World´s End-Tren Nuwara Eliya-Haputale ✏️ Diarios de Viajes de Sub Continente Indio

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Durante toda la noche ha habido un gran vendaval y miedo me da que el día sea malo, llueva y haga que nuestro trekking por World´s End sea un fracaso. Pregunto al chófer qué cree y me dice que hará bueno.

Son las 06am y comienza a amanecer. Tenemos como 1 hora de trayecto y vamos ascendiendo poco a poco. No hay mucho tráfico y pasamos por 2 factorías de leche. Hay grandes pastos verdes llenas de vacas como las de aquí. Parece que estoy en casa. Por aquí le llaman Little England.

Llegamos a la entrada donde compramos las entradas para nosotros, el pase para el Jeep y el chófer. Una vez aparcados, el chófer nos dice que puede hacer de guía y aceptamos. Comenzamos el trekking y me doy cuenta que conoce el entorno, plantas, pájaros, ardillas, árboles…y mientras caminamos nos da una lección de fauna y flora autóctona. Asimismo, nos cuenta la historia del parque, hasta que llegamos al Mini-World´s End. La ruta se puede hacer en 2 sentidos pero nos dice que tiene más sentido hacerla por donde la hemos hecho nosotros porque pasas del Mini al World´s End. Si es al contrario, probablemente el Mini te parecerá una castaña.

Tras sacar unas fotos en el Mini World´s End, proseguimos la caminata hasta llegar al World´s End. Hay un grupo de ingleses pero no mucha más gente. Y lo mejor de todo, del día y de la zona, el cielo. Un gran cielo azul que nos permite ver hasta el Parque Nacional Uda Walave. Desayunamos en el World´s End, con unas maravillosas vistas, rodeados de un entorno privilegiado, incluso con una curiosa ardilla que viene a comer los bordes del pan de sándwich. Menuda descarada la ardilla, estará acostumbrada.

Nuestro guía desayuna rice&curry y le pregunto si no se aburre de comer siempre lo mismo. No serán más de las 10.30-11.00h y seguimos el paseo con abundantes explicaciones botánicas que hacen aún más interesante la excursión.

Llegamos al hotel a eso de las 13h y tras una ducha, comemos y hacemos la maleta para que nos lleven a la estación de tren. En el camino hay obras y por si acaso llegamos con tiempo, muuuucho tiempo. Habíamos sacado billete para el tren de las 16h pero hemos llegado a las 14.55 y el andén está lleno de turistas. Preguntamos si podemos montarnos en el tren de las 15h y nos dicen que no. Vaya, a esperar una hora.
De mientras aprovecho para tomas algunas fotos de la estación, de algún local, algún grupo de estudiantes incluso de los negros cuervos que merodean la zona.

El tiempo va pasando y no hay turistas por la zona. Hablamos con el jefe de la estación y nos confirma que el tren llega con retraso, vaya! El tiempo corre en nuestra contra porque lo bonito del trayecto es cruzar los campos de té verde en tren y anochece a eso de las 18.00h-18.30h. El tren sigue sin venir y ya estoy de los nervios con el jefe de la estación. Son las 17.10h cuando el tren aparece en la estación, y no es el tren que yo esperaba, sino que es obsoleto. Y el extra que habíamos pagado por “observation saloon” con vistas panorámicas…está lleno de gente, niños que ocupan todos los asientos, y lo que aún es peor, huele a pis que mata. Nos montamos e intento pensar a contrareloj en un plan B, ya que es absurdo proseguir el camino en un vagón que huele a pis y a oscuras. Intento hacer alguna foto, disfrutar del paisaje y a mitad de camino un poquito más, decidimos bajarnos, en mitad del trayecto, en Haputale.

Nada más bajar del tren nos abordan de varios hostels y damos con un canadiense del que nos fiamos, él se hospeda en un hostel modesto y a buen precio. La verdad es que vista las horas, el cansancio, la mala leche que llevo, decidimos alojarnos. Una ducha y a cenar.
Con suerte, acordamos un precio asequible con un taxista que nos lleve de Haputale a Mirissa por la mañana, asique a dormir.

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