Excursión a Punta Sal y Playa de Cocalitos ✏️ Diarios de Viajes de HondurasPara hoy teníamos programada una excursión a Punta Sal, pero además por ofrecimiento de Julia, la completamos con otras variantes que ahora mismo os cuento. Una vez nos levantamos comprobamos los efectos colaterales de la tormenta de anoche e...Diario: Honduras, un país por descubrir⭐ Puntos: 4.9 (8 Votos) Etapas: 17 Localización: HondurasPara hoy teníamos programada una excursión a Punta Sal, pero además por ofrecimiento de Julia, la completamos con otras variantes que ahora mismo os cuento. Una vez nos levantamos comprobamos los efectos colaterales de la tormenta de anoche e increíblemente todo está como si no hubiese pasado nada, salvo que todas nuestras cosas, están puestas en alto, tal y como las habíamos dejado por si acaso. Salimos fuera para desayunar y puntual a su cita aparece Oso, nos mira pero como nuestro desayuno no le gusta, después de estar un ratito, se marcha por donde ha venido. En cambio quién si aparece de nuevo es nuestro amigo Yose, se sienta en la mesa con nosotros, pero en ningún momento nos pide nada. No hace falta, su mirada le delata y sus blancos ojos, que resaltan aún más sobre su negrísima piel, parecieran quererse salir de sus órbitas. Le pregunto si ya ha desayunado y me contesta que hasta la tarde no comerá nada, por lo que le ofrezco algo de fruta de nuestro gran plato que teníamos, por supuesto me dice que sí, pero insisto, en ningún momento hace intención de meter la mano en el plato, se espera pacientemente a que yo le vaya dando trozos de sandía, banana,….. Como además nos habían puesto unas magdalenas XXL, le ofrezco una y le indico que se marche para evitar que Elisa nos pueda decir algo, la coge al vuelo y sale corriendo, no sin antes despedirse y darnos las gracias. Bueno, ya nos marchamos para empezar la excursión y al salir de entre las casitas Julia nos comenta que va a parar un momento en un sitio a recoger algo. Es en ese momento cuando nos dice que en la casa de al lado de donde hemos parado se estaba celebrando un “novenario”. Le preguntamos que es esto y nos explica que es como una especie de homenaje que le hacen a un difunto recientemente fallecido, pero que para ellos es motivo de fiesta y alegría, y que invitan a toda la familia y amigos. Nos acercamos a una distancia prudencial y evito utilizar mi cámara, por respeto al momento. Pero la verdad es que me quedé con las ganas de poderlo grabar, ya que era como un ritual, de los que a veces había visto en reportajes de televisión, dentro de la casita-cabaña-choza (no sabría exactamente como definirla), sobretodo las mujeres, que vestían esos típicos trajes afrocaribeños, ataviadas con sus largas faldas de colores blanco y pañuelo sobre la cabeza, no paraban de bailar y cantar, entre un espeso humo que había allí dentro mismo. En definitiva fue una experiencia poderlo vivir en primera persona. Cogimos nuestra furgoneta y nos dispusimos a salir de Triunfo, en dirección a la parte más occidental de la bahía de Tela, en este caso a Punta Sal, que es un parque nacional. Para llegar pasamos por una península alargada que estaba separada entre la Laguna de los Micos y el Mar Caribe, pasando primero por el pueblo de Bara Vieja y llegando al de Miami. Allí nos estaba esperando un lanchero, en el lado de la laguna y haciendo un pequeño recorrido por la misma, procedimos a salir al mar. Y claro, ese es el momento que más le gusta a Inma, ja, ja, ja, ya que la lanchita tiene que remontar varias olas en su salida al mar y de momento creemos estar en un parque de atracciones que a todos nos hace gracia, menos a Inma, que le pide a nuestro capitán que por favor intente ir más despacio. Ya en el mar, nos deleitamos con las preciosas vistas de toda la costa por la que vamos pasando. Unas imágenes muy bonitas, salpicadas de cocoteros, playas de arena fina y una exuberante vegetación. Tras recorrer unas cuantas millas, paramos en la costa, nos bajamos y nos introducimos en una pequeña selva, estamos en el Parque Nacional de Punta Sal, también llamado de Jeannette Kawas, en homenaje a una activista defensora a ultranza de este espacio natural, que le llevó a su muerte, ya que fue asesinada por defender la preservación de esta zona, frente a las plantaciones de palma que habían introducido en toda la región. Bien, explicada la historia de este Parque, empezamos a recorrer un pequeño sendero que se adentra en esta jungla, encontrándonos en nuestro camino con distintas especies de aves, arañas (algunas de tamaño considerable) y sobretodo nos estaban esperando para darnos una calurosa bienvenida, los monos aulladores, que por cierto no sé porque se les llama aulladores, ya que el sonido que emiten, para mi opinión nada tiene que ver con un aullido, sino más bien se asemejaría a un rugido de cualquier animal más