Este día pusimos el rumbo a Soria y comenzamos nuestro recorrido por los Arcos de San Juan de Duero (gratis sábados y domingos). Enfrente se encuentra la oficina de turimo. El Claustro empezado en románico y terminado en mudéjar con arcos mixtilíneos y entrecruzados en los laterales y apuntados y de herradura en los ángulos. Una auténtica belleza, y como dicen que una imagen vale más que mil palabras…
también se puede visitar la iglesia de los caballeros hospitalarios.
Desde allí nos dirigimos a la ermita de San Saturio en un precioso paseo por los márgenes del río Duero, otoño en su máxima expresión, y qué decir del reflejo en el río…sólo rompía la belleza del entorno el continuo e incesante rugir de los motores de los coches de rally en la ascensión al castillo por la orilla opuesta. Una pena.

Tras ver la ermita volvimos y cogimos el coche y aparcamos un momento para visitar la concatedral de San Pedro (entrada libre, visita al claustro 2 euros),
Tras ver la iglesia de Santo Domingo buscamos donde comer (tarea casi imposible dado que coincidían tantos eventos esos días), pero lo logramos y cómo no comer setas de los bosques de la tierra, pues… marchando una de boletus adulis!

Después fuimos directos a ver el Olmo seco de Antonio Machado, que tiene una placa con el poema y cuya foto con la torre del antiguo convento de las clarisas detrás resulta una composición preciosa.
Al lado se encuentra la entrada al cementerio del Espino donde se puede visitar la tumba de Leonor Izquierdo (hay letrero con flechas indicando el camino), el amor de Machado y fallecida a la temprana edad de 18 años, sólo dos años después de haber contraído matrimonio.
A continuación pasamos por delante de San Juan de Rabanera (cerrado)
Y de camino hacia el aparcamiento atravesamos el parque de la Alameda de Cervantes.
Fuimos a Calatañazor, que destaca por su arquitectura popular: casas con chimeneas en forma de sombrero de pico de bruja levantadas en dos alturas, la de debajo de piedra y la de arriba, según las posibilidades de la persona, de ladrillo o bien con vigas de madera y relleno entre ellas con barro o adobe. Así también se pueden encontrar soportales y el busto de Almanzor.
Al llegar arriba, en la plaza donde está el rollo (de tortura) estaba un señor perteneciente a la Asociación de Amigos de Calatañazor, que contaba las curiosidades e indeosincrasias del pueblo a cambio de la compra de unos bolígrafos con los que informó que costean la iluminación de un año del castillo.
Y ya volvimos a Salas de los Infantes, y aunque ya era de noche nos dimos una vuelta por el pueblo, cruzando el puente sobre el río hasta llegar a la plaza, que tampoco pudimos apreciar ya que tenían instalado un enorme escenario que tapaba la fachada más bonita de la misma.