INTRODUCCIÓN
Este diario surge de una escapada inesperada. Nos encontramos con unos días para el puente de diciembre, la previsión del tiempo era buena y decidimos pasar unos días en Portugal. Lo tenemos tan cerca y es tan bonito que siempre merece una escapada. En esta ocasión la excusa era visitar los monasterios de Batalha, Alcobaça y Tomar, llamada “ruta del Patrimonio” ya que los 3 monumentos son Patrimonio de la Humanidad.
Así, unos días antes reservamos un hotel en Alcobaça, y decidimos parar un par de días cerca de la frontera, en la Beira Baixa, para conocer algunas de las aldeas históricas de esta región.
Los alojamientos elegidos fueron los siguientes:
Alcobaça: Hostal Rossio. Muy bien situado, junto al Monasterio de Alcobaça, el cual se ve desde la ventana de la habitación.
Castelo Branco: Hotel Tryp Colina do Castelo. Un hotel muy cómodo, con unas vistas fantásticas sobre la ciudad y la sierra, aunque un paseo con muchas escaleras al centro. Tiene piscina climatizada, jacuzzi y sauna.
NOS PONEMOS EN CAMINO: MONASTERIO DE BATALHA Y CASTILLO DE PORTO DE MÓS
Salimos de casa después de desayunar. Aparcamos en Batalha, junto al monasterio, y nada más bajarnos del coche nos quedamos con la boca abierta por la belleza del edificio. Decidimos comer antes de entrar a visitarlo. Comimos en un restaurante muy cercano, “A casa das Febras”. Pedimos una sopa para cada uno, un bacalao con garbanzos y un cocido a la portuguesa, con un par de cervezas. El bacalao estaba bueno, pero el cocido estaba realmente espectacular. La primera comida del viaje no fue precisamente ligerita. Ni siquiera nos quedó sitio para el postre, y es una pena porque los postres caseros de Portugal son de 10. Pero ya habría tiempo… La comida salió por 24 euros.
Con el estómago lleno fuimos a visitar el monasterio. La entrada era gratuita por ser el primer domingo del mes. La entrada normal cuesta 6 euros, y existe una entrada conjunta para los tres monasterios por 15 euros.
El monasterio se comenzó a construir en 1385, para conmemorar la victoria del ejército portugués sobre las tropas castellanas, y por la que subiría al trono João I, el primer rey de la casa de Avis. Se trata de una joya del gótico tardío.
es.wikipedia.org/ ...de_Batalha
Comenzamos la visita por la iglesia, a la que se accede gratuitamente. Lo primero que nos impresionó fue su altura, y nos dejamos encandilar por el sol que entraba por las vidrieras y adornaba las columnas con diferentes colores.
Después visitamos, la Sala del Fundador, a la que se accede desde la iglesia y que alberga las tumbas de los reyes de la Casa de Avis.
Seguimos la visita hacia los claustros. Se conservan dos de ellos, pero el que merece la pena es el Claustro Real, que es realmente bonito. Impresionantes los ventanales con mucha decoración.
Desde el claustro se accede a la Sala Capitular, que supuso una importante obra de ingeniería por su bóveda de estrella de 20 metros de diámetro si apoyo intermedio. Allí está la Tumba del Soldado Desconocido, siempre custodiada por militares.
Una vez finalizada la visita a los claustros, fuimos a visitar las Capelas Imperfeitas. Hay que salir del monasterio y entrar por otra puerta en un lateral. Se llaman capillas imperfectas o inacabadas porque nunca se llegaron a terminar. Se planteó como el monumento funerario del rey Duarte, pero muró a los pocos años de empezar la obra, por lo que se dejó inacabada. Son un conjunto de capillas unidas por columnas que nunca se llegaron a cerrar, por lo que ahora queda como una especie de patio. Es sin duda, el plato fuerte de la visita al monasterio.
La puerta manuelina por la que se accede a las capillas es impresionante.
Antes de irnos estuvimos un rato deleitándonos con el exterior del edificio, ¡qué bonito!
Desde Batalha nos fuimos a Porto de Mós, una localidad cercana y que nos pillaba casi de camino, para visitar su castillo. La entrada cuesta 1,51 euros. Se trata de un castillo reconstruido sobre el original morisco, en el siglo XIII. Más tarde se modificó para transformarlo en un pazo fortificado. Las torres con tejados de azulejo verde le dan un aspecto curioso.
Me esperaba un poco más del castillo, la verdad. No está mal, pero está bastante en ruinas y reconstruido. Eso sí, las vistas de la sierra son muy bonitas. Desde allí pudimos ver una curiosa puesta de sol.
Ya casi de noche nos fuimos a Alcobaça a nuestro hostal. A pesar de estar en la propia plaza del monasterio nos costó encontrar el sitio, sobre todo el acceso con el coche. El Hostal Rossio está muy bien, un sitio sencillo y sin ascensor, pero muy limpio y cómodo. La mayoría de las habitaciones no tienen baño privado, pero el baño compartido está muy cerca de la habitación. También tiene cocina y una sala de estar. Y lo mejor, las vistas desde la habitación, tanto al monasterio como a las ruinas del castillo.
Una vez instalados y tras un descanso salimos a dar una vuelta por el pueblo y a cenar. Había muy poco ambiente y muchos de los restaurantes estaban cerrados. Era domingo, y los horarios de los portugueses son más tempraneros que los nuestros, pero me esperaba encontrar más opciones para cenar y tomar algo. Entramos en el bar restaurante Estremadura, en la misma plaza, que servía pastas, ensaladas, tostas y bocadillos. El sitio nos gustó mucho, un pequeño local, pero con buen trato. La única pega es que solo había una persona para la barra y para la cocina, y a veces había que esperar. Pedimos una ensalada con nueces, peras, quesos y miel, y pasta con mariscos. Todo muy bueno. Además, descubrimos la cerveza Sagres Bohemia, que no cocíamos.