Ayer tarde llegamos por fin a Ponta Delgada, recogimos nuestro cohe de alquiler en el aeropuerto, nos instalamos en el hotel, caminamos por los alrededores del lugar para ir haciéndonos al sito... pero es que llegar de noche a destinos desconocidos es bastante desolador, no te ubicas en donde estas, todo está muy oscuro (esto no era una gran ciudad) y además estás cansada.
Al día siguiente y ya con un mapa en la mano y una idea clara de lo que íbamos a hacer decidimos iniciar nuestra excursión por el Lado Sete Cidades a 30 minutos desde Ponta Delgada. Tomamos dirección hacia el lago, es muy sencillo moverse por esta isla, de camino paramos en un mirador donde un señor estaba oteando el horizonte hacia el mar con unos prismáticos potentes mientras hablaba por teléfono móvil con alguien que debía conocer bien¿¿???.
El camino apenas media hora no decepciona, la isla va mostrando todo su esplendor con una vegetación exhuberante, la llaman la isla verde y en ese momento supe porqué, la humedad del terreno es patente, a lo largo del recorrido hacemos más paradas en distintos miradores, es imposible no hacerlo, el contraste del verde del paisaje con el azul del atlántico pese a las nubes y algo de neblina que encontramos, contrasta además con el color azul de las hortensias que se encuentran en cualquier sitio y son las que van bordeando las carreteras de toda la isla.
LLegamos al mirador del Lago donde encontramos una bella panormamica del lago azul y el verde ofreciendo un espectáculo gratuito, y en ese momento supe que esta isla iba a colmar mis espectativas.
Este lago, el más grande de la isla y al igual que el resto, son antiguos cráteres que ahora están llenos de agua.
Decidimos recorrer un sendero PR que bordeaba el cráter, una caminata que nos llevó sus más de dos horas y que mostraban la caldera a un lado, y el borde hacia el atlántico de la isla por el otro lado
Ni que decir tiene que el trayecto está bordeado de enormes hortensias azules, blancas , y una planta que no logré identificar y que tienen unas flores amarillas con largos pístilos y que despiden un olor dulzón y agradable parecido a la madreselva.
Después y ya en coche bajamos hasta el lago azul que es el más grande. Buscamos donde comer, en el pueblo de Sete cidades, nos sorprende que un café nos haya costado 0,75cts, (el último en Españay en el hotel me costó 3 euros¿¡¡.
Echamos un vistazo por el pueblo, la iglesia de San Nicolás es pequeña, tiene una fila de árboles de gran tamaño (creo que son criptomerias) y que desde su puerta y al final de la calle se encuentra con el lago azul, me deja sin palabras, parece un cuento.
Paseamos junto a los lagos haciendo algunas fotos, bordeamos andando durante rato el lago verde, es así porque en el fondo tiene unas plantas que le dan ese color, las aguas son más tranquilas que las del azul y eso le da un efecto espejo de las paredes del cráter que es espectacular.
La vista desde el mirador me resulto preciosa pero bajar hasta el pueblo y pasear por las riberas del lago fue superior...
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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