Una vez visto Campeche nos dirijimos a Calakmul.
Atención!, entre Escarcega y Calakmul no hay gasolineras. La carretera, como siempre, muy buena. Rectas y más rectas, y carreteras amplias con un arcén donde cabe un coche y un carril por donde casi caben dos. Eso sí, no paséis los límites de velocidad, pues cuando menos te los esperas hay un control policial. Normalmente, si eres turista te dicen que pases. Otras, quieren saber de dónde vienes y adonde te diriges. Solo una vez nos pidieron la documentación, pero fue un momento y nos dejaron marchar. En ningún momento tuvimos ningún problema ni con policías ni militares.
Llegamos a la desviación hacia Calakmul sobre las 12 del mediodía. Pasamos la primera barrera y durante 20 km la carretera te permite ir bastante deprisa. A los 20 km está el museo y una segunda barrera. Los 40 km restantes la carretera tiene baches y hay curvas, así que mejor no correr mucho.
Algunos viajeros comentan que ven muchos animales. Nosotros no vimos más que pavos reales. Supongo que los que llegan a primera hora son más afortunados.
Llegamos, compramos la entrada y nos adentramos en la “selva”. La zona arqueológica está dentro de la reserva de la biosfera. Después de 20 minutos de camino llegamos a la plaza principal. Subimos a la pirámide pequeña y desde allí hicimos unas fotos. Se ve la gran pirámide enfrente rodeada de vegetación. Subimos a la gran pirámide, que es la pirámide más alta de México (45m). El paseo por Calakmul es espectacular entre tanta vegetación. Las plantas se comen los monumentos. No entiendo por qué en la Lonely Planet casi no dan información de esta zona.

Cuando vayáis a Calakmul llevad comida y bebida, pues no se vende nada allí.
Tardamos casi tres horas en ver la zona arqueológica, pues es bastante extensa. Y quedan muchos km por abrir.
Nos dirigimos a Chicanná, donde teníamos reservada una habitación. Os recomiendo, si vais en verano, que los hoteles tengan piscina, pues con tanta humedad se suda mucho, y un baño te recompone. Por aquella zona hay algunas zonas arqueológicas más, como Chicanná, Becan o Xpujil, pero nosotros ya teníamos suficiente. Sobre todo nuestro hijo.