grande, como un león, tigre,.., ¡sí sí!, no exagero si no fuera por que los estás viendo, te entraría un canguelo de pensar que animal sería el que emite esos sonidos. Tras hacerles unas fotos y disfrutar un poco de su presencia, continuamos nuestro sendero hasta llegar a la Playa Escondida, que como su nombre indica está escondida tras esa pequeña selva, formando una especie de laguna, en este caso de agua salada y rodeada de manglares y vegetación, quedando al frente una pequeña salida al otro lado del Caribe. Allí nos refrescamos un poco e iniciamos el camino de vuelta por donde habíamos venido y es aquí donde ya entramos en contacto con unos molestos animalitos, que nos machacarían durante parte de nuestro viaje, los mosquitos, o como los llaman aquí, “zancudos”, que por cierto, no me extraña el nombre, ya que cuando los ves como ponen sus patas estiradas para chuparte la sangre, parece que llevaran zancos, como para hacer más fuerza a la hora de picarte. Llegamos a la lanchita y de nuevo recorremos la costa con paisajes similares a los anteriores, llegando a una playa, a la que sólo se tiene acceso por mar. Se trata de la Playa de Cocalitos, ¡una pasada!, esta si es la típica de las postales, arena blanca, aguas turquesas, cocoteros,… y estamos casi solos, únicamente hay un grupo de chavales hondureños, que han ido a pasar el día, provistos de toda clase de avituallamiento, así como también algunos nativos que viven en pequeñas cabañas al lado del mar. Estuvimos durante más de dos horas disfrutando de aquella maravilla, haciendo snorkel, tomando el sol y bañándonos en las cristalinas aguas del Caribe. De nuevo nos recoge nuestro lanchero particular y deshaciendo todo el recorrido iniciado desde primera hora, nos trae de regreso a la Laguna de Los Micos, y es en ese momento cuando realizamos un recorrido por la misma, disfrutando de sus manglares y de todas las especies de aves diferentes que allí habitan, un entorno natural muy bonito. Desembarcamos, nos despedimos del lanchero, y allí mismo, en el pueblo de Miami, Chela, que regenta un pequeño chiringuito, nos cocina al momento unos pescados superfrescos y deliciosos, de los que damos buena cuenta, con una cervecita, bajo una sombra natural de palma, sobre la misma arena del Mar Caribe. ¡Esto debe ser lo más parecido a estar en el Paraíso, me digo a mi mismo en ese momento!. Ya con la barriga llena, nos vamos a dar una vuelta por la desierta e inmensa playa de Miami, por momentos no vemos a nadie y nos da la sensación de encontrarnos como unos náufragos solitarios, personajes de alguna película. Cogemos otra vez la furgoneta y de regreso a Triunfo de La Cruz. En el camino paramos en la ciudad de Tela y nos sumergimos entre sus gentes, pasando a visitar su mercado de frutas y verduras, todo muy auténtico. Me llaman la atención unas limas y como habíamos hablado de parar a comprar una botellita de ron, procedo a comprar unas cuantas. Al mismo tiempo Julia, que sabe que para el desayuno nos gusta la fruta tropical, hace acopio de varias piezas, para podérnoslas servir en las cabañas. Continuamos nuestro camino y paramos en un supermercado, allí como lo prometido es deuda, compramos una botellita de ron Flor de Caña 4 años, un ron nicaragüense, que es el más vendido en toda Centroamérica, junto con una Coca Cola y una bolsa de hielo, y me doy cuenta que Julia compra lo mismo.(Hoy habrá juerga con El Rasta, pienso para mí, ja, ja, ja). Llegamos al desvío que conduce a Triunfo, y esta vez me digo a mí mismo que quiero observar con detalle todo lo que allí se cuece, ya que el primer día como era a última hora no había estado atento. Y efectivamente empiezo a descubrir a sus gentes y su forma de vida. Cuando lo voy observando pienso que si esto estuviera en mi país, ni loco me metía yo por este sitio, ya que el aspecto es el de un barrio chabolista, con ropas tendidas al aire libre, gente sentada en la calle, fogatas para cocinar y las casas muy básicas e incluso muchas de ellas hechas a base de adobe y palma. En fin, esta es parte de la realidad de un país como Honduras, pero eso sí, dentro de esta humildad, se esconde una gente muy normal y educada, como pude descubrir más tarde. Una vez en nuestra cabaña, dejamos los trastos de la excursión, nos ponemos cómodos y nos preparamos unos deliciosos ron con cola, con un toquecito de lima recién exprimida y nos apalancamos en el columpio artesanal que tenemos en nuestra champa. Al momento aparece por allí Yose, con tres amigos más y se ponen a charlar y a hacerse fotos con nosotros. De nuevo les ofrezco unas chuches y ellos tiran de matemáticas para hacer el reparto lo más justo y equitativo posible. Observamos que trae una mochila, ya que al parecer vienen de la escuela y le pedimos que si nos la deja y podemos ver lo que lleva dentro, no nos pone pegas, está entretenido en