos arqueológicos de la antigua Barcino, ciudad romana, hasta los primeros años de cristianismo. Esto se acaba traduciendo en 4000 metros cuadrados de columnas, calles, mosaicos y ruinas magníficamente conservadas que transportan a uno 2000 años atrás.
La visita es más que recomendable, y te lleva un par de horas hacerla completa, porque la exposición es de un tamaño considerable.
He de decir aquí que, estando próxima a este lugar, queríamos visitar también Santa María del Mar. Esa iglesia - ya he mencionado otras veces que para nada soy creyente - es una maravilla, y era lugar obligado de visita cuando alguien venía a la ciudad. Así que, aún habiendo estado tanto Juanjo como yo, nos dirigimos hasta allí, pero nuestra sorpresa fue que ahora es de pago. Nos negamos a hacerlo. Suponemos que desde la publicación de La Catedral del Mar la gente ha empezado a visitarla y, como han hecho con el Park Gúell, lo han hecho de pago.
Visitamos también la catedral, a partir de las 17.15h, porque entonces la entrada es gratuita. Si vas allí en otro horario, tienes que dar un donativo obligatorio - manda narices - y te permiten ver muchas más cosas que cuando la visita es libre. La visita del claustro es siempre gratuita.
Nota: todo aquello que veáis en azul son hipervínculos que os llevan directamente a páginas relacionadas con el asunto tratado.
Nota II: en Barcelona nos alojamos un par de noches en unos apartamentos más que correctos, cerca de la Plaça Lesseps, a un precio más que razonable (54 euros los dos un par de noches).