Antes de nada, advertir que he estado sólo por algunos de sus muchos focos turísticos. Sobre todo echo en falta no haber bajado hasta la isla de Jeju.
Es un país de precios similares a los españoles.
No hay turistas occidentales. Ni pocos ni muchos, no hay. Esto se me hace raro, estando tan cerca de Japón.
Es un país muy montañoso y verde. Vayas donde vayas en autobús, verás montes y más montes de un verdor muy bonito.
El transporte en autobús es eficiente, si bien está un poco centralizado en Seoul. El del tren, no un poco, únicamente es interesante si estás o vas a Seoul.
Seoul me ha parecido una megaciudad, con edificios muy feos. Es como si hubieran tenido que construirla en muy poco tiempo por la afluencia de mucha población en poco tiempo. Por supuesto, también tiene zonas chulas, como el canal de 6 kilómetros que la cruza por encima del río. La marcha que hay en la zona universitaria es muy sana y se está de muerte de agusto. Las zonas próximas a los palacios hacen que te olvides que estás rodeado de edificios tan modernos.
Es el paraíso para el senderismo. Hay parques nacionales por todas partes y muy próximos a nucleos urbanos, a los que se puede llegar sin problemas en transporte público.
Está lleno de templos, por todas partes. Llegan a cansar, a pesar de estar muy bien conservados y ser muy bonitos. Recomendaría hacer una selección de los que vais a visitar primero. A mí el que más me gustó fue el de Naksan, cerca de Sokcho.
El nivel de inglés de la gente (incluida la gente que está en zonas de atención al público, normalmente fuera de las ciudades) es casi nulo.
La comida es extrapicante. Si veis que lo que coméis tiene un pequeño, medio o alto tinte de color rojo, no soltéis la botella de agua o la cerveza.
Supuestamente Julio y Agosto es la estación de lluvias, pero a mí sólo me ha llovido uno de los once que he estado.