probar las chuches y además descubren unos caramelos de eucalipto que les causa sensaciones, que según nos cuentan no habían probado, afanándose en intentar explicarlas, muy gracioso y curioso a la vez, yo aprovecho para decirles que les puedo conseguir otros que aún son más fuertes, y ellos entusiasmados me dicen que vale, que los traiga, pero yo les prometo que lo haré el próximo día. Volviendo a la mochila de Yose, la abrimos y lo primero que descubrimos es un coco, y nos cuenta que lo ha visto por el camino y lo ha guardado para comerlo en casa más tarde y también vemos algo parecido a material escolar pero un tanto degradado. Como nosotros habíamos traído también algunas libretas, lápices de colores, etc,.., le prometemos que otro día le traeríamos una libreta y lápices de colores, por lo que se pone muy contento y ¡claro!, ya empieza a pedirnos que si una pelota, que si unos “tacos”, que es como ellos llaman a las botas de fútbol,.. y le decimos que no sabemos que es lo que encontraremos, que nos vamos de camino a la selva y quizás por allí no haya ninguna tienda. Al nombrarles lo de la selva, nos preguntan que adonde vamos a ir, y le nombramos la zona que se llama curiosamente “Salísipuedes”, al día siguiente entendería el porqué del nombre, y entonces ellos empiezan a decirnos que por favor no vayamos a ese sitio, que conocen la historia de un hombre que fue allí y nunca más regresó. A parte de gracioso, resultaba reconfortante ver como unos niños que apenas conocíamos de unos días se preocupaban por nosotros como si fueran nuestros propios hijos. Bueno, una vez acabada la ronda de rones-cola, nos aseamos y hablamos con Elisa para pedirle una cena un poco más ligera, a base de omelettes, que es como ellos llaman a la tortilla a la francesa, junto con un poco de queso, fruta y ahora sí unas tortillas, que son las que hacen con maíz. Como me propuse que quería tomar unas cervecitas para la cena, le dije a Inma que me iba a comprarlas, y entonces ella exclamó: “¡pero te vas tu solo!, a lo que yo le contesté que por supuesto, que ya me sabía el camino y ella me pidió venir conmigo. De nuevo otra experiencia, ya que era noche cerrada, y allí la luz artificial no es que predominase, más bien era escasa, vamos un lujo para una mayoría de los habitantes de esa comunidad. Con esa situación, salimos a buscar cervezas y de vez en cuando nos íbamos cruzando con gente, que apenas distinguíamos por el blanco de los ojos o de los dientes, pero eso sí nadie escatimaba en saludarte o darte las buenas noches, otra lección de que había que dejar a un lado los prejuicios. Así fue como compramos nuestras cervezas, en uno de los sitios que había estado con Elisa días antes y regresamos a nuestra cabaña para tomar una y empezar a cenar, y por el camino íbamos comentando que a buenas horas nosotros habríamos estado en este sitio y de esta manera, que nos parecía mentira como nos habíamos integrado. Llega la cena y ¿quién aparece?, exacto, ya tenemos allí a Oso, pero él como siempre sin molestar y como le dije que lo que cenábamos ese día era tortilla, me miró como si me pudiese entender y después de unos minutos se recostó en un lado y ya se olvidó de nosotros. Enseguida llegaron más comensales a nuestra cena, de nuevo Yose y dos amiguitas más, pero había una de ellas que sí que daba la sensación de ser mucho más humilde que Yose y la otra niña, ésta iba un poco desvencijada, con unas braguitas y nada más y enseguida con cierta desesperación nos pidió algo de comida, a lo que la otra niña le respondió con un cachete y le recriminó que tenía que tener más educación y que no se pedía comida, ni nada. Yo contemplando la escena les dije que no se preocuparan que había comida de sobra, y les ofrecí una tortilla de maíz a cada uno y entonces me pidieron si les podía poner un trocito de sandía dentro, cosa a la que por supuesto accedí sin problemas, y así es como estuvieron cenando con nosotros y después se marcharon. Nosotros también nos recogimos, ya que mañana teníamos nuestra expedición a la selva, ¡qué nervios!. Índice del Diario: Honduras, un país por descubrir
01: Preparación del viaje
02: Llegada a San Pedro Sula
03: Salimos hacia Copán Ruinas
04: Comunidad Maya Chortí y aguas termales Luna Jaguar
05: Rumbo al caribe hondureño: Tela
06: Excursión a Punta Sal y Playa de Cocalitos
07: Expedición y acampada en la selva
08: Salida hacia los Cayos Cochinos: noche en Cayo Chachauate
09: Amanece en los Cayos, despedida y al P.N de Pico Bonito
10: Excursión por Pico Bonito
11: Hacia la Isla de Roatán
12: Roatán: De West End a West Bay
13: Roatán: día de relax
14: Roatán: Snorkel en el arrecife coralino - Blue Channel -
15: Roatán: Despedida
16: Fin del viaje, llegada a España. ¡Viva Honduras!
17: Las fotos están en mi galería de Honduras.
